lunes, 30 de noviembre de 2009


Capítulo 4. Perdón

Edward POV

Corrí hacia la puerta principal de la casa de Bella, para encontrarme a Carlisle y a Alice con el ceño fruncido por la preocupación.

-Carlisle, Alice gracias por venir tan pronto- dije en cuanto abrí la puerta

- Que sucede Edward, que haces aquí?—pregunto Carlisle con preocupación.

--Te lo explicare todo en un momento Carlisle, necesito que revises a Isabella para saber si está bien.

--Hermanito, te veo muy angustiado que te ha pasado?—pregunto Alice

-- Lo comprenderás dentro de poco Alice. —dije en una voz monótona. —Por favor, acompáñenme.

Subí las escaleras con Alice y Carlisle pisando mis talones. Me volteé para encararlos antes de entrar a la habitación de Bella. – Traten de no despertarla, les explicare todo después—abrí la puerta y les indique que pasaran.

Carlisle se acerco a la muchacha y contuvo el aliento cuando levanto sus cobijas, se volteo y me miro confundido.

-Edward…. —empezó a decir pero yo lo corte.

—Revísala primero, Carlisle luego te lo explico.

El entrenamiento medico de mi padre no se hizo esperar, yo me quede recostado contra la pared más lejana, Alice pasaba su mirada de mi rosto a la chica y de la chica a mi rostro. Cuando termino de revisar sus heridas con mucho cuidado tratando de no despertarla como se lo había pedido y me dijo—hay que desinfectar los raspones de sus brazos, piernas y manos para que no se infecten, tiene moretones en las costillas, las muñecas, el cuello y los muslos, para que no le duelan tantos los raspones y los moretones podemos darle algunos analgésicos, me inclino a pensar que fue violentada y era virgen por la sangre en sus muslos, pero no te puedo asegurar nada sin una inspección ginecológica—cuando mi padre termino de decir esas palabras me lleve las manos a la cabeza, deseando poder arrancármela; me deje caer en el suelo, yo era un monstruo, era un hombre deplorable, era un canalla, no hay palabras para expresar el odio que sentía por mi.

-Es mi culpa, Carlisle, yo le hice eso—dije sollozando como si fuera un niño pequeño.

-Edward, que hiciste?—saltaron al mismo tiempo Alice y Carlisle

-Yo estaba muy tomado, no sabía, no me reconocía a mi mismo, soy un ruin, un asqueroso—les dije, no pudiendo contener las lagrimas por mi crimen.

-Tomado? Tu no bebes Edward, cuéntanos lo que paso desde el inicio—sugirió Alice en un susurro.

-Encontré a Tanya, con otro hombre en mi cama, me grito cosas horribles, me humillo, se burlo de mi y se fue con él; yo maneje sin rumbo fijo, necesitaba escapar de la realidad, compre licor y me senté en la playa a ahogar mis penas, Isabella me encontró allí, creo que trato de ayudarme y yo… no supe lo que hacia, no me di cuenta de mis actos hasta que fue demasiado tarde, soy un asqueroso cobarde, yo...-no podía continuar estaba asqueado de mi mismo, aunque tenía la cabeza entre las piernas podía sentir sus miradas.

De pronto sentí un pequeño brazo sobre mis hombros. Después de saber lo que yo había hecho Alice estaba allí para apoyarme.

-Cálmate Edward, primero atendamos a Isabella, luego cuando despierte, hablaran de lo sucedido.—mientras Alice decía esto, Carlisle estaba serio, sabía que había defraudado a mi padre. El siempre ha sido un caballero en todo el sentido de la palabra.

-Carlisle, yo…--empecé a decir pero él me corto.

-Estoy muy sorprendido Edward, pensé que te educamos mejor tu madre y yo, solo espero que sepas afrontar las consecuencias de tus actos e intentes redimirte.—dicho esto acerco una silla a la cama de Isabella y tomo su maletín negro.

Alice que me acariciaba el cabello dijo—Bajemos a preparar un poco de café--, el sol empezaba a asomarse y Carlisle se disponía a limpiar los raspones a Bella. Salimos del cuarto en silencio. Llegamos a la cocina y Alice preparo café.

