miércoles, 2 de diciembre de 2009

VENTANA AL AMOR

Capítulo Veintiocho

Alice POV

Había pasado poco más de una semana desde todos aquellos acontecimientos tan fatídicos, Rosalie, Esme y yo nos turnábamos para hacerle compañía a Bella. Ella aun no quería hablar con mi hermano. Pero yo si lo había hecho, necesitaba saber que era lo que había sucedido realmente.

- ¿es verdad?.- le pregunté luego de escuchar su versión de las cosas.

- si, yo jamás le haría algo así a Bella. La amo más que a mi vida.- me dijo.

Lo mire a los ojos, decía la verdad, y estaba completamente destrozado, había perdido aquel brillo que tenía en los ojos cuando estaba junto a Bella, me dolía verlo así.

- estoy segura de que todo se va a aclarar una vez que hables con ella…- dije rodeándolo con uno de mis brazos.

- pero ¿Cuándo? Ella no quiere hablarme, no recibe mis llamadas, no me abre la puerta, tampoco ha ido a la editorial…

- tranquilo, dale tiempo, Edward… por favor.

- tiempo…- susurro.

No me gustaba la situación, esto estaba mal. Los dos se estaban autodestruyendo al estar separados, eran como unas sombras sin vida. Además, ellos no eran los únicos que sufrían, Susan no entendía por que de pronto Edward había dejado de frecuentar la casa de Bella, y sus preguntas inocentes a veces causaban más problemas, por lo que optamos por decirle que mi hermano estaba de viaje, sabía que no era bueno mentirle, pero en este caso la verdad no era una muy buena opción.

Pero había una cuarta persona implicada en este asunto, alguien que no podía expresar su opinión, pero que dependiendo de lo que decidieran Edward y Bella podría ser feliz o no, y ese era el hijo que estaban esperando.

-¿Bella, cuando le vas a decir?- le preguntó Rose, Bella sabía de que hablaba pero decidió irse por la tangente.

-¿decirle que a quien?

-Bella, por favor, estoy hablando de Edward- le dijo Rose

-Él y yo no tenemos nada de que hablar

-¿Cómo que no?.- dije yo esta vez.- Bella estas embarazada, e-m-b-a-r-a-z-a-d-a. no puedes ocultárselo…

-Claro que puedo…- dijo distrayéndose ordenando unas cosas. Sabía que lo hacía para no mirarnos a los ojos, pues si lo hacía, sabríamos la verdad, sus ojos nunca mentían.

-No, no puedes… no puedes separar a un padre de su hijo, no sería justo para ninguno de los dos.

-¿y acaso fue justo para mi lo que él me hizo?

-Bella, tienes que escucharlo, él…

no!...con lo que vi fue suficiente…

-No, Bella… tienes que escucharlo. ¿Qué tal si lo que viste no fue lo que parecía?

-No lo creo, todo estaba perfectamente claro.

-No, no lo estaba y lo sabes.- le dijo Rose, ella también había escuchado lo que Edward había dicho- Bella… tienes que escucharlo.

-Chicas, si lo que yo vi no fuera real, creo que él ya habría venido a decírmelo.

Bella lo ha hecho!, pero tú lo estas evitando. Entiende, esto no esta bien, ustedes se aman… además, aun cuando ustedes no sigan juntos ¡van a tener un hijo! Y mi hermano tiene derecho a saberlo.- ella se mordió el labio dubitativa.- no creo que quieras separar a un padre de su hijo, Bella. Tú no eres así.

-Déjenme sola, por favor…- pidió en un susurro, su voz se había quebrado.

-¿Bella?

-¡déjenme sola!...- gritó, su voz se quebró completamente en la ultima palabra.


Edward POV

Me sentía fatal, todo era verdaderamente insoportable, sin Bella cada día era una tortura, pero lo que más me dolía era que ella no había confiado en mí y tampoco quería escuchar la verdad. Ni siquiera quería verme.

No podía seguir así, había intentado hablar con ella para solucionar las cosas muchas veces, mas ella no me escuchaba o simplemente se rehusaba a verme. El dolor era angustiante.

