domingo, 30 de agosto de 2009

Capitulo Dos

Bella POV


Me encontraba como novedad junto a mi amiga Alice en… mi lugar favorito en todo el mundo -viva el sarcasmo- el centro comercial, pues Alice había insistido en que la acompañara a comprar unas cosas “indispensables”, pues esta noche tenía una cita con Jasper, uno de los mejores amigos de su hermano y del cual estaba secretamente enamorada, me alegraba enormemente por Alice, al menos una de nosotras tenía suerte en el amor.

-Vamos Bella...al menos pruébate esto-me dijo Alice con una polera en la mano

-Alice…ya sabes que no me gusta que gastes tu dinero en mi- le dije

-Bella…sabes que eso no es problema

No claro que no, el padre de Alice (y también de Edward, pero esa parte prefiero omitirla), Carlisle, era un eminente cirujano de una de las más importantes clínicas de todo Phoenix y su madre, la dulce Esme era una de las mejores decoradoras de interiores del país, por que si algo les sobraba a los Cullen, además de amabilidad (bueno, salvo UNA excepción) eso era el dinero. Razón por la cual Alice siempre intentaba comprarme cosas, pues nuestras familias eran un poco diferentes.

A diferencia de la de Alice, mi familia era más pequeña, en realidad, solo éramos mi padre, Charlie y yo. Mi madre, bueno, ella nos había abandonado hacía más de diez años para irse con un hombre ¡diez años menor que ella!, y desde entonces no habíamos sabido nada la una de la otra, no puedo decir que no la extrañaba, en especial en esos momentos en que una chica necesita hablar con su madre, pero gracias a Dios Alice y su madre siempre habían estado allí al rescate.

-Vamos Bella- me volvió a pedir Alice poniendo carita de un corderito a medio morir en la pradera, que simplemente no pude resistir. Esta chica era demasiado persuasiva.-Por favor…

-Ya, ya esta bien…- dije tomando la polera

-Gracias…- dijo abrazándome efusivamente- iré a buscarte unos pantalones a tono…

-No Alice, no!!...

-Pero Bella…

-Alice sabes que no me gusta esto…- empezó a poner su “carita” nuevamente- no, no me vengas con chantajes emocionales…

-De acuerdo, de acuerdo…venga anda a probártela…- dijo empujándome al probador.


Alice POV

Bella era mi mejor amiga, lo era desde el jardín de infantes, pero seguía siendo tan testaruda, no le gustaba que gastara mi dinero en ella, pero hoy haría que saliera aunque fuera con una prenda nueva del centro comercial, como que me llamo Marie Alice Cullen, experta en compras, hey, eso dice mi tarjeta.

-Vamos Bella...al menos pruébate esto-le dije con una polera ideal para ella en mi mano

-Alice…ya sabes que no me gusta que gastes tu dinero en mi- me dijo, ¡que novedad!

-Bella… sabes que eso no es problema- le dije y eso era verdad, mis padres no se molestaban con mis gastos (aun no se como) y menos lo iban a hacer si le estaba comprando algo a Bella que era como otra hija para ellos.

-Vamos Bella- le volví a pedir ahora utilizando mi arma súper secreta infalible, poner la carita de un corderito a medio morir en la pradera, que simplemente nadie puede resistir.-Por favor…

-Ya, ya esta bien…- dijo tomando la polera

-Gracias…- dije abrazándome efusivamente- Iré a buscarte unos pantalones a tono…

-No Alice, no!!...

-Pero Bella…

-Alice sabes que no me gusta esto…- empecé a poner mi “carita” nuevamente- No, no me vengas con chantajes emocionales…- me amenazo

-De acuerdo, de acuerdo…venga anda a probártela…- dije empujándome al probador.

¡Lo dije!...al menos se va a llevar algo, me quede esperándola a las afueras del probador cuando de pronto la súper top melodía de mi celular interrumpió mis ensoñaciones respecto a la cita que tenía esta noche con el súper guapo de Jasper, suspire antes de contesta.

Edward, que raro – me dije al ver su nombre en la pantalla- Hola…- conteste

-Hola Alice…- me respondió

-Si, que pasa Ed…

-No me digas así, quieres…

-Bueno, pero que necesitas…- le pregunté. Era raro que él me estuviera llamando

-¿Estas con Bella?- me pregunto. Bien cuando habíamos ingresado a la dimensión paranormal, esto si que era extraño, Edward preguntando por Bella

-Si…por…

-Va a venir a cenar,¿cierto?...

-Ese es el plan…¿Por qué?

-No, nada…solo quería saber…- me respondió nervioso- Alice…algo más…

-Si…

-¿Qué?...- pregunté con curiosidad

-No le digas a Bella que pregunté por ella…¿de acuerdo?

-Esta bien- le dije, aunque obviamente no lo iba dejar pasar- bye…

-Chao- me colgó

Esto si que era extraño, me sentía como en esos programas de cámaras indiscretas, que Edward preguntara por Bella era muy rara, más aun que estuviera nervioso, aquí había gato encerrado y yo iba a averiguar que sucedía.

-Listo, Alice…- me dijo Bella saliendo del probador

-Perfecta…te queda genial ese color

-¿Tú crees…?- pregunto tímida

-Si…estas segura que no quieres que busquemos algo más

-Segurísima, no quiero que gastes en mí

-Esta bien, se vale intentar ¿no?

-Eso creo…

Volvió a entrar al probador para cambiarse. Sin duda Bella era una chica linda, pero no le gustaba sacarse partido y menos que alguien la ayudara, llevaba más de cinco años intentándolo pero mis esfuerzos eran estériles. Pague todo y después me fui con Bella a mi casa, pues habíamos quedado con mamá de ir a cenar allá.

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wOla chicas!!! siento mucho haberme tardado para actualizar, lo que sucede es que tengo visitas en casa y ya saben... lo niños no puedes estar quietos!! (que les dan de comer??? O_O)... en fin, como les pareció el capitulo??? nuestra Bella no cambia jajaja y Alice si que es un duendecillo malvado!!!... mmmmm que se tramará Edward??? apoco no se mueren de curiosidad??? yo si!!! jajaja, vale hagamos algo, diganme sus teorías y yo prometo actualizar lo más pronto posible vale??
Como siempre, cuidense y suspiren mucho y
Nos leemos prontito!!!


PDTA. Chicas, estoy llena de dudas respecto a cierta cosita me ayudan??... la cuestión es cuando sabes que estas enamorada?? de verdad AYUDA!!!

Bellany G.
XOXO

sábado, 29 de agosto de 2009

Capítulo 6. Golpeada

† Edward POV

-Pero Bella ¿Por qué?- le pregunté desesperadamente, alzando mi mano para acariciar su hermoso rostro. Sentí mi corazón retorcerse del dolor cuando su expresión se transformó en una máscara asustada y se alejó de mi roce. Sus manos volaron frente a ella como si se estuviera protegiendo de un ataque. Protegiéndose de mí. Mi mano cayó pesadamente a mi costado y esperé a que se recuperase, mirándole adolorido.

Lentamente bajó las manos, acomodándolas grácil mente en su regazo. Me miró resignada, me fue imposible esconder el dolor que me había causado su reacción. Su expresión me confundió – se veía más avergonzada que atemorizada. Fue entonces cuando comencé a darme cuenta de que algo más estaba mal. La forma en que se había protegido había sido instantánea, como un acto reflejo, como una costumbre. Como una mascota que iba a ser regañada por su dueño. Ese pensamiento se repetía en mi cabeza.

Como un animal golpeado.

Golpeado.

Golpeada...


Mis ojos se achicaron mientras recorrí sus facciones, descubriendo cosas que había pasado por alto al encontrarme aliviado por verla nuevamente. Tembló nerviosamente, sus ojos me miraban expectantes mientras la examinaba. Tenía un corte debajo de un ojo y ambos tenían marcas amarillentas. La piel que rodeaba a los mismos estaba sonrosada. Podía percibir el horror en mi expresión, verlo reflejado en sus atemorizados ojos. Ella lo sabía. Él lo hizo.

El la golpeaba. El Había abusado de mi delicada, dulce y hermosa Bella. Mi Bella, que no merecía nada más que felicidad y amor. Le había golpeado hasta el punto en que ella se apartaba temerosa ante mi roce. De mis manos. Ante esto, escuché un horrible sonido que ni tenía sentido. Pronto me di cuenta que los sonidos salían de mi pecho, mientras los gruñidos se escapaban de entre mis dientes. Mis ojos no contenían nada más que furia mientras miraba a mi abusado amor, -Bella ¿El te hizo esto?

Su expresión, llena de miedo y preocupación, se desvaneció rápidamente, reemplazada por una máscara tranquila e inocente. Podía ver a través de ella. No importaba que no pudiera leer su mente. No tenía que hacerlo. -¿Qué cosa?

La furia me calaba los huesos y un fuerte gruñido salió de mi garganta cuando le hablé, -Bella.

Su cuerpo tembló ante mi reacción, e instantáneamente me arrepentí de haberla asustado. Aun así, mi expresión no se relajó y mis gruñidos no cesaron. Estaba enojado. No, estaba furioso. Si Mike hubiera tenido la mala suerte de estar aquí, ahora, estaría muerto. Aun si él no hubiera sido el culpable de esto.

Finalmente, Bella habló. Sabia la respuesta, -Si.

Mi rugido resonó en el bosque.

Estaba de pie, yendo de un lado al otro mientras buscaba la forma más rápida de terminar con la vida de Mike. No, no tenía que ser rápida. Se merecía una lenta y dolorosa muerte por haberse atrevido a ponerle sus manos sobre mi Bella. Merecía sufrir por haber pensado en lastimarla. Mis gruñidos eran más fuerte ahora, escapando de mí furiosamente. Bella me miraba preocupadamente, sin duda preguntándose qué era lo que estaba pensando. Le agradecía a Dios que no tuviera mi habilidad. Los pensamientos que tenia ahora mismo no eran aptos para que fueran observados por un ángel.

-¿Edward?- dudó antes de hablar. Mis ojos se fijaron en ella, pero no me detuve. Comenzó nuevamente, -Edward ¿Qué estas pensando?

-Formas de matarlo,- respondí bruscamente, junto con un bufido. Ella tembló ante mi amenazante tono de voz.

-Edward, no puedes –- comenzó, pero rápidamente le interrumpí.

-Solo mírame,- me detuve y le miré. El dolor y la preocupación de sus ojos era demasiada. -¡Como se atrevió! Como se atrevió a herirte. Como fue capaz de atreverse a pensar tal cosa. Merece ser herido. Merece que acabe con su vida.

-Pero Edward -- le detuve nuevamente.

-¿Dónde está?- Demandé saber.

Sus ojos se llenaron de pánico y comenzó a sacudir su cabeza rápidamente -No- me rogó, -No, no. ¡Edward, no puedes! ¡Por favor Edward! ¡No lo hagas!

Le miré confundido mientras Bella sollozaba. Caminé hacia ella lentamente, arrodillándome en el suelo del bosque. Levanté cuidadosamente su pera con mi mano siquiera, mirándola gentilmente a sus ojos. -¿Lo amas?- me miraba como si hubiera perdido la razón. No pude evitar sonreírle. -¿Entonces por qué le proteges, Bella?

Se mordió su labio inferior, fijando su vista en el suelo del bosque. Prácticamente podía oír su cabeza retorcerse en busca de una excusa. Suspiré frustrado y tomé su mentón, levantando su mirada hacia la mía una vez más. Le mire cariñosamente a sus ojos, haciendo uso completo de mis hipnóticos ojos. Podía sentir que la barrera que había levantado, poco a poco se derretía, -Tiene poder sobre mí.

Mis cejas se fruncieron ante su ambigua respuesta. Normalmente cuando la miraba de esa forma, divulgaría y soltaría toda la información que tenía esto era algo de lo que no deseaba discutir, algo que mantenía oculto de mí y no saldría a la luz. -Realmente no quieres decirme ¿verdad?