-No te juzgo, Edward—dijo mi hermana menor, acercándome una taza de café—Se que nunca hubieras hecho algo así consiente, me imagino que lo de Tanya tuvo que ser horrible, para que terminaras en ese estado, creo que tienes suficiente entre manos como para que yo me ponga en tu contra. Sobre Tanya, no te dijimos nada, pero imaginamos que algo así podría pasar. Ella solo le interesaba tu dinero, pero estabas tan ciego que no veías la realidad.

-Si, Alice supongo que estaba ciego y ayer abrí los ojos, tenía mis sospechas ella siempre hacia algún comentario hiriente o se burlaba de los demás, pero nunca le di importancia, como podía ser tan seductora sin tener experiencia soy un completo imbecil. Oh!! Alice fui un idiota y me he convertido en un monstruo—dije enterrando mi rostro en mis brazos y una nueva ola de sollozos se escapo de mis labios.

-No eres un monstruo, Edward, eres un hombre, cometiste un error un grave error. Ahora dime que planeas hacer?

-No lo sé aun, Alice, primero hablare con Isabella, tengo que hacer cualquier cosa para compensarla la vida no me alcanzara para arrepentirme.—le dije sin levantar mi rostro.

-Bueno, hermanito, entonces habla con ella, vamos a llevarle a Carlisle, una taza de café.

Subimos otra vez las escaleras y entramos en silencio a la habitación de Bella.

-Alice—dijo Carlisle—por qué no ayudas a Bella a cambiarse.—hasta que el no dijo eso, no me percate que ya Bella se había despertado.—Edward y yo esperaremos afuera Bella, luego volveré a darte unas indicaciones.—dicho esto se levanto y camino hacia donde yo estaba y me indico que saliera; mi mirada y la Bella se encontraron por unos segundos antes que saliera por la puerta.

Salí y Carlisle cerró la puerta tras nosotros, caminamos en silencio hasta la cocina, nos sentamos uno frente al otro en silencio hasta que Carlisle hablo.

-No te negare que estoy decepcionado, Edward, pero no te recriminare nada veo que tu mismo te estas haciendo vivir un infierno ahora, pero se que harás lo correcto y enmendaras tu error.

-Carlisle, que te dijo ella?—pregunte con la mirada fija en la mesa entre nosotros. Carlisle soltó una pequeña risa, lo que hizo que lo mirara.

-En verdad es un chica muy dulce, Edward, se despertó mientras le limpiaba las heridas, debían escocerle, le explique que yo era tu padre y que me habías pedido que la examinara, antes de dejarme terminar de limpiar la herida de su brazo, me pregunto que como estabas tú—él se quedo pensativo y yo estaba casi en shock, sacudió su cabeza y siguió hablando—me dijo que no te culpaba de nada, que sabía que no eras consciente de lo que hacías.—no podía creer lo que mi padre decía, como podía ella no estar enojada conmigo después de lo que le había hecho, como podía ser ella tan compasiva. Yo tenia que resolver las cosas, se lo debía a Bella. Nos quedamos largo rato en silencio.

Escuche a Alice bajando las escaleras fue directo a la despensa y saco una bolsita de té, se dispuso a prepararla sin decir una palabra. Cuando termino, se acerco a mí y la tendió.

-Llévasela a Bella, ella quiere hablar contigo, es una chica muy dulce Edward, está preocupada por ti-dijo Alice moviendo la cabeza y mirando a Carlisle, aun incrédula por sus propias palabras.

Yo solo asentí, tome la taza y me dispuse a subir a su habitación, tantos pensamientos incoherentes y sin sentido pasaron por mi mente. ¿Qué le diría? ¿Qué me diría? ¿Cómo la podría compensar? ¿Qué sería lo correcto por hacer? Inhale profundamente antes de tocar su puerta.

-Pase, esta abierta—fue la respuesta que recibí.

Ella estaba sentada en su cama recostada sobre la cabecera, su cuarto era nítido y muy ordenado, junto a la ventana que daba a la playa había un pequeño escritorio con una portátil, la cama parecía sacada de un cuento de princesas, tenia pilares y de estos caían vaporosas nubes de tull. Su cabello estaba peinado y traía una bata sobre su camisón, su piel era perfecta blanca pero con un toque de crema, sus labios eran rosados y el de arriba estaba un poco fuera de balance con el de abajo, parecía un ángel, mi estomago se agito con cada paso que me acercaba a ella, ella seguía contemplando la vista a través de su ventana. Me senté en la silla junto a su cama y ella se volteo a mirarme, su rostro era sereno, en sus ojos no había odio, solo dolor y algo que parecía preocupación.

