martes, 29 de diciembre de 2009

NO DESEARÁS


Capitulo 19. Deseo de felicidad


(Edward)
Mi vida se había volcado demasiado y de manera repentina en unos meses pero no cambiaria ni un momento de ella si con ello peligrara llegar al día de hoy, las manos me temblaban como jamás lo habían hecho, no pensé en llegar a ocupar este papel y ahora a solos minutos de realizar otro sueño junto a ella mi corazón latía descontrolado.
-Hijo te ves…muy novio-, murmuró mi padre en la puerta del vestidor con su traje negro y una sonrisa de orgullo, mis padres habían aprendido a amar a mi Bella, había sido algo distinto para todos pues nuestra relación no fue normal, ni como yo la hubiera deseado en un principio pero al final todo quedo en su lugar, era como si hubiéramos estado jugando a poner piezas de rompecabezas donde no iban hasta que cada uno encontró su lugar.
Esa mañana cuando ella llego a Forks me sentí completo, ya habían pasado tres meses de ese día y aun recordaba lo que sentía cuando ella me dijo que me amaba, ella había viajado y perseguido un “nosotros” como pensé que ya no habría, cuando me contó sobre la carta de Rosalie sentí un inmenso respeto por ella, había estado preguntándome como estaría y sentía una extraña tranquilidad cuando pude ver que ella tenia la posibilidad de encontrar una felicidad similar a la que yo había encontrado gracias a ella, era irónico pensarlo pero Rosalie me había llevado al amor de mi vida y por ello siempre tendría un lugar particular en mi corazón.
Solo nos quedamos dos días mas en Forks, Bella estaba sumamente nerviosa pues mis padres conocían a Rosalie y no estábamos del todo orgullosos del engaño o el no haber hecho las cosas de la mejor manera posible, pero pronto ellos comprendieron que el sentimiento que nos unía era demasiado fuerte, mi madre aseguro a Bella que ella era feliz viéndome feliz y eso era todo lo que necesitaba.
Ambos queríamos organizar nuestras vidas, habíamos tirado todo, perdido el rumbo y teníamos que encontrarlo pero ahora juntos, habíamos decidido vivir día a día y tener una relación paso a paso, me despedí en la entrada de su edificio con un lento beso, solo eso había sucedido entre nosotros, besos que añoraban mas pero que ambos habíamos decido frenar hasta que ella estuviera lista, hasta que el dolor, el vacío de una perdida cesaran, por que aun cuando sabia que ella era feliz en sus ojos aun se notaba cuanto extrañaba a su amiga, cuando le dolía haberle fallado.
La siguiente semana después de regresar fuimos a visitar a Eleazar quien como amigo se mostró feliz de nuestro regreso y de nuestra relación que ahora era algo evidente al menos a sus ojos. Como jefe nos puso las cartas sobre la mesa y nos dio un ultimátum antes de permitirnos regresar aun con nuestros ascensos vigentes.
Los siguientes dos meses habíamos disfrutado un noviazgo sin presiones, aun cuando Bella estaba algo extraña por días, ahora al recordarlo creo que fui demasiado ciego, debí notarlo mucho antes.
Seguía pasando el mayor tiempo con ella, aun sin extralimitarnos de simples besos y caricias, deseaba tenerla entre mis brazos pero esperaba que ella me dejara entrar.
Había puesto a la venta el departamento que compartía con Rosalie después de que le hubiera pedido a Bella que se casara conmigo, en el restaurante de comida italiana que tanto le encantaba, no hubo mas respuesta que una asentimiento y un gran abrazo mientras ella me besaba el cuello haciéndome estremecer, creí que no podría ser mas feliz en mi vida, pero existen demasiadas sorpresas.
Habíamos llegado al departamento de Bella después de firmar el contrato de compra de una casa las afueras del bullicio de la ciudad, era linda y espaciosa, Bella se había quedado en las habitaciones mas tiempo de lo común solo observando, pensando, pero al preguntarle solo sonreía y me besaba tenuemente.
Me senté en el sofá a su lado, ese que alguna vez fue testigo de la pasión que nos abrazaba, se acurrucó contra mi pecho mientras yo envolvía su cintura.
-Gracias-, murmuró
-¿Por qué?-, pregunté algo confuso ella no tenia nada que agradecer nadie tenia mas que yo.
