Suspiritos: Editorial
Capitulo 7 Celos (Bella) “Hay cosas que nadie puede evitar Bella, ni yo ni nadie tiene el derecho a juzgar o decirte que debes hacer, pero el conocer a Edward cambio tu vida, lo se, lo sentí, solo tienes que saber que siempre estaré contigo hermanita, siempre”. Le había contado todo a Alice, saque todo, mi olor al ver a Charlie, mis deseos y mis temores, mi rabia, todo, todo lo que comenzaba a sentir por el, todo. Mi hermana estuvo conmigo, Jasper nos dio nuestro espacio y solo hizo que lo respetara aun más. El estar con ellos hizo mi fin de semana mas ligero, pude ver lo feliz que era mi hermana con mis propios ojos y eso me inundo de una momentánea paz, aunque ahora al recorrer las calles rumbo a mi departamento tenia la sensación que tal receso había terminado, casi era medio día, Alice me obligó a quedarme y regresar hasta el lunes por la madrugada, hace unas horas había hablado a la oficina, llegaría a mas tardar después de la comida, aun cuando había perdido gran parte del día sabia que tenia que hablar con Edward sobre la campaña de la próxima semana. Llegue al departamento y me duche, me puse un vestido gris oscuro y me puse un lindo broche para sostener una media coleta en mi cabello dejando algunos mechones caer sobre mis hombros. Me disponía a salir y comer algo antes de ir a la oficina cuando el timbre sonó, fruncí el ceño y abrí para encontrare a una sonriente Rosalie. -Bella-, dijo besándome la mejilla -Hola Rose como sabias que estaba aquí-, le pregunte confundida -No lo sabia, llame a Edward para saludarlo y le dije que comería contigo que apenas te iba a hablar, le pregunte si aun estaba s en la oficina pero el me dijo que no habías ido, según lo que escucho regresaste hasta hoy-, dijo levantando las cejas sugestivamente -Si…de hecho estaba saliendo, iba a comprara algo de camino e ir a al oficina-, le conteste -Bien podemos comer juntas y después me voy a trabajar hoy tomare el turno de la tarde y cubriré a mi compañera en la noche-, me dijo tomando su bolso y abriendo la puerta. -No es eso muy pesado-, inquirí -Tal vez pero en inicio de semana el restaurante no tiene mucho actividad como el viernes, sábado o domingo-, yo solo me limite a asentir -¿A donde vamos?-, pregunte -Podríamos ir a ese restaurante que tanto te gustaba…”La Bella Italiana”, creo que se llamaba ¿No?-, dijo y yo me tense cuando salíamos del edificio -No cualquier otro lugar-, le dije, no me sentía capaz de volver, aun recortaba a Edward rodeándome con sus brazos después de haber pasado momentos realmente placenteros comiendo junto a el, aun recordaba la cara de Charlie, no, no estaba lista para volver. -Esta bien, que tal si vamos a comer unas ensaladas a Mr. Green-, sugirió -Si esta bien-, conteste Nos despedimos para dirigirnos a nuestros autos y todo el camino implore que Rosalie olvidara pronto el asunto del viaje, aunque tenia la seguridad que no seria así, pero tampoco podía decirle que había mentido, ella pediría una razón y la única que tenia y la que no podía negar mas era que había tenido celos de su viaje con Edward, me había muerto de celos de pensar en ellos viajando románticamente, lo primero que se vino a mi mente fue el viaje de Jacob con su novia. Llegamos al establecimiento y escogimos una mesa de la orilla, nos sentamos y Rosalie sonrío antes de comenzar su interrogatorio. -Bien ahora si ….como fue que pasaste el fin de semana con Jacob-, pregunto -Me invito y yo acepte-, dije mirando el menú -Si claro pero estas consiente de la razón por la cual te invito-, dijo ella sonriendo -Somos amigos-, conteste deseando que eso fuera suficiente. Ella iba a rebatir pero me levante para pedir mi comida y ella me siguió a regañadientes. Cuando volvimos a sentarnos ella sigo la conversación pendiente, -¿Te gusta?