-¿Cómo se encuentra dr. Cullen? – fue lo que dijo, no podía creer que a ella le preocupara mi estado, después de lo que había pasado la noche anterior. Me quede mudo, no sabia que responder, como le podría importar lo que me pasaba después de lo que le hice.

-Parece que no se encuentra bien—dijo con un asomo de sonrisa en sus labios, pero la alegría no le llego a los ojos—no se preocupe Dr. Cullen estoy bien.

-Srta. Swan yo… le debo una disculpa, no sin duda le debo mucho más que una disculpa, pero créame que no, quería, no se que me paso, en verdad lo lamento tanto, mi conducta fue inexcusable, no objetare si quiere presentar cargos en mi contra—dije al tiempo que agachaba la cabeza y sostenía con fuerza la taza de te entre mis manos.

-No presentare cargos en su contra Dr. Cullen, se que sucedió no hubiera pasado nunca si usted hubiera en posesión de sus cinco sentidos, yo no le guardo rencor—dijo esto mirando nuevamente por la ventana y soltando un suspiro.

Mi mente no podía dar crédito a lo que estaba escuchado, ella era en verdad la chica más dulce que había conocido, tenia un alma noble, pero yo tenia que compensarla de algún modo, tenia que hacer lo correcto, tenia que reparar mi falta.

-Por favor Srta. Swan, llámeme Edward, lo que sucedió ayer fue culpa mía y yo debo reparar mi falta de algún modo, he mancillado su honor, he robado su virtud, yo.. yo…--fui interrumpido por una musical risa, al escuchar ese sonido mi pecho se lleno de una calidez que nunca antes experimente.

-Dr. Cullen—enarque una ceja, así que rectifico—bueno digo Edward—volvió a reír, - estas hablando como si viviéramos en el siglo pasado—torcí mi labio en un intento de sonrisa y vi que ella se sonrojaba.

-Quiero decir, no me debe nada, pretendamos que nunca sucedió nada—dijo tiñendo de escarlata su rostro, era tan dulce, pero yo no podría pretender que no había pasado nada, yo sabia que ella quería pasar el resto de sus días con la persona que la hiciera mujer, asi como su amiga Ángela, allí fue cuando decidí proponérselo.

-Stra. Swan, puedo llamarla Isabella?

-Prefiero Bella, mi nombre completo no me gusta mucho—dijo y sus mejillas se sonrosaron levemente.

-Bella, veras, se que te sonara a una locura, pero en verdad quiero reparar mi falta, se que no nos conocemos bien, pero me sentiría muy mal si no tratara de hacer lo correcto, así fue como mis padres me criaron, vera, como tu ya sabes el Edward, que conociste anoche no era yo—dije agachando la cabeza ante el recuerdo.—yo nunca pensé en tener relaciones con una mujer antes de casarme con ella—note que el rubor se extendía por todo su rostro, por Dios en verdad parece un ángel, como no me di cuenta antes.

- Por eso Bella, te suplico que me dejes hacerte mi esposa, pasare cada uno de los días que me quedan, tratando de compensarte por lo que te he hecho, no descansare hasta que conozcas mi verdadero yo.—ella me miro, con los ojos abiertos como platos, su rostro parecía querer arder en llamas por lo rojo que estaba, me perdí en la profundidad de esos ojos chocolates, eran como un agujero negro que me empujaban hacia ella, quería sostener su mano, me di cuenta que ella había dejado de respirar.

-Bella, respira—le dije torciendo una pequeña sonrisa.

-Pero tu estas comprometido con Tanya—dijo en un susurro que me confundió había dolor detrás de sus palabras o me lo estaba imaginando.

-No hablemos de Tanya, ahora Bella, entre ella y yo ya no hay nada todo se acabo ayer, en este momento estamos hablando de ti y de mí—No quería recordar la traición de Tanya, pero al decir las ultimas palabras me sentía como un adolescente pidiéndole salir a la capitana de las porristas, me quede esperando a que Bella dijera algo.

Ella se quedo mirando mis ojos largo rato, sin responder a mis palabras. Mi estomago se retorcía con cada tormentoso segundo que pasaba mientras ella continuaba callada. Yo seguía perdido en sus ojos, su rostro, sus mejillas, sus labios; tenia sentimientos encontrados, no tenia control de mis emociones.

-Creo que casarnos, no es la mejor idea, Edward—dijo esbozando una sonrisa triste y volteando la cara para mirar por la ventana.