Sentía que no podía respirar, lo mejor sería dejarla en paz, desaparecer de su vida, pero no me creía capaz de aquello. Los meses que estuvimos juntos me mostraron lo que yo quería, quería formar una familia junto a ella, amanecer a su lado durante todo lo que me quedara de vida, tener hijos…

Todos esos sueños se fueron al olvido, por un malentendido.

Lo mejor que podía hacer era desaparecer, dejarla en paz de una vez y que ella retomara su vida, como si yo nunca hubiera vuelto. Era una decisión drástica, pero ya no hallaba más que hacer, si tenerme cerca le hacía daño, yo me alejaría y la dejaría ser feliz junto a Susan, a ella también la iba a extrañar muchísimo, era el reflejo de los hijos que quería tener, hijos que nunca vendrían.

-¿Edward que estas haciendo?.- me preguntó Alice, luego de que le abriera la puerta del departamento.

-Estoy empacando mis cosas.

-Eso ya lo veo, pero ¿Por qué?

-Me voy, Alice. Me vuelvo a Inglaterra.

-¡no! ¡Edward, no puedes hacer eso!...

-Es lo mejor, no quiero que Bella sufra por tenerme aquí. No quiero que deje de ir a casa de mis padres por miedo a encontrarme, no quiero que deje de escribir por temer encontrarse conmigo…

-Edward, no…- susurró.

-Es lo mejor, Alice. La amo, pero no soporto verla sufrir, menos por mi causa

-¡no! Tienes que hablar con ella. Dile la verdad.

-Lo he intentado, pero no quiere oírla…

-¡insiste! ¡Edward, no te rindas!.- dijo acercándose a mi.

-Solo quiero que ella sea feliz.

-No lo va a ser sin ti…

-Lo había sido antes, va a poder serlo ahora. Yo solo le hago daño- dije cerrando una de las maletas.- mi vuelo sale en una hora.

-¿Qué?...¿por que no nos habías dicho nada?

-No quería que me detuvieran…

-Edward…

-No, Alice no me voy a quedar,- me acerque a uno de mis escritorios- ten.- le dije pasándole un sobre.

-¿Qué es?

-Es una carta, para Bella. Allí le digo todo lo que ella no me dejo decirle, no quiero que piense que soy un infeliz.

-¿Por qué no se la das tú?

-No me la va a recibir… por favor, Alice. Haz que la tenga…

-Por supuesto…

-Bien…- tome mi maleta, para bajarla era la ultima que me quedaba.- me voy. Despídeme de mamá y papá, de Susan y los demás, no creo ser capaz de hacerlo por mi mismo.

-Edward, por favor, piénsalo.

-Ya lo hice, Alice. Es una decisión que ya esta tomada.- le di un abrazo.- te quiero enana, vas a ser una gran madre…- dije antes de salir.

Sabía que Alice intentaría detenerme, lo había intentado la última vez cuando todavía era una niña, pero al igual que aquella vez no pude cumplir lo que quería, debía irme. Me monté en el ascensor de manera rápida, baje al estacionamiento y tome mi coche.

No pude evitar derramar unas lágrimas al darme cuenta de todo lo que dejaba atrás, y esta vez era más doloroso, por que sabía que todo había sido verdad.

Un lindo sueño del cual tuve que despertar.


Bella POV

El dolor era insoportable. Era como una piedra que te oprimía el pecho impidiéndote respirar con normalidad. Era angustiante.

Me sentía fatal, había sido el más duro de los despertares. Después de haber vivido un cuento de hadas por meses, todo se había derrumbado. Pero, al menos me había quedado con algo.

Mi hijo.

Tenía que seguir por él, que su padre no me amara, no significaba que yo no fuera a querer a mi bebé, lo quería desde el primer momento.

Rose y Alice insistían en que hablara con Edward, que lo escuchara. Pero ¿escuchar que? A mi me bastaba con lo que había visto, no quería oír de sus propios labios que todo había terminado. Que él me había traicionado.

Había confiado en él y le había entregado mi corazón, solo para que él jugara con mis sentimientos. Sabía que todo era demasiado bueno para ser real, demasiado perfecto, él era demasiado perfecto y sin duda se había dado cuenta de ello. De lo insignificante que yo era a su lado.