-No es eso Edward, es solo que…- se detuvo, volviendo a bajar su mirada.

-¿Qué?- intenté. Pero no respondió. Roce suavemente su mejilla, deleitándome con la calidez de su piel sobre la mía. -Bella ¿Qué es?

-Vas a odiarme- susurró las palabras, con su voz quebrándose.

-Jamás,- mi respuesta fue automática. Mis brazos se cerraron en torno a su cintura, acercándola a mí. -Nunca Bella. Nunca, jamás podría odiarte. Te amo con todo mi corazón. Con todo lo que soy.-

-Edward, yo -- su voz volvió a quebrarse, esta vez por un gemido. Besé su frente, intentando darle fuerzas. -Edward ¿Podemos ir a tu casa? ¿Están todos allí?

-Si, por supuesto- Respondí a ambas preguntas a la vez, alzándola en mis brazos. La besé profundamente antes de caminar hacia su monovolumen. No quería hacerla sentir mal por ir a mi velocidad. Abrí la puerta, dejándola en el asiento de pasajeros, antes de sentarme detrás del volante.

-Es tan extraño- murmuró, observándome mientras salía a la carretera y avanzaba en dirección a mi casa.

-¿Qué cosa?

-Tenerte de vuelta, conmigo- continuó susurrando, -Es tan surreal. Aun espero el momento en que desaparezcas.

-Nunca,- respondí inmediatamente, buscando su mejilla para acariciarla, -Fue un gravísimo error el dejarte. Aprendo rápido, Bella. Nunca volveré a cometer ese error. Estaré aquí hasta que me pidas lo contrario.

-Nunca,- se inclinó mientras le acariciaba, -No quiero que te vayas nunca.

El silencio se instaló entre nosotros, pero aun así me sentía cómodo. El silencio siempre era fácil cuando estaba con Bella. Disfrutaba del sonido de su corazón palpitando. Su esencia, tan excitante como siempre, llenaba la camioneta. Todo era tan cálido, tan embriagador, tan perfecto. Alice había acertado al enviarnos de vuelta. Nunca tendríamos que habernos ido. Solo podía imaginar la ansiedad de todos al volver a ver a Bella.

-Estarán tan felices de verte,- Rompí el silencio.

-Les he echado de menos,- Su voz sonaba alegre. Abrió su boca para continuar, pero entonces gimió horrorizada. Su cuerpo se tensó a mi lado, sus ojos estaban abiertos de par en par, asustados mientras miraba hacia fuera del parabrisas, al tráfico que nos rodeaba.

-¿Que sucede?- Le pregunté preocupado. Ella casi ni se movió, apenas respiraba. Cerró sus ojos lentamente, respirando suaves bocanadas de aire, tratando de tranquilizarse. La acerqué más a mí, manteniendo una mano en el volante. Froté su espalda tratando de reconfortarla, -Esta bien. Estoy aquí. Todo está bien, Bella. Te amo.

-Mike,- dijo luego de unos minutos, -Mike pasó por nuestro lado. Nos vio. Te vio a ti.

-Bella,- le miré, -El no puede herirte. Nunca dejare que lo haga.

-Lo hará. Encontrara una forma de hacerlo,- susurró con un evidente tono de pánico en su voz.

-Bella,- dije con una suave sonrisa, -Estas desestimando mi fuerza. El no va a tocarte.

Sentí que su cuerpo comenzaba a relajarse, pero no deje de acariciar su espalda. Me salí de la calle principal, para tomar el camino que nos dejaría en mi casa. Tomé el camino y me detuve frente a la casa que tanto había extrañado. La casa que me recordaba a Bella. Me giré hacia mi amor, con una suave sonrisa en mi rostro, -Bienvenida a casa.

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wOla chicas!! ya estoy aquí, un poquito tarde pero cumpliendo mi promesa... actualización a la orden jejeje
que les pareció??? mmmm vaya, conociendo a Edward yo esperaba una reacción más fea, sin lugar a dudas el amor te cambia y solo basto una mirada de Bella para que el se derritiera como mantequilla jajaja... creo que por eso lo queremos cierto?! :D ... se que sueana obvio pero... que creen que sea lo que Bella esconde?? (vamos quiero un poco de interacción entre ustedes y yop) que será lo que piensa Edward que es??? y sobre todo como reaccionará??? me muero de ganas por saber sus ideas chicas... talvez así actualizo antes, quien sabe jejeje

dalee cuidense mucho, suspiren y
Nos leemos prontito!!!


Bellany G.
XOXO

viernes, 28 de agosto de 2009

ESA NANA

Capítulo 2. ¡Sorpresa!

Mi compañero de habitación no era otro que mi ‘amiguito’ del avión. Estaba tumbado en el sofá al borde de la habitación con una expresión de incredulidad en el rostro, la cual cambió demasiado rápido por una sonrisa satisfactoria.

“Y ahora, ¿También me estás acosando?” Preguntó.

“¿¡Qué!?” Pregunté sorprendida.

“Sabes a lo que me refiero, vi la manera en que me mirabas en el aeropuerto, si querías algo conmigo, ¡Podrías haberlo preguntado! ¡No me tienes que seguir hasta mi dormitorio!”

¿Pero qué? ¿¡Quién demonios se cree que es!?

“¡IDIOTA ARROGANTE! ¡No te he seguido hasta esta habitación! Ésta-” le puse el papel en la cara. “¡Es mi habitación!”

“¡Pero eso no es posible! ¡Tu-tu eres una chica!”

“¿Y qué se supone que eso significa? No me hace exactamente mucha ilusión compartir habitación con un TÍO tampoco.”

“Seguro que no” dijo, calmado.

Este tío de verdad que me pone de los nervios. Maldita sea. ¿Espera que todas las chicas que conoce se enamoren de él?

De repente agarró mi brazo y empezó a arrastrarme fuera de la puerta.

“Qu-” Comencé a preguntar qué estaba haciendo.

“Vamos a la oficina a arreglar este asunto. ¡Ni de coña se me ha podido asignar esta habitación para compartirla contigo! Por si no te habías dado cuenta, ¡Solamente es para una persona!”

Tropecé detrás de él, pero no sin algunas miradas enfurecidas de algunas chicas de alrededor.

¿¡Piensan que estoy con él!? Debe ser alguien importante para esas chicas para que me miren así. Por mí ¡Qué se lo queden!

Cuando íbamos andando, pasamos al grupo de chicos que vi viniendo hacia aquí antes.

“¡Hola Edward!” El grande, fuerte y musculo gritó.

“¡Emmett!” mi compañero lo llamó y anduvo hacia él conmigo aún detrás.

Así que ¿su nombre es Edward? Un nombre pasado de moda, pero le queda bien. Espera, ¿¡Por qué estoy pensando en su nombre!?

“¿Quién es tu nueva chica? Preguntó Emmett.

Me puse tensa “No sé de qué estás hablando, pero ¡Prefiero estar muerta a ser SU chica!” Chillé cuando me di la vuelta para seguir con mi camino a la oficina.

“Wow, Tiene un poco de temperamento” Dijo Emmett.

“No, qué va, solo esta disgustada. Se supone que es mi ‘compañera de habitación’”

“Amigo, ¿Cómo has conseguido que te dejen? ¿No es una habitación individual?” Preguntó Emmett de nuevo.

“¡Emmett! No hice nada, ya sabes que me gusta mi privacidad también.”

Oí los pasos de Edward detrás de mí pero los ignoré.

“¿A dónde vas?” Una voz musical tan suave como terciopelo susurró en mi oído.

Jadeé y salté. Era Edward.

Le sonreí y le respondí “A la oficina, ¿A dónde si no?”

Rió con satisfacción “Bien, me lo estaba preguntando porque la oficina está por allí” Señaló al fondo.

Bajé la mirada porque sabía que estaba ruborizada y me volteé hacia la dirección que estaba señalando.

“¡Edward!” Una chica chilló.

Me giré para ver a una rubia guapa corriendo hacia él, puso sus brazos alrededor de su cuello y empezó a besarlo. ¿Sentía punzadas de qué? ¡No podía estar celosa! Estaba segura de que odio a este tipo. Me volví a girar para continuar con mi camino.

“¡Espera compi de cuarto!” Oí que me llamaba Edward detrás de mí, pero lo ignoré.

“¿¡Qué!? ¿¡Ella es tu compañera de habitación!?” Escuché gritar a la rubia.

Espera un segundo, tengo que ver la cara que se le quedó. Me giré y por supuesto, ¡Fue divertidísimo! Reprimí una risa y me volteé cuando me di cuenta de que no estaba como para hablar.

“¿¡Quién eres tú!?” Me chilló, con una mirada que parecía que me iba a lanzar dagas.

Miré a Edward y vi que estaba disfrutando muchísimo con la situación. Él quería verdaderamente ver cómo ocurría algo, y no se lo iba a permitir, la ignoré para seguir caminando.

“¿¡Hola!? ¡Te estoy hablando!” gritó.

“¿Qué?” contesté bruscamente, ¿Quién se cree que es? ¿La reina?

“¡Qué me contestes!” demandó.

Fingí un bostezo. “No creo que tenga ganas” respondí y me dirigí a la oficina.

Me di la vuelta para ver a un Edward decepcionado, lo que permitió que se escapara una sonrisa de mis labios.

Había una mujer mayor sentada en frente de la mesa de la oficina y caminé hacia ella.

“¿Cómo puedo ayudarte?” ella preguntó. Entonces empezó a revolverse el pelo mientras miraba detrás de mí. Miré por detrás de mi hombro para ver a Edward e inmediatamente me disgusté.

¡Vamos mujer! ¡Qué eres suficientemente mayor para ser su abuela!

“Hola señor Cu-” empezó, pero Edward la cortó.

“Hola Mariam” él dijo.

¿Cómo fue que estuvo a punto de llamarlo? Podría ser Cullen, pero eso significaría que está relacionado con... No, no creo.

“Entonces, ¿Cuál parece ser el problema?” preguntó otra vez.

Edward y yo le empezamos a explicar la situación pero ella nos interrumpió.

“Ah, os a ocurrido a vosotros también, bueno veréis chicos, realmente no podemos hacer nada hasta que pasen un par de meses” Dijo Mariam.

“¿¡Qué!?” Me encontré chillando, alcé la vista para ver a Edward frunciéndome el ceño.

“No sois los únicos a los que les ha pasado esto, había un error cuando asignamos a los compañeros de habitación, pero el problema se está solucionando, deberíais tener vuestras respectivas habitaciones en un par de meses” Continuó explicando.

“¡Ni de coña voy a estar viviendo con este idiota dos meses!” Chillé pisoteándome el pie.

Ambos me miraron con expresiones divertidas en sus rostros.

“Sin privacidad” Escuché murmurar a Edward.

“Lo siento, es todo cuánto podemos hacer.” Mariam nos miró.

Me di la vuelta y salí furiosa hacia mi habitación, dejando atrás a Edward. Espera, ¡A nuestra habitación! ¿¡Cómo acabará todo esto!? Entré en la habitación, dejándome caer en la cama y cerré los ojos para pensar.

“Estás durmiendo en MI cama” Oí susurrar en mi oído una voz musical.

Grité y salté fuera de la cama para encontrarme con sus intensos ojos verdes.

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wOla primero que nada mi bailecín (aclarando garganta preparando piecitos)... finde!!! finde!!! siiiii..... jajaja lo necesitaba XD...como están?!... yo muerta de sueño pero feliz! jejeje... y es que ayer me toco duro con los deberes de la Uni... y encima subí nuevo cap de "Curando Sus Heridas" bueno si estaré loquita pero es que las quería consentir un poquito, creo que todas nos lo merecemos no? niñas es "indirecta directa" jejeje...