-Por llegar a mi vida-, susurró ella y yo sonreí mientras levantaba su rostro.
-Técnicamente tú entraste en la mía-, murmuré y ella sonrío.
-Creo que siempre te ame…desde el primer momento-, contestó mientras yo pasaba un dedo por sus labios.
-Y yo a ti…y no me importa nada mas, si pudiera lo haría diferente pero ahora no me importa más que esto-, le murmuré mientras ella se levantaba un poco y ponía una mano en mi boca.
-No quiero que pienses en haber hecho algo diferente, no cambiaria nada- dijo antes de besarme mientras sus manos iban a mi cabello.
-Te amo Bella-, le murmuré y ella sonrío.
-Ven…-, ordenó mientras se levantaba y estiraba su mano, la tome mientras ella caminaba a su recamara, titubeé y ella apretó el agarre de su mano hasta que estuvimos en la habitación, se giró para encarame y me abrazó antes de separarse y sentarse en la cama frente a mi.
-Edward quería decirte esto después de la boda, era mi regalo… pero no creo soportar un minuto mas…te amo y quiero compartir esto contigo cada día-, murmuró sin verme y yo me agache flexionando mis rodillas para quedar a su altura.
-¿Qué cosa?-, pregunté con el ceño fruncido, ella sonrío nerviosamente y acarició mi frente.
-No cambiaría nada de lo pasado por que de hacerlo me quitarías el mejor regalo que me pudiste dar en el mundo-, susurró mientras tomaba mi mano y la llevaba a su vientre, me tomo solo unos segundos asimilar lo que ella trataba de decirme, con su otra mano acaricio mi cara con el miedo bailando en sus ojos.
-Tengo dos meses y medio de embarazo-, murmuró mientras yo sonreía como un tonto, ella se río y yo la abracé.
-¿Por qué no me habías dicho?-, susurré a su oído
-Lo supe casi recién que volvimos de Forks…pero tenia miedo-, su voz se desvaneció mientras encontraba su mirada.
-¿Miedo?-, repetí
-Si…he sido una estupida pero me harte de ser cobarde, tu y nuestro bebe son mi presente, ustedes me vuelven fuerte-, siguió mientras yo la atraía a mis labios.
-Nada de miedos amor…nunca mas-, susurré contra sus labios y ella asentía con los ojos llorosos, acortó nuestra distancia y me besó enterrando sus dedos en mi cabello, es sensación me volvía loco, su boca se abrió mientras mi lengua jugaba con la suya y ella nos atraía al colchón.
Deseaba hacerle el amor pero me sentía peligroso hacia ella, era un extraño sentimiento de protección hacia nuestro hijo.
-El bebe-, murmuré recargando mi peso a un costado del cuerpo de ella
-Esta bien tontito-, me susurró ella con una sonrisa acariciando mi cara.
-Te amo Edward mas de lo que podré decir-, sonrío mientras atraía mi cara a la suya, la acaricie lentamente mientras nuestras lenguas danzaban acompasadamente, me quito la playera que tenia y recorrió mi pecho desnudo haciéndome estremecer, incitándome.
Desabroche su blusa lentamente y la deje a los lados mientras besaba su vientre expuesto, ella sonrío cuando pase por su ombligo y me levante para volver a besarla, sus manos viajaron a mis pantalones y los desabrochó mientras yo la levantaba para quitarle su blusa completamente y también deshacerme del sujetador, se volvió acostar con su desnudez tentadora y su cabello marrón enmarcando su rostro que escondía una tenue sonrisa, tan tentadora como la primera vez que la vi, tan sensual como la primera vez que pensé en ella, tan frágil como cuando la bese por primera vez, la amaba mucho mas que la primera vez que estuvimos piel con piel, la volvía a besar mientras nuestros pechos se rozaban, ella gimió ante el contacto y mis manos viajaron a la perdición de su piel voluminosa.
Acaricie sus pezones lentamente mientras ella jadeaba y gemía cerca de mi boca, sus manos acariciaron mi espalda hasta llegar a mi nuca y mi cabello, sentir ese cosquilleo en mi cabeza era insoportable y placentero hasta el limite.
Baje dando besos por toda la piel que pude hasta que desabroche su pantalón y lo quite acariciando sus piernas trayéndome conmigo su ropa interior, me quite la mía y me acosté aun sosteniendo mi peso, ella sonrío y me besó mientras me tumbaba sobre mi espalda.
