domingo, 27 de septiembre de 2009

ONE-SHOT

Amor, Finalmente Te Encontré

Por Giselita

Esme POV II

Agosto, 1917

Corrí por el campo cuan rápido podía –o me lo permitía el incomodo vestido en el que mi madre me había metido-.

No hice esfuerzo alguno por reprimir las lágrimas que ahora caían de mis ojos. Solo corría, quería escapar de todo y de todos. Solo me detuve cuando llegue a la orilla del extenso arroyo que recorría nuestra granja a lo largo.

Casarme. Aquello era un concepto para el que fui preparada desde niña, pero no de este modo. Había esperado durante años que alguien pidiera mi mano, pero alguien a quien pudiera conocer y alguien de quien pudiera enamorarme.

La mayoría de mis amigas ya estaban casadas, muchas de ellas tenían hijos de tres o cuatro años. Yo estaba llegando a la madurez y aun no había recibido propuestas de matrimonio, hasta ahora.

Charles Evenson era el hijo de una familia amiga, proveniente de una larga descendencia de importante peso social y político, un hombre respetable y bien acomodado económicamente. Pero estaba bastante lejos de ser el hombre que había soñado para mi vida.

Me jalé de los cabellos. No podía continuar con aquella infantil fijación. Aquel hombre solo me había dirigido pocas palabras y se había marchado de mi vida tan rápido como llego. Tenia que hacerme entender a mi misma que el doctor Carlisle Cullen no volvería jamás…y que era un estúpido enamoramiento de la adolescencia.

-¡Esme!- escuché los gritos desesperados de mi madre. No le contesté. -¡Esme!- gruñó, esta vez su voz estaba mucho mas cerca que antes. – ¡Eres una desagradecida!

-Madre, por favor.- le supliqué. No quería esto…realmente había planeado otra cosa para mi vida.

-Esme, escucha a tu madre.- no me volteé a ver a mis padres, aun seguía llorisqueando, con mis ojos fijados en el arrollo.

-Esme…no puedes ser tan insensata. Esta de seguro es la única y ultima oportunidad que tendrás de casarte. Ya tienes veintidós años… ¿Quién escogería como esposa a alguien de edad tan avanzada?

-Pero, madre, yo ya escogí mi camino…

-¿Qué?- graznó mi padre -¿Irte sola al medio de la nada a enseñar en escuelas? Eso no es una vida respetable para una mujer.

-Pero es lo que yo más deseo.- le grité volteando a ver el rostro púrpura de mi padre. Inmediatamente bajé mi cabeza, avergonzada por haberle faltado el respeto de tal modo.

-Haz que entre en razón,- le murmuró mi padre a mi madre antes de volverse a la granja, donde había dejado a un pretendiente atónito por mi repentina huida.

-Madre.- volví a implorarle entre lágrimas. Mi madre alzó su mano y la pasó suavemente por mi mejilla.

-Esme…lees demasiadas novelas románticas. Eso no es bueno para una mujer.

-Madre, por favor...no me obligue.

-Nosotros ya somos grandes, Esme...quien sabe cuanto tiempo nos quede. ¿Qué harás después? Tu hermano no es lo suficientemente adulto como para mantenerte, y si así lo fuera...no tiene por que hacerlo…sabes que los hombres son los únicos herederos…te quedaras sin nada hija mía. ¿Qué es lo que pretendes?

-Ya se los dije, quiero ir a trabajar al este. Quiero enseñar a los niños a leer, a escribir...

-Trato, trato de comprenderte, de hacerte entrar en razón...pero no facilitas las cosas. No te estoy dando a escoger tu futuro, tu padre no va a dejar que pases esta oportunidad. Charles es un hombre que no mereces. Es de otra clase, totalmente diferente a la nuestra. Va a darte la vida que mereces...vas a tener muchos mas lujos que todas tus amigas.

-No es que me desagrade Charles…es solo que creí que me enamoraría antes de casarme.

-Cariño, el amor es algo…- suspiró.- No fue echo para todo el mundo. Menos para la gente como nosotras.

-¿No amas a papá?

-En cierta forma lo hago. Pero no me case enamorada de él. El amor es algo que viene con el tiempo y la convivencia. Pero he de confesar que primero conocí el amor cuando tu naciste.- aquello era de lo mas triste. No queria eso para mi.

-Esme créeme...te juro que encontraras el amor con el tiempo y la dedicación que le des a tu marido. Tu padre y yo no te entregaríamos a cualquiera. El cuidará te di, te proveerá todo lo que necesites. Y después, si él lo acepta, puedes enseñar todo lo que desees.