Que les ha parecido el cap.?? quien lo diría no... compañeros de cuarto!!!... de verdad que lo mejor le toca a Bella, quien no quiere un compañero asi?! jajaja... aunque vieron eso... agua y aceite!! mmmmm que tan complicado puede ser?? no dicen que del odio al amor hay un brinquito??... y para empeorar... limón... un agrio y rubio limón... U_U

Dalee... gracias a esas pequeñas que se toman unos minutitos para dejar sus comentarios... y para aquellas que no lo hace y aún asi me leen gracias tambien... haber si ya se animan jejeje

Ya saben... suspiren y
Nos leemos prontito!!!

Bellany G.
XOXO

Capítulo 5. El Amor Regresa


† Bella POV

Le miré horrorizada, cuestionando mi salud mental. ¿Era posible que mi agonía y el deseo de volverlo a ver fuera tan fuerte y poderoso, como para hacerme ver esta milagrosa alucinación? Mi cuerpo tembló violentamente mientras intentaba levantarme del suelo del bosque. No pude hacerlo y entonces colapsé contra el suelo nuevamente, ahogando un sollozo.

-Me estoy volviendo loca- murmuré girándome hasta que me encontraba sobre la espalda, mirando el cielo. Escuché el crujir de las hojas caídas y me maravillé ante mi imaginación. El intenso dolor que sentía quería desesperadamente ser consolado por mi alucinación. Mi mente se retorcía ante ese deseo que realmente le veía. Una cansada e histeria risa escapó de mis labios mientras cerraba los ojos. Podía escuchar su respiración, pesada y lenta, como la mía. -Nunca hacia sido tan real.

-¿Qué cosa?- Su voz era suave y aterciopelada, tal y como la recordaba. Aun más suave. Dejé que la sensación de su voz me envolviera, una pequeña y triste sonrisa se formó en mis labios.

-Tu- la palabra escapo mis labios quebrándome, haciéndome sollozar, mi expresión reflejaba la agonía que sentía dentro. Escuché como respiraba profundamente, temblando, adolorido. Seguido por un fuerte estruendo, como si un árbol se hubiera caído al suelo. Abrí mis ojos, las lágrimas que tenía en ellos rodaron por mis mejillas. Entre la lluvia y mis lágrimas, encontré a mi hermosa alucinación. Parecía que estaba siendo torturado.

-Bella,- mi nombre era un doloroso llanto en sus labios, mientras sollozaba sin que de sus ojos cayeran lágrimas. Era gracioso ver cuán realista era mi ilusión... hasta este Edward no tenia verdaderas lágrimas que derramar. Le miré, intentando que la ilusión fuera feliz, pero permanecía atormentada. Sus dedos estaban enredados en sus cabellos, las palmas de sus manos descansaban sobre su frente. Edward sufría.

Me arrepentí del momento en que su nombre apareció nuevamente en mis recuerdos. Mi cuerpo fue aplastado por el peso del dolor y grité agónicamente, dando paso a más lagrimas. Quizás lo imaginaba conjuntamente con la alucinación, pero creí escucharle gritar penosamente también. Escuché el ruido de las hojas mientras se arrastró hacia mí, -Bella, mi Bella.

Repentinamente fui levantada, envuelta protectoramente por un cuerpo tan duro como la piedra, y frío como el hielo. Me sorprendió la realidad de mi ilusión. Miré al cielo mientras silenciosas lágrimas caían de mis ojos. Respiraba forzosamente a bocanadas, saboreando su delicioso aroma. Era tan real. Tan agónicamente real. Su cuerpo temblaba por el llanto, su voz quebrada repetía mi nombre una y otra y otra vez en mi oído.

-No es real,- murmuré suavemente mientras comenzó a mecerme en sus brazos. Nuevamente, mantuvo la respiración y se alejó para verme a los ojos. Me vi perdida en su hermosa mirada, los mismos atragantes ojos topacio que me atraparon años antes. Sus ojos estaban llenos de dolor y arrepentimiento y pronto me encontré con mis manos sobre su rostro. -No.

-Bella, estoy aquí,- susurró en la palma de mi mano antes de besarla suavemente. Sus ojos se volvieron a encontrar con los míos. Aun seguían atormentados. Entonces me di cuenta de que él no debía estar triste, aunque fuera una ilusión. No importaba a que dolor tuviera que enfrentarme, nunca sería peor que el de Edward. Nuevamente, su nombre envió dolorosas descargas a mi espina y temblé en su pecho. Me apretó más contra él. -¡Bella! Bella, soy real.

-No,- exclamé, recorriendo su rostro con mis dedos. Quería atesorar cada centímetro de él mientras tuviera oportunidad. -No puedes ser Edward,- Mi voz se quebró al pronunciar su nombre y el apartó su rostro ante mi tono atormentado. -El me dejó. El no quiere volver. Tú eres una alucinación. Pronto desaparecerás. Tal como él...

-¡No, Bella!- su voz era dura mientras me apretaba contra él. No podía ver la furia de sus ojos, pero le conocía bien como para saber que estaba allí. Podía sentirle sacudir su cabeza -Bella, volví. Volví por ti y no voy a dejarte. Nunca volveré a dejarte.

-Pero lo harás,- dije con algo de confianza, aunque la duda era evidente en mis ojos. El no podía estar aquí ¿O sí? ¿Realmente estaba de vuelta, abrazándome? Mis ilusiones de él nunca me habían tocado o abrazado de esta forma. Nunca me confortaron o lloraban incontrolablemente como lo hacía ahora. ¿En realidad era posible? Mi corazón se retorcía ante la idea, ante el deseo.

-Bella ¿cómo...?- me rogó, liberándome para tomar mi rostro entre sus manos. Tenía razón. Sus ojos estaban cargados de furia, pero no estaba dirigida a mí. Era la emoción más pasional que había visto en ellos; furia por hacerme entender. La urgencia de sus ojos movió algo en mí y me encontré deseando con todas mis fuerzas que fuera real. El era real. ¿Aquello era posible? Su voz sonó rápida y fervientemente, su dulce fragancia acaricio dulcemente mi lengua. -¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer para que creas que soy real?

Solo había una respuesta.

-Bésame.

Las palabras casi habían escapado de mis labios cuando su boca estaba sobre la mía. Mi respiración se hizo necesitada mientras enredé mis manos entre sus cabellos. Normalmente esta reacción le haría apartarse de mí y el beso se abría terminado. Sentí un escalofrío recorrerme cuando él me presionó contra el suelo, su mano izquierda recorría desesperadamente el costado de mi cuerpo mientras sus labios se movían hambrientos sobre los míos.

Cerré mis ojos fuertemente, mientras las lágrimas caían por los costados. Quizás esto era una ilusión. No importaba. La tomaría. Su mano derecha le mantenía apartado de mí, para no aplastarme, aunque podía sentir su frío y musculoso pecho rozándose contra el mío. Su otra mano se detuvo en mi cintura, aferrándose a mi remera. Podía sentir una ardiente sensación en mi garganta y sabía que mis pulmones gritaban desesperadamente por aire. Me rehusaba. Si eso significaba separarme de sus maravillosos labios, moriría sofocada.

Obviamente Edward nunca lo permitiría. Sintiendo mi necesidad, se apartó. Un gemido molesto escapó de mis labios, pero su boca ya estaba en mi cuello, besándolo. Respiré a bocanadas unas cuantas veces, como si fuera un nadador alistándose para sumergirse en el agua. En cuanto mis pulmones habían satisfecho su necesidad, sus labios se encontraron con los míos nuevamente, un fuerte rugido de necesidad resonó en su pecho. Enviando una deliciosa descarga a mi cuerpo.

¿Cómo podía estar sucediendo esto? ¿Cómo podía estar de vuelta en mis brazos? El mundo en el que amanecí se había evaporizado. Mike no podía volver a herirme ahora que mi vida volvía a tener sentido. Mis labios se movían de maneras que había olvidado, mi cuerpo se presionaba necesitadamente contra el de él. El respondió a cada deseo, los límites habían quedado olvidados ante mi petición. Era feliz de nuevo. Podía olvidarme de Mike. De...

Allie.

Un punzante grito se atoró en mi garganta mientras me senté. Edward permitió el movimiento, apartándose de mí rápidamente. Me quedé sentada respirando profundamente, mientras mi mente volvía a su lugar. No podía hacerle esto a Allie. Mi hermosa hija. Ella adoraba a Mike, amaba a su familia. Yo la amaba. No podía dejarla. Un amargo dolor llenó mis ojos. -¿Bella? ¡Bella! Bella ¿Que sucede?

-Esto,- Dije, sacudiendo mi cabeza rápidamente, -Esto está mal, Edward. No deberíamos estar haciendo esto. Esta mal...tú me dejaste. No me deseas.

-No tienes idea, Bella,- la lujuria en su voz casi me hace olvidar todo. Sus labios estaban en mi cuello, fríos y firmes -Te deseo- Se apartó y sus ojos brillaron como dos diamantes dorados. Tragué mi deseo por volverme a perder en el nuevamente.

-Edward,- mi tono le urgía que recordase, -En este bosque, dijiste que no me querías. Te fuiste. Tú --

Me corto con un rápido y profundo beso. Volvió a mirarme a los ojos, pude ver el dolor brillando en ellos, -Soy un buen mentiroso, Bella.

-¿Qué?

-Te mentí. Tuve que hacerlo,- Añadió rápidamente, mientras su mano rozaba en contorno de mi mandíbula, haciéndome tiritar. Estaba peleando una batalla perdida. -Nunca quise dejarte, Bella. No creo que hubieras podido continuar si no hubiera dicho lo que te dije. Sabía que no me dejarías ir tan fácilmente.

-¿Por qué Edward? ¿Por qué me dejaste?- mis palabras se mezclaron con mis lagrimas.

-No te convengo Bella,- En el instante en que sus palabras abandonaron sus labios comencé a sollozar, aterrorizada de que volviera a dejarme. Se apresuró a continuar -Pero eso ya no importa, Bella. Tú me amas, y mientras eso sea así, me quedare. Fui un estúpido al creer que por irme iba a protegerte. Ahora me doy cuenta de eso.

-¿Tratabas de protegerme?- las palabras salieron lentamente, llenas de confusión.

-Después de lo de Jasper,- suspiré ante aquel recuerdo. El se detuvo, suspirando suavemente y antes de continuar besó mi frente -Creí que si te dejaba, estarías a salvo. A salvo para llevar una vida normal y feliz. Al hacerlo me mataba, pero me fui. Ahora veo que estaba equivocado. Estas a salvo aquí- enfatizo su oración acercándome a su regazo. -Y puedes quedarte cuanto tiempo quieras.

-Para siempre,- susurré sin pensarlo. Entonces el rostro de Allie irrumpió en mis pensamientos y sacudí mi cabeza -Pero no puedo, Edward.

-¿Por qué Bella?- susurró, con su voz cargada de dolor. No me atreví a mirar a sus ojos. Me quebraría si miraba el dolor que había en ellos. -¿Seguiste adelante? Si lo hiciste lo entiendo. Después de todo eso era lo que pretendía que hicieras.

-No, Edward,- susurré su nombre, degustando su sabor -Nunca seguí adelante. Nunca podría haberlo hecho.- Mi labio inferior tembló, mientras continuaba, con las lagrimas cayendo por mis mejillas -Pero me lastimó tanto. Charlie me amenazo con enviarme de vuelta con Renée. No podía soportar la idea de irme. Fue una estúpida, Edward. Fui tan estúpida.

-Bella, No eres una estúpida- me regañó, aun recorriendo mi mandíbula con sus gélidos dedos.

-Si lo soy, Edward,- le aseguré, finalmente mirándole a los ojos. Ahora estaban llenos de curiosidad. Obviamente. El dolor no aparecería hasta que le contara porque fui tan estúpida. Baje mi mirada al suelo del bosque antes de que la agonía ocupara su lugar. -Me casé...

Su aliento se quedó atorado en su garganta, su abrazo se tensó a mí alrededor. Me prometí a mi misma no mirar a sus ojos, pero mi cabeza se movió libremente, ahí estaba. El dolor. La pérdida. Temía haberme perdido para siempre. Cuan equivocado estaba, y a la vez tan acertado. Continué, con mi voz temblorosa -Me casé con Mike.