-Estoy bien-, susurró al oído mientras se montaba en mi y me hacia entrar en ella muy lentamente.
-Bella-, jadeé mientras ella se comenzaba a mover lentamente
Recorrí su cuerpo con mis manos mientras ella cerraba los ojos y se mordía el labio haciéndome jadear, acaricie sus pechos que danzaba a la par de sus caderas.
Ella recargo las manos en mis hombros y comenzó a empujar con mayor fuerza mientras yo la acariciaba.
-Te extrañaba tanto-, gimió mientras yo sonreía al verla así, ella llevaba el control mientras yo estaba perdido en ese acto tan sensual de sus movimientos.
-Y yo a ti-, le dije mientras su orgasmo llegaba y alzaba mi cadera provocando mi propia entrada a su cielo, le mordí el cuello tenuemente mientras ella respiraba contra mi piel.
La acurruque en mi pecho y nos cobije y la envolví con mis brazos mientras acariciaba su vientre, para al fin dormir juntos…sin ningún secreto, sin ningún engaño
Hace dos semana vimos por primera vez una imagen de nuestro bebe, la imagen mas espectacular que un humano puede ver, es algo que apenas comienza y que sabes que es parte tuya, era mi hijo, mío y de la mujer que amo.
-Eres feliz…-inquirió mi padre aun en el marco de la puerta sacándome de mis pensamientos.
-Si-, susurré mirándome al espejo acomodándome inútilmente el cabello.
-Entonces, anda ya es hora-, ordenó con un sonrisa y salimos para entrar a la recepción de un pequeño salón que habíamos dispuesto para la ceremonia, era algo pequeño y solo para nosotros, entre para mirar a todas aquellas personas que nos estimaban, a todas las que nos habían visto también en nuestros peores momentos.
Mis padres juntos y apoyándome como siempre, la madre de Bella y su esposo detrás, Alice y su esposo Jasper quienes serian nuestros padrinos junto con Vanessa y Jacob, y Carmen, cuando estuve en mi lugar frente a todos Bella entró del brazo de Eleazar con una sonrisa en su rostro, miro a todos con gratitud y alegría, yo sabia que solo faltaba una persona para ella, pero tal vez tiempo al tiempo todo tomaría su lugar.
Eleazar junto nuestras manos y los dos sonreímos a nuestro gran amigo, después toda mi atención se enfoco a ella, su cabello estaba recogido en una media coleta con mechones cayendo por sus hombros desnudos, me acerqué y la besé importándome poco el orden de la ceremonia, ella sonrío y después lleve mi mano a su casi aun invisible vientre.
-Hola-, saludé mientras ella sonreía y acariciaba mi rostro
-Hola-, murmuró mientras los dos nos girábamos para comenzar…nuestra boda.
Cuando por fin ella era mi esposa, la abracé y bese lentamente mientras ella me pegaba hacia si, sonreí mientras nuestros amigos y familia aplaudían, nos dirigimos a la recepción entre felicitaciones y abrazos
-En que piensas-, le murmuré a su oído mientras la abrazaba por detrás, ella miraba a todos hablar y reír.
-Muchas veces en mi vida me dije que debía conformarme con lo que tenia…-, comenzó mientras yo besaba tenuemente su cuello y me quedaba quieto solo escuchándola.
-Hasta que te conocí nunca había deseado nada, ahora se que no te puedes negar desear, desear ser feliz, desear tener tu lugar al lado de esa persona que flota arriba del suelo-, murmuró y yo sonreí.
-¿Pisas sin tocar el suelo?-, le pregunté exactamente lo mismo que ella a mi meses atrás
-Siempre desde que te conocí-, susurró girándose para besarme tenuemente.
-Bella-, llamó su hermana con una sonrisa algo precavida en su rostro.
-Trajeron este regalo antes de empezar la ceremonia-, susurró Alice mientras yo tomaba la caja.
-¿De quien es?-, preguntó Bella mientras Alice señalaba la tarjeta
-De una amiga-, susurró ella con una sonrisa, le dio un beso a su hermana y me sonrió antes de dejarnos solos.
-Rosalie…-, murmuró mi esposa viendo la tarjeta.