-Por que no?-Le pregunte teniendo el atrevimiento de tomarle la mano, su piel era suave, calida y sus manos tan pequeñas, que parecían que un suspiro mió podría romperla. Ella no aparto su mano, no me temía, giro su rostro hasta encontrase nuevamente con mi mirada.

- Por que la culpa, no es una razón para una boda—la sonrisa en su rostro aun era triste, tenia una arruguita entre sus cejas, quería alisarla con mis dedos, pero no me contuve.

-Bella, por favor escúchame, no es solo culpa, es hacer las cosas bien, imagina que llegues a quedar embrazada, como podría sentirme, sabiendo que la madre de mi hijo no lleva mi apellido, que podría ser señalada. Bella, no quiero eso para ti—dije desesperado por que me aceptara, por que entendiera las razones.

-Es poco probable que quede embazada, fue solo una vez—dijo tiñéndose de un profundo escarlata hasta la raíz de su cabello.

-Bella, dame una oportunidad, danos una oportunidad. No des un no rotundo, por favor—le suplique estrechando su mano entre las mías. Se veía asustada, se mordió el labio con nerviosismo, eso la hacia ver aun más linda.

-No lo se Edward, la verdad no se que pensar.

-Esto seria más fácil, si pudiera conseguir un anillo—murmure más para mi mismo que otra cosa.

-NO, NO ANILLOS—grito, pude ver que la duda se asomaba a sus hermosos ojos que estaban abiertos cuan anchos eran.

- No tienes que decir, si o no hoy, Bella—dije poniendo una de mis manos con mucho cuidado en una de sus mejillas, no quería asustarla.

-Lo pensare—me dijo y sonrió.

-Es todo lo que te pido, me acerque un poco y roce mis labios con su frente. De pronto recordé algo.

-Lo siento, Alice me pidió que te entregara este té y ahora esta frió.—dije torciendo los labios en una sonrisa. Ella se sonrojo

-No importa, no tengo hambre—me dijo bajando la mirada a la taza en mis manos.

-Claro que si importa debes alimentarte, bajare a prepararte algo de comer.

-Esta bien, mientras duermo un poco—me dijo sonriendo.

Salí de la habitación y cerré la puerta tras de mi, me sentía emocionado, enojado, angustiado, feliz. La verdad es que mi cabeza no dejaba de dar vueltas, tenia que conseguir ese sí de sus labios.


Bella POV

Sentí un ardor en uno de mis brazos y note el suave roce de una gasa sobre la piel desnuda de mi antebrazo, de pronto los recuerdos de la noche se vinieron a mi cabeza; abrí los ojos para encontrarme con el rostro de un hombre que parecía el hijo del dios Zeus, era muy guapo, algo mayor, su cabello era de un dorado intenso y tenia los ojos verdes, del mismo verde que Edward.

-Hola, soy el Dr. Carlisle Cullen, padre de Edward—me dijo en una voz musical que transmitía mucha serenidad, me sentí relajada.

-Mucho gusto Dr. Cullen—le dije con una tímida sonrisa.

-Llámame Carlisle, por favor, te importa que te diga Isabella?

-Prefiero que me llames Bella, Carlisle –le dije con una sonrisa, era imposible sentirse incomodo en su presencia.

-Bueno Bella, estoy aquí por que Edward, me llamo para que te revisara, él no se atrevió a hacerlo—dijo dándome una sonrisa apenada, me di cuenta que estaba enterado de todo, deje escapar un suspiro, Edward debía sentirme muy mal ahora que había recuperado la cordura.

-Como se encuentra él?—pregunte, mirando por la ventana y dejando escapar otro suspiro.

-En verdad quieres saber como se encuentra?—me pregunto Carlisle, como no dando crédito a lo que había escuchado.

Me volví para mirarlo y le sonreí.

-Si, en verdad quiero saber como esta, me imagino que se sentirá muy mal, pero no quiero ande penando por allí, no lo culpo, sé que no estaba dentro de sus cinco sentidos.

-No se que decirte Bella, me tomas desprevenido, pensé encontrarme con tu furia, con tu odio y me dices esto.—su voz denotaba tristeza y frustración.

-Carlisle, no soy una mujer de rencores, se que su hijo es un buen hombre, un buen hombre que bebió de más y perdió el control—cerré los ojos al recordar la rabia y la furia que había en esos hermosos ojos anoche.

