jueves, 26 de noviembre de 2009


Capítulo 13. Jueves

Bella POV

Otra espantosa noche sin dormir. Otro torturante día más de clases con este enorme vientre. El jueves comenzaba a reemplazar a los lunes como mi peor día de esta semana. Casi podía mantener mis ojos abiertos en las primeras clases de la mañana. El dolor de la parte inferior de mi espalda había viajado hacia mi cuello. Edward trató de ayudar al masajear los nudos antes de ir al instituto, pero nada parecía servir. Estaba contando los minutos para que se terminara el embarazo.

En todas las clases, los estudiantes cotilleaban sobre el video de nacimiento que tendríamos que mirar. Algunos estaban entusiasmados, otros asustados y otros se descomponían de solo pensarlo. Yo simplemente esperaba encontrar un asiento cómodo para dormir con mi cabeza en el hombro de Edward sin que nadie lo notara. En una desesperación por comer algo, entré a la cafetería en busca del almuerzo.

Fui hacia la mesa donde los Cullen se sentaban para dejar mis libros allí antes de ir por comida. Por tercer día consecutivo, Alice escogió mi almuerzo. Esta vez traía una ensalada nada apetitosa, con lechuga en lugar de espinada y estaba adornada con huevo hervido y tofu. Rompió en una charla sobre los beneficios del tofu para la salud, a lo cual hice oídos sordos. No tenía la energía suficiente como para esconder mi disgusto. Miré la comida con mi labio fruncido, y luego a Alice antes de marchar hacia la línea de almuerzo. Mientras caminaba, los chicos estallaron en risas una vez más.

Habiendo tomado las opciones menos saludables posibles, volví a la mesa con una bandeja con barras de caramelo, nachos (aparentemente seguía con mi antojo de comida mexicana) y una gran malteada de chocolate. Alice sacudió su cabeza en señal de desaprobación. “Bella, ¿Estas segura de que quieres comer todo eso? No es muy saludable. ¿Y toda esa azúcar?”

No le dije una palabra. Sin quitar mis ojos de ella, tomé a ciegas la barra de caramelo, la abrí y desafiantemente le di un buen mordisco. Esperé que dijera algo, pero simplemente me sonrió.

Gruñidos, suspiros y un simple ‘si’ llegaron a mis oídos. Aparentemente Edward había ganado ‘la apuesta de Bella del día’ la cual parecía ser sobre mi y mi habilidad, o falta de pasar el almuerzo sin comer las horrendas selecciones de Alice. Todos sus hermanos le entregaron el dinero a regañadientes. Emmett murmuraba algo como que ‘era injusto’. Edward parecía bastante orgulloso de si mismo mientras guardaba el dinero en su bolsillo, riendo. “¡Aposté que ibas a revelarte!”

Sus ojos se encontraron con los míos y vio que le miraba con una expresión de enojo. Su expresión se torno en una de confusión “¿Qué Bella?” yo continué dándole aquella mirada asesina, pero no lo estaba entendiendo.

Aun sin hablar, apoyé mi codo en la mesa y extendí mi mano hacia el, con la palma hacia arriba. El se quedo unos instantes mirándola, tratando de entender que quería.

“¿Quieres el dinero? Pero Bella, lo gane legal y limpiamente. No seas absurda.”

“Primero, no estoy siendo absurda. Segundo, decidí que si voy a ser el centro de sus apuestas, quiero un porcentaje. ¡Así que dame mi parte Edward!”

“¡Bien dicho!” Emmett comenzó a aplaudir. “¡Cállate Emmett!” Rosalie y yo dijimos al unísono.

Tomé la porción de mantequilla de maní de mi bandeja y la arrojé por el hombro de Emmett con mi otra mano. El olor de la mantequilla golpeó su sensitiva nariz mientras pasaba por su lado. Se dio vuelta tan rápido para perseguirla, que sus piernas se atoraron debajo de la mesa y cayó al suelo, casi llevando a Rosalie con él. “Rosalie… ¡no me mates! Lo siento. ¿a donde vas?”

Rosalie le miraba furiosa. “al laboratorio de computadoras...necesito conectarme.”Se dio vuelta sobre sus talones y estaba fuera de la puerta, con Emmett no muy lejos de ella, rogándole que dejara a su Jeep en paz.

Jasper y Edward estaba riéndose de los dos mientras salían de la cafetería. Yo no había movido ni un músculo, mi mano aun seguía extendida y mi mandíbula apretada. Cuando Edward volvió a mirar en mi dirección, se dio cuenta de que no me iba a rendir así que sacó los billetes y me dio la mitad. “¿Que vas a comprar con tus ganancias?” preguntó sarcásticamente.