Pero todo me dolía y más de lo que podía soportar, durante los días posteriores a esa mañana de tantos sentimientos encontrados me había sentido fatal. Si de por si mi estado anímico era deplorable a eso debía agregarle los síntomas propios de los primeros meses de embarazo que decidieron atacarme y todos de una vez.

Todas las mañanas me despertaba con nauseas que no se dignaban a abandonarme hasta después del mediodía, y cualquier cosa que comiera me sentaba fatal, los cambios de animo eran lo peor, pues mi estado anímico ya estaba demasiado menguante sin agregarle la influencia de las hormonas.

Susan estaba preocupada, y también extrañaba a Edward, no me gustaba que se sintiera así, andaba muy triste y en el colegio lo habían notado. No me gustaba que ella sufriera y menos por mi causa.

Pero toda la tensión a la que estaba sometida me asustaba, le podía hacer mal a mi bebé y eso jamás me lo perdonaría, no podía evitarlo, tampoco podía dormir, las imágenes de esa mañana me atormentaban o peor, recordaba todo lo que Edward y yo habíamos vivido juntos: sus palabras, sus besos, sus caricias. Y todo era demasiado real, tangible y cuando despertaba en la oscuridad de mi cuarto, sola. El dolor se hacía abrumador.

Esa mañana fui a dejar a Susan hasta sus clases, después me fui de vuelta a casa conduciendo de manera lenta, cuidando de respetar todas las señales y también alerta para no encontrarme con él. Cuando aparque mi carro en la entrada de mi casa vi que el vistoso auto de Alice se encontraba estacionado en la acera y que mi amiga me esperaba impaciente de pie en le porche de la casa.

Salí del carro y me dirigí a su lado. Tenía el maquillaje algo corrido, lo cual era inusual en Alice que siempre estaba impecablemente presentada, se notaba que había llorado por que la informe línea negra se extendía desde sus ojos a sus mejillas. Me preocupe.

-Bella… -susurró con la voz entrecortada.

-¿Allie, estas bien?.- le pregunté acercándome.

-No…- me dijo moviendo la cabeza.- Bella, es Edward.

-Alice te dije que no quería saber nada de él…

-Toma…- dijo tendiéndome un sobre.

-¿Qué es esto?.- pregunté extrañada mirando el sobre, en el frente estaba escrito mi nombre con una caligrafía que me era muy conocida.

-No la quiero…- dije extendiéndole la carta de vuelta.

-¡Bella, reacciona!.- me pidió con lágrimas en sus ojos- Edward se va, por favor, lee esa carta y después ve que vas a hacer. Pero por favor, léela…

-Alice…- dije acercándome a ella.

-Mejor me voy.- dijo secándose las lagrimas.- necesitas pensar, antes de que sea demasiado tarde…

Ella se fue, entre a la casa aun desconcertada por aquel encuentro y más por sus palabras, Edward se va. Aunque quise con todas mis fuerzas evitarlo, aquello me dolió, después de todo, aun lo amaba. Tenía el sobre aun entre mis manos, ¿Qué debía hacer? Podía abrirlo o no, pero debía hacer algo. Finalmente mi curiosidad venció y abrí el sobre.

Bella:

Seguramente cuando leas esto yo ya este lejos, pero creo que en estos momentos es lo mejor. Como decidiste no escucharme decidí escribirte todo, pues no quiero que te quedes con una impresión equivocada de mi.

Te amo. Lo que viste aquella mañana no fue lo que creías, Tanya había ido al departamento para contarme que su prometido venía de viaje, pero una serie de accidentes, cuando intentaba cocinar hicieron que terminara con toda su ropa sucia, de ahí la camisa.

No sabes cuanto me dolió que no me creyeras, mi amor es sincero, Bella, siempre lo ha sido. Siempre te he amado y creo que siempre lo haré… pero tal vez separarnos sea lo mejor.

Me voy para que puedas seguir con tu vida sin tenerme a mi como un obstáculo. Dale mis cariños a Su; es una niña excepcional y maravillosa a la cual llegue a querer mucho. Cuídate…

Te amo, por siempre

Edward.


Unas lágrimas cayeron sobre las últimas líneas de la carta corriendo toda la negra tinta. Todos tenían razón, había sido una estupida; lleve la carta hasta mi pecho y arrastre mi espalda por la pared hasta terminar en el suelo.