Fruncí el ceño y fuimos hasta la mesa mientras abría la envoltura, era una pequeña cafetera elegante, pensé que tal vez esto era un cambio de página para dejar todo atrás pero Bella se limpio una lágrima que salía de sus ojos y sonrió.
-Cuando íbamos a entrar a la preparatoria, yo aspiraba ser una ejecutiva exitosa, Rose siempre me bromea con que algún día solo me conformaría con servir el café a mi esposo después de un largo día de trabajo en una cafetera de esas que salen en las películas-, murmuró mientras yo la abrazaba.
-Te quiere-, le susurré agradeciendo el gesto de nuestra amiga, pues en el fondo Rosalie siempre estaría en el corazón de ambos.
-Y yo a ella-, aceptó mientras sonreía.
-Ahora es feliz-, me dijo dándome la tarjeta
Rosalie y Emmet McCarty”
Yo sonreí antes de besar a mi esposa. No puedes pecar al desear ser feliz, solo aguardar y tener la esperanza que tarde o temprano todo toma su espacio.
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Nenitas... este es el último capítulo de esta bella historia.... Bueno aún falta el Epílogo... Espero que disfruten el final tanto como yo ....cuidense mucho, suspiren, suspiren, suspiren y...
Nos leemos en un tris!!

Bellany G.
**Te Amo**

VENTANA AL AMOR

 Capitulo treinta:


Bella POV:
-¿Cuál fue el motivo para que me arrastraran hasta acá?.- les volví a preguntar
-Compras, querida, compras…faltan algunas cosas para tus mellizos y como decoradora oficial necesito la opinión de la madre en cuestión, o sea tú.- me respondió Alice con aire profesional.
-Sabes que Jasper y Edward nos van a matar por haber salido solas ¿no?...
-Claro que no Bella. ¿Qué podría salir mal?.- dijo Alice sonriendo
-Mira esos…- indico Rose, quien llevaba a Lilian en su cochecito- son perfectos…
-Tienes razón…- coincidió Alice.- vamos, Bella.- añadió tomándome de la mano.
Alice estaba apunto de tener al pequeño Mathew, pero esto no le impedía hacer las locuras que acostumbraba; el pobre Jasper estaba de los nervios, pues Alice seguía insistiendo en salir de compras o supervisar su tienda en persona, contradiciendo las indicaciones medicas. Nunca entendería como no se cansaba.
Tampoco comprendía por que yo accedía a cada una de sus locuras…
Alice y Rose me habían literalmente arrastrado al centro comercial, por más que insistí en no hacerlo. Pero ellas insistían en argumentar que era necesario. Si, claro.
El comienzo de un nuevo año había traído sin duda muchas cosas buenas, cosas que no había esperado y que ni siquiera había imaginado. Era increíble todo lo que había cambiado mi vida de un año a otro. Como había obtenido tantas cosas con las que ni siquiera me permitía soñar hasta hace un tiempo atrás.
Estábamos en plena primavera ya, el tiempo pasaba de manera extraña, a veces muy lento y a veces muy rápido, pero lo bueno era que tenía a todos los que quería junto a mí. Mi vida seguía y a un ritmo vertiginoso. Estaba terminando otra novela, aunque claro, no lograba avanzar mucho, los casi siete meses de embarazo que tenía me pasaban a menudo la cuenta. Las nauseas matutinas fueron remitiendo hasta desaparecer con el paso de los meses, claro que adquirí unos antojos de lo más extraños y discordantes, a veces quería comer helado de chocolate, pero a la vez una pizza; gracias a Dios, Edward atendía cada una de mis locuras sin protestar nunca. Es mas, estaba fascinado con cada una de estas.
Pero me sentía sumamente cansada, me dolían los pies y la espalda y es que mi barriga estaba sin duda enorme, bueno, después de todo eran dos bebés. ¿Qué menos?
Lo importante era que mis hijos se encontraban en perfecto estado creciendo sanos y fuertes dentro de mi vientre. Sabíamos con certeza que eran un niño y una niña, todos estaban encantados con la noticia…
…también lo estuvieron con la propuesta de matrimonio de Edward, por Alice nos hubiéramos casado casi de inmediato, pero yo insistí en esperar hasta después de que nacieran los bebés. Ya teníamos fecha para fines de julio si todo salía como esperabamos.