“No lo se…quizás un corpiño con estampado de leopardo y unas bragas a juego…quien sabe, si continúan apostando, quizás tenga suficiente dinero como para hacer mi colección de ropa interior de la jungla, cebras, leopardos, tigres, piel de serpiente…” le lancé. El rostro de Edward se puso en blanco, Jasper ahogo un gritito y Alice tapo su boca para contener una risa. Edward miró a Jasper y entonces él comenzó a abanicarse- “Necesito salir de aquí, Alice…sobrecarga emocional ahora mismo con estos dos…” el tomó a Alice de la mano y se fueron de la cafetería.

Edward y yo nos miramos por lo que pareció una eternidad. Me rehusé a romper su mirada y sus ojos dorados atravesándome el alma. Edward se inclinó hacia mi, “Bella...” conocía ese tono, estaba tratando de suavizarme. El se rehusaba a romper el contacto visual.

“¿Si, Edward?” pregunté arrogantemente, aun mirando a sus hermosos ojos.

“¿Por qué sigues haciendo que mi hermano te imagine en ropa interior?”

“Por que te ves lindo cuando te enfadas.” No pude contener más la sonrisa. El deslumbramiento funcionaba. El solo sacudió su cabeza, incrédulo. Sentí que el mal humor que me había acompañado la mayor parte del día se estaba yendo. El azúcar había ganado.

“Vamos, no queremos llegar tarde a esa maravillosa película sobre el milagro de la vida. Vamos a buscar buenos asientos para que pueda echarme una siesta.” Caminé alrededor de la mesa y le besé en la mejilla. El saltó y me tomó en sus brazos.

“¿La Bella feliz esta de vuelta?” preguntó con una enorme sonrisa en su rostro.

“Si. Aparentemente no puede resistirse a un hermoso vampiro…y te ha extrañado.” Me paré en la punta de mis pies y le di un beso. El tomó mi mano en la suya y nos dirigimos al gimnasio.

La gente estaba reunida afuera de las puertas del gimnasio. El timbre sonó y el señor Anderson abrió las puertas al instante. “Muy bien, el plan es el siguiente. Quiero que ustedes y sus compañeros encuentre un asiento juntos. Tendremos una demostración y luego la película. En silencio, vallan en busca de asientos.” El se apartó de la puerta y nosotros comenzamos a llenar el gimnasio.

Las gradas habían sido apartadas del medio. Por el piso había pequeñas colchonetas que se parecían a las que se usan en las clases de yoga. Le di un apretón nervioso a la mano de Edward. Por el rabillo del ojo vi a Alice, sonriendo y apuntando una colchoneta vacía cerca del resto de los Cullen. Nos sentamos y esperamos a que el señor Anderson comenzara.

”Ahora han estado embarazados por los últimos 3 días. Hoy veremos un video sobre los nacimientos para prepararlos para la llegada de los bebes mañana.” Una mujer con cabello castaño rizado camino hacia el podio, junto al señor Anderson. “Antes de que una mujer de a luz, ella y su pareja van a clases de pre-parto juntos para ayudarles en la experiencia de dar a luz. Tenemos a la señorita Winters aquí con nosotros para darles una pequeña introducción de este curso, seguida por mi video. Señorita Winters…”

La señorita Winters dio una larga explicación de los cambios que suceden en el cuerpo de una mujer mientras esta embarazada. La mayoría de las chicas y chicos tenían su rostro contorsionado en una expresión de horror y las bocas abiertas para cuando termino. Con la mayoría de la clase en estado de shock, entonces comenzó con la demostración de la ‘tecnica de respiración’ que las mujeres usan cuando dan a luz. Pronto, toda la clase estaba jadeando como un perro en verano.

Emmett estaba compenetrado con sus ‘hee hee’ y ‘hoo hoo’. Para alguien que no necesitaba respirar, lo hacia con bastante empeño. Rosalie lo miraba como si quisiera botarlo mientras estaba sentada detrás de él, masajeándole la espada para ‘apoyar a la persona’, como se suponía. Ella miró en nuestra dirección y nos hizo una mueca.

Alice trataba de respirar, pero Jasper continuaba susurrándole algo al oído así que sus ‘hee hee’ sonaban más a una risita tonta con su musical voz. Se veía tan pequeña al lado de Jasper quien estaba masajeándole la espalda. Su rostro se volvió hacia mi y ladeó su cabeza hacia Emmett para que no me perdiera el espectáculo que estaba dando.