Sentí una calida mano apoyada en mi hombro. Abrí los ojos y vi la mirada triste de Carlisle.

-Mi hijo es un buen hombre, Bella, su madre y yo lo educamos para que sea caballero, si el no me lo hubiera confesado hace un rato mientras estabas dormida, nunca lo hubiera imaginado. El se equivoco monstruosamente contigo, Bella, pero se que tratara de enmendar su error, aunque no se si esto tenga remedio, debes sentirte muy mal.

-Si, estoy un poco triste, Carlisle—le mentí, no quería que se sintiera peor, yo estaba más que triste, estaba confundida, al recordar la noche anterior primero tuve miedo, pero luego recordé cuando sus besos fueron suaves, cuando sus manos se movían cariñosas y codiciosas sobre mi cuerpo, cuando susurro mi nombre, cuando me penetraba dulcemente, por Dios Bella que estas pensando, sacudí mi cabeza para alejar el pensamiento.

—Además me duele algo el cuerpo, en que estado estoy?—dije tratando de alejar las imágenes que se formaban en mi mente de su cuerpo sobre el mió.

-Bueno, Bella, tienes varios moretones y algunos raspones por la arena, solo me falta limpiar el que tienes en el hombro, luego te daré un medicamento para que los dolores desaparezcan. Edward, también pidió que trajera a mi hija Alice, me imagino que será para que te ayude a asear y a vestir.

-Si pudiera terminar con la herida del hombro, me gustaría, asearme—dije sonrojándome.

-Claro—dijo Carlisle.

Empezó a limpiar mi hombro. Cuando termino de curarme, yo me quede mirando por la ventana hasta que lo escuche hablar.

-Alice—dijo Carlisle—por qué no ayudas a Bella a cambiarse.—hasta que él no hablo, no me percate que Edward estaba parado en la puerta y a su lado una chica pequeña de facciones gráciles, su cabello negro estaba en puntas y se dirigía a todos lados.

—Edward y yo esperaremos afuera Bella, luego volveré a darte unas indicaciones.—Se levanto y salio después de Edward, pude ver la cara y los ojos de Edward por pocos segundos, pero se denotaba una angustia y una tristeza infinita. Volví a suspirar y mire nuevamente por la ventana.

-Hola soy Alice, la hermana menor de Edward–me voltee para bien el rostro al que le pertenecía esa voz de soprano.

-Hola, Alice, soy Bella—sonreí tímidamente.

-Donde esta tu ropa de dormir?—me pregunto

Le señale un gavetero blanco que había en una esquina de mi habitación, todos los muebles de mi habitación eran blancos con un efecto de craquelado que los hacia parecer antiguos, cuando estaba en mi habitación me sentía como en un cuento de hadas donde yo era la princesa.

-AGHHH! Tenemos que salir de compras, como puedes dormir con estas cosas—dijo volteándose a mirarme con una expresión horrorizada en el rostro.

-Que tiene de malo mi ropa de dormir?—pregunte en shock, no había nada malo, mi ropa era cómoda.

-Cuantos años tienes, Bella?—me dijo con el ceño fruncido.

-22 por que?—le respondí

-Si tienes 22 años , por que duermes con pijamas de Bob esponja y de las princesas de Disney?—su expresión era algo para reír tenia ambas manos en la cintura y me miraba como si yo hubiera cometido un crimen.

Camino hacia mi armario, lo abrió y empezó a remover toda mi ropa, se volteo e hizo un puchero.

-Solo tienes 2 vestidos y los demás son trajes sastre de pantalón (suit o ropa de oficina), jeans y remeras. En cuanto Carlisle diga que puedes salir de la casa, iremos de compras—dijo con una sonrisa radiante y un brillo en los ojos que daba miedo, siguió removiendo mis cajones, mientras yo la miraba espantada,.

-esta mujer me quiere matar—dije en un susurro para mi.

-Al fin encontré algo que no tenga dibujos animados—dijo enseñándome un camisón de seda con su bata a juego de Victoria Secrets que Renee me había regalado hacia tiempo, aun conservaba la etiqueta puesta.

-Vamos a asearte y luego te pondrás esto—me dijo continuando su monologo—después podrás hablar con Edward si así lo deseas—eso me saco de mi ensoñación.

-Como se encuentra él?—No se por que estaba tan preocupada por Edward, pero era un sensación rara, el sentir que el podría estar sufriendo, sin importarme nada.