-, pregunto. -No solo somos amigos, tu sabes que no quiero un hombre mi vida-, “O el único que desearía que entrara jamás podría estar conmigo”, termine para mis adentros -Bella por dios…el te invito por que le gustas…estoy segura…pero OK, se que eres bastante testaruda, ¿Te divertiste?-, dijo mirándome, leyendo mi reacciones. -Descanse y si creo que me divertí algo-, le dije rápidamente. -¿Y tu?-, pregunte arrepintiéndome de mis palabras que salieron como un reflejo esperando que la conversación dejara de ser sobre mi, pero había algo peor que fuera sobre ella y su perfecto viaje con Edward. -Bella no sabes lo feliz que estoy…Edward y yo necesitábamos este tiempo juntos…solo pudimos disfrutar de la tarde del sábado y parte del domingo peo fue suficiente-, termino con una sonrisa -Me alegra-, mentí pero ella era mi amiga y eso era lo correcto de decir ¿no? -Fuimos a un club a las afueras de la ciudad, fuimos a bailar y nos pusimos algo alegres sabes, pero fue maravilloso…Edward es sensacional en bueno tu sabes-, soltó una risita y yo apreté los dientes -No necesito detalles Rose-, sise y ella frunció el ceño -Lo siento...no quise molestare-, dijo confundida -No es eso…-, suspire, tratando de controlar la sensación de mi sangre hirviendo y quemándome por dentro, -es solo que eso solo es para ustedes…esta bien-, ella asintió y continuo comiendo. -Lo se es solo que Edward ha estado extraño estos días y me sentí algo insegura-, dijo en un susurro y yo abrí mis ojos al oírla, ¡insegura!, me sentí fatal no tenia el derecho de estropear su alegría. -Pero ahora estas bien ¿no?-, dije con una tenue sonrisa y ella asintió, terminamos de comer y me despedí, salí rumbo a la oficina tratando de bloquear mi imaginación y las imágenes que esta provocaba de Rosalie y Edward, era insoportable. Llegue a mi oficina y después de algunos pendientes fui hacia la oficina de Edward tratando de tener todo bajo control, toque su puerta y el abrió. -Hola…-, susurre -Hola-,dijo el tenso -Sobre la campaña…-, comencé y el sonrío burlonamente -Mande a hacer unos cartas para mostrártelos…adelante lo mas posible-, dijo sin mirarme -Esta bien yo tengo una propuestas que enseñarte, podemos chocarlo en un rato mas-, le dije y el me miro de reojo. -Si avanzaste-, dijo con entre dientes, -Pensé que estarías …ocupada-, siseo y yo fruncí el ceño. -No…adelante algo el fin de semana…mira si no es un buen momento-, dije algo confundida y molesta con su actitud. -Esta bien, dame algo de tiempo para checar unos pendientes y reviso…las propuestas-, dijo sin mirarme. -Como quieras-, dije saliendo de su oficina Entre a mi ofician y prepare la propuesta que había trabajado en la casa e Alice, imprimí la presentación y trate de tranquilizarme, ¡Que diablos le pasaba!, debía de estar feliz después de su lindo viaje ¿No?. (Edward) La odiaba, la odiaba, me sentía totalmente perdido, era un demonio que llego para enloquecerme, creía que podría entrar aquí como si nada…pensé en poder al menos echarle en cara que no hubiera adelantado algo sobre la nueva campaña debido a su fin de semana con ese tipo pero ella lo haba hecho, no podía decir nada, me tenia que tragar todo el coraje y el enojo que sentía. Note como se molesto ante mi actitud pero no podía controlarme, me atormentaba el pensar que ella había pasado tiempo con el…en cientos de imagines con las que mi cabeza me torturaba y sin embargo sabia con certeza que no tenia el derecho sobre ella, ninguno. Espere lo mas que pude…no deseaba verla...aun con mis venas hirviendo…aun su olor me volvía loco…aun así no podía apartar la vista de sus ojos, recorra su cuerpo…, me llevaron los carteles que había preparado y me di cuenta que ya la oficina esta prácticamente sola mientras caminaba a su oficina, toque la puerta y la abrí, ella levanto la vista de la computadora y sonrío tenuemente, camine y cerré la puerta tras de mi. Se levantó tomo un folder y me lo dio mientras se sentaba en el borde del escritorio -Te considero mejor que yo para las imágenes y diseños, me concentre mas en una idea completa y los posibles spots-, dijo mientra comenzaba a leer su presentación, me sorprendió sus ideas era buenas y muy cercanas a la mía, lo cual me confundió de una extraña manera. -¿Y bien?