Y los preparativos, encabezados por la pequeña duendecillo no se hicieron esperar…aunque claro, no me había querido mostrar el diseño de mi vestido, Alice estaba un poco enfadada por que tendría que mandar a confeccionar el traje en tiempo record después de que nacieran mis hijos. Pero el vestido no era lo único que mantenía en reserva. La verdad es que no me había querido revelar ningún detalle de la boda, quería que fuera una sorpresa.
Y Rosalie sin duda la ayudaba en sus maquiavélicos planes, ella estaba de maravilla y había recuperado de manera sorprendentemente rápida su figura luego del nacimiento de Lilian, aunque no había querido volver todavía a las pasarelas, estaba disfrutando de su maternidad lo más que podía. La pequeña Lilian era sin duda la cosita más hermosa que había visto en mi vida, tan delicada como una muñequita, tenía unos ricitos rubios que enmarcaban su pequeña carita de facciones finas. Emmett era el más contento con su pequeña princesita, Rosalie nos contaba que cuando él se iba a trabajar llamaba cada quince minutos para saber como estaban ambas, y cuando estaba en casa vivía pendiente de la pequeña, era la niña más mimada que había conocido.
También era la mejor vestida, y es que Alice estaba dichosa de poder ayudar a Rose en el asesoramiento de vestuario.
Nos iban a matar, estaba segura, no dejaba de pensarlo mientras me arrastraban rumbo a una tienda. Pero no pude resistirme al ver todas aquellas cosas para bebés, y pensar en como se verían mis hijitos con ellas, admito, la ilusión le gano a la racionalidad y me deje arrastrar gustosa por las tiendas de bebés.
Habíamos terminado todas las compras que según Alice eran indispensables; a veces me ponía a pensar como iba a ponerles tanta ropa a los mellizos, Alice había comprado ropa casi para quintillizos y estaba segura de que me iba a obligar a ocupar cada conjunto; Lilian se había comportado de maravillas, contrario a lo que creí, no se mostró de malhumor ni lloro durante toda la tarde de compras, sospecho que es algo hereditario eso del amor irracional por las compras, me pregunto de que lado de la familia vendrá. Espero que no del lado Cullen, pero conociendo a Alice, creo que lo más probable es que si sea de ese lado de la familia.
Caminábamos rumbo al estacionamiento, ya era más de media tarde y había estado prácticamente todo el día fuera, solo esperaba llegar antes que Edward y que este no notara que había estado de compras, pues consideraba que era muy riesgoso en mi estado. Y tenía toda la razón, pues la doctora ya nos había advertido que los embarazos dobles podían llegar a ser más complejos que los comunes. Pero me era imposible decirle no a Alice.
-¿Allie, te pasa algo?.- preguntó de pronto Rose, estaba preocupada. Me gire para mirarlas, Alice se había detenido a unos pasos de nosotras, había dejado caer sus bolsas para sostenerse el vientre con fuerza.
Oh, no. No ahora.
-¿Allie?- insistió Rose yendo hasta su lado. Me quede congelada en donde estaba.- ¿Qué sucede?
-¡ya viene…!...- dijo con la frente crispada de dolor y los ojos llorosos. Nos miramos con preocupación
-¿puedes caminar, cierto?
-Eso creo…
-Ven, vamos, tenemos que ir al hospital. Ten Bella- dijo acercándome su celular.- llama al hospital, y a Jasper…cuanto antes…
-Si…- respondí mientras digitaba los números de manera apresurada.
Alice POV:
Estas cosas solo me sucedían a mí.
No sabía como no lo vi venir, tal vez fue por que estaba demasiado ensimismada en las compras, eso debía ser.
Dolía. Nunca en mi vida había sentido tanto dolor, ni siquiera cuando me quebré la pierna cuando Bella se cayó cuando intente enseñarle a patinar. No se le acercaba ni por asomo.
Rose conducía de la manera más rápida posible que podía, considerando que dentro del auto iba un bebé de menos de 5 meses, una embrazada de mellizos y otra a punto de dar a luz. Otra contracción se hizo sentir mientras Rose doblaba en una curva, me incline para intentar apaciguar el dolor, pero este no remitió.
Un teléfono comenzó a sonar.
-Es Jasper…
-Dámelo…- le pedí, Bella dejo el celular en mi mano.