-No muy bien Bella, mi hermano es un hombre de principios muy arraigados, por no decir anticuado, esta muy avergonzado por lo que te hizo.

Tuve otro falshback de los eventos de la noche y me recordé a mi misma que había accedido a su petición, así que él no debía sentirse tan culpable, me sonroje ante el recuerdo de su piel. Alice tomo mi mano mi mano y me ayudo a salir de la cama, me miraba a la cara de una manera extraña, como si estuviera pensando profundamente. Me ayudo a bañar, sentía los huesos esponjosos y mis músculos estaban doloridos como si hubiera hecho pesas, podía ver en mis muñecas las marcas de los fuertes dedos de Edward.

Yo lo había perdonado anoche por sus rudos modales del comienzo y el me recompenso dándome mucho placer aunque no quiera admitirlo, me sonroje violentamente y Alice me miro otra vez fijamente, sacudí mi cabeza tratando de alejar esos recuerdos y me envolví en una toalla. Me seque y Alice me ayudo a ponerme el camisón y la bata. Ella mientras cepillaba mi cabello, me dijo.

-Te gusta mi hermano?—fue tan directa y al grano que me quede helada.

-Este.. yo… yo… no se Alice, creo que no—dije volviéndome aun mucho más roja.

-Esta bien no te inquietes a veces soy algo directa, quieres un poco de café?

-No me gusta mucho el café, prefiero el té en la despensa que esta junto a la ventana de la cocina hay una caja.

-Si no te gusta el café, para que lo tienes en la despensa?

-Para mis invitados—le dije sonriendo.

-Bueno te preparare una taza de te-dijo mientras se levanta.

-Alice—la llame.

--Si, Bella.

-Podrias decile a tu hermano que suba.

-Claro—dijo saliendo por la puerta y volviendo a mirarme.

Me puse a mirar por la ventana dejando mi mente divagar entre los recuerdos buenos, malos y los sentimientos que en este momento no sabía como nombrar.

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oook... bueno, las cosas no empezaron bien... (creo que eso ya lo dije ups!!) pero al parecer nuestro Edward ya volvio a ser el mismo que antes, no es que no lo fuera, pero vamos tampoco pensaba bien, y ahora pretende reparar el daño... ustedes creen que Bella acepte su proposición???
en fin, cuidense mucho, suspiren y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**I need you**


Capítulo 28. No Quiero Dudar

Miraba constantemente mi celular (móvil), sé que es muy pronto para que me llamen pero no puedo evitar estar un tanto nerviosa. Mi papá y Carlisle partieron hoy al amanecer, no sabía por dónde empezarían la búsqueda aunque han estudiado muy bien la trayectoria comercial y las posibles desviaciones del avión. Tenía fe en que pronto me llamarían con buenas noticias.

El supermercado está algo lleno y no quería estar mucho tiempo de pie así que me he quedado en la zona de parqueo, hay una hermosa fuente de agua que ahora está congelada pero prefiero estar sentada, no quiero hacer movimientos bruscos. Afortunadamente Nessie también tenía que hacer algunas compras y he podido pedirle que me acompañe. Me pregunto si a Alice le encanta comprar, porque nunca quiere venir al supermercado, creo que ella tiene serios problemas o padecerá de eso que dijo Jake “compulsivismo consumista selectivo” habrá que ver si eso existe realmente, ellos parecen llevarse mejor ahora que Nessie apareció, al menos mi amiga ya no hace alusión a la forma de vestir o al aspecto de Jake, hasta ha dejado de quejarse de su mal olor que por cierto yo estaba empezando a notar. No es que precisamente oliera a mal, es que con esto del embarazo mi olfato se volvió muy agudo de pronto y el aroma a pescado me da nauseas, sobretodo después de que él me preparara el almuerzo ayer. Nessie lo maneja bien aunque noto una ligera molestia cuando él pasa horas conmigo como ayer, o cuando me llama cada hora como lo ha estado haciendo toda la mañana. Sé que lo hace porque está preocupado y al no estar Edward cree que es su deber protegerme pero no se da cuenta de que a Nessie eso la lastima.

El cielo está gris todo el tiempo, eso no ayuda a mucho al optimismo.

-¿Por qué tan sola linda?- la voz suave y endulzada de James me sobresaltó. Podría parecerme sensual en cualquier otra circunstancia sino fuera por el hecho de que trató de secuestrarme hace un tiempo. Ahora me daba aversión.