-, susurro -Es buena…-, dije serio sin mirarla, le tendí los carteles y ella miro y se río tenuemente. -Parecido cierto-, susurro -Si eso creo-, me limite a contestar, -Creo que tenemos un arduo trabajo por delante…piensas seguir limitando tus horas en la oficina-, le dije dándole la espalda. -No…se que esto es importante-, dijo en tono serio -Bueno solo lo digo para que programes futuros compromisos-, sisee -Edward se puede saber que te pasa…si tienes algo que decir no le des tantas vueltas-, dijo en tono molesto -Quizás deberías de avisarle a Jacob, que esta semana estarás ocupada-, escupí sin pensar. -Jacob…-, dijo algo desconcertada,-Y ¿tu?-, siseo -¿Yo?...por si no te has dado cuenta yo no perdí todo el día-, le dije aun sin mirarla -¿Qué diablos tratas de decir?-, me giro jalándome del hombro, le tome la mano, y ella la jalo haciéndome reforzar mi agarre. -Te divertiste con Jacob-, solté mientras todo mi autocontrol se perdía. -Eres hipócrita-, dijo mientras jalaba de su mano, -Rosalie me contó tus talentos…-, dijo entre dientes. -Suéltame-, dijo en tono bajo -No…-, le dije y la jale para besarla mientras sostenía su cabeza, trato de alejarme golpeando mi pecho con el otro brazo, mis labios reclamaron los suyos y ella golpeo suavemente hasta que su mano se detuvo y respondió mientras se daba por vencida, me olvide de todo, solo deseaba estar así por siempre…cuando el aire flato me separe y su mano choco en mi cara mientras aun le sostenía la otra. (Bella) Sus labios era mi perdición, me beso haciéndome olvidar todo…no tenia el derecho de preguntar cuando el se había ido con su novia de viaje, cuando sabia que había hecho el amor con Rosalie y aun así todos mi pensamientos desaparecieron al volver a saborear su boca. De nuevo fui capaz de reaccionar hasta que hubo aunque fuera una tenue distancia entre nosotros, le di una cachetada, había prometido que jamás volvería a pasar, como se atrevía a jugar así conmigo. Jale la mano que aun seguí sujeta por la suya y la soltó lentamente -Eres un cínico…-, le susurre, -No tienes ningún derecho de decir nada…por Dios Edward tu te fuiste con Rosalie…estuviste con ella…verdad-, le dije entre cortadamente -Bella…, dijo rozando mi mejilla -Déjame-, le dije caminado hacia le escritorio dándole la espalda, deje mis manos descansar en este y trate de controlarme pero sentí que las lagrimas corrían por mi ojos. -Bebí…soy un cobarde…ni siquiera pido que entiendas…yo no logro hacerlo…sabes lo que fue estar con Rosalie…tuve que perderme …no había estado con ella en casi tres semanas-, susurro a mis espaldas -Cállate-, le susurre -No…sabes por que no puedo tocarla…por que no puedo evitar pensar en ti…no logro sacarte de mi cabeza-, dijo en mi oído -Cállate…-, le repetí, sus palabras era el cielo y el infierno -No…ya no puedo-, me susurro -Déjame-, le dije tratando de poner alguna distancia, el me atrajo hacia su pecho y me encerró con los brazos en mi cintura, mi espalda estaba en su pecho y su respiración me erizaba la piel. -No puedo-, volvió a susurrar -Suéltame…-, le dije mas débilmente de lo que debería sonar -Dime que no sientes nada por mi…dime que no sientes nada cuando te toco…dímelo-, dijo girándome -Dime…por favor dime…devuelve mi vida-, suplico contra mi labios y me beso…suavemente yo le respondí incapaz de cumplir su suplica, no existía Rosalie, no ahora, lleve mis manos a su cabello y lo acerque mas, el me alzo tenuemente y me sentó en el escritorio, su lengua danzaba con la mía, fue una suave caricia que pronto se volvió impaciente, cuando tuvimos que respirar beso la comisura de mis labios, mi mandíbula hasta llagar a mi cuello, jadee y me mordí el labio mientras el besaba el lóbulo de mi oreja, jale ligeramente su cabello y lo atraje