-¿Newton?- sonaba incrédulo ante mi revelación.

-Si,- reí suavemente, sin poder evitarlo. Mike era probablemente el último nombre que Edward esperaba oír. -El estuvo a mi lado cuando estuve herida. Ya no me importaba nada. Charlie me había jurado que me enviaría lejos de Forks si no seguía adelante. Así que, pretendí. Pretendí con una persona a la que sabía que jamás podría amar.

-¿No eres feliz?- preguntó preocupadamente.

-¡No!- dije apresuradamente. El parpadeó ante la respuesta, que le tomó por sorpresa. Me ruboricé ante mi arrebato, pero proseguí, -No...No, no lo amo. Y definitivamente no soy feliz con él. Oh, si pudiera dejarlo,- Suspiré ante aquel sueño de dejarlo -Oh, Edward, lo haría.

-Entonces hazlo- Me urgió Edward, tomando mis manos entre las suyas. Mi miraba a los ojos, la felicidad afloraba de ellos, -Solo déjalo. Te llevaré conmigo. Podemos ir donde tú quieras. A cualquier lugar del mundo. Nunca más tendrás que estar con él.

-No puedo,- susurré, mientras aquella idea me aguijoneaba fuerte. Si me atrevía a irme, Mike podría descargarse con Allie. Me había dicho decenas de veces que ganaría su custodia. Me seguro que haría lo que fuera para alejarme de ella. No podía dejar que la lastimara a ella también.

-Pero Bella ¿Por qué?- Me preguntó Edward, sin titubear alzó su mano para acariciar mi mejilla. Su movimiento fue demasiado rápido y mis reacciones habían cambiado desde la última vez que le vi. No pude evitarlo, aunque bien sabía que no me lastimaría. Mike me había enseñado a temer. Me aparté rápidamente antes que pudiera rozarme y mis manos se alzaron instintivamente para protegerme.

Mi respiración se desaceleró mientras aguardaba por su reacción, temiendo haberle herido una vez más. Estaba en completo silencio, su respiración era más pausada que la mía. Bajé mis manos antes de volverme hacia él. Me miraba en completa confusión, dolido, eso era evidente en sus ojos. Miró mi rostro detenidamente, deteniéndose en ciertas áreas. Sabía que áreas. Un corte. Un golpe. Y otro golpe.

Sabía que áreas estaba observando, por que el dolor que antes llenaban sus ojos había sido reemplazado por furia. Sus ojos tenía el color del ónice, con algunos destellos dorados. Podía ver su bronca, en sus ojos y en sus facciones. Escuché sus furiosos gruñidos escapar de su garganta, enviándome aterrorizantes descargas al centro de mi ser. Sus manos se apretaron en fuertes puños mientras me miraba. Finalmente, habló, -Bella ¿El te hizo eso?

-¿Qué cosa?- pregunté inocentemente. Si Edward lastimaba a Mike no sería bueno para su familia.

Gruñó, -Bella.

Le miré por lo que pareció un eterno segundo, calculando mis opciones. Para ser honesta, no tenía opciones. Podía ver fácilmente a través de mí, como podía hacerlo a través de una ventana. Mi respuesta, mi reacción a su caricia. No había forma de esconder lo que Mike me había hecho. Mi respuesta fue un suave susurro, -Si.

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    wOla chicas!!! awww... la verdad es que ustedes son una mala influencia, ni siquiera yo pude esperar hasta el sábado... jajaja... espero que la próxima vez si lo haga muajaja... vale, que les pareció el cap.?? creo que 'alguien' tiene que dar muchas explicaciones a un vampiro bastante enojón... creanme yo no quiero estar en su lugar!!!
     me pareció tan lindo la forma en que se preocupó Edward pensando que Bella habia continuado su vida sin él.... y el beso!!!... me derritió!!! de verdad que tiene un corazón de cristal del mejor!! jajaja... pero bueno estan juntos no?? eso es lo que cuenta, que se aman y ahora regresaron a su verdadero sitio no creen??
    
     dalee... ni se preocupen.... el sabado tienen su actualización (esto de ser mala ya no se me da... perdí mi don!! jejeje)... por cierto!!! vieron las fotos de los Vulturis???... awww yo me quedé tristona por no haber visto a mi vampirito... ups!! (mmm me tenía que salir lo torpe ahora?!) lo siento chicas peeero... me gusta Demetri!!! él era la mala influencia y no Jane jejeje (que escondidito me lo tenía no?? jejeje)... pero creanme me encantaba... aunque creo que ahora ya somos 'buenitos' (de él no hay duda!!) jijiji...

   bueno ya... lo siento... la desvelada me afecta jajaja
Suspiren y...
nos leemos prontito!!!
Bellany G.
XOXO

jueves, 27 de agosto de 2009

Capítulo 1. ¡Auxilio Me Quieren Vender!

Yo jugaba, entretenida, era el juego más divertido que existía, tiro al blanco. Era mi turno, tenía la ballesta preparada, una oportunidad más y seria la “reina de la puntería”, mi hermano falló su turno, era mi hora de demostrar lo buena que soy…

-¡Bella!, ven acá-

Rayos, nunca falla, cuando estas en tu momento crucial, algo pasa.

- Dame un minuto mamá- dije a todo pulmón.

- Es importante hija- dijo con tono preocupado- te necesito aquí-.

Caray, con tanto apuro no me puedo concentrar, mejor lo dejo y vuelvo pronto.

- Emmett, un momento, por favor, solo un momento-

- Ja ja ja, contaré hasta 100 si no has regresado todo volverá a comenzar-

- Regreso en menos de lo que tardas en decir abracadabra.

Corrí hacia el salón, estaba a solo 3 habitaciones, cuando pasaba veloz por el estudio, una puerta se abrió de pronto, casi golpeo a ese hombre. Quedo mirándome, muy fijo, yo me disculpé, pero él pareció no oír. Sentí que lo conocía, pero no se donde, ya lo había visto antes. Seguro alguna vez vino a visitarnos y por eso lo recuerdo- pensé-.

Llegue donde estaba mi madre pero tenía prisa, mi juego, un tiro más,… solo uno.

- Hija, tu padre desea hablar contigo en su estudio, cuando terminen ven a verme a mi habitación que quiero una charla contigo.

Uy, ¿me he portado bien?- pensé- ¿o he hecho algo malo?...

No podría asegurar ninguna de las dos cosas, siempre quería ser buena pero algunas veces algo se cruzaba por allí y no podía evitar caer en la tentación. Pero el último vidrio que rompí con la pelota de Emmett era de la Sra. Stuart y no creo que haya llegado a enterarse de que fui yo. Además le llevé un pastel, ¿se habrá dado cuenta?

- Preciosa, siéntate aquí- me indico papá cuando entré al estudio. A su lado estaba aquel hombre con quien hace instantes casi tropiezo.

- Dime papá, ¿es que he hecho algo que no es de tu agrado?

- No pequeña, al contrario, debo hablarte de algo que harás- dijo-

-oh no- pensé- otra visita a mis tías o a las abuelas, ¿por qué tengo que ser fuente de entretenimiento para los demás?-

- Pequeña, quiero ser sincero contigo, ya no eres una niña, creces con rapidez, eres una señorita adorable y es natural a partir de ahora que tengas otras amistades y converses con gente que te pueda enseñar más- dijo, aunque yo no sabia a que se refería-

- Pero yo… ¿no me enviarás con la abuela verdad?... acabo de volver hace dos meses-

-No es eso… te seré sincero. He recibido una propuesta de matrimonio para ti. No deseo forzarte a nada, pero me gustaría que hablaras con Carlisle.

- Padre yo no deseo casarme- dije turbada- soy muy joven.

-Disculpen la interrupción, si me permites Charlie, me gustaría unas breves palabras con Bella- dijo con una voz tan agradable que arrullaba.

Rápidamente lo observé, era el mismo hombre que casi golpeo por correr, era apuesto aunque no tan joven, se veía muy educado y sus ropas eran finas. Pero que rayos, no era solo guapo, era guapísimo.

- Si claro, toma mi lugar- dijo mi padre invitándolo a sentarse y saliendo de la habitación.

Lo mire a los ojos muy intrigada pues no sabía lo que me diría. No podía haberse enamorado de mí, porque nunca habíamos cruzado palabra, sus ojos demostraban cariño.

- ¿No me recuerdas?- fue lo primero que dijo.

-No- respondí y era cierto como olvidar ese rostro.

- Hace mucho que no nos vemos- comenzó -Veo que te has convertido en una señorita muy hermosa. Y tienes los preciosos ojos de tu madre.

- Gracias- dije

- No quiero asustarte pequeña. Sólo quería verte y hablar algunas palabras contigo.

Yo me sentía morir, como se le habrá ocurrido a mi padre casarme, eso era el colmo, acaso es que no teníamos dinero suficiente. O a lo mejor era eso, teníamos problemas de dinero y él buscaba incrementar su fortuna casándome con un hombre rico. Pero yo no soy un caballo que se vende al mejor postor. Aunque este comprador sea un actor de cine, prefiero huir y vivir entre campesinos antes de aceptar que me vendan de esa forma.

- Pues no se que tendría usted que hablar conmigo- le dije fríamente

- He venido a pedir tu mano Bella- dijo sonriendo, pero que dientes tan blancos, ¿no hará comerciales de dentífricos?

- Lo siento señor, pero no estoy en venta- dije mirando hacia otro lado – Oh lo siento quería decir que no estoy disponible- me corregí.

- ¿Acaso tienes novio?- me preguntó interesado. Eso era el colmo, venía aquí, lo recibían como a un rey, me quería comprar como si fuera una cosa y ahora quería saber sobre mi vida sentimental.

- No creo que eso sea de su interés Sr.- le respondí todo lo ofendida que pude mostrarme.

- Pero claro que es de mi interés, no quisiera forzarte. Si estás realmente enamorada me marcharé y no hablaremos más del asunto- me dijo.

Eso sería todo, ¿sólo tendría que decirle que andaba perdidamente enamorada de alguien para quedar libre?

- Bueno. La verdad no tengo novio- dije. ¿Como mentir?, no podía hacer eso, se me notaba.

- Entonces es excelente, quisiera que fueras cenar a mi casa para conversar más extensamente sobre el tema.

Alto, allí. ¿A su casa? Uy que rápido iba este hombre.

- Lo siento, no creo que eso sea buena idea- le dije.

- No te preocupes, tu padre está de acuerdo. Vendremos por ti a las 7.

- ¿Vendremos?- pregunté

- Mi esposa Esme y yo. Gracias pequeña, te lo explicaremos todo- dijo.

Su esposa, ¿como que su esposa? y para que me quería a mi. ¿Sería musulmán? ¿Árabe? ¿Un jeque? Ay Dios seguro un mafioso con sueños de tener un harem.

Me quedé sentada, casi clavada en el sillón, ni me di cuenta de cuando salió.

- Bella hija te estaba esperando- dijo mi madre mirándome.

- Mamá, ¿me quieren casar un sultán?- Pregunté

- Hija es que debemos explicarte. No pongas esa cara.

- Como que no haga caras. Me están vendiendo y ese hombre ya tiene esposa. ¿En que están pensando? Como se les ocurre algo semejante y en ésta época. ¡Mamá estamos en el siglo XXI ya no se hace eso!- y me puse a llorar. Odio eso pero cuando no se que decir o me quedo sin argumentos generalmente lloro.

- Cariño, como se te ocurre algo semejante. Quisiera explicártelo todo, pero estoy segura de que Carlisle y Esme lo harán mejor que nosotros. Después de todo es un gran favor, no te estamos vendiendo, ni te obligaremos a nada.

- ¿De verdad? ¿No tendré que casarme con ese hombre?

- Jajaja, Bella nadie va a casarte con Carlisle, él ya tiene esposa. Veras, no puedo decirte muchos pero confía. Ellos son familia de tu padre, no de sangre pero si política. Y tienen un gran problema en estos momentos. Solo ve a cenar con ellos y después decide ¿Si?