Él no me había engañado. Él me amaba.

Y yo con mis miedos y mis inseguridades había arruinado todo, las lágrimas escapaban sin control de mis ojos.

Estuve unos minutos ahí, sin reaccionar, regocijándome en mi propio dolor, dolor que yo misma me había inflingido.

Edward se va… cuando recordé eso supe exactamente que debía hacer, si es que no lo supe desde un primer momento. Tenía que detenerlo, no podía perderlo. Lo necesitaba a mi lado.

Me levante del piso de manera apresurada, no tenía tiempo que perder, debía llegar al aeropuerto antes de que tomara su vuelo, debía detenerlo, debía decirle que lo amaba.

Solo esperaba que no fuera demasiado tarde…

Pero al parecer la suerte no estaba de mi lado, el trafico camino al aeropuerto era infernal, las calles estaban plagadas de coches y cada uno de los semáforos se ponía en rojo cuando estaba frente a ellos, apreté el manubrio de mi coche con frustración. No tenía tiempo para demoras.

Iba a llegar tarde. Lo iba a perder.

Las lágrimas amenazaban con nublar mi visión, pero no debía importarme nada, debía verlo. Tenía que llegar a tiempo.

Cuando al fin logre llegar hasta el aeropuerto todo estaba atestado, deje mi carro en el primer lugar que encontré, sin siquiera preocuparme de echarle el seguro, nada de eso importaba ahora. Debía detener a Edward.

Tenía miedo. No podía llegar tarde.

Corrí, con una agilidad inusual, seguramente producto de la tensión del momento, corrí hasta llegar al enorme panel que registraba los vuelos, llegué frente a él aun con el corazón en la mano.

Inglaterra, Inglaterra, Inglaterra. Busque entre las decenas de vuelos que se anunciaban mientras en mi fuero interno rogaba con todas mis fuerzas que aun estuviera a tiempo.

Destino: Inglaterra. Despegando.

Se me vino el alma a los pies, mi respiración se hizo dificultosa, presa del pánico y la agonía como me encontraba, los sollozos comenzaron a salir de mi garganta. Se había ido. Lo había perdido. Las lágrimas comenzaron a bañar mi rostro a la vez que me abrazaba a mi misma en busca de consuelo, de mantenerme en pie. Pero me era imposible.

Con pasos lentos, casi arrastrando los pies, el corazón roto y el rostro bañado en lágrimas, me dirigí hasta el gran ventanal al final de la sala desde el cual se podía observar la pista de aterrizaje.

No sabía con exactitud en cual de esos aviones iba Edward, solo pensar en él me dolía y hacía aumentar mi llanto; tampoco sabía que quería lograr mirando los aviones con gesto ausente, tal vez buscaba acabar con la poca cordura que me quedaba. Me acaricie el vientre, en el se encontraba nuestro hijo, del que él no sabía nada y todo por mi culpa. Me sentí miserable y ruin.

Apoye mi frente contra el frío cristal cuando los sollozos comenzaron a escapar con mayor fuerza de mi garganta, sacudiendo todo mi cuerpo. Era tan duro, se sentía tan mal.

-¿Bella?

Esa voz. Rompí a llorar con mayor fuerza. Ahora mi subconsciente también me traicionaba, no podía estar escuchando su voz, no era real, era una ilusión, una dolorosa ilusión.

-¡Bella!- exclamo la voz con la preocupación tiñendo su aterciopelado tono.

No quería voltearme, no quería mirar y ver que él no estaba allí, que todo era producto de mi atormentada imaginación.

-¿Bella?- volvió a preguntar.

Sabía que me arrepentiría de hacerlo, pero era tal la angustia que profesaba esa voz que me dolía incluso a mi, algo tan hermoso no debía sufrir, menos por mi causa.

Debía estar soñando.

Ahí frente a mí a solo unos cuantos metros de distancia, estaba él. Edward, tan guapo e irresistible como la primera vez. Estaba aquí, era real. No se había ido.

-¡Edward!- exclame presa del júbilo.

Corrí hasta su encuentro sin apartar mi mirada de su rostro, por miedo a que desapareciera si apartaba mis ojos de él. Me lance a sus calidos brazos y me refugie en ellos, en un principio, él no reacciono, solo se quedo quieto seguramente sorprendido ante mis acciones, pero después me estrecho junto a él con sus fuertes brazos.

