Capítulo Veintiseis
Bella POV
Había pasado un mes desde que Tanya llegó, ella se había instalado ya en la editorial, mi nuevo libro ya estaba en la fase de edición y el otro estaba siendo todo un éxito en el extranjero.
A Alice por fin le estaba apareciendo la pancita, el día en que lo descubrió nunca lo olvidaría ¡se saco más de 100 fotos desde todos los ángulos posibles! Cambiándose la ropa en repetidas ocasiones. El lanzamiento de la ropa para embarazada que había diseñado fue todo un éxito, aunque claro, tuvimos que detener a Rose para que dejara algo para las demás clientas, quería toda la ropa para ella.
Alice había comenzado a organizar el babyshower para nuestra amiga, solo faltaba un mes para que Rose tuviera al bebé, así que estábamos trabajando de manera rápida en la organización del evento, en realidad, estaba refrenando a Alice para que no hiciera tantas locuras.
Edward y yo estábamos más felices y enamorados que nunca, aunque él frecuentaba mucho a Tanya, esto ya no me molestaba –bueno, lo intentaba-. Ella era una chica simpática; que estaba segura que podría llegar a considerar mi amiga. Además, no había nada que temer, Edward me amaba a mí.
-A ver… bocadillos.
-Listo…- le dije, Alice apuntó en una libretita.
-Regalos…
-Listos
-Decoración…
-Lista…- dije abarcando el salón de la casa de Rose y Em con una de mis manos.
Aquel lugar era la tierra del rosado y los tonos pasteles, por lo que era más que seguro que a Em le daría un ataque en cuanto lo viera por la noche. Había unas mesas dispuestas a lo ancho del salón con manteles rosas y flores blancas, una gran variedad de bocadillos se amontonaban en las mesas. Otro tanto de regalos lo hacia en uno de los estantes, estaba lleno de globos con frases como “es una niña” y “felicidades”. Alice se había esmerado para que todo estuviera perfecto.
-listo. Ahora solo falta que lleguen las invitadas y mamá traiga a Rose…
-es verdad…
-¿Cómo haz estado Bella?.- me preguntó tomándome por sorpresa
-Ah, bien, ¿Por qué lo preguntas, Allie?.- dije pretendiendo arreglar uno de los floreros.
La verdad últimamente no me había sentido muy bien, el estomago me dolía mucho y mi mal equilibrio había empeorado aun más. Pero no creía que fuera algo de lo cual preocuparse.
-es que estas más pálida de lo normal, ¿estas comiendo bien?
-Más que bien, diría yo. Tengo un apetito voraz últimamente.- no quise agregar que después de comer, tenía que partir al baño, pues todo me caía fatal.
Las invitadas no demoraron en llegar, trayendo consigo más regalos, al parecer Rose estaría horas abriendo aquella enorme cantidad de obsequios. Al poco rato ella y Esme atravesaron las puertas del salón.
-oh, chicas…esto es precioso…- dijo llevándose las manos al pecho emocionada.
Pasamos la tarde entre risas, recomendaciones de las que ya eran madres para el parto y los primeros meses, luego Rose comenzó a abrir los obsequios.
-oh, es precioso…- dijo alzando un vestido rosa con lazos de un tono más oscura.- muchas gracias, Claudia…
-de nada…- Rose hizo el intento de alcanzar un regalo
-déjalo, Rose…yo te lo alcanzo.- dije incorporándome
-gracias, Bells
No sé a que se debió, tal vez me levante muy rápido, tal vez fueron todos los trozos de tarta que había comido, con exactitud no lo sabía. Pero de pronto, todo comenzó a írseme a negro, como cuando entras en un túnel oscuro y me pitaban los oídos.
-creo que mejor llamó a Carlisle.- escuché decir a Esme, pero el sonido era algo confuso, como cuando escuchas bajo el agua. Con cuidado comencé a abrir los ojos
-oh, ya se esta despertando.- dijo esta vez Alice.