Cuando regresé al salón de juegos Emmett ya había sacado los dardos y estaba guardando el juego.

- ¿Que pasá mostra?- dijo sonriéndome.

- Algo muy raro, pero después te contaré, ya no quiero hacerme mas líos en la cabeza ni suponer nada- le dije

- Está bien, voy a ver tele- dijo y se fue a la sala.

Tomé un baño y me puse ropa limpia, ya que pronto llegarían por mí. Estaba algo retraída cada vez que quería hacerme una idea de lo que pasaba me confundía mas.

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wOla chicas... denle la bienvenida al nuevo integrante de la familia... vaya que si es una historia diferente no creen?? como que quieren casar a Bella??? con quien??? jajaja creo que tenemos sospechas cierto???... bueno todo a su tiempo...

No se olvide de comentar mucho...
Nos leemos prontito!!!
Bellany G.
XOXO

Introducción


Una nueva historia de romances y grandes retos a superar...


Nuestra amiga PattyMassen después de haberse dado cuenta que padecía del TOC (Trastorno Obsesivo Cullen) decidió ponerlo en practica y ha creado este fic para la alegría de nosotros (mmmm... si todos fueramos asi de productivos... jajaja)


SINOPSIS:
Bella y Edward se ven obligados a casarse para poder acceder a una herencia pero deben convivir un año entero. Que pasará con ellos, ambos son muy obstinados y parecen odiarse. ¿Podrá surgir el amor en pleno campo de batalla? Todos son humanos.


Patty nos cuenta que la mayoría de su historia esta basada en hechos reales (Patty que vida!! jijiji)

Como siempre suspiren mucho mucho y...

¡¡QUE LO DISFRUTEN!!


Bellany G.
XOXO


PATTYMASSEN

miércoles, 26 de agosto de 2009

SOL DE MEDIANOCHE

Capítulo 13. El Despertar

Decidí que debía hablar con mi padre, a solas donde nadie pudiera escucharnos. Me avergonzaba la forma en que me sentía al lado de Bella. Debía hablar con él.Al llegar al Hospital me informaron que se encontraba haciendo las rondas. Lo esperé en su oficina ya que no tenía intención de ir a casa pronto. Me sentía intranquilo, demasiado nervioso.

Al cabo de 30 largos minutos Carlisle volvió a la oficina. Tenía la mente de lleno en el trabajo y se sorprendió al verme parado ahí… Pensó lo peor, pero al ver mis ojos dorados se tranquilizó.

Mi padre me amaba, en muchas oportunidades descubrí que en su mente me consideraba el mejor de sus hijos, ciertamente el me perdonaría todo.

—Carlisle, necesito hablar contigo —

Le dije.En silencio movió la cabeza y me invitó a sentarme mientras el ocupaba su lugar frente al escritorio.

—Adelante hijo, puedes preguntarme todo lo que quieras—

—Padre, no puedo estar lejos de Bella—

—Lo sé hijo—

Y las palabras salieron disparadas de mi boca, hablaba rápido, siguiendo el ritmo de todas mis preguntas contenidas.

—Pero cuando estoy con ella, mi cuerpo se siente… vivo. Es como si hubiera despertado de un largo sueño de más de 80 años.

No sé si es posible, me siento atraído como un hombre hacia una mujer y no sé si ella siente lo mismo. Yo preferiría pensar que ella no siente lo mismo que yo, pero cuando estamos juntos su ritmo se acelera como lo he notado en otras humanas.

Se que con solo aplicar un poco de fuerza puedo romper sus huesos, pero quiero tenerla junto a mí, apretar su cuerpo contra el mío, sentir su cálido aliento en mi rostro—.

Avergonzado me detuve y no pude levantar la mirada.

Mi padre no dijo nada, se levanto de su silla y camino hacia donde yo me encontraba. Su mente viajaba hacia recuerdos antiguos, tratando de recordar algo que me diera esperanzas.Cuando él habló yo ya sabía lo que me diría, pero debía escucharlo de sus labios y así opacar el sonido de mi propio corazón destrozado.

—Hijo, en todos mis años que tengo de “vida”, - y torció la boca al decir estas palabras, -nunca he sabido de una pareja tan inusual como la tuya y Bella-.
Si hemos sabido de vampiros y humanos antes, pero el olor de ella es tu problema.
Seguramente Emmett ya te contó lo que sucedió cuando se encontró con aquella desafortunada mujer. —

Asentí con la cabeza, y mi padre se detuvo. Pero cuando dijo esto, no sentía pena ni pesar, en su corazón solo había esperanza. Tanto amor puede albergar al corazón de un padre.

—Sólo tú puedes llevar a cabo esta tarea tan ardua que te has impuesto. Sé que tu amor por ella es más grande del que hoy crees y en cuanto a tus limites, deberás ver hasta dónde pueden llegar juntos.

Cuando te transformé a esta vida eras demasiado joven, no habías vivido la vida de un hombre de tu edad ya que te entregaste por completo a la guerra. De cierto modo fue como dejar en espera tu existencia hasta el momento en que te cruzaste con esta chica. Es como si hubieras despertado de un largo sueño. Quizás en estos momentos estés continuando la vida que dejaste atrás hace tantas décadas—

Ahora su mente se llenaba de preguntas, pasaba de una teoría a otra. Esto lo distrajo un largo rato. Yo no pude asistir a todas sus ensoñaciones, era demasiado para mi cabeza.

La idea de empezar a “vivir” después de todos años me lleno por completo. Mi padre tenía razón, todos estos años había existido sumido en la tristeza y soledad, ahora me sentía pleno. Junto a Bella me sentía completo.

Esa noche, al entrar en su cuarto pude sentir la corriente por mi cuerpo, y su olor contenido en esa pequeña habitación.

Bella dormía intranquila, al parecer tenía pesadillas. Quería acercarme, retirar los pequeños mechones de su cabello que caían en su frente. Me sentía tan intranquilo como ella. Temía que se despertara en cualquier momento. Quería arrancar todos sus miedos, acunarla en mis brazos. Prometerle que siempre estaría a salvo, que yo me encargaría de eso.

Como pude dudar de Alice, sí, yo la amaba. Que ciego había estado.

Observé su habitación, aquella pequeña habitación. En el centro de la mesa había un reproductor de CD. Sigilosamente lo abrí y extraje el disco de su interior. Quería saber que música le gustaba. Contemple la carátula y no podía creer que a Bella le gustará ese tipo de música. Aquello no tenía ni pies ni cabeza. Creí reconocer el nombre, era el tipo de banda que le gusta a Emmett, debería preguntarle si tenía el disco.

Bella estuvo a punto de despertarse y fui a parar a su closet. Verdaderamente me había convertido en un enfermo acosador, pero se sumió nuevamente en el sueño y yo decidí que era demasiado arriesgado quedarme hoy a su lado. Aun faltaban horas para que amaneciera y quería escuchar aquel grupo, así es que me dirigí a casa.

Como el día anterior, aparque frente a la casa de Bella y esperé por ella, el Jefe Swan ya se había marchado.

La vi aparecer tras de la puerta y cerrar sin poner el seguro. La miré de reojo para que no se sintiera inquieta por mi mirada, pero que hermosa estaba el día de hoy. Me preparé mentalmente para tenerla a solo unos centímetros de mí. Se paro frente a la puerta del copiloto. Qué bueno fue no mirarla directamente ya que se podía ver que estaba nerviosa, quizás tanto como yo.

—Buenos días — la saludé — ¿Cómo estás hoy? Y espere ver en sus grandes ojos las respuestas a todas mis preguntas.

—Bien, gracias— Sólo contesto. Bueno tendría que esperar para obtener mis respuestas.

Tenía la piel más blanca que de costumbre y en sus rostros se veían los signos de una noche llena de pesadillas.

—Pareces cansada— Le dije.

—No pude dormir — Me contestó mientras se acomodaba el cabello.

—Yo tampoco — Dije en tono de burla mientras encendía el motor.

—Eso es cierto. Supongo que he dormido un poquito más que tú - me dijo al tiempo en que se reía.

Su risa me hizo estremecer.

—Apostaría a que si- Le dije, contento con el tono de la plática.

— ¿Qué hiciste la noche pasada? — Me preguntó.

Mmmm a ver, primero entre en tu casa mientras dormías y te observe dar vueltas sobre la almohada. Ya podía ver la cara de Bella si le confesaba eso.

—No te escapes — Me limité a decir. — Hoy me toca hacer las preguntas a mí.

—Ah, es cierto. ¿Qué quieres saber? —

— ¿Cuál es tu color favorito? —Le pregunté recuperando la compostura.

—Depende del día—

— ¿Cuál es tu color favorito hoy? —

—El marrón, probablemente—.

— ¿El marrón? — ¡¿Cómo podría gustarle el marrón?! Pensé…

—Seguro. El marrón significa calor. Echo de menos el marrón. Aquí una sustancia verde, blanda y mullida cubre todo lo que se suponía que debía ser marrón. Los troncos de los árboles, las rocas, la tierra.

Con esas pocas palabras me volvía a confirmar que ella no pensaba como el resto de los humanos. Hasta yo había pasado eso por alto. Bella era especial y de repente me perdí en sus ojos.Luche con una nueva oleada de sensaciones…

— El marrón significa calor- Fue lo único que conseguí decir.

Quería tocar su cara, recorrer sus labios con la yema de mis dedos y besarla. Pero el roce de mis helados dedos le repugnaría. Me conformé con apartar su cabello del hombro.

Al llegar al instituto recordé el CD que me había prestado Emmett.

— ¿Qué CD has puesto en tu equipo de música? —Le pregunte y no pude evitar reírme.

Cuando me confesó el nombre del grupo, saque el CD que estaba junto a los otros que suelo escuchar y se lo entregue.

— ¿De Debussy a esto? — Arquee una ceja.

Y ella examino el CD. Lo había reconocido y lo examinaba con la mirada gacha.

Ese día estaba decidido a satisfacer cada una de mis dudas.

Cada momento que pasamos juntos le formulaba todo tipo de preguntas, quise a saber todos los detalles de su vida. No quería pasar nada por alto. Todo de ella era importante para mí. Debía saber absolutamente todo.

Entre clases y la hora del almuerzo le pregunte qué tipo de cine disfrutaba, que lugares había visitado; Para mi sorpresa fueron pocos pero tenía muchos lugares a los que le gustaría viajar y me gustaría encargarme de que conociera el mundo entero si era posible.

Le pregunte qué clase de libros leía. Bueno yo ya sabía que le gustaban los clásicos, pero quería conocer todos los títulos que la habían hecho soñar, con los cuales había reído y cuales la hicieron llorar.

Quería saber sus miedos y sus sueños, que era lo que la hacía feliz, quería saber todo, pero todo de ella.

En algunas oportunidades mis preguntas hacían que un flujo de sangre se disparará sobre sus mejillas, rápidamente cambiaba de tema. No podía soportar lo hermosamente apetecible que me resultaba en esos momentos.

—Cual es tu gema predilecta— Le pregunté para cambiar de tema

-El topacio— Me contesto casi al instante. Me sorprendió su determinación ya que por lo general se tardaba un poco en contestar mis preguntas, mientras se volvía a sonrojar. No entendía el por qué de su reacción, solo era un simple pregunta.

¿Por qué? quise saber. Pero ella no dijo nada y le sostuve la mirada, esto no lo dejaría pasar, debía saber que era lo que la turbaba de tal manera.

—Dímelo — casi le ordené

—Es el color de tus ojos hoy — me contestó rindiéndose y mirando sus manos mientras jugueteaba con un mechón de su cabello—. Supongo que te diría el ónice si me lo preguntaras dentro de dos semanas.

Era tan observadora, parece que nada se le escapaba, supongo que ella estaba tan pendiente de mí como yo de ella para captar todos mis pequeños detalles. Rápidamente le lance otra serie de preguntas.

— ¿Cuáles son tus flores favoritas?