Mis ojos se encontraron con los de Edward. “Voy a tomar una siesta. Soy buena en eso de la respiración.” No estaba de humos como para ponerme en la ridícula posición de hiperventilar como el resto, así que me aovillé y descansé mi cabeza en las piernas de Edward mientras masajeada mi espalda. Sentí su pierna sacudirse mientras se reía. Unos momentos después escuché al señor Anderson acercarse y aclarar su garganta “Señorita Swan, ¿por que no esta respirando como el resto?”

Sin levantar ni un centímetro mi cabeza, contesté “No se preocupe, aun respiro señor Anderson. Solo estoy un tanto mareada por todos los hee hees y hoo hoos que hice. También creo que estoy teniendo calambres...aunque es obvio de esperarse si estoy en trabajo de parto ¿verdad?” escuché un bufido y luego el sonido de sus zapatos alejándose.

Edward inclinó su cabeza sobre mi “¿Tratabas de asustar al hombre?”

“Si. ¿Que tal me fue?”

“Los calambres fueron el toque de gracia. El video esta por comenzar. ¿Quieres verlo?”

“En realidad no. Prefiero que mi almuerzo siga a salvo en mi estomago por ahora. Pero dime si alguien va a desmayarse. Quiero verlo.” Comencé a reírme ante la imagen.

Treinta minutos después, las luces se encendieron. Mike Newton se había desmayado, aterrizando desparramado frente a Jessica. Estaba segura de que estaba sopesando la idea de haberlo escogido como padre de su hijo. Una chica llamada Mari de mi clase de ingles había vomitado en uno de los cestos de basura y una gran cantidad de estudiantes salieron corriendo del gimnasio por que no se sentían bien. Los chicos y las chicas estaban sentados en silencio para cuando las luces se encendieron.

“Mañana darán a luz señoritas…y señores.” Le dio una mirada a Emmett quien se había aclarado su garganta para recordarle al Señor Anderson de su experiencia de dar a luz. “Mañana sortearemos el sexo de sus bebes en la mañana y entregaremos a sus bebes al final del día. Eso es todo. ¡Vuelvan a clases!”

Me senté en el suelo y me sentí como una tortuga atrapada en su espalda. El enorme vientre me hacia perder el balance, lo cual me impedía levantarme. Finalmente me di vuelta quedando con manos y rodillas en el suelo cuando le escuché reír. Mi cabeza se levanto de golpe y vi que Edward se había levantado y extendía su mano hacia mi. “Sigue riendo Edward y quizás no veas a la Bella feliz...”

Repentinamente sus ojos se llenaron de entusiasmo. “eso me da una idea. ¿Quieres salir de aquí? Saltémonos las clases, diremos que estas enferma y vamos a mi casa. ¿Qué dices?”

“¡Sabia que había una razón por la cual te amo! Vamos.” Sus dedos se entrelazaron con los míos y nos dirigimos hacia la puerta. En lugar de dirigirnos hacia la izquierda, por el largo pasillo hacia nuestros casilleros, casualmente giramos por la derecha y nos dirigimos hacia las puertas dobles.

“¿Ha donde están yendo ustedes dos?” estalló una voz detrás de nosotros.

“SSSHHH ¡¡Emmett!! Me voy enferma a casa.” Resalté el ‘enferma’ y le di una mirada. Todos los Cullen estaban con nosotros. “¿Cómo se sienten? ¿Alguien más se siente enfermo y necesita ir a casa? Creo recordar que unas subastas de Ebay terminaran pronto...”

“¡mierda! Rose, bebe, ¿Tienes las llaves? ¡Tenemos que irnos! Sabes como esas personas aparecen a apostar al último segundo. Quiero estar listo para el perdedor de quierotujeep.” Emmett abrió la puerta y Rosalie, Jasper y Alice le siguieron corriendo hacia el auto. Alice nos dio un guiño antes de saltar dentro del auto.

Escuché un gruñido mientras Edward y yo mirábamos el Volvo salir del estacionamiento. Hicimos un rápido viaje a la enfermería donde Edward le hablo dulcemente a la enfermera para que me dejara el resto del día libre y partimos hacia la casa de Edward en mi camioneta.

“Gracias por sacarme de allí. No podría soportar otro minuto mas en esas incomodas bancas.” Le mire mientras manejaba. Sus ojos no se encontraron con los míos, pero aun así me ruboricé.

“No hay problema. Solo trataba de cuidar de la madre de mi bebe ficticio.” El extendió su mano y palmeó el vientre falso.

“Y te amamos por eso.” El besó mi mano, lo cual me dio escalofríos.

Mientras entraba a la calzada de la casa de los Cullen, Edward me advirtió que el tema de Ebay se saldría un poco de control. “ya sabes cuan competitivos pueden ser.”