-Ya puse el altavoz…- me dijo
-¿Allie?- preguntó la voz preocupada de mi esposo
-Soy yo, Jazz…- respondí con un hilo de voz
-Allie, corazón, ya voy para el hospital. Tú, tranquila…
-Eso…e-eso intento…
-Respira, mi cielo. Inhala, exhala como nos enseñaron en las clases. Todo va a ir bien…
-S-si…eso…espero…ahh
Cuando llegamos al hospital, en la entrada estaba Jasper junto a uno de los paramédicos, quien sostenía una silla de ruedas. Me subieron a ella y Jasper tomo mi mano, sentí más tranquila y segura; todo iría bien ahora que él estaba junto a mi.
Avanzamos por los pasillos hasta una sala de preparación al parto pintada de color crema, me dolía mucho el vientre producto de las contracciones que aumentaban cada vez de intensidad, haciéndose más seguidas y dolorosas. Jasper estuvo junto a mi en todo momento, finalmente me ingresaron a la sala de partos.
Su mano aferraba la mía con fuerza a la vez que me susurraba palabras de aliento cada vez que el medico me indicara que pujara, me sentía extremadamente cansada y débil, al fin no sentía dolor gracias a la anestesia, pero no había nada que remitiera el cansancio que sentía, casi se me cerraban los parpados, pero debía seguir.
No sé con precisión cuantos minutos, ¿o fueron horas? Pasaron hasta que la inmovilidad de la sala se vio interrumpida por un furioso llanto.
El primer llanto de mi bebé.
Las lágrimas desbordaron mis ojos a la vez que una sonrisa se dibujaba en mis labios. Estaba extenuada, pero sin duda mi mejor recompensa sería poder ver el rostro de mi pequeño Mathew. Eso haría que todo el dolor hubiera valido la pena.
Cuando al fin pude tener su delicado cuerpecito entre mis brazos, me sentí completa. Era nuestro bebé. Su llanto fue remitiendo poco a poco hasta convertirse en un tenue gorgojeo, Jasper se inclino para mirarlo más de cerca, las lagrimas también caían de sus ojos.
-es hermoso…- me susurro, sus labios acariciaron con cuidado mi frente- gracias
-no, gracias a ti…
Estuvimos un rato más así, apreciando a nuestro pequeño hijito, hasta que una de las enfermeras se lo llevo para hacerle una revisión. No había nada que pudiera sacar la sonrisa de mi rostro ese día. El más feliz de mi vida.
Edward POV:
-¿Edward?
-¿Qué sucede, Emmett?
-Tienes que venir al hospital, ahora…
-¿Qué? ¿Qué paso?.- pregunté asustado, casi temiendo lo peor.
-Es Alice. Esta a punto de tener el bebé.
-Ah, me voy ahora mismo, solo voy a ir a buscar a Bella, ¿ya le avisaron?
-Eh, este, ¿Edward?
-¿Qué sucede?
-Ella ya esta aquí.
-¿Qué? ¿Cómo…
-Estaba junto a Alice y Rose de…este, de compras. Sabes yo creo que lo mejor es que te apresures, esta muy nerviosa, la verdad y no quiere calmarse…
-Ya voy. Pero, ¿y Susan? Aun esta en el colegio…
-No te preocupes, mamá ya la recogió
-Ah, bien. Me voy entonces…
No me moleste en preguntarle por que todos estaban enterados antes que yo. Salí de la editorial apresurado, ya habría tiempo para explicaciones, pero sabía que a Tanya no le molestaría, lo único peligroso era que Jessica fuera diciendo que yo salía del trabajo a cualquier hora, pero no me importaba. Tome mi auto y me dirigí a toda prisa al hospital.
Sabía de la loca obsesión de mi hermana por las compras – la había sufrido en carne propia- y también sabía que esta algún día le pasaría la cuenta. Es que ¿Cómo se le ocurría salir a esas alturas de su embarazo?, a veces no la entendía, de seguro todo el esfuerzo de la salida termino adelantándole el parto. Pensé en Bella, y que si todo esto le hacía mal, tampoco entendía por que accedió a acompañarla si vamos al caso.
Cuando llegue a la sala de espera toda la familia estaba allí, incluso mi padre. Pero no alcance a saludar a nadie pues lo primero que vi fue a Bella. Estaba sentada junto a mi madre que sostenía una de sus manos, respiraba de manera agitada por lo que me preocupe aun más y fui hasta su lado.