- ¡Aléjate de mi o llamo a la policía!- le grité.

- Vamos Bella, no quiero hacerte nada, sólo estaba de paso y te vi. Vine a darle el pésame a mi ex suegra. Sólo eso.

- Pues no me interesa que es lo te que traiga por aquí. Vete.

-Yo también estoy triste aunque no lo creas, Tanya y yo fuimos pareja hasta que descubrí lo de ella y Edward.

- Ella y Edward no tenían nada y tú eres despreciable. Seguro también sabías esto.

- Yo no sabía que ella me engañaba con tu esposo y que se fugarían. ¿Acaso crees que hubiera permitido que me deje sin haberle dado una paliza a él?

- No me vengas con tu postura de hombre engañado. Si no te conociera tal vez te creería.

- Pues me creas no Bella ya no importa. Ahora sólo quiero morir. Dejé a Victoria por su hermana y me he quedado sólo. Creo que recibí una dosis de mi propia medicina. Ojo por ojo. El destino es cruel Bella.

- ¿Si no tienes mas mentiras, podrías irte?

- Claro, no quiero molestarte, nos veremos en el funeral.

- ¿Funeral?

- La semana que viene se organizará el funeral. La familia desea que todo quede sepultado cuanto antes. No sabes la de chismes que se ha desatado en Seattle.

- Pues no iré a ningún funeral.

- Sé que tienes esperanza de que todo sea mentira Bella, yo también lo desearía. Fui un imbécil al creer todo lo que Tanya me decía. Lo siento, perdóname por lo de la otra vez. Sólo quería asustarte. Me di cuenta de que mucha gente te quiere en este pueblo. Debe ser porque eres buena. No debí creerle a Tanya.

- Sólo vete James, lo siento, no puedo creer en ti.

-Comprendo Bella, sólo quería que lo supieras. Yo soy un imbécil que merecía lo que ellos hacían. Pero tu no. Espero que algún día me perdones.

- Si eres sincero creo que lo que estas sufriendo basta. Vete por favor.

James caminó hasta su auto y se marchó. Tenía la mirada triste y el semblante decaído. Parecía que en verdad estaba sufriendo. Yo no podía creerle. No después de todo. O tal vez Tanya era la culpable de todo, ella si había demostrado ser malvada. Fue ella la que planeo lo de drogar a Edward y la que me golpeó en el bosque para que James me llevara. Y engañaba a su hermana. No. No podía darle crédito a James. Él no era tan bueno como pensaba hacerme creer. Cuando Edward volviera me lo aclararía todo

*****

Pasaron dos días más y no tenía noticias. Ni una sola llamada. Las tormentas eran más seguidas al norte y seguro ese debería ser el motivo.

Jake se había pasado el día entero aquí tratando de que yo no hiciera nada. Ya me estaba cansando verlo por todos lados. O tal vez sería esa extraña costumbre de algunas embarazada de tomarle repulsión a alguien. Mi mamá me contaba que ella se lo tomó a un primo que tenía en Phoenix y que pasó por aquí una temporada durante su embarazo. Él era muy torpe y siempre se caía. A eso le achacaban que yo sea así.

- Bien Bella ya encendí la calefacción, deberías abrigarte más. Sabes nunca he tenido un hermanito o sobrino, será divertido poder jugar con Charlicito cuando nazca.

- ¿Charlicito? Charlie suena bien pero ese diminutivo es ridículo Jake. Además mi hijo llevará el nombre de su padre.

- Oh, pensé que tendrías mejores gustos Bella. Quiero decir ya con un Edward es suficiente ¿no? ¿No crees que podríamos buscarle un mejor nombre? Y si fuera una niña si sería genial que se llame como tu. Una pequeña Bellita.

- Ya basta Jake deja de ponerle diminutivo a todo. ¿Por cierto no te echa de menos tu padre en La Push?

- No, me ha mandado a cuidarte. Charlie dijo que estuviéramos pendientes de ti. Y con tu hermano todo el tiempo en casa de los Cullen.

- ¿Emmet está en casa de los Cullen?

- No se separa de su rubia ni para ir al baño, no se que le ve la verdad. Ella tiene una cara de asco. Y cuando no están por allá se la pasan en tu casa. Ya deberían conseguirse un lugar privado. El otro día me los crucé cuando fui a comprar unas botas nuevas, no tienen la menor vergüenza, andan como pulpos.