“¡Cuento con ello!” mientras me dirigía a la casa golpee la puerta e hice lo que era usual en mi, tropecé dentro de la casa. Edward, como siempre, me atajo riendo. “Quizás debamos poner una rampa hasta la puerta ¿me pregunto si eso ayudara?”

mis ojos se achicaron y le di una mirada molesta.

“Edward, eso no fue muy amable.” Le reprendió Esme. El sonrió apenado pero ella le dio una mirada maternal.

“Lo siento Bella, eso fue descortés. ¿Me perdonas?” ¿Como iba a estar enfadada con él? Le di un beso en la mejilla. “Si, estas perdonado.” Me volví y camine hacia Esme quien tenía sus brazos extendidos, esperando un abrazo. “¿Cómo estas Bella?”

“Honestamente, estoy lista para dar a luz y sacarme este vientre de encima antes de que rompa algo. No creo que mi espalda vuelva a ser la misma.” Ella dulcemente comenzó a masajear mi espalda mientras me sentaba en el sofá.

Esme miró a Edward y supe que le estaba haciendo alguna pregunta en su cabeza. Edward sonrió y asintió. “Creo que le gustara mucho.” Sus ojos pasaron a mi rostro lleno de confusión. Una vez más no entendía nada, pero la expresión en su rostro era tan suave que supe que nada malo ocurriría. Le devolví la sonrisa y me besó en el cuello. “Voy a ver en que anda Emmett.

Le escuché a Esme decir suavemente. “Chicas, ¿podrían venir un instante?”

Rosalie y Alice aparecieron segundos después de diferentes direcciones de la casa. “¿Ya es hora?” preguntó Alice con un dejo de emoción en su voz.

“Si. Bella, Me preguntaba si no te molestaría entretenerme un poco esta tarde.” Me dio una mirada con su calida sonrisa maternal.

“Cualquier cosa por ti, Esme, lo sabes.”

“Ok, ve con las chicas que te prepararan.” El pánico que sentí debió de notarse en mi rostro por que ella se inclinó hacia mi y dijo “No te preocupes Bella, estarás bien, lo prometo.” Exhale y seguía a Rosalie y a Alice escaleras arriba.

Me preparaba para una hora de sufrimiento que terminaría con mi pelo rizado y maquillaje regado por mi rostro, pero me vi gratamente sorprendida. Solo podía asumir que Esme le había dado instrucciones precisas a Alice para hacerlo menos doloroso. Ella y Rosalie me cepillaron el cabello con cuidado y retocaron mi maquillaje. Eso fue todo. Aun me veía como yo misma, no como una muñeca Barbie. Alice me paso una camisa negra de maternidad y un par de jeans para que me pusiera.

Mientras me cambiaba, note que Alice y Rosalie estaban vistiendo el mismo conjunto que yo. “¿Acaso me perdí alguna indicación de vestirnos igual?”

Rosalie se rió. “No, Bella. Esme tuvo una grandiosa idea así que bajemos.”

En el pie de las escaleras vi a Edward esmerándome con su hermosa sonrisa torcida en su rostro. Emmett y Jasper estaban en sus computadoras, sin duda revisando las subastas. Todos ellos tenían camisas negras y jeans también. Ahora estaba completamente confundida.

Caminé hacia Edward “¿Hay un nuevo código de etiqueta en la casa o hubo una barata de camisas negras y jeans esta semana?”

“No, sígueme.” Me guió fuera de la puerta de porche con los otros detrás de nosotros. En el porche estaban Carlisle y Esme, ella tenía en su mano una brillante cámara. “Necesito tomarles unas fotos antes de que se conviertan en padres mañana.” Ahora toda tenia sentida, las mismas prendas, mi cambio de look.

Esme nos guió hacia el pasto y tomó una fotografía de cada una de las parejas. Nos hizo acomodarnos de costado para que pudieran verse los vientres. Fue muy divertido, mis mejillas aun dolían de tanto reír. Emmett seguía actuando frente a la cámara y Esme tuvo que amenazarle con apostar por su Jeep si no le dejaba tomarle una buena foto para ella.

Cuando termino con las fotos individuales, nos puso a los seis juntos para una foto grupal. Mientras nos acomodaba se tomo un minuto para alejarse y admirar su familia. “Que hermosa foto.” Le escuché susurrar.

Nos tomamos unas cuantas fotos mas, Emmett recostado en el suelo y Carlisle pretendiendo ayudarle con el parto de bebe mientras que Edward y Jasper reían en el fondo. Jasper mantuvo a la pequeña Alice en una mano para otra foto. Edward y yo caminamos para hacer nuestra foto ‘tonta’, pero de camino me caí y Edward tuvo que saltar a atajarme. Alice debió de vérselo venir ya que Esme había tomado una hermosa foto del incidente. Mientras estaba sentada en el suelo tiendo con Edward, el dulcemente se inclino y le dio un beso al vientre ‘click’ y luego desato todo su deslumbrante poder sobre mi, haciendo que se me acelerara el pulso y mis mejillas se ruborizaran ‘click’.