Dio un suspiro y continúo respondiendo a todas mis preguntas. Pronto llegó la hora de Biología y yo continué hasta que vi al señor Banner arrastrar otra vez el equipo audiovisual y recordé que debía prepararme para lo que venía.

Cuando el profesor se aproximó al interruptor, me alejé levemente, pero no sirvió de nada ya que al momento de quedar a oscuras sentí la misma chispa eléctrica que había sentido el día anterior y por la noche en su dormitorio. Me zumbaban un poco los oídos y por un momento me entregue al sueño de mis dedos recorriendo su espalda. Con mi mano libre alzaba su rostro para contemplar sus profundos ojos. Entonces me inclinaba sobre ella y la besaba lentamente al principio y luego arrastrado por el fuego de mis labios… En ese momento apreté mis dedos en mis costillas y contuve el aliento. No podía entregarme a esas divagaciones, no ahí con ella tan cerca de mí, es esta obscuridad que no era penumbra para mí, ya que la veía perfectamente solo a menos de medio metro de mi cuerpo.

Ella se inclinaba sobre la mesa y tenía el mentón sobre los brazos doblados. Aunque su postura parecía relajada pude notar por su respiración que se sentía casi tan incómoda como yo. Pero yo no me sentía incomodo, no esa no era la palabra, yo me sentía anhelante, deseoso de ella, no incómodo. ¿Sentiría ella alguna vez lo mismo por mi? Entre todas estas ensoñaciones terminó la hora y Bella suspiró cuando el señor Banner encendió las luces. Solo en ese momento me miró.

Me sentía demasiado turbado para hacer algún tipo de comentario referente a la hora que acaba de pasar y en silencio me detuve por ella. Bella tampoco dijo nada camino al gimnasio. Cuando llegamos a la puerta de los vestidores le acaricié el rostro con la palma de la mano, olvidando que mi cuerpo era demasiado helado, desde la sien a la mandíbula.

Desee que fuera mis labios los que recorrieran ese camino, sin poder decir nada me di media vuelta y me alejé.

Camine los más rápido que pude, pareciendo normal claro está. Me escondí en mi auto controlando el temblor que recorría mi cuerpo. La palma de mi mano me quemaba, no quería poner a Bella en peligro, pero eso era en estos momentos, un peligro para ella, no podía permitirme tener esas emociones, no la pondría en peligro nunca más. Me devane los sesos buscando alguna salida, debía existir alguna forma de estar junto a ella sin ponerla en peligro, pero no podía pensar en nada, la única salida era alejarme de ella pero no tenía las ganas y la fuerza para ello.

Amarla, eso era lo único que podía hacer. Sí, mi amor la salvaría, ya que en estos momentos la amaba más que a mi propia vida.

En esos pensamientos terminó otra hora y me apresuré para encontrarla fuera de la clase de educación física. Al verme me entregó una enorme sonrisa, automáticamente se la devolví y empecé a interrogarla nuevamente.

Ya satisfechas algunas de mis preguntas me dedique ahondar más profundamente en sus sentimientos. Quería saber sobre su vida en Phoenix y quería descripciones, quería poder ver todo lo que ella había visto, las texturas, los colores y si podía, los olores.

Para ese entonces ya estábamos frente a su casa y lentamente comencé a sentir como cambiaba el clima, seguramente comenzaría a llover en cualquier momento. Y me concentré nuevamente en sus respuestas, se dedicó a describir el olor a la creosota —amargo, ligeramente resinoso, pero aun así agradable—, el canto fuerte y lastimero de las cigarras en julio, la liviana desnudez de los árboles, las propias dimensiones del cielo, cuyo azul se extendía de uno a otro confín en el horizonte sin otras interrupciones que las montañas bajas cubiertas de purpúreas rocas volcánicas.Por mi parte no entendía como le podía resultar hermoso aquel lugar ya que para mí solo era un lugar seco, yo prefería la vegetación, los altos árboles, los bosques sin fin donde puedo correr sin ser molestado por las miradas humanas.

— ¿Has terminado? —preguntó después de detallarme su habitación en Phoenix, la que al parecer era tan pequeña como la que tenía aquí.

—Ni por asomo, pero tu padre estará pronto en casa. Le contesté

— ¡Charlie! — Exclamó como si de pronto hubiera recordado que existía, al mismo tiempo que examinaba el cielo.

— ¿Es muy tarde? — Me preguntó al tiempo que miraba su reloj.

—Es la hora del crepúsculo — Cuantas veces lo había contemplado. En todos estos largos años yo era el bicho más raro de mi familia. Aunque yo los tenía a ellos en el fondo sentía que no tenía a nadie. Mis noches eran solitarias y monótonas. Todos los libros que había leído, todos los diplomas, las melodías que había compuesto, solo eran una salida para terminar con mi eterna soledad.

En cuantas oportunidades había tenido, huía de Jasper y Alice cuando daban rienda suelta a sus emociones, si, en esos momentos deseaba con todas mis fuerzas no poder leer los pensamientos de los demás.

Pero todo eso quedaba atrás, ya podía contemplar mi futuro, una gran parte de mi quería que las visiones de Alice fueran ciertas, Bella junto a mi por toda la eternidad siendo mi compañera, mi amiga, mi igual, mi amante. Toda la eternidad para nosotros y yo no me cansaría nunca de ella, de su piel de sus ojos, de su boca y al mismo tiempo no quería ser el causante de la perdición de Isabella Swan, no la condenaría a una eternidad de tormentos.

—Es la hora más segura para nosotros — Es el momento más fácil, pero también el más triste, en cierto modo... el fin de otro día, el regreso de la noche, La oscuridad es demasiado predecible, ¿no crees?

—Me gusta la noche. Jamás veríamos las estrellas sin la oscuridad. No es que aquí se vean mucho.

Solo pude reírme, tanta razón tenía mi Bella, quería decirle tantas cosas, decirle que la amaba, pedirle que nunca se alejara de mí, pero no lo haría. Siempre le dejaría la opción de irse, estaría con ella hasta que me pidiera que me fuera o esta fuera la última opción para mantenerla a salvo.

De pronto recordé a su padre y el viaje que teníamos programado para el sábado.

—Charlie estará aquí en cuestión de minutos, lo que a menos que quieras decirle que vas a pasar conmigo el sábado...

—Gracias, pero no —reunió sus libros y me dijo.— Entonces, ¿mañana me toca a mí?

— ¡Desde luego que no! —Le dije en tomo burlón —. No te he dicho que haya terminado, ¿verdad?

— ¿Qué más queda?

—Lo averiguarás mañana.

Al extender mi mano para abrir la puerta sentí su calor quemándome la piel del brazo. Su corazón latiendo más y más rápido. Pero algo me paralizo al momento, alguien se aproximaba.

—Mal asunto — Pensé en voz alta.

— ¿Qué ocurre?

Automáticamente y al sentir la presencia de esa familia descendiente de los licántropos, mi cuerpo se tenso y apreté la mandíbula.

—Otra complicación.

Abrí la puerta de golpe con un rápido movimiento y, casi encogido, me aparté de Bella. Al mismo tiempo que el coche negro subía el bordillo, dirigiéndose hacia nosotros.

—Charlie ha doblado la esquina —le dije, sin dejar de vigilar el otro vehículo.Al escuchar esto Bella saltó del vehículo. Posiblemente no había identificado a los ocupantes del coche negro, pero para mí ya estaba claro quiénes eran. El joven que estaba al volante debía ser el hijo de Billy Black, Jacob.

Me habían reconocido, la cortina de lluvia era muy espesa pero me habían reconocido, bueno el viejo me había reconocido, Jacob Black era solo un muchachito sonso y su mente solo estaba impaciente por ver a Bella, “Mi Bella”. Lo hubiera destrozado en ese mismo momento solo por pensar en ella, me sentí como un cobarde al dejarla sola con esos apestosos, pero sabía que su padre llegaría pronto. Sin decir nada más aceleré el motor en punto muerto y los neumáticos chirriaron sobre el húmedo pavimento y en cuestión de segundo estuve lejos del lugar.

De camino a casa pensé muchas veces en ir a casa de Bella, sacarla por la fuerza si era necesario pero di marcha atrás y me conformé con pensar que la vería más pronto de lo que ella me vería a mí.

Alice me estaba esperando en la entrada de la cochera.

— ¿Cuándo podré hablar con Bella? —

—No te metas Alice— Casi le gruñí.

—No entiendo ¿porque estas de tan mal humor? He visto que Bella te ama también, como puedes estar tan ciego. Ella está vinculada a tu futuro, al de todos nosotros, aún no se cómo pero será muy importante para muestra familia—.

La interrumpí para no asistir a sus premoniciones. Me daban mareos ya que algunas eran claras pero otras solo eran sombras sin forma ni sentido.

—Bueno, si eres tan buena viendo el futuro — le dije— no tendré que preguntarte si me acompañaras mañana por la tarde

-Claro que te acompañaré, me dijo. Y me veo conduciendo su viejo y feo coche.

Moví mi cabeza en forma afirmativa.

—No quiero exponerme a nada— Le contesté.

—No veo por qué estas tan nervioso. Ya has tomado la decisión de no matarla ni convertirla,
admiro tu fuerza de voluntad, es aun más grande que la de nuestro padre.Ese día estará despejado y tu claro será bañado por la luz del sol Bella se lo tomará mejor de lo crees.

Bueno por otra parte, creo que te tomará gran parte de la noche encontrar sus llaves. Pero al final las encontrarás en sus pantalones en el cuarto de la colada. Ya veo qué prefieres pasar el tiempo viendo como duerme—

Al decir esto volteo los ojos hacia arriba y sonrió levemente.

Me incline para besar la frente de mi hermana pequeña, me había ahorrado toda una noche inútilmente malgastada.

Esme estaba tan contenta.

— ¿Cuando la traerás a casa hijo? Me preguntó.

—Mamá creo que es un poco anticipado hablar de eso—

—Hijo, yo también quiero ser parte de tu felicidad, estaremos muy contentos de conocerla. Yo quiero conocer a la linda chica que ha despertado tu hermoso corazón—

—Madre, haces que me sonroje…—

—Es verdad querido, tu padre y yo estaremos muy contentos de tenerla aquí, eso sin mencionar a Alice y Jasper…—

— ¿Y Rosalie mamá?

—Bueno ella lo superará hijo no te preocupes, Emmett ya se ocupará de eso—

—No lo sé mamá… —

—Edward ya es parte de la familia…—

—Gracias mamá…— Si hubiera sido capaz de llorar, habría llorado en ese momento. La bendición de mi madre me había tomado por sorpresa. “Ya era parte de la familia”

Traté de respirar por la garganta y la nariz, debía acostumbrarme. Su alma estaba en juego… la mía se había perdido hace años…

Dormía plácidamente, una mano reposaba sobre su cabeza y la otra colgaba de la cama. No sé que fue más difícil, si el verla así, como invitándome o su aroma.

Pero yo era más fuerte, me lo repetía constantemente no dejaría que los sentidos dominarán mi resolución, me acostumbraría a estar junto a ella, con ella.

Encontré las llaves justo donde Alice me dijo y nuevamente agradecí no tener que buscar toda la noche, ahora podía dedicarme a cosas más… productivas.

Inflaba mis pulmones con su olor, debo reconocer que estos últimos días me había acostumbrado un poco, solo un poco su olor ya no me golpeaba como la primera vez.

Ella respiraba de forma acompasada, su delicado pecho subía y bajaba casi imperceptiblemente, casi, porque yo si podía ver cada pequeño movimiento de su cuerpo.

Quería tenderme a su lado, estrecharla, me acerqué a su lado, no se había movido en absoluto, debía de estar durmiendo profundamente, seguramente el día anterior la había dejado exhausta, contemplé su mano, delgada, pequeña en comparación a la mía los humanos suelen pasear de la mano, creo que es un signo de pertenencia. Con ese pequeño gesto indican a los demás que esa persona les pertenece.