Abrí los ojos completamente e intente incorporarme despacio, estaba recostada en la inmensa cama matrimonial, mis amigas y Esme estaban sentadas en ellas, todas inclinadas para verme de cerca.
-¿Cómo te sientes, Bella?.- me preguntó Esme
-Eh..bien…- dije tomándome la cabeza.- ¿Qué me paso?
-Te desmayaste, cielo…
-Oh…
-¿quieres que llame a Carlisle?
-No, no es necesario. Ya me siento mejor…- mentí, en realidad aun me sentía un tanto mareada.
-¿quieres que te lleve a casa?.- me preguntó Alice
-En verdad te lo agradecería, estoy un poco cansada…
-Esta bien…
-Lo siento, Rose…
-Que dices. No te disculpes por nada, ahora mejor ve a casa y descansa…estas muy pálida Bella, mas de lo usual…
-Esta bien…adiós…- me despedí antes de salir de la habitación.
Alice condujo en silencio hasta mi casa, lo cual era extraño. Entramos y ella permanecía callada, Susan no estaba pues se había ido con Edward a jugar al parque y volverían para la cena. Me deje caer en el sofá totalmente agotada.
-¿Bella?.- habló por primera vez Alice
-¿si?.- pregunté alzando levemente la cabeza del respaldo del sofá
-¿Cómo te haz sentido últimamente?, y esta vez quiero la verdad…
-¿a que te refieres?
-¿haz sentido malestar de estomago o nauseas?
-¿a que viene todo esto?...
-Contesta mi pregunta por favor,- dijo sentándose a mi lado.- ¿los haz sentido?
-La verdad es que si, pero no creo que sea nada grave,…talvez es solo por que últimamente no paro de comer,- ella frunció el ceño.
-¿Cuándo fue la última vez que te llego el periodo, Bella?
¿Qué tiene que ver eso?.- ella entrecerró los ojos.- umm…no sé, un mes, tal vez un poco más…sabes que nunca he sido muy regular, pero ¿Qué tiene que ver?
-¿no crees que podrías estar…no sé, embarazada?
-¡Allie! ¿Qué dices?...- dije sorprendida
-¿no lo haz considerado?...después de todo es posible
-Si, lo es. Pero no creo que sea eso…
-Por que no mejor nos aseguramos…
-¿Qué sugieres?
-Por que no te haces una prueba…
-Crees que sea necesario, dudo que sea eso…
-Es para salir de dudas…
-Si insistes…
Alice me arrastro hasta la farmacia más cercana, se paso más de quince minutos mirando los distintos envases de las pruebas, todos de distintos colores y tamaños.
-esta es…- dijo tomando una caja blanca de apariencia más sencilla que las demás.- esta es la que utilice yo…
Nos acercamos hasta la caja y pagamos, luego nos dirigimos a mi casa, no sin antes detenernos en la pizzería, pues yo aun no había cocinado la cena y dudaba que lo fuera a hacer. Además, a Alice le dieron antojos de una pizza de pepperoni con doble queso.
-es sencillo, Bella.- me dijo Alice por enésima vez.- solo pones la muestra allí y después esperas a que salga el resultado…- asentí.- bueno, te dejo
-no, no te vayas…- le dije, estaba repentinamente ansiosa, ¿Qué tal y si de verdad estaba embarazada?
-Esta bien, vamos adelante…- me animo.
Hice todo al pie de la letra tal y como dictaban las indicaciones. Después deje el test sobre el lavamanos y Alice y yo nos sentamos a esperar, parecía que los minutos pasaran más lentamente de lo habitual, y la ansiedad me estaba matando.
-Bella, deja de dar vueltas…¡me estas mareando!- me dijo Alice
-¿falta mucho?.- pregunté retorciendo los dedos de mi mano unos contra otros
-No, ya es hora…- dijo después de consultar su reloj
-Bien…- dije y me senté en el borde de la bañera
-¿y, bien? ¿no pretendes ver el resultado?