“Gracias a todos por entretenerme esta tarde. Solo quería unas cuantas fotos de mi creciente familia. Tendremos que hacerlo de nuevo cuando lleguen los bebes.” Esme y Carlisle entraron a la casa tomados de la mano.

“¿Qué hora es?” preguntó Emmett.

“Tenemos quince minutos antes de que terminen las subastas...¡rápido!” gritó Jasper. Los cuatro se escurrieron dentro de la casa. Sabia que en su oficina, Carlisle estaba acomodado detrás de su ordenador, listo para subir las apuestas. Edward y yo permanecimos afuera para estar lejos de la insanidad un poco mas.

Caminamos hacia el porche y nos sentamos. Edward tenía una mirada peculiar en su rostro. Los últimos días había sentido que había algo que quería preguntarme. Tenía mis sospechas sobre que era. “¿En que estas pensando, Edward?” mi cabeza gentilmente recostada sobre su hombro.

“Bueno, me preguntaba si extrañarías eso.” Dijo en un tono bien bajo.

“¿Si extrañaría que?” no estaba entendiéndole.

“Eso.” Y una vez mas apoyo su mano en mi vientre. “Nunca podrás hacerlo realmente si estas conmigo, Bella.” Su voz estaba quebrada por el dolor.

“Edward, por favor, escuchame.” Moví su rostro hacia el mío y le miré directamente a los ojos para que pudiera creerme. “He pensado en esto, y mucho. Te elijo a ti, ahora y siempre. Eres mi alma gemela. No eres cualquier chico por el que ando enamorada, eres el amor de mi vida. Desde el momento en que te vi, no hubo vuelta atrás. La forma en que me miraste, el sonido de tu voz, la forma en que dijiste mi nombre y sonó como si nos conociéramos de años, la electricidad entre nosotros, eso nos une en una sola persona.”

Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas. Tenia que hacerle entender. “Podria tener cualqueir experiencia humana que la vida me ofrece, pero si no estas conmigo, nada de eso tiene sentido, estaria siempre vacia por dentro. Podría curar el cáncer, hacer que el mundo estuviera en paz, ser madre de 8 pequeños monstruos y aun así, cada día que viva me arrepentiré de no estar contigo. Mi corazón esta aquí.” Y movi mi mano hacia su pecho. “No puedo ser feliz si esa parte de mi no esta y tu eres parte de mi. ¿Lo entiendes? ¿Entiendes ahora?”

Su mano se alzó y me limpió las lágrimas que comenzaban a caer por mi rostro. Me acercó a él y me abrazó fuertemente, como si se aferrara a la vida. “Te amo Bella con todo lo que soy.”

“Y también te amo. Para siempre…” me acomodé en su regazo y le besé con todas mis fuerzas. Sus manos aun me sostenían firmemente contra su cuerpo. Mi cabeza comenzo a dar vueltas, pero no importaba respirar. El rompio el beso por un instante y le di una mirada molesta. Sonriendo, movió su cabeza hacia la derecha para que mirase en aquella dirección. Presionado contra el cristal de la ventana estaba Emmett. Sus labios estaban presionados contra el cristal y podía oír el ‘MMMMM’ del sonido de los besos.

Edward y yo rompimos en risas. “Y realmente Edward, quien necesita hijos biologicos. Tenemos unos cuantos en la familia. Emmett, el chupa ventanas, es nuestro pequeño de dos años, Jasper es nuestro súper emocional, alentador de ira pretendido hijo, Alice es nuestra hija adicta a las compras, y Rosalie es nuestra adolescente a quien deberíamos encerrar en su habitación hasta que tenga veinte para salvarnos de unas cuantas canas. Y tú…eres el chico que carga con todo el peso del mundo de manera exagerada sobre sus hombros. Y mi trabajo es hacerte feliz, por siempre.” Una sonrisa se instaló en su perfecto y hermoso rostro,

“De la forma en que yo lo veo, tu eres la que renuncia a mas cosas.” Le dije con una sonrisa.

Estaba completamente confundido. “Explicame eso, por favor.”

Me puse de pie frente a el y comencé a contar con mis dedos mientras hablaba. “Bueno, yo renuncio a la habilidad de poder concebir y otras cuantas experiencias humanas pero tendré otra vida contigo, una eternidad. Tu, por el otro lado, renunciaras a tu privacidad, tu tranquilidad, tu salud, tu habitación y su perfecto orden, tu estabilidad mental, todo control, cualquier decisión que tengas que hacer, y básicamente todo gramo de paciencia que tengas, y todo lo que obtienes a cambio es a mi.”