¿Querría ella sostener mi mano? ¿Podríamos pasear de esa manera, como si yo fuera un humano común y corriente? Nunca había deseado con mayor intensidad ser humano como en estos últimos meses.

Me incliné para oler su cabello, era un perfume embriagador, sus labios estaban ahora un poco abiertos, contemplé su rostro.

—Edward— Susurro, su aliento cálido golpeó mi cara, mis músculos se paralizaron, mi labios temblaron, si hubiera tenido pulso se me habría disparado.

—Quédate—, dijo. Demasiado hambriento de ella no pude moverme. Yo puedo, yo puedo, yo puedo, me ordené retroceder, me refugié cerca de la ventana contemplándola mientras cambiaba de posición en su estrecha cama.

Lo había hecho, había podido controlarme su vida había estado en mis manos y ella había sobrevivido, ahí estaba, a uno pocos metro de distancia, viva respirando, soñando tal vez. Soñando conmigo, no era un monstruo de pesadillas para ella. ¿Sería su príncipe encantado? ¿Me vería de esa forma? Quise creer que así era. Que yo podía ser digno de su amor, que me aceptaría, que también me querría.

Demasiado pronto llego el amanecer, demasiado rápido se terminó la noche, salí por su ventana dejando mi corazón con ella, no estaría completo hasta estar nuevamente a su lado.

Entre a casa con el tiempo justo para cambiarme y coger el coche me estacione fuera de su casa y apague el motor, como de costumbre su padre ya se había marchado y solo esperé unos momentos hasta que la vi aparecer casi corriendo y esta vez no dudó en subir al asiento del copiloto y esta acción de confianza me lleno de felicidad.

— ¿Cómo has dormido? — Le pregunté

—Bien. ¿Qué tal tu noche?

—Placentera.Y le dedique una sonrisa.

— ¿Puedo preguntarte qué hiciste?

—No — Le respondí con otra sonrisa, si hubiera podido, estoy seguro que me habría ruborizado.

—El día de hoy sigue siendo mío.

Hoy quería saber sobre sus seres queridos, su relación con su madre, que hacían juntas en su tiempo libre, me comentó que solo había tenido una abuela y de ella también quise saber todo, de sus amigos del colegio, de sus amigos en Phoenix.

Cuando le pregunté por los chicos con los cuales había tenido citas, se puso colorada, no podía creer que ninguno de esos estúpidos chicos la viera tal como es, hermosa, inteligente, perceptiva, intuitiva, me sentí feliz al saber que yo era el primero en contemplarse en esos profundos ojos como espejos.

— ¿Nunca has conocido a nadie que te haya gustado? — Le pregunté

—En Phoenix, no.

Si yo le gustaba, su ritmo cardiaco me lo había confirmado, ¿pero me amaría como lo hacía yo?

Para cuando termino de hablar ya estábamos en la cafetería y aprovechando que yo hacía una pausa dio un mordisco a la rosquilla que había comprado para ella.

—Hoy debería haberte dejado que condujeras — Le dije dejando de lado el interrogatorio.

— ¿Por qué?

—Me voy a ir con Alice después del almuerzo.

—Vaya — Me dijo y parecía desencantada y confusa. —Está bien, no está demasiado lejos para un paseo.

¿Acaso pensaba que la dejaría ir caminando a su casa?

—No te voy a hacer ir a casa andando tomaremos tu coche y lo dejaremos aquí para ti— Le dije.

—No llevo la llave encima —Me contesto. — No me importa caminar, de verdad.

Negué con la cabeza.

—Tu monovolumen estará aquí y la llave en el contacto, a menos que temas que alguien te lo pueda robar— De solo pensar en la idea me reí de buena manera.

—De acuerdo — Dijo con los labios apretados. Al parecer no le gustaban mis comentarios sobre su coche o quizás estaría pensando en la llave que yo tenía en mi bolsillo la apreté entre mis manos y me reí por lo bajo.

— ¿A dónde vas a ir? — quiso saber.

—De caza — Le contesté. —Si voy a estar a solas contigo mañana, voy a tomar todas las precauciones posibles —

Debía permitirle escoger, aunque la sola idea de no estar con ella me hacía sufrir.

—Siempre lo puedes cancelar, ya sabes— Le dije.

Bajó la vista, así que no pude leer la expresión en sus ojos.

—No — Susurró mientras levantaba la vista y me miraba a la cara. —No puedo—

—Tal vez tengas razón— Le dije apesadumbrado ya que había dicho “No puedo”. Ella tampoco podía estar lejos de mí, y no sabía si sentirme feliz o desdichado de eso.

— ¿A qué hora te veré mañana? — Me preguntó.

—Eso depende... Es sábado. ¿No quieres dormir hasta tarde? — Le ofrecí.

—No —Se apresuró a decir, lo cual me hizo sonreír, yo también ya la extrañaba.

—Entonces, a la misma hora de siempre — decidí —. ¿Estará Charlie ahí?

—No, mañana se va a pescar.

— ¿Y qué pensará si no vuelves? — Quise advertirle que había un pequeño porcentaje de que eso sucediera.

—No tengo ni idea — Y lo dijo como si no le importara mucho el asunto. —Sabe que tengo intención de hacer la colada. Tal vez crea que me he caído dentro de la lavadora.No estaba tomando seriamente el asunto y eso me molestó ¿acaso no sabía que yo era demasiado peligroso para ella? Debía tener un aliciente para poder traerla de vuelta.

— ¿Qué vas a cazar esta noche? —

—Cualquier cosa que encontremos en el parque — Me gusto el tono de su voz al decir estas palabras, como su fuera los más normal de mundo salir de cacería. — No vamos a ir lejos—

— ¿Por qué vas con Alice? —Me preguntó

—Alice es la más... compasiva—

— ¿Y los otros? —Preguntó con timidez—. ¿Cómo se lo toman? —

En ese momento me permití leer los pensamientos de mis hermanos que estaban en nuestra habitual mesa.

Estúpido, inconsciente, tarado. Me disparaba Rosalie.

Por favor, por favor, por favor, puedo conocerla ahora. Me pedía Alice.

Jasper estaba impaciente, sabía que mañana iríamos de excursión y temía lo peor.Emmett por su parte estaba molesto ya que le habíamos excluido de la cacería y tendría que asistir a la clase de inglés.

—La mayoría con incredulidad— Solo le contesté. Y ella miro a hurtadillas a mis hermanos.

—No les gusto — Agregó.

—No es eso — Le mentí… solo en parte—. No comprenden por qué no te puedo dejar sola. Y ella me entregó una enorme sonrisa.

—Yo tampoco, si vamos al caso—

Moví mi cabeza lentamente, y clave la mirada en el techo al mismo tiempo que reflexionaba sobre sus palabras. Verdaderamente no era consciente de sí misma, del efecto que causaba en los demás, Volví a mirar sus ojos.

—Te lo dije, no te ves a ti misma con ninguna claridad no te pareces a nadie que haya conocido. — Me fascinas—Me dirigió una furiosa mirada, seguramente había pensado que lo decía en broma y no pude evitar sonreír a ese gesto.

—Al tener las ventajas que tengo — Le dije tocando mi frente disimuladamente—, disfruto de una superior comprensión de la naturaleza humana. Las personas son predecibles, pero tú nunca haces lo que espero. Siempre me pillas desprevenido. Le confesé.

Desvió mi mirada para ver nuevamente a mi familia.

—Esa parte resulta bastante fácil de explicar, pero hay más, y no es tan sencillo expresarlo con palabras...

De pronto Rosalie atrapó a Bella con la mirada y una oleada de furia subió por mi pecho y emití un bufido muy bajo para ser escuchado por los oídos humanos, pero lo suficientemente fuerte para advertir a Rosalie. Ella giró la cabeza y liberó a Bella se su embrujo.

Al mirarme nuevamente se podía ver en ella el miedo que le había provocado Rosalie.

—Lo lamento. Ella sólo está preocupada. Ya ves... Después de haber pasado tanto tiempo en público contigo no es sólo peligroso para mí si... — Y no pude seguir mirando su rostro.

— ¿Si...? —

—Si las cosas van mal—. Y no pude contener la pena y la angustia que sentía al decirle estas cosas que ya había pensado un millón de veces durante todas estas noches.

Avergonzado dejé caer la cabeza entre mis manos, debería haber sido capaz de levantarme, haberle dicho que me olvidará. Haber podido hacer cualquier cosa para no estar con ella, para no amarla como lo estaba haciendo, para no desear estar con ella con todo mí ser, pero no podía, simplemente ya no podía irme de su lado y me odiaba por eso… En ese momento ella interrumpió mis lamentos.

— ¿Tienes que irte ahora? —

—Sí — Le conteste mientras le miraba a los ojos y todo cambio es un segundo, estaba seguro de mi mismo, como estaba seguro del amor que sentía por ella. Sonreí lleno de esperanza.

—Probablemente sea lo mejor. En Biología aún nos quedan por soportar quince minutos de esa espantosa película. No creo que lo aguante más—

Alice ya se había puesto de pie y se dirigía a nuestra mesa. Por fin me dejaría en paz. Sin mirarla la salude. —Alice—.

—Edward —respondió ella.

—Alice, te presento a Bella... Bella, ésta es Alice —

—Hola, Bella — Estaba tan contenta. —Es un placer conocerte al fin—

Le dedique una sombría mirada.

—Hola, Alice — Le contestó con timidez

— ¿Estás preparado? —Me preguntó.

—Casi —Le contesté molesto por la intromisión. ..—Me reuniré contigo en el coche—

Alice se alejó sin decir nada más. Se había percatado de mi malestar.

—Debería decir «que te diviertas», ¿o es el sentimiento equivocado? — Me preguntó al tiempo que me miraba nuevamente ya que se había distraído con el andar de Alice.

—No, «que te diviertas» es tan bueno como cualquier otro— Le dije recuperando el buen ánimo.

—En tal caso, que te diviertas.

—Lo intentaré — Le respondí.

—Y tú, intenta mantenerte a salvo, por favor—

—A salvo en Forks... ¡Menudo reto! —

—Para ti lo es — Estaba seguro que se estaba tomando mis palabras más superficialmente de lo yo habría querido. — Prométemelo— Le pedí

—Prometo que intentaré mantenerme ilesa — me dijo —Esta noche haré la colada... Una tarea que no debería entrañar demasiado peligro—

—No te caigas dentro de la lavadora —

—Haré lo que pueda—

Me puse en pie y ella también.

—Te veré mañana — Me dijo.

—Te parece mucho tiempo, ¿verdad? — Le pegunté con pena.

Asintió.

—Por la mañana, allí estaré — Le prometí, pensando que posiblemente la vería más pronto de lo que ella creía.

Recordé que la noche anterior había anhelado tocar su cuerpo y extendí la mano a través de la mesa y le acaricie el rostro, con mucho cuidado rocé sus pómulos para luego darme la vuelta y salir de la cafetería.

Nos tomó más tiempo del que pensábamos traer el carro de Bella. Me habría gustado correr mientras Alice me esperaba junto a mi coche. Pero en vez de eso tuvimos que interpretar el papel de humanos.
Conduje junto a Alice hasta casa de Bella y luego la seguí de vuelta al Instituto.

Cuando por fin pudimos dejar atrás la ciudad, me lance a toda velocidad por la carretera, estaba decidido a volver antes de medianoche para poder estar con ella y seguir mi terapia de inmunización, si es que se podía decir así.

Alice era una gran compañera de casa, su tamaño generalmente se confundía con debilidad, pero era una experta cazadora y daba a sus presas un final rápido las criaturas ni se enteraban que les había sucedido solo en pocas oportunidades habíamos cazado solos ya que Jasper estaba aferrado a ella como su sombra, por mi parte cazaba con Emmett, Carlisle o la gran mayoría de las veces solo.
Bebí hasta que me sentí hinchado, la verdad es que era bastante incómodo, Alice se reía de mí y decía que estaba volviéndome “Un poco exagerado”.

—Todo estará bien— Me volvió a decir.

—Gracias— Le respondí.