-Perdóname…- le susurre poniéndome en puntillas para mirar sus ojos. Aquellas esmeraldas que me volvían completamente loca.

-No tengo nada que perdonarte, mi cielo- dijo secando una de las lágrimas que caían por mi rostro. Cerré mis ojos ante la dulzura de su caricia. Era real.

-Me equivoque…- balbuceé- no confié en ti, yo…

-Eso ya no importa, ya estas aquí…

-Te amo.- le susurre rodeando mi cuello con mis brazos.

-Y yo a ti. Más que a mi vida…- susurró contra mis labios.

Sus labios eran dulces, tiernos y delicados contra los míos. Era un beso lento, calmando, sin prisas, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo para nosotros dos y nuestro reencuentro. Sus manos se ciñeron a mi cintura para estrecharme más junto a él; pero había pasado demasiado tiempo sin sus labios. Y los extrañaba.

Los míos comenzaron a moverse impacientes contra los suyos, a la vez que me pegaba más a él. Nuestras bocas estaban unidas en una danza frenética, incontrolable, deslicé mis manos por su cuello, capture su cabello con mis dedos, lo atraje más a mi, quería sentirlo cerca.

Fue un beso profundo y cargado de amor. Amor verdadero.

Cuando nuestros labios se separaron, Edward junto su frente a la mía mientras intentábamos regularizar nuestra respiración, llevo sus manos desde mi cintura a mi rostro y lo acuno entre ellas, busco mis ojos con los suyos.

-Te amo, Bella. Eres la única mujer que he querido en mi vida, y la única que querré… por siempre…

-Yo también te amo. Perdóname por no…

-Shhh.- pidió posando uno de sus dedos en mis labios para acallarme.- eso ya no importa, estamos juntos ahora, eso es lo que cuenta- yo asentí.

-Pero, hay algo más que tengo que decirte- le dije y él se tensó de inmediato.

-¿Qué sucede?...Bella, no me asustes.- me pidió.

-Tranquilo…- le dije, esta vez yo silencie sus labios.-no es nada malo, si no todo lo contrario…

-¿Qué pasa?

-Edward…- susurré. Tome una de sus manos, la cual aun descansaba sobre mi rostro y la lleve hasta mi vientre, mi mano sobre la suya, él me miró extrañado.- Edward… nosotros, tu y yo… vamos a ser padres…- le dije con una sonrisa.

La enorme sonrisa que se extendió por sus labios simplemente me quito el aliento.

-¿Estas embarazada?- me preguntó. Sus ojos brillaban de una manera hipnótica y encantadora. Asentí.

-Tengo aproximadamente unas nueve semanas…

-Mi amor, es la mejor noticia que podrías haberme dado…

Me cogió nuevamente de la cintura y me hizo dar vueltas junto a él suavemente y con mucho cuidado, antes de volver a depositarme en el suelo, frente a él.

-Vamos a ser padres.- pronunció antes de sellar sus labios con los míos nuevamente, lleve mis manos a su cuello para acercarme más a él. Era completa y totalmente feliz.

_____________________________

...pffff!!! esta vez si que sufrimos no es asi???... pero nada, siempre y en cualquier situación el amor es el que gana, no importa cuantos obstaculos te ponga la vida o cuantas personas te hagan el camino un poquito más díficil... siempre, pero siempre vas a encontrar una solución si en ella hay amor u.u
en fin, parece que ahora si... todos tenemos un "principio feliz"... ahh si, porque "según yo" no es un "vivieron felices para siempre" es más bien "el perfecto inicio"... jejeje... lo siento ando cursi hoy o.O
ah y por favorcito no me muerdan!!... se que ayer no actualicé, pero hoy compenso jejeje...
ya saben, cuidense mucho, suspiren todavía más y...
Nos leemos en un tris!!

Bellany G.
**Gracias a ti, mis alas estan completas**
((esta tiene doble significado, tambien es para ti nena))

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    nena cullen:me encato estuvo precioso un bebe de mi vampiro que lido ya estoyy impaciente por que saga el prosimo capi muchos suspiros de chocolate para las dos

Post a Comment