de nuevo a mi boca, gimió y tomo mi cara entre sus manos, lleve las manos a su camisa y desabroche los primeros botones acariciando su abdomen, sus manos recorrieron el contorno de mis pechos y mi cintura hasta llegar a mis piernas, levanto un poco mi vestido y acaricio mis piernas, me beso el cuello y el escote de mi vestido, susurre su nombre y sus labios se encontraron con los míos, su mano comenzó a acariciar mi muslos suavemente y yo me detuve rescatando el poco control que me quedaba, no podría detenerme si seguía, tenia de acabar con esto. -Detente…-, le dije en un hilo de voz, el se detuvo jadeando y su frente se encontró con la mía, estaba segura que sabia por que se lo pedía, Edward no era un hombre que pasar por la vida engañando y traicionando, sabia lo que esto significaba para el, debía alejarme por lo dos. Le dio un beso en la mejilla con los ojos llenos de lagrimas y el se separo mientras recogía mis cosas…no dijo nada, salí de mi oficina llorando, deseando poder volver y que me hiciera suya…pero Rosalie era después de Alice l personas mas importante en mi vida y aun cuando me muriera por dentro ella estaba con Edward de no ser por mi el estaría con ella…ahora. En una cosa si tenia razón, el tenia mi vida, Alice lo había visto volver a Phoenix había sido la peor decisión de mi vida. ____________________________________________________
Suspiritos: NO DESEARÁS FAN FIC
Suspiritos: VENTANA AL AMOR FAN FIC
CAPITULO 27
Comenzando De Vuelta
† Bella POV
Mi mente y mi corazón se habían destrozado en miles de pedazos cuando volvimos del funeral donde habíamos dado nuestro adiós a Allie. Habían pasados días sin que hablara, sin encontrar las fuerzas y mi voz para hacerlo. Edward había permanecido a mi lado en todo momento, sosteniéndome seguramente entre sus brazos. En silencio, observaba sus ojos transformarse en un profundo negro. Se negó a dejarme, pero estaba agradecida en las mañanas cuando veía sus dorados ojos.
La casa se había caído a pedazos a mí alrededor, todos sus habitantes estaban tan aplastados como yo. Vi la furia de Rosalie y sentí dolor cuando salió corriendo por la puerta con Emmett corriendo tras de ella, rogándole desesperadamente que se quedara. Jasper se había ido, pero Alice se había quedado. Sabía que se quedaba por mí, pero no tenia voluntad de pedirle que se fuera. Nada quería salir.
Nadie hablaba. La casa permaneció en silencio por una dolorosa semana.
Y entonces, encontré mi voz.
Volví a hablar, más que nada con Edward. Solía escucharme, sus ojos brillaban emocionadamente al volverme oír hablar. Cada momento no estaba lleno de dolor, solo teñido con él. Extrañaba desesperadamente a Allie, pero la casa se caía a mí alrededor, rogándome que fuera fuerte. Todos se destruían a su mismos desde dentro hacia fuera. No podía dejar morirles por dentro.
No podía dejar que esto destruyera todo lo que amaba. No podía dejar que esto lastimara a Edward.
Y entonces, fue con esos pensamientos que comencé a sanar. Al principio fue lento, obviamente. Luché contra la memoria de Allie en un intento de seguir adelante. No fue sino hasta dos semanas después que me di cuenta que debía abrazarme a su recuerdo y seguir adelante. Allie siempre me quiso ver feliz. No podía decepcionarla ahora. No cuando había encontrado una forma de ser feliz.
Allie fue mi ángel. Había aparecido para hacerme soportar las horas más duras de mi vida. Había aparecido para darle luz a aquellos cuatro años. Cuando mi vida, Edward, había vuelto a mí, Allie se fue de este mundo. Mi ángel había vuelto al cielo.
Estaría mal hacer de su visita a la tierra un desperdicio. Sería una lástima ser salvada por su amor solo para ser quebrada con su regreso al cielo. Me había salvado de destinos más tremendos que la muerte, me había salvado de mi misma. Tenía que seguir adelante en su memoria. Tenía que sonreír por ella, respirar por ella, amar por ella…porque ella así lo hubiese querido.