“Un pequeño precio por pagar, mi amor...” ahora había una nueva felicidad en el, como si hubiera podido quitarle una parte del peso que cargaba en su espalda. Mis palabras debieron de convencerle realmente y me creyo cuando le dje que no tenia problemas en estar con el por siempre. Esa otra pequeña parte que siempre se preguntaria si saldria corriendo permanecia en silencio.

Escuchamos gritos dentro de la casa. “¿Ya han pasado los quince minutos?” no podía esperar para ver que sucedía con todo lo de las subastas de Ebay. “¿Cómo le fue a Carlisle? Pude ver que recolectaba informacion de la mente de los demas.

“Tendras que esperar a verlo con el resto.” Se levantó y me tomó en sus brazos para cargarme dentro de la casa.

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Bellany G.
**I feel my wings broken... I need you**

Capítulo 27. Perdido

Hacía mucho frío. Estaba envuelto de pies a cabeza con el paracaídas y todavía tiritaba. No quería moverme porque el dolor era intenso. Al menos un tendría un para de costillas rotas. Tenía las manos en carne viva por todas las veces que me caí buscándola. No lo merecía pero tampoco estaba en mí dejar su cuerpo por allí sin darle sepultura.

No sabía exactamente dónde me encontraba. Todo había sido rápido y confuso. No podía haber sospechado algo así. Nunca pensé que él tuviera una mente tan retorcida. Era un psicópata y traidor. Y ahora más que nunca temía por mi Bella. Sabía que iría por ella y yo perdido sin saber dónde, no podía hacer nada para protegerla.

***Flashback***

- Eddie, qué coincidencia ¿Cómo estas?- me alcanzó Tanya el lunes por la mañana cuando llegaba a la empresa.

- Qué mala coincidencia. Y soy Edward, sino te molesta.

- Vamos, antes éramos amigos, además ahora voy a vivir aquí.

- Tú lo dijiste, “antes” pero ahora lo único que me alegra es saber que vas a estar lejos de nosotros. Si me disculpas tengo cosas que hacer.

- ¿Sólo así? ¿No te despides? Quizás no nos volvamos a ver.

- Que tengas felices fiestas. Y por favor… no regreses a Forks.

La dejé en el ascensor y pensé que por fin nos habíamos librado de ella. Pero cuando estaba en el aeropuerto a punto de tomar el avión que la empresa puso a mi disposición, porque los vuelos comerciales no salían hasta la tarde, la encontré allí.

- Eddie, el destino nos vuelve a juntar.

- No creo que sea el destino. ¿Qué haces aquí?

- Voy a Port Ángeles a visitar a Victoria. Extraño a mi hermana, pasaré navidad con ella. Además me encantan los vuelos privados.

- Si no hay mas remedio. Sólo mantén tu distancia.

No bebí ni comí nada desde que la nave despegó, tenía suficiente experiencia como para confiar nuevamente. Al menos no dijo nada y se mantuvo callada leyendo revistas.

Una vez que despegamos decidí ir a los servicios pero cuando abrí la puerta del baño sentí algo sobre mi boca y nariz, un olor terrible me inundó y todo se empezó a volver negro. Lo último que vi fue el despreciable rostro de James.

No se cuantos minutos estuve inconciente hasta que sentí que alguien me sacudía.

- Eddie mi amor, despierta. Eddie.

- Tanya ¿qué pasó? ¿Qué me hicieron? ¿Cómo pudiste?

- Shh. Él está en la cabina si regresa cierra los ojos y no te muevas. Eddie yo quería llevarte a Vancouver conmigo- parecía sentir dolor- Sólo quería llevarte sin lastimar a nadie, James está loco recién me doy cuenta que no tiene intensiones de dejarte vivir-

Escuchamos un grito de mujer y luego una corta pelea.

- Espera aquí, no te muevas- dijo ella levantándose con dificultad parecía estar golpeada.

Cerré los ojos y me concentré en oír.

La puerta de la cabina se abrió. James gritaba.

- Ya no te necesito idiota- y sentí el sonido sordo de un cuerpo al caer.

- ¿Qué has hecho James? Es el piloto cómo vamos a aterrizar- gritaba Tanya.

- Quien dijo que íbamos a aterrizar pequeña zorra. Ya tengo lo que quería, el imbécil fuera de combate y la carta que escribiste a tu mami, con eso probaré que pensaban fugarse. Ya confirmamos el cambio de rumbo. Ahora sólo falta que la parejita fugitiva muera en su intento de huir.