Seguí llorando en el hombro de mi madre unas buenas horas mas, hasta que vimos que el sol comenzaba a llegar a su punto mas alto.

-Será mejor que volvamos…solo espero que Charles no haya desistido de su propuesta.

Traté de pensar de forma sensata. Traté de convencerme de que mis padres tenían razón; Charles Evenson seria el marido que ellos deseaban para mi, solo confiaba que con el tiempo pudiera tenerle algo de cariño…quizás amor. No pedía nada mas…quería ser tan feliz como mis amigas lo eran.

Contuve la respiración cuando entre a la casa, mi padre salio de la sala, casi sin mirarme, donde sabia que Charles estaba sentado a la espera de una respuesta. Mi madre se paró frente a mí, acomodándome el peinado recogido y frotando mis mejillas para que estas se ruborizaran.

-Piensa en lo que hablamos, hija.- me susurró al oído antes de que entrara a aceptar una vida que no deseaba, pero que quizás no pudiera ser tan mala.

Caminé dentro de la sala, Charles Evenson estaba parado de espaldas a la puerta, con sus ojos fijos en el paisaje que le ofrecía el ventanal. Sus manos estaban pasadas por detrás de su espalda, sosteniendo su elegante galera y el bastón de ébano.

Se dio vuelta lentamente cuando escuchó mis pisadas.

-Señorita Platt, yo-- comenzó con aquel timbre grueso y su acento del este.

-Señor Evenson, quisiera disculparme por mi pasada reacción. Realmente me sentí abrumada por su petición.

-¿De verdad? Crei que…que estaria enfadada por mi atrevimiento. Quizás debí hablarlo con usted en lugar de ponerla en la incomoda situación frente a sus padres. Lamento el daño que pude causar.- sus palabras eran sinceras y yo le creí. No podía imaginar que alguien propusiera matrimonio a una mujer frente a sus padres, sabiendo que estos le obligarían a aceptar. Eso solo sucedía en las novelas…y mi madre me lo había dicho cientos de veces…solo son novelas.

-Solo fue la sorpresa, no me lo esperaba.

-Entonces… ¿podría reafirmarle mi interés por convertirla en mi esposa?- Asentí complacida con mi cabeza. – Señorita Platt, seria un gran honor que me conceda su mano en matrimonio. Su padre ha dado su consentimiento, recibo una fuerte suma de ingresos anuales, puedo ofrecerle la vida que siempre soñó…se que puedo hacerla feliz. Todo lo que pido es que me acepte.

Y acepté. Claro que acepté.

Pero el tiempo me haría descubrir que no todos los hombres correctos de la sociedad se comportaban del mismo modo en sus casas, con sus mujeres.

Y Charles había sido el error más gran de mi vida.

Continuará...

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bien chic@s se que eso de esperar no se les da, pero tomenlo como una serie de shot's... y no es por nada pero estan hermosos... la espera será recompensada vale... y me conocen quiero T-E-O-R-Í-A-S!!!
dale cuidense mucho (no me odien tanto por fis!!)y deboren chocolates, suspiren y...
Nos leemos en un tris!!!

Bellany G.
**Mi fortaleza y calma eres tú**

ONE-SHOT

Amor, Finalmente Te Encontré

Por Giselita

Esme Pov I

Ohio, 1911

El cielo brillaba en lo alto, la gente en las plazas comentaba que era el día de primavera más caluroso de los últimos años.

Después de realizar las faenas diarias, que mi familia y yo solíamos hacer desde que el gallo anunciaba el alba, salí a caminar por el pueblo. Todo era siempre igual, Columbus era un lugar que vivía cómodo con su monotonía. El panadero anunciaba a las ocho en punto que sus delicias estaban recién horneadas, los pescadores se paseaban con la pesca de toda una noche y las mujeres, con sus almidonados sombreros, se paseaban por las vidrieras de los pequeños comercios de Columbus mientras admiraban la moda proveniente del viejo mundo

El día transcurría siempre del mismo modo en mi vida, las tardes solía dedicarlas a buscar el refugio de la sombra de algún árbol para sentarme a leer alguna novela.

Aquella tarde me había acomodado debajo de un viejo abeto. Estaba inmersa en la lectura mientras mis pies, desnudos, acariciaban el césped. Entonces escuché un revuelo de fondo; una jauría de perros ladrando y un pobre gato corriendo desesperado por su vida. Entonces lo reconocí, Mr. Muggles era el único gato negro de la zona; era mi único gato negro.