-Cierto, cierto…- dije acercándome al lavamanos.
Allí frente a mi, estaba aquella pequeña cajita de plástico, la tome entre mis manos, no había notado que temblaban levemente hasta que intente ver el resultado, me tome unos segundos para serenarme y mire.
Positivo.
El test se me resbalo de las manos. Positivo. Positivo. Positivo.
-Bella, Bella ¿Qué pasa?.- me preguntó Alice, le acerque el test.- positivo, Bella ¡felicidades!, bueno, aun hay que confirmarlo, pero te aseguro de que esta prueba es muy confiable…- agregó acariciándose su panza.
Pero yo estaba muy lejos de allí. Todo indicaba que iba a ser madre, una parte de mi me decía que no debía preocuparme, ya había criado a Susan, sabía que tenía que hacer. Pero ahora era distinto, inconscientemente me lleve las manos al vientre, ahora una vida crecía dentro de mi. Una sonrisa tonta me cruzó los labios.
-¿Bella…me estas escuchando?
-Ahh…- dije saliendo de mi pequeña burbuja.
-Te decía que tenemos que hacerte una cita con un doctor, para confirmar el resultado…
-Ah si.- asentí.
Alice me pidió una hora con el medico para la mañana siguiente, yo no prestaba mucha atención a lo que me decía, estaba pensando en cunas y biberones…
-bueno mejor me voy…- dijo- se me hace tarde y Jazz debe estar por llegar
-esta bien. Conduce con cuidado…
-lo haré. Chau…
-adiós…
Me decidí a preparar las cosas para la cena, como calentar la pizza, sabía que aun no podía decirle nada a Edward hasta confirmarlo, no quería ilusionarlo y tampoco a Su. Por ahora sería mi pequeño secreto.
y entonces la cometa se elevo…y casi se me escapa…- comentaba Su con lujo de detalles la tarde que ella y Edward habían compartido en el parque. Yo la escuchaba aun sonriente, maravillándome con las cosas que decía.
Cenamos contentos y después me fui a acostar a Susan, pues aun le quedaban unos días de clases y mañana debía despertarse temprano. Edward se fue al poco rato.
-¿a que se debe tanta felicidad?.- me preguntó cuando nos despedíamos en el porche. No se le escapaba nada.
-Nada, solo pienso en lo hermosa que es la vida…
-Y lo es, más desde que te tengo junto a mi…- dijo estrechándome en sus brazos
-Estas seguro de no querer quedarte…
-Si, es mejor que me aparezca por mi departamento de vez en cuando al menos para que los vecinos no crean que esta abandonado
-Esta bien…te voy a extrañar…
-Y yo a ti…- dijo antes de besar mis labios.
Esa noche mis sueños estuvieron plagados de bebés con cabello cobrizo y ojos cafés, o en su defecto, cabello castaño y ojos verdes. Las nauseas me despertaron cinco minutos antes de que el despertador sonara. Al menos no fueron tan fuertes como otras veces, tome una ducha después de la cual no pude evitar más tiempo del necesario frente al espejo. Era estupido, pero esperaba verme algo de pancita, obviamente no era así, pues si mis cálculos no están tan errados, debía tener a lo más uno o dos meses.
Luego me vesti, prepare el desayuno y desperté a Susan.
Después de que desayunara sus cereales con leche y se lavara los dientes, ambas tómanos nuestros abrigos y nos dirigimos al carro. Me despedí con un beso y con abrazo en las puertas del colegio. Me dirigí al centro, rumbo a la consulta. Como llegue puntual no tuve que esperar mucho para que me atendieran.