Finalmente, luego de tres semanas, decidí que quería ser transformada. Quería separarme de la vida que había conocido. No quería recordar ni a Mike ni al dolor que me había causado. Quería una nueva vida y llevarme solo los recuerdos que quería. Allie y Edward. Quería tenerlos en mi corazón y cambiar. Quería empezar una nueva vida con Edward.
Y él había accedido. Finalmente hacia accedido.
Llevé el cepillo a mi cabello húmedo, tratando de alisar el desorden que se había formado en mi sueño. Iba a visitar a la gente de la cual quería despedirme. Iba a despedirme de Charlie y de Renée…y luego iría a Edward.
Iría a mi nueva vida.
-¿Estás segura de querer ir tan temprano?- Preguntó Edward, mirándome desde la cama. Deshice el último nudo de mi cabello y dejé el cepillo antes de volverme hacia él.
-Quiero que me transformes esta noche, antes de que cambies de idea.- Admití.
El suspiró, dejando caer su cabeza, -Bella, no voy a cambiar de idea. Puedes tomarte el tiempo que quieras para despedirte--
-No,- Le corté. No podía esconder el dolor en mis ojos, -Ya tuve demasiadas despedidas para toda una vida, Edward. No quiero prolongar esto. Estoy lista para dejar la vida atrás. No quiero seguir despidiéndome.
Antes de que pudiera terminar mis palabras estaba en su gélido abrazo. Me sostenía cerca de él, una de sus manos sobre mi cabeza. Temblé entre sus brazos pero no por el frío de su cuerpo. El dolor se las ingeniaba para envolverme, aun ahora.
-Mejorara,- Susurró, sabiendo mis pensamientos sin leerlos. -No va a suceder simplemente. Va a tomar algún tiempo, pero mejorara.
Sabía que tenía razón, pero eso no me facilitaba lidiar con el dolor. Solo esperaba, con todo el tiempo que iba a ganar, que pudiera sanar.
-Lo sé,- Susurré, mas para el que para mí. Sabía que él estaba preocupado.
-Bueno, será mejor que nos apuremos o llegaras tarde,- Murmuró contra mi cabello, acercándome a él. Asentí suavemente negándome en redondo a abandonar sus brazos.
-¡Terminemos con esto de una vez!- Traté de sonar feliz. Traté de verme feliz. Por el dolor en sus ojos pude ver que no hice ninguna de ellas.
Descendimos las escaleras, encontrándonos con Rosalie al final de ellas. Sus ojos eran suaves, su expresión indiferente, -Bella.
-Es bueno verte de vuelta, Rosalie,- Sonreí. Realmente. Había visto un lado totalmente diferente de ella cuando estaba con Allie.
Mis ojos se agrandaron ante la sorpresa cuando me abrazo. Me quede allí, mi boca entreabierta y mis brazos colgando a los costados de mi cuerpo. Alcé mi mano y palmeé suavemente su espalda. -Lamento no haber sido lo suficientemente fuerte,- Dijo mientras se apartó. Sus ojos estaban cargados de vergüenza, -Lamento no haber estado por ti. Es que no podía…
-Rosalie, está bien,- Le aseguré, -Lo entiendo.
Y lo hacía. Había sufrido la pérdida de Allie. Sabía que ella también lo había sufrido. Todos lidian con sus emociones como mejor pueden. Algunos en silencio, otros lloran, otros gritan, otros se van…
-Me alegro,- Rosalie comenzó, suavizando su tono de voz, -de tenerte como hermana, Bella.
En medio del dolor que reinaba en mi cuerpo, mi corazón se alegraba con sus palabras. Después de todo lo que había sucedido, finalmente me sentía como si conociera a Rosalie. Finalmente me sentía aceptada y querida por ella. Mis ojos se llenaron de lágrimas y asentí en respuesta, las palabras se habían quedado atoradas en mi garganta.
Rosalie me sonrió mientras Edward me llevaba afuera, hacia su auto.
Tenía su Volvo aparcado en la puerta, el motor ya estaba caliente y lanzando aire caliente a su interior. Me sentí agradecida por la abrasadora atmósfera luego de haber pasado unos instantes en gélido aire. Temblé dentro del auto, calentándome, mientras salía de la calzada y avanzaba a velocidad hacia la estación de policía.