-¿Bella?- le pregunté- ¿te sientes bien, amor?- ella negó con la cabeza- ¿Qué te duele?- le pregunte acariciando su rostro con cuidado.
-Estoy preocupada…
-No, mi vida, no tienes que estarlo. Todo va a ir bien, a Alice de seguro no le pasara nada, solo va a dar a luz…
-No estoy preocupada por ella, sé que todo va bien…
-Entonces ¿de que estas preocupada?
Acercó su mano a su vientre.
-no deja de dolerme. Tengo miedo Edward…
-de seguro no es nada, cielo. Es por que estas nerviosa, pero tienes que calmarte y se te pasara de seguro.
Me senté a su lado, aguardando al igual que los demás. Su mano continuaba entrelazada a la mía, pero de pronto se tensó.
-¿Bella?.- me gire preocupado
Su rostro estaba contorsionado por el dolor y apretaba los labios con fuerza intentando no gritar. Su otra mano se aferraba con fuerza a su vientre.
-¿Bella?- pregunté aun más preocupado. Todos se habían volteado para mirarnos.
-Ahh…ahhh…- dejo escapar con dolor inclinándose. Su otra mano se desasió de la mía y se fue a su vientre.- m-me…d-duele…mucho…
No, no ahora no. Tenía una leve impresión de lo que sucedía y eso no me gustaba, sabía que el parto podía adelantarse, siempre cabía esa posibilidad en los embarazos múltiples, pero no había pensado que eso podría pasar. Y ahora al parecer, estaba sucediendo.
-amor, respira…tranquila, inhala…exhala…- le dije- eso es…
-Bella ¿Qué sientes?- le preguntó mi padre
-M-Me...me duele…- dijo inclinándose sobre su vientre nuevamente
-¿Qué pasa?- pregunté con la preocupación cambiando el tono de mi voz-¿le sucede algo a los bebés?
-No lo sé. Será mejor que la vayamos a examinar. Voy a pedir una silla de ruedas y que preparen un ecógrafo
-N-No..., yo puedo caminar…- insistió intentando incorporarse
-Bella, no creo que…
Se quedo quieta de pronto, mis manos revoloteaban a su alrededor para sostenerla, en sus ojos se leía el pánico.
-Bella, mi vida ¿Qué te sucede?
-Algo va mal…- susurró- sentí…sentí como si algo se…¡oh, Edward, tengo miedo!.- dijo rompiendo a llorar
-Bella, no te muevas…- le ordeno mi padre- tenemos que llevarte a una sala de inmediato.- dijo antes de salir en busca de la silla de ruedas
-Tengo miedo….¿si les pasa algo a los bebés?...
-No, no, mi vida….no pasa nada. Todo va bien.- intenté convencerla, pero estaba tan asustado como ella.
-No, no, no va bien…no debería ser así…- su rostro se contrajo nuevamente.- ¡me duele!...¡me duele!.- apretó los labios con fuerza
-Tranquila…tranquila…- intente apaciguarla pero no pude.
Estaba preocupado, no sabía que hacer. No sabía que podría pasar. Y estaba asustado, al igual que todos los demás. No me gustaban los gritos de dolor que escapaban de los labios de Bella, no se parecían en nada a los que había soltado Rose, eran distintos, de un dolor mayor.
-¡Ed-Edward!...- gritó de manera entrecortada, su mirada bajo hasta sus pantalones.
Una mancha roja se comenzaba a extender por ellos. Me miro con ojos aterrados, los míos estaban igual. Sangre.
Eso no era señal de nada bueno.
No había que estudiar Medicina para saberlo. El pánico se reflejo en las facciones de mi padre que acababa de llegar con la silla de ruedas.
¿Qué sucedía?
Bella POV:
El dolor era indescriptible. Pero no era el dolor que se suponía que debía ser.
Este era peor.
Me dolía de sobremanera el vientre, pero no sentía las contracciones que debería sentir, sentía dolor, punzadas de dolor, que no se detenían ante nada.
Sabía que algo iba mal, lo presentía. La angustia se había apoderado de mí oprimiéndome el pecho y haciéndome casi imposible la respiración.
Mis bebés, mis hijitos. No podía pensar en nada más. Me preocupaba lo que pudiera sucederles. Ni siquiera me mareé –como acostumbraba- al ver la sangre expenderse por mi ropa, una preocupación mayor ocupaba mi mente.