No nos tomó mucho tiempo volver a casa ya que no habíamos ido muy lejos acompañe a Alice a casa y luego fui al encuentro de Bella.
Ella no se movió en toda la noche, estoy seguro que tampoco soñó… bueno no conmigo.
Me senté en el suelo, justo bajo su ventana y ahí la contemplé.

¿Cómo describir mis sentimientos? Me sentía tan… ¿nervioso? ¿Así me sentía? Bueno supongo que esa era la palabra adecuada estaba nervioso, mañana estaría con ella, no es que estas noches no hubiera estado con ella, pero por fin estaría con ella a solas. Al pensar en eso sentí un repentino dolor en el estomago ¿Era eso posible? Apreté los labios para no romper en una carcajada los sentimientos y emociones corrían desde mi cabeza a la punta de mis pies, ¿podría compartir con ella todas estas cosas?

“Se lo tomara mejor de lo que crees” Me había dicho Alice pero eso no disminuía mi ansiedad.

Lo que quedaba de noche transcurrió muy lento, aun para mi, mil preguntas daban vuelta en mi cabeza. ¿Y si no me presentaba? ¿Me hablaría en el Instituto? ¿Si salía por esa ventana y no volvía ni siquiera al Instituto? Demasiado tarde, demasiado tarde, solo eran estúpidos pensamientos, no tenía la fuerza ni las ganas de estar en ningún otro lugar que no fuera esa pequeña habitación, donde dormía la razón de toda mi existencia. Sin ella ya no habría nada que iluminara mis días y mis noches… Sin ella ya no viviría o por lo menos no quería vivir.
Por fin llego la aurora…

Di tres golpes a la puerta de su casa, escuche como corría escalera abajo, desee que no lo hiciera, con su suerte podría perfectamente haber caído y haber terminado con una pierna rota.

Corrió hacia la puerta pero se le trabo el pestillo ¿Habría estado tan nerviosa si comprendiera que corría hacia su posible muerte? Desterré rápidamente esos pensamientos.

“Todo está bien, todo estaría bien, todo estaría bien” Y al contemplarme es su ojos comprendí que así sería, todos los temores se derritieron con el calor que su cuerpo emanaba.

Cuando contemple el total de su figura descubrí que por algún truco del azar o del destino nos habíamos vestido con los mismos colores. Me reí de buena gana.

—Buenos días. Le dije aun con una sonrisa en los labios.

— ¿Qué ocurre? —

—Vamos a juego— Y volví a reír. Llevaba un suéter con un cuello alrededor de la garganta color canela y unos vaqueros azules, casi del mismo tomo que los míos. Pero en ella lucían encantadores ya que el color canela contrastaba con su cabello y sus ojos, estaba mmmm… para comérsela y volví a reír.

Caminamos hacia su monovolumen y aguardé resignado junto a la puerta del copiloto.

—Hicimos un trato — Me recordó, pero yo si me acordaba, lo que pasaba es que no me resignaba.

Cuando estuve sentado a su lado me pregunto:

— ¿A dónde? —

—Ponte el cinturón... Ya estoy nervioso— Le pedí.

— ¿A dónde? —repitió en medio de un suspiro, demasiado parecido a los que hace cuando me llama entre sueños.

—Toma la 101 hacia el norte — Le dije, un poco molesto conmigo mismo.

A poco andar descubrí que esto de ser copiloto no era tan malo después de todo ya que podía contemplar a Bella todo el camino, claro que sería mucho mejor fuéramos un poco más rápido.

— ¿Tienes intención de salir de Forks antes del anochecer?—

—Un poco de respeto — Me contestó —Este trasto tiene los suficientes años para ser el abuelo de tu coche—

Cuando por fin logramos salir del pueblo le indique que girara a la derecha para tomar la 101.

—Ahora, avanzaremos hasta que se acabe el asfalto. — Agregué.

— ¿Qué hay allí, donde se acaba el asfalto? —

—Una senda—.

— ¿Vamos de caminata? — Me preguntó un tanto preocupada.

— ¿Supone algún problema? —

—No—

Era tan mala mintiendo, Ella estaba consciente que no podía caminar sobre una superficie perfectamente plana sin tropezar con sus propios pies.

—No te preocupes, sólo son unos ocho kilómetros y no iremos deprisa—

Pero no dijo nada, verdaderamente estaría preocupada por la senda o finalmente se había dado cuenta de lo peligroso que resultaba para ella la situación.

Después de un momento, comenzó a impacientarme su súbito silencio.

— ¿En qué piensas? — Quise saber.

—Sólo me preguntaba adonde nos dirigimos —Volvía a mentir.

—Es un lugar al que me gusta mucho ir cuando hace buen tiempo—

Pronto llegaríamos a mi claro, Alice nos había visto en él y pronto me mostraría tal como soy y le diría todo lo que siento por ella.

Las nubes ya comenzaban a disiparse y me distraje mirando por la ventana.

—Charlie dijo que hoy haría buen tiempo— Agregó de pronto.

— ¿Le dijiste lo que te proponías?

—No.—

¡¿Qué?!

—Pero Jessica cree que vamos a Seattle juntos... ¿No? —

—No, le dije que habías suspendido el viaje.... —

— ¿Nadie sabe qué estás conmigo? — Le dije, a esas alturas ya me encontraba de verdad muy molesto.

—Eso depende... ¿He de suponer que se lo has contado a Alice? —

—Eso es de mucha ayuda, Bella — Agregué bruscamente, la idea de que nadie supiera que estaba con migo me molesto de sobremanera. ¿No había nada que yo pudiera decirle para que entendiera lo peligroso que yo era para ella? Y ahí estaba como si nada pasara.

— ¿Te deprime tanto Forks que estás preparando tu suicidio? — Le recriminé.

—Dijiste que un exceso de publicidad sobre nosotros podría ocasionarte problemas —

— ¿Y a ti te preocupan mis posibles problemas? —Estaba verdaderamente molesto—. ¿Y si no regresas? —

Solo se dedicó a negar con la cabeza con la vista fija en la carretera.

— Isabella Swan verdaderamente creo que estas mal de la cabeza— Estaba tan molesto que no me preocupe de que mis palabras salieran a toda velocidad de mi boca yo necesitaba, aun sabiendo que todo iría bien, necesitaba que alguien supiera que Bella estaba conmigo. Necesitaba algo que me hiciera llevarla sana y salva de regreso a su casa.


Se bajó del coche sin mirarme seguramente debido al calor se quitó el suéter y lo anudó a su cintura, llevaba una camiseta sin mangas, nunca había visto a blancura de sus brazos, sus hombros, su clavícula, su largo cuello, me quité yo también el suéter y dando un portazo me bajé del coche.

No quise mirarla nuevamente ya que seguramente me turbaría su figura y yo quería permanecer molesto con ella. —Por aquí — Le dije y comencé a adentrarme en el bosque.

— ¿Y la senda? — Me preguntó con pánico en la voz al mismo tiempo que trataba de darme alcance.

—Dije que al final de la carretera había un sendero, no que lo fuéramos a seguir—

— ¡¿No iremos por la senda?! — Preguntó como si la idea le aterrara.

—No voy a dejar que te pierdas— Le contesté en tono de burla, ¿verdaderamente le temía al bosque o por fin había entendido todo el asunto?

Claro que finalmente había entendido que se estaba jugando la vida en este paseo y el dolor subió por mi estomago y salió por mi garganta.

— ¿Quieres volver a casa? — Conseguí decir en un hilo de voz ya me había alcanzado y estaba parada junto a mí.

— ¿Qué va mal? — Le pregunté esperando que esta vez me contestara con sinceridad.

—No soy una buena senderista —. Tendrás que tener paciencia conmigo.

—Puedo ser paciente si hago un gran esfuerzo— La miré a los ojos y le sonreí para darle animo, pero no dio resultado. Estudié su rostro y pude ver el miedo en sus ojos.

—Te llevaré de vuelta a casa — Le prometí. Era lo mejor para ella.

—Si quieres que recorra ocho kilómetros a través de la selva antes del atardecer, será mejor que empieces a indicarme el camino — Dijo súbitamente.

Su miedo no era estar a solas conmigo, no me temía, eran otros sus miedos, no podía comprender la expresión de su rostro. Al cabo de un momento me rendí y comencé la marcha hacia el bosque.

Traté de caminar lo más lento posible ya que no quería que se sintiera avergonzada. Trate de avanzar por un camino sin muchos obstáculos, pero de todas maneras nos encontramos con algunos. En esas ocasiones le sostenía por el codo y la soltaba cuando estaba seguro que podía continuar por su cuenta. No quería que mi helada piel la molestara, sin embargo cuando eso sucedía su corazón rompía a latir muy rápido. Por otro lado el contacto de su piel era demasiado agradable, ya podía verme a mí mismo acostumbrado casi de inmediato a ese cálido toque. Me daba pavor mirar su cara y ver un signo de repulsión, pero cuando estaba cerca de ella no podía dejar de ver los detalles de sus cuerpo, su piel, sus delicados brazos, para tratar de pensar en otras cosas que no fueran su figura, me dedicaba a hacerle una que otra pregunta que había quedado pendiente de mi larga lista, por ejemplo sus cumpleaños, los profesores en la escuela primaria y las mascotas de su infancia...

Me dijo que había renunciado a ellas después de que se le murieran tres peces de forma seguida, y no pude evitar el reírme a todo pulmón y mi risa rebotó con un eco en el bosque.

El viaje fue lento pero yo estaba tan contento de estar en ese espacio grande, verde y privado junto a ella, me habría gustado tomarla de la mano y correr con toda nuestras fuerzas. Pero ella no era mi igual y yo nunca permitiría que lo fuera.

Pero esos pensamientos no lograron nublar el buen ánimo que me había producido la caminata.

— ¿Aún no hemos llegado? — Preguntó haciendo una mueca con el ceño fruncido.

—Casi —Le conteste feliz de ver que aun no estaba cansada. — ¿Ves ese fulgor de ahí delante?

Seguramente no podría verlo ya que para sus ojos humanos aún estaba muy lejos.

—Humm… ¿Debería verlo? — Me respondió. Justo como pensé, aun no lo veía.

—Puede que sea un poco pronto para tus ojos— Le dije en tono burlón.

—Tendré que pedir hora para visitar al oculista — Lo dijo en voz baja, seguramente pensó que no podría oírla y esa idea me hizo sonreír.

Cuando por fin pudo ver la luz a través de los árboles apretó el paso y yo deje que me adelantará, ahora vendría la parte más difícil para mí, debía prepararme para su reacción. Trate de recordar la visión de Alice, Bella cruzó la última línea de helechos y se adentró en el amplio espacio bañado por la luz del sol.

Se dio media vuelta, buscándome pero yo permanecí bajo el abrigo de las sombras, al encontrarse sola giro tratando de ver donde yo estaba, hasta que por fin me vio. No me podía mover, medio petrificado por el miedo lo único que podía ver eran ojos llenos de preguntas, su cabello brillaba con esos reflejos rojos que hace algún tiempo atrás había descubierto.

Dio un paso hacia mí, con sus ojos llenos de curiosidad, pero yo aun sentía miedo y vergüenza a la vez, me entregó una enorme sonrisa y me hizo señas para que me reuniera con ella, al mismo tiempo en que se acercaba un poco más pero levanté mi mano para que no continuara y dio un paso atrás.

Respiré profundamente, llenando mi cuerpo de valor y salí de mi escondite, al dar ese pequeño paso, no solo me exponía al brillante resplandor del mediodía, ahí, detrás de mi quedaban todos mi miedos.

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wOla... que les pareció??? Nuestro vampiro si que tiene problemas para aceptar sus sentimiento no?? menos mal que tenemos a Alice!! jejeje... y no se pueden quejar eh!! este capítlo ha sido lo suficientemente largo... no se olviden de dejarme sus comentarios... si no como quieren que me entere si les gusta???
dalee... suspiren mucho y
nos leemos prontito!!

Bellany G.
XOXO

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