Corrí hacia el bullicio, los perros estaban rodeando un árbol donde mi gato se había trepado.

-¡Fuera! Aléjense de él.- les grité arrojándole alguna piedra que pudiera encontrar. Poco a poco, y nada contentos, los perros se alejaron. –Oh Mr. Muggles… no hay día que lo dejen dormir al sol en paz ¿verdad?- el pobre me dio un agudo maullido en respuesta. Entonces miró a su alrededor, dándose cuenta de que no tenia forma fácil de bajar del árbol.

Había dejado mis cosas debajo del abeto, bastante lejos de donde me encontraba ahora, pero a pesar de estar descalza, me trepé al árbol como pude para bajar a mi gato. Se me había dificultado un poco llegar hasta donde el se encontraba –casi en la copa del árbol- pero lo conseguí. Me senté en una rama y extendí mi mano para darle confianza. El, tímidamente y con cuidado, comenzó a acercarse a mí hasta que pude agarrarlo con mis manos y acomodarlo en mi regazo.

-Ya esta, ahora estas a salvo.- bajé mis ojos, estaba realmente alto -¿Ahora como bajamos?

-¿Esme?- escuché que alguien gritaba mi nombre en la lejanía. Me volví, viendo que mi hermano menor me buscaba.

-¡Richard!- él, al escuchar mi voz, volvió su rostro hacia la dirección donde me encontraba y corrió.

-Esme… ¿Qué haces ahí? ¿No crees que es poco propio para una dama andar trepada a un árbol y… ¿descalza?- me reí. Mi hermano en ocasiones sonaba igual a mi madre, con aquellos cuentos de lo propio o impropio… estaba segura de que algún día podría correr mostrando mis piernas y nadie se escandalizaría por ello.

-Mr. Muggles fue perseguido por los perros de la granja vecina- le dije alzando a mi gato, para demostrarle que el pobre realmente casi era atacado. Richard me dio una suave sonrisa y extendió sus manos para que le diera al gato.

Con cuidado me recosté sobre la rama y con una mano le pasé al gato. Bien, el estaba a salvo, ahora debía bajar yo. Apoye mis pies con cuidado en la rama mas gruesa que tenia a mi lado, pero entonces algo se clavo en la planta de mi pie y –cuando alce mi pie y lleve mis manos a el, olvide que no estaba nada cerca del suelo.

Sentí mi cuerpo caer del árbol y a mi hermano gritar; llegó a atajarme, pero una de mis piernas había tocado el suelo mucho antes y el dolor se extendió por todo mi cuerpo.

-¿Estas loca?

-¡Ay!- me quejé –no me regañes, no planeé caerme… Richard me duele- le dije sosteniéndome la pierna. Mi hermano, viendo que realmente estaba herida y no podría ayudarme él solo, corrió hacia la casa. Mis padres iban a matarme.

.....

-¿No viene nadie?- preguntó mi madre por enésima vez en la tarde mientras miraba nerviosamente a mi padre, quien estaba parado frente a la ventana. La noche había caído y hacia cinco horas que habíamos enviado a un peón de la granja a que buscara al doctor; pero aun no había vuelto.

No creía poder soportar mas el dolor… era inaguantable.

Ahí viene… pero, no es el doctor Finn.- mi padre abrió la puerta, dejando entrar al doctor y al peón.

-Señor lo lamento tanto, el doctor del pueblo no estaba… tuve que ir a la ciudad para conseguir algún doctor que pudiera atender a la señorita Esme.

-Por supuesto, gracias. Pase doctor.- estire mi cuello para poder ver quien era el nuevo doctor, estaba acostumbrada a la apariencia y al trato del bueno doctor Finn, pero mi corazón dio un vuelco al ver al nuevo doctor.

-Buenas noches- dijo con su perfecto acento británico. ¡Era ingles! Momentáneamente parecía que el dolor de mi pierna se había mitigado; aquel doctor no era nada igual al viejo y calvo doctor Finn. Sus cabellos rubios estaban despeinados y algunos mechones caían de forma desprolija sobre su frente. Llevaba una chaqueta blanca semi abrochada, dejando ver el frac negro que vestía debajo. –Si me permiten, debo revisar a la señorita.