Sabía que Charlie estaría en el trabajo a estas horas, pero realmente no quería volver a la casa en la que alguna vez viví. No podría soportar ver esa cocina, ese living, mi habitación. Donde todo había sido feliz alguna vez, donde no había sido tocado por Mike y todo el dolor que había traído a mi vida. Era mucho más fácil ir a la estación de policía y hablar con Charlie. A el lugar donde el dolor finalmente había tenido su final.
Su caso estaba cerrado, luego de solo dos semanas de insatisfactorias búsquedas. Sabía que no había ganas de buscar al asesino de Mike. Después de haber matado a Allie, la verdad sobre su verdadera naturaleza se había propagado como el fuego. Nadie quería ayudar en su funeral. Nadie, salvo sus padres, se acerco a despedirse de él. Nadie quería hacerlo. A nadie le importaba.
-¿Bella?- La suave voz de Edward me sacó de mis pensamientos. Alcé mi vista para ver que habíamos llegado. ¿Cómo era posible, que aun ahora, su velocidad me sorprendiera?
La puerta se abrió y me volteé para ver a Edward, sosteniendo su mano hacia mí. La tomé agradecida, saliendo a la gélida atmósfera. Camine hacia la estación, mirando a mí alrededor, tratando de divisar a Charlie. Seguramente estaría atrás y nadie estaba atendiendo en el escritorio. Me estire para tocar el timbre para que me atendieran.
-¿Bella?- Mi cabeza se alzó de golpe. Conocía esa voz. Una de las voces que habían aplastado mi mundo hacia solo tres semanas atrás. Me gire lentamente, moviendo mis ojos para ver a Jessica.
Estaba más flaca que la última vez que la había visto. Estaba de pie, sus manos cerradas en las frías barras de metal mientras me miraba. Su rostro se veía torturado, tenia círculos negros debajo de sus ojos y sus facciones delineadas por el dolor.
-¿Jessica?- Susurré. Me adelanté un paso, aun moviéndome lentamente, -¿qué haces aquí?-
-Deberías saberlo,- Su voz era dura. -Le dijiste a Charlie que yo sabía que Mike te golpeaba. Revocó mi licencia y me han sentenciado a tres años en prisión. He perdido mi trabajo. He perdió mi vida…por ti.
-Y yo perdí a mi hija por ti.- Susurré, mi voz sonaba fría. Una capa de sarcasmo cubrió mis siguientes palabras, -¿Eso nos hace quedar a mano?
-No sabía que Mike te pegaba,- Murmuró Jessica. Sus ojos me decían lo contrario.
-Deberías haberlo sabido,- Edward habló detrás de mí, -Después de todo, él te lo dijo. Cuando dormías con él ¿Verdad?
-¿Cómo es que...- Sus ojos se agrandaron.
-Siempre has sido fácil de leer,- La voz de Edward era oscura. Yo sabía exactamente de lo que hablaba, Jessica, por fortuna, no lo sabía.
-No quiero estar aquí,- Jessica bajó sus ojos al suelo.
-Y Bella no quería perder a Allie,- Respondió Edward.
Miré a la chica que una vez, hacia ya mucho tiempo, se llamaba mi amiga y no sentía lastima. Era por su egoísmo que Allie había sido apartada de este mundo. No se merecía su trabajo, ni se merecía estar en la sociedad, arruinando otras vidas.
-Lo siento,- Susurró Jessica.
-En tres años,- Hablé, suavizando mis palabras ahora, -Cuando estés libre…quizás te crea.
Me alejé de ella, dejando ir esa parte de mi vida. Toqué el timbre y unos instantes después, Charlie entraba a la sala.
-¡Bells!- Caminó hacia mí, acomodándome entre sus brazos. Se apartó para mirarme, su rostro delineado con preocupación, -¿Cómo estás?
-Mejor,- Le aseguré.
-¿Qué puedo hacer por ti?- Sus ojos se volvieron hacia Edward por unos instantes antes de volver a mí.
-Vine a despedirme,- Mi voz no sonaba quebrada. Esto se sentía bien. Esto estaba bien.
-Mi familia se muda,- Explicó Edward. -Le hemos preguntado a Bella si quería venir, y ella aceptó.
-No quería irme sin despedirme,- Le sonreí tristemente. Los ojos de Charlie se humedecieron y se los seco rápidamente, avergonzado.
-Bueno, eres una chica grande,- Su voz sonaba ronca, -Estarás bien, Bella.