- Lo tenías todo planeado. Yo sólo quería…

- Yo sólo quería… eres una idiota. Sólo querías a ese pequeño mocoso “Eddie”. Ahora apártate o te golpearé de nuevo.

- James ¿qué va a ser de mi? No puedes hacerme esto, pensé que éramos equipo. Ese no era el trato, yo me quedaba con Eddie, te juro que no lo dejaré escapar aunque tenga que amarrarlo de por vida, no regresará.

- Claro que no volverá. Si él muere mientras se fuga contigo entonces ella lo odiará. Y tal vez me acepte por despecho. Además tus tíos me pagarán mas por él muerto.

- Si es por dinero, yo te pagaré, lo juro. Te doy todo lo que tengo. En Vancouver tengo muchas cuentas en bancos y mi herencia, mi padre era muy rico. Te lo cambio todo por Eddie. Te juro que no lo dejo volver y nunca volverán a vernos.

- Tarjetas y claves ahora.

- Si, si, aquí las tengo…

Oí el sonido de cosas que caían, el cierre de un bolso. Ella escribía muy rápido.

- Aquí tienes James.

- Ok pequeña, no mataré a tu noviecito.

- ¿Qué haces? Grito Tanya desesperada.

- Me voy, te dije que no lo mataría pero no voy a salvarlo. Oh que pena, sólo hay dos paracaídas. Tendrás que elegir, pero eres tan egoísta seguro salvarás tu pellejo. Date prisa sólo tienes 10 minutos de combustible.

Alguien abrió una puerta, todos los papeles volaban por el aire. Oí un forcejeo.

- Suéltame zorra…

- No te irás, dame eso, no… no, déjame...

El sonido seco de un disparo me sobresaltó, me incorporé y caí hacia delante, las piernas no me obedecían.

Tanya estaba en el suelo, al lado de la puerta todavía abierta, me arrastré hacia ella.

- Eddie, tienes que saltar date prisa.

Traté de levantarla pero apenas podía conmigo, la cabeza me daba vueltas y había mucho viento.

- Él mató al piloto y la azafata, nos vamos a estrellar... en ese compartimento- me señaló.

Traté de caminar hacia dónde hacia allí, apenas podía tenerme en pie. Dentro había un paracaídas amarillo, me lo puse y regresé con ella. Sabía que sólo quedaba un paracaídas, James se había llevado el otro. Intentaríamos saltar ambos sólo con éste.

-Tanya sujétate fuerte de mí. Vamos.- le grité ella parecía mareada. La abracé pero no respondía, un olor extraño me llegó pesar de haber mucho viento. Mi mano se humedeció. Ella estaba sangrando. La tomé en brazos y llegué a la puerta del avión y sin pensarlo dos veces me lancé hacia el vacío.

Todo fue muy rápido, estábamos cayendo, tuve que resistir su peso por unos segundos con un solo brazo mientras tiraba de la cuerda para abrir el paracaídas. La volví a sujetar con más fuerza. A pesar de que no tuvimos problemas con el paracaídas sentí que seguíamos cayendo rápido, no estaba diseñado para dos personas y por la posición que teníamos no se había abierto completamente. Vi de reojo que el avión continuó el rumbo que seguro James había puesto al piloto automático. Se alejaba más, todo abajo parecía ser agua, no podía ver con claridad hacia donde caíamos ya que tenía a Tanya delante de mí.

- Tanya por favor sujétate, vamos despierta- le grité.

- Edward- dijo abriendo los ojos y sentí mis manos mojadas, estaba sangrando con más intensidad.

- Sujétate con fuerza.

- No Eddie. Si vas conmigo moriremos al caer. Eddie bésame.

- ¿Qué? Tanya despierta, vamos, saldremos de esto.

- No, ya es tarde para mí. Es lo último que te pido. Bésame por favor.

Ella se estaba dejando morir. No sabía que hacer, parecía muy mal. Me acerque un poco y le di un beso en la frente.

- Tanya no te des por vencida.

- Dí que me amas Eddie.

- No Tanya.

- No tienes que sentirlo, miénteme. ¡Dí que me amas!- gritó.

- Te amo- le dije muy rápido y sin pensarlo ¿porqué me obligaba a hacer esto?

- Gracias Eddie, sé feliz.

De pronto puso sus manos en mi pecho y empujó, de deshizo de mi abrazo y se deslizó muy rápido. Quise gritar y sujetarla de alguna parte de sus ropas pero no pude. Cayó. Lo último que vi de ella fue una sonrisa.

***Fin del flashback***


No puedo evitar sentir culpa y tanta impotencia por todo lo ocurrido.

El avión debió haber caído muy lejos de aquí, quizás en el mar, es la única explicación que encuentro porque no he oído helicópteros ni he visto equipos de rescate.