Se acercó al sofá donde estaba sentada, con mi pierna extendida sobre una mullida pila de almohadones. Ahora podía verle con mayor detenimiento; era bastante pálido pero tenia la sensación de que su piel era suave como la porcelana. Y era joven. ¡Muy joven!

-¿Podría decirme que le ocurrió Señorita Platt?- mi mente se quedó en blanco al escuchar su aterciopelada voz. Nunca antes había escuchado algo tan maravilloso, de seguro era algún soprano o algo por el estilo. Su rostro se alzó, fijando sus hermosos ojos dorados en los míos.

Sentí la sangre acumularse en mis mejillas, -Me… me caí de un árbol.- tartamudeé. Gracias a Dios no podía escuchar como mi corazón latía alocadamente.

-Con permiso- susurró descorriendo la tela del vestido que cubría mi pierna. El aire se quedó atorado en mis pulmones unos breves instantes mientras sus manos, las mas frías que sentí jamás, se deslizaban por mi pierna descorriendo la falta del vestido. -¿Le duele aquí?- preguntó ejerciendo una leve presión alrededor de mis tobillos. ¡Si mi madre lo viera! Sería un completo escándalo. No por el doctor, si no por que estaba segura de que a estas alturas mi rostro estaba tan rojo como un tomate. Sacudí mi cabeza.

El doctor ascendió su mano y cuando presionó cerca de la pantorrilla me quejé. Alzó su rostro mientras volvía a presionar el foco del dolor. Por mucho que lo quisiera evitar mis ojos permanecían fijos en los de él y por alguna extraña razón me sentía mareada.

Sus labios se movieron pero a mis oídos solo llegó el suave y aterciopelado susurro de su voz; sin que las palabras tuvieran sentido alguno. Frunció su ceño y se puso de pie, apartando su vista de la mía. -Creo que se ha fracturado la pierna, señorita Platt.- dijo, esta vez le escuché cada palabra. Fractura. ¡Demonios! Tendría que andar meses con un cabestrillo.

Le vi sacar varias cosas de su maletín, pero ninguna de ellas era lo que me esperaba.

-Es una nueva técnica, que aprendí en mi viaje por Europa. Allí no usan mas las tablillas, utilizan algo que llaman yeso.- le vi embeber unas cintas de gasa en una especie de lodo blanquecino y comenzó a envolver mi pierna con ellas.

En todo momento mis ojos recorrían su perfecto y hermoso rostro. Mantuve mis manos cerradas en fuertes puños, no por el dolor, si no para evitar el extraño deseo que tenía de alzar mi mano y acariciar su mejilla.

Sorprendentemente su tarea le tomó menos tiempo del esperado; media hora después estaba llamando a mis padres a la sala.

-Solo lo tendrá unas cinco semanas… después el doctor Finn sabrá que hacer.

Usted no me atenderá?- pregunté asustada. ¿Por qué el doctor Finn? No quería volver a ser atendida por el calvo y viejo doctor Finn.

-Esme- murmuró mi madre por lo bajo.

-Es… es decir… como los doctores suelen mantener sus pacientes…- traté de excusarme. El doctor me dio una suave sonrisa mientras se colocaba su abrigado tapado.

-Lo haría, pero la semana entrante parto al norte de California.

No hice intento alguno por esconder el descontento que se comenzaba a apoderar de mi rostro. Había encontrado al hombre más maravilloso y hermoso del mundo y ahora se iba quien sabe a donde. California estaba a cientos de kilómetros de distancia de Ohio.

-Entonces espero que la vida le sonría doctor…

-Cullen,- respondió amablemente pasando sus ojos de mi padre, a mi –Carlisle, Cullen.- nuevamente sentía mis mejillas arder.

Carlisle Cullen.Desde aquella noche no había dejado de soñar con él esperando, rogando, que el destino algún día volviera a cruzar nuestros caminos.

Continuará...

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dale chic@s... mmmm digamos que este es el primer shot con continuación.... mmmm se que es extraño pues los shot's son eso, solo un suspiro, pero haber... quieren que lo deje asi y no enterarse de lo que piensa Carlisle??? yo pienso que no... veamos como se conocieron y sobre todo enamoraron los pilares de los Cullen vale...
pero eso será despues, por lo pronto cuidense mucho y no olviden esos ricos chocolates, suspiren mucho y ya se!!! que creen que pase despues??? teorías (Sky y Ninive espero una buena suya eh!) y...
Nos leemos en un tris!!!


Bellany G.
**Que otra cosa más importante puedo decir más que TE AMO**

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