La perdida de sangre durante el embarazo no era nada bueno.
Sentí pánico. Y nuevamente una punzada en el vientre, más fuerte aun que las anteriores.
Todo sucedió muy rápido.
Solo era levemente consiente de la presión que ejercía Edward sobre mi mano, todo lo demás se había desdibujado lentamente, y era nublado y confuso. Como si lo estuviera viendo por detrás de una lente empañada.
Me llevaron hasta una de las salas de ecografías. El doctor comenzó a deslizar el ecógrafo por mi vientre, pero el dolor no disminuía. Solo se acrecentaba más y más. A la par con la angustia que me invadía. Algo iba mal, lo sabía.
El doctor frunció el ceño. Algo iba mal, ahora estaba segura. Busque el rostro de Edward con la mirada, uno de sus dedos gentilmente borró una de las lagrimas que se desbordaba de mis ojos, pero se notaba en los suyos, que estaba tan aterrado como yo. Sus ojos esmeraldas lucían apagados.
-¿Qué pasa?- preguntó de manera apremiante
-Tendremos que hacer una cesárea de emergencia…- dijo el medico mientras llamaba a unas enfermeras, o eso creí oír.
-¿Qué? ¿Por qué?...
-Señorita, su placenta se acaba de desprender, y si no actuamos rápido…- dejo la frase inconclusa.
Pero yo sabía como seguía:…si no actuamos rápido, morirán…
No. No. No. No podía permitirlo. Había leído sobre esto, desde que me había enterado de mi embarazo lo había hecho, el desprendimiento de placenta podía hacer que mis bebés murieran asfixiados. No. No. No.
-¡HAGALO!- grite- ¡PERO, YA! ¡SALVELOS…SALVELOS!
-Cálmese, señorita, alterarse solo puede empeorar su situación
-¡como quiere que me calme…si…
-Mi vida, tranquila, todo va a salir bien…- me pidió Edward acunando mi rostro entre sus manos, sus ojos estaban llorosos.
Me llevaron hasta el pabellón con gran celeridad. Sin duda esto no era lo que había imaginado. Tenía tanto miedo. Era insoportable. Siempre había pensado que el día que nacieran mis hijos sería el más bello, pero de esta forma, por que sus vidas estaban en peligro no era precisamente algo hermoso.
Edward sostenía mi mano con fuerza, solo podía mirarlo a él. No me atrevía a mirar hacía adelante a aquella cortina verde que tapaba de mi vista lo que sucedía, ya no sentía el dolor gracias a los anestésicos, pero sentía la angustia, el pánico y la desolación de no saber que pasaba.
El silencio era insoportable, solo oía el leve sonido del bisturí al romper la piel. Nada más.
Y de pronto, el sonido más hermoso que podía haber escuchado, interrumpió el silencio sepulcral.
El llanto de un bebé. Mi bebé.
Gire mi rostro, quería verlo, pero no me dejaron. Una enfermera lo llevó entre sus brazos hacía otra sala. Comencé a llorar otra vez. Edward besó mi mano para reconfortarme.
-quiero verlo…- gimoteé
-mi cielo, tranquila, ya los veremos…pero ahora tienen que llevárselos, están muy chiquitos aun
-lo sé…
El silencio volvió a instalarse, y esta vez con mayor fuerza. Estaban demorando mucho, el leve alivio que había sentido ya se había ido, ¿Qué pasaba? ¿Dónde estaba mi otro bebé?. No hubo llanto esta vez. Y eso me hizo sentir peor.
Volví a girarme, otra enfermera repitió el procedimiento, pero el bultito en sus brazos no se movía, no reclamaba, no hacía nada.
Fue como si una piedra hubiera impactado en mi pecho y hubiera destruido todos mis órganos vitales, no podía respirar.
-E-Ed…Ed-Edward…- logré decir- ¡Ed-Edward!...- grité rompiendo en llanto
-Tranquila, mi vida…- dijo abrazándome.
Pero era imposible que lo hiciera, ni siquiera él podía. Y no nos decían nada, y la angustia crecía más y más. Dejándonos sin escapatoria y sumiéndonos en la incertidumbre.


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Perdón por la demora ... Felices fiestas nenitas!!! 



Bellany G.
**Tu abejiita siempre**

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