La doctora me pidió algunas muestras para realizar unos estudios rápidos, me dijo que volviera en unas dos horas para obtener los resultados. Como aun era muy temprano decidí dar una vuelta por el parque, aunque el invierno se nos acercaba con pasos agigantados aun se podían apreciar algunas hojas de color en las copas de los árboles, estuve tanto tiempo observando la naturaleza que cuando fui a consultar la hora me di cuenta de que ya era tiempo de recoger los resultados de los exámenes.
Entre en la consulta sintiéndome presa de los nervios nuevamente. Que tal y el test había arrojado un falso positivo, ¿Cómo me sentiría al enfrentar la decepción? Había pasado toda la noche imaginando como se sentiría tener entre mis brazos al hijo mío y de Edward. No podía ser mentira. Se senté frente al escritorio, tras él la doctora leí el informe. ¿Por qué demoraba tanto? ¿O era acaso yo la que creía que el tiempo pasaba tan lento? Parecía que no iba a acabar nunca.
Deslizo la hoja hasta apoyarla en el escritorio de roble, luego se arreglo la montura de las gafas. ¿Por qué tenía que hacerlo justo ahora?. La mire con impaciencia y ella esbozo una sonrisa.
-Felicidades señorita Swan…esta usted embarazada.- me dijo. Aquella frase me supo a gloria.
-¿Cuánto tengo?.- pregunté
-Ocho semanas…- me informo.- ahora debemos hablar un poco de los cuidados que debe tener en su estado.- yo asentí.
Estaba tan emocionada que me era difícil concentrarme en cualquier cosa que no fuera la inmensa felicidad que sentía en estos momentos, pero me obligue a concentrarme en todas las indicaciones que me daba la doctora, después de todo eran por el bien del bebé.
Mi bebé, fruto del amor que nos profesábamos Edward y yo.
Salí de la consulta radiante de felicidad y con un frasco de vitaminas, una hoja de indicaciones y una orden para una ecografía dentro de unas semanas. Llegué hasta mi carro, no sabía si era muy temprano o no para darle la noticia a Edward, me debatí entre hacerlo ahora o preparar algo especial y decírselo durante una cena o algo por el estilo, también podría esperar unos días y decírselo para nuestro nuevo aniversario, pero sentía que debía decírselo o la felicidad me haría explotar, aunque claro no literalmente.
Finalmente me decidí por ir de inmediato a su departamento y contarle que seríamos padres, no sin antes detenerme en mi pastelería favorita y comprar una gran tarta de duraznos para celebrar. Aunque al llegar allí, mi bebé cambio de planes y termine comprando una tarta de frambuesas y un par de galletas de chocolate para el camino.
Conduje con calma, tomando el doble de cuidado habitual, por lo que me demore más de lo normal en llegar al edificio. Me tomaba todo de manera más lenta y calmada ahora que iba a ser madre.
Madre. Iba a ser madre…
Susan me había comenzado a llamar “mami” desde hacía poco y aun se me hacía raro pensar en mí de esa manera, ahora se me hacía más fantástico al pensar que una pequeña parte de mí y Edward estaba creciendo en mi interior.
Después de haber estado tantos años sola junto a mi sobrina de pronto iba a tener una familia mucho más numerosa, tenía un hombre a mi lado que me amaba más que a todo al igual que yo a él y un hijo o hija en camino. Mis mejores amigas también iban a ser madres, por que lo que me había ganado de paso dos sobrinos. Parecía que todo estaba cambiando para mejor y las cosas estaban tomando su lugar.
Cuando entre en la recepción del edificio incluso me debatí entre usar o las escaleras o el ascensor, era una aptitud ridícula, pero por algún extraño motivo necesitaba sentir seguridad. No quería que nada malo le pasara a mi bebé. Además, teniendo en cuanta lo propensa que era a sufrir accidentes era de lo más sensato que me tomara el doble o incluso triple de cuidado en todo lo que hacía. Después de todo era una mujer embarazada.