- No seas tan específico. Con razón casi no viene a verme. Nessie vendrá pronto. ¿Ya la has invitado a algún lugar?

- Pues todavía no me animo. Ella es linda y divertida, cuenta buenas historias y es medio gitana, me estaba enseñando a leer la mano el otro día. Sabes que dijo que tendría tres hijos. Creo que una líneas debajo del dedo meñique. Aquí mira. Yo tengo tres, ¿tú cuantas tienes?

Y tomó mi mano para ver mis palmas, yo me incliné, parecía muy interesante eso de saber cuantos hijos tendría.

- Uno en la derecha y dos en la izquierda. ¿Qué significará eso?- dijo él acercándose más a mi mano. – Ja, esta línea de la izquierda era una manchita- dijo él limpiándola

La puerta se abrió justo en ese instante y yo quité mi mano. Nessie me miraba desde el otro extremo y parecía muy triste.

- Hola Nessie, que bueno qua has venido- le dijo sonriendo. Ojala pudiera hacer que estos dos salgan a dar una vuelta para poder estar sola un rato.

- Mi tía te manda estas fresas, dice que te antojaste ayer cuando miraban una revista.

- Hola Nessie, ¿como has estado?- le preguntó Jake.

- No tan bien como tu- le dijo ella marchándose después de haber puesto las fresas en la refrigeradora.

- Y a ella que bicho le picó- dijo Jake, aún interesado en mis manos.

- No te das cuento o eres ciego- le dije casi gritándole.

- ¿Cuenta de qué?

- Nessie está enamorada de ti. Pensé que lo sabías. Como crees que se siente si estás todo el día conmigo y ahora me estabas tomando de las manos.

- Eso es ridículo Bella. Estoy aquí para cuidarte, ya superé eso de mi fijación por ti. Y ella sólo está impresionada por lo de la otra vez.

- ¿No oíste lo que dijo aquella vez?

- Yo no oí que dijera que me amara. Dijo que le gustaba, que yo era apasionado, arriesgado y fuerte y que la pasó bien cuando la confundí contigo.

- Hombre tenías que ser. ¿Que quieres? Que se ponga un letrero que diga que te ama o que lo publique.

- Si fuera más explícita lo hubiera entendido antes. Ella me gusta mucho.

- Y si no te das prisa alguien más le puede pedir que sea su novia. Mike Newton vino ayer a visitarla y la ha invitado a salir.

- ¿Mike? ¿Ese tarado racista?

- Y es probable que lo acepte otra vez.

- ¿Otra vez?

- Ya han salido juntos. Lo único que digo es que si te gusta deberías darte prisa.

- Lo tendré en cuenta. No me gustaría que saliera con Mike.

Ya estaba llegando a mi límite con Jake y sin noticias de Edward, todo parecía triste.

*****

Había pasado una semana ya desde el accidente y aún sin noticias. Me mantenía informada de las cada vez más continuas tormentas. Nevaba cada día y casi no salía de casa porque temía resbalar ya que toda la calle amanecía con una capa de hielo.

Esme había venido casi todos los días para visitarme y traerme lo que me hiciera falta.

Mientras estaba con Alice esa tarde llamaron a la puerta.

- Yo voy Bells-dijo mi pequeña amiga.

- Buenas tardes. Venimos a ver a Isabella por favor.

Cuando entraron me sorprendí de tenerlas en casa y por su ropas oscuras. Eran Didyme y Heidi. Parecían afligidas.

- Isabella- dijo Heidi sollozando. Su rostro se veía demacrado y deslucido ya no era la mujer sensual y atractiva que conocí.

- Hola Isabella, disculpa que te molestemos pero teníamos que venir- agregó Didyme.

- Claro, siéntense por favor- les pedí. Tenía tanto miedo que me trajeran malas noticias, mi corazón dio un vuelco.

- Hija, veníamos a contarte, no se si has estado al corriente de la búsqueda- dijo Didyme

- Creí que hace unos días la habían suspendido por el clima- les señalé

- Si pero ayer nos llamó la policía. Encontraron el cadáver de mi Tanya al norte, cerca de la Isla San Juan- Heidi rompió a llorar.

- Volamos para identificar el cuerpo y traerlo a casa- dijo Didyme abrazando a su cuñada para reconfortarla.

Sí eran malas noticias. Me llevé instintivamente