Charlie me soltó y me palmeó en la espalda. -Gracias, papá.
No había más palabras por intercambiar. No podía decir nada que pudiera hacer más fácil para él las cosas que había sucedido. No le culpaba por lo de Allie. No podía culparle por lo de Allie. Nunca había tenido la intención de que resultara lastimada. Había hecho todo lo que pudo, pensando que era para protegerla.
-Te quiero, Bells,- Su vos sostenía las lágrimas que trataba de evitar.
-Yo también te quiero, papa,- Susurré por última vez antes de darme vuelta y caminar hacia la puerta. Edward me seguía los pasos, en silencio.
-¿Me prestas tu teléfono?- Pregunté antes de que los dos nos encontráramos en la seguridad de su auto.
-¿Bella, ahora?- Preguntó incrédulamente.
-Quiero llamarla y terminar con esto.- Susurré, -Además, no es que no pueda volver a llamarle luego de esto. Quiero que sea rápido. Quiero que me trasformes, Edward.
El suspiró, pero me entrego el teléfono sin dar vueltas.
Marqué el número, -¿Mamá?
-¡Bella!- La voz de mi madre sonaba sorprendía al principio, pero luego se lleno de preocupación, -¿Cómo estás?
-Estoy bien, mama,- No quería hablar del dolor en mi corazón, -Mama, necesito decirte algo.
-¿Que es, cariño?
-Te quiero,- Susurré. No podía despedirme de mi madre. Sabía que volvería a llamarla. Podía continuar hablando con ella como siempre lo había hecho.
-Oh, Bella, cariño,- Pude sentir el alivio en su voz, -Yo también te quiero.
-Te hablare luego, mama.
-¿Solo por eso llamaste?- Su voz sonaba sorprendida.
Sonreí. -Sí.
-Oh,- Aun sorprendida, -Bien, cariño. Te quiero. Mejórate.
-Yo también te quiero, lo intentaré.- Corté la línea, cerrando el teléfono. Lo dejé en la mano de Edward.
-¿No querías decirle que te ibas?- Preguntó, guardando el teléfono en su bolsillo.
-No tiene sentido,- Mi mirada se volvió hacia él. Edward me miraba, como siempre, -Puedo volver a llamarla en tres días si quiero. Solo quería hablar con ella una vez más antes de…
Edward tomó mi mano, apretándola gentilmente, -No tenemos que hacerlo.
-Yo quiero esto,- Le aseguré. A estas alturas estábamos llegando a su casa.
-¿Cuándo?- Su voz estaba forzada. Edward bajó la velocidad, prolongando la espera.
-Ahora,- Mi ceño se frunció, -Ni bien lleguemos a la casa. ¿Estás manejando lento a propósito?
-Sí,- Suspiró, aumentando la velocidad. Nos detuvimos frente a la casa y unos momentos después Edward me abría la puerta.
Me enterré en su abrazo mientras Edward me alzaba en sus brazos, cargándome escaleras arriba hacia su habitación. Me acomodó en la cama y procedió a arreglar las sabanas y las almohadas. -¿Estas cómoda?
-¿Por qué las almohadas van a mitigar el dolor?- Sonreí, tratando de bromear.
No funcionó. El se sobresaltó ante mis palabras, mirándome preocupadamente, -Edward,- Continué rápidamente, -Estoy bien. Estoy cómoda.
-¿Estás segura?
-Estoy segura.- Respiré.
Miré alrededor de la habitación, observando mis alrededores por última vez con mis ojos humanos. Me di cuenta de que el resto de los integrantes de la familia Cullen estaban parados en la puerta, cuidándome. Les sonreí agradecidamente.
-Están aquí para...- Edward se pausó.
-Confió en ti,- Susurre. Estaban aquí para asegurarse de que no iba a matarme. Alice me sonrió confiadamente.
Todo iría bien.
Edward se agachó sobre la cama, inclinándose sobre mí. Mire a sus ojos. Eran de un suave y liquido topacio. Sentí la ansiedad recorrerme. Su aliento era intoxicantemente exquisito mientras tocaba mis labios con los suyos. Se aparto, lentamente, -¿Estás segura?-
Sonreír suavemente, -Estoy segura.
Lo estaba.
El bajó sus labios hasta mi cuello.
Y la vida volvió a comenzar.
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