Está lloviendo otra vez, esperaré a que amanezca para salir de esta cueva. Lo último que ví al caer es que no estaba en tierra firme, esto parecía una gran isla pero no puedo estar seguro. Hace tanto frío debemos estar muy al norte, si planeaban aterrizar el avión en Vancouver quizás me encuentre en Canadá o muy cerca.

Bella, mi preciosa Bella, tan frágil entre mis brazos y tan fuerte para enfrentar todo. No me olvides Bella de alguna forma volveré contigo.

*****

Llevo aquí casi 5 días, he salido a buscar si alguien vive por aquí. No he encontrado nada. Y no traigo ropa adecuada para este clima. Pude calentarme estas ultimas noches ya que por suerte traía un encendedor y recogí algunas hojas secar. Me debati entre prenderle fuego al paracaídas o no. Era lo único que me mantenía relativamente a salvo del frío. Ha nevado y siento mi cuerpo entumecido por la ultima caminata, he partido en 4 direcciones distintas para investigar sin alejarme mucho de mi refugio. Casi no siento los dedos de mis pies y mis manos están agarrotadas pero ya no me duelen. Parece que hasta mis pensamientos están congelados, no encontraba el camino que dejé y esta noche parecía que iba a llover o nevar, el cielo estaba gris. Llevaba varios días sin probar bocado y a pesar de que vi venados y varios zorros pequeños no tenía la fuerza suficiente para cazarlos o al menos eso creí, pero cuando encontré unos pequeñas liebres comprendí que no era que no pudiera sino que muy dentro sabía que sería incapaz de comerlos. Me sentiría un monstruo si lo hacía. Aunque tal vez en un par de días cambiaría de opinión cuando el hambre sea muy intensa.

Ya había oscurecido y yo sin encontrar nada aún, ni siquiera el camino de regreso a la cueva. Había que seguir adelante, la nieve se hacía profunda a cada paso y eso me congelaba aún más.

De pronto unas luces blancas y verdosas fosforescente se empezaron a formar en el cielo, parecían nubes brillantes que danzaban, largas y sinuosas, dos de ellas se encontraron y parecían moverse al compás, como un par de manos que se acarician. Eran las luces del norte, la aurora boreal, los espíritus del cielo. Oí entonces como si alguien caminara sobre hojas secas, unos suaves silbidos y voces lejanas, todo se mezclaba. Recordé las leyendas que mi abuelo me contaba de niño a cerca de los espíritus que se aparecen cuando estás a punto de cruzar el umbral. ¿Acaso era mi fin? ¿Aquí acabaría mi vida?

Pero mi abuela solía contradecir esas leyendas. Ella me contaba otro cuento mucho más romántico al que yo no le prestaba mucha atención porque las historias de miedo me agradaban más. Ella decía que la diosa Aurora y el dios Boreas se amaban tanto que plasmaron su amor en el cielo. Un amor eterno.

Quería estar con ella ahora, quería verla más que nada en el mundo. Bella. Rogaba porque estuviera bien, porque no sufriera si me creía muerto. Porque no creyera que pensaba dejarla. Ella era todo en mi vida, mi mundo, mi razón.

Estaba a punto de dejarme caer en la nieve ya no sentía los pies y el frío me había penetrado hasta los huesos. Tal vez muriera pensando en mi amor y los espíritus se apiadarían de mi y quizás me dejarían volar hacia ella para contemplarla por última vez. Sólo una vez más.

El sonido mágico de pronto dio paso a otros ruidos, un aullido y varios ladridos a lo lejos. ¿Serían lobos? Pero ya no tenía miedo de morir, si tan sólo pudiera verla, moriría feliz.

El sonido de los gruñidos fue acercándose muy rápido, parecía una jauría a toda velocidad, sentí que en cualquier momento sería atacado. Cerré los ojos y esperé, las luces eran preciosas pero yo quería más que nada que la imagen de mi Bella fuera lo último que viera.

Los lobos me tenían rodeado, no había escapatoria.

- ¿Estás meditando o pensando en mi hija?- la divertida voz de Charlie me hizo salir de todos mis pensamientos.

- ¿Charlie. Papá?

Y allí de pie junto a mi y con casi una docena de perros en un trineo, estaban Charlie y Carlisle sonriendo. Traté de caminar hacia ellos pero no pude.

- Hay que darle algo de beber y abrigarlo- dijo mi padre.

Me envolvieron en pieles con rapidez y me recostaron en el trineo. Me dieron de beber algo que me calentó por dentro.

Entonces me abrazaron y supe que pronto podría volver a casa.

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Bellany G.
**Tu eres mi luz en esta oscuridad**

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