Decidí finalmente que era seguro tomar el ascensor, en cuanto este llego me monté en el y presione el botón que indicaba el piso de Edward. Ahora no me molestaba la lentitud, por mi todo fuera en cámara lenta para disfrutar cada instante.
Demore unos instantes frente a la puerta, rebuscando en mi cartera la copia de las llaves que me había dado Edward, finalmente las encontré debajo de un paquete de golosinas que me había pasado Susan hacía unos días. Gire la llave en la cerradura.
Todo estaba en silencio, por lo que supuse que mi novio seguía aun dormido, sonreí para mí, eso facilitaba la sorpresa. No me gustaban las sorpresas cuando estas me tenían de blanco a mi, cuando era otro el sorprendido esto cambiaba. Me dirigí a la cocina con pasos lentos y cuidadosos, no fuera a ser que me tropezara con la alfombra o algo por el estilo.
El paquete con la tarta que sostenía entre mis manos se precipitó al piso.
Frente a la cocina estaba Tanya, ella no había notado mi presencia hasta que sintió el estruendo que realizo el paquete al caer, llevaba puesta solo una camisa. Una camisa de Edward.
Sentí como mi corazón se comprimía, y luego se rompía en miles de nimios pedazos dentro de mi pecho. Las lágrimas no demoraron en comenzar a caer por mi rostro a la vez que me llevaba una mano al vientre, intentando proteger a mi bebé de algo desconocido.
-Bella- comenzó a decir Tanya
-¿Tanya, Qué fue ese ruido?.- preguntó aquella voz que me era tan conocida. Él apareció en la cocina, su cabello estaba mojado y solo lo cubría una toalla. El corazón se me precipito al piso.- ¡Bella!.- exclamo sorprendido. Pero no asustado ni nada por el estilo.- ¿Qué te pasa?..- me preguntó procurado, comenzó a acercase a mi.- ¿Bella, amor, Qué sucede?.- dijo tomando mi brazo con suavidad
-¡suéltame!- le grite apartando mi brazo con brusquedad.
Me gire de manera rápida y salí por la puerta rumbo a las escaleras, las baje de manera rápida y precipitada olvidando toda mi cuidado anterior, pero con mi mano derecha aun firmemente sobre mi estomago.
No podía sacar aquellas imágenes de mi mente. No podía dejar de pensar por cuanto tiempo me había estado mintiendo.
Me subí al carro y arranque, no deseaba darle la más mínima oportunidad de seguirme, conduje aun cuando las lágrimas me nublaban la vista de manera constante. Hasta que no divise los aparcaderos del lago no me detuve. Baje del coche y camine hasta el muelle, aquel muelle en el que jugábamos de pequeños.
Me derrumbé y las lágrimas y los sollozos escaparon sin pudor de mí. Me dolía, me dolía el corazón, más bien me dolía el lugar en donde este se encontraba hacía unos minutos, pues se había roto al ver semejante escena.
Él nunca me había querido. Debí haberlo sabido desde un principio, era demasiado irreal para ser verdad. Pero me dolía su engaño. ¿Por qué hacerme daño?. Acune mi vientre con mis manos, ¿Por qué dejar que llegáramos a tanto? ¿Qué le iba a decir a Su? ¿Qué le iba a decir a su hijo? Pues, al final de cuentas yo estaba esperando un hijo de él, el hombre que jugo con mi corazón.
Escuché el sonido de mi celular repicar dentro de mi cartera, pero lo ignore. Siguió tocando por un largo tiempo, mientras yo seguí llorando y aferrandome a lo único que me quedaba, mi pequeña familia rota.
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disculpen lo tarde de la actualización pero me he quedado sin tiempo y encima una nube se instaló e mi y la muy malvada se niega a dejarme ver el sol U.u ... del fic... pfff... mal momento para un cap triste...
cuidense, suspiren y...
Nos leemos en un tris
Bellany G.
**No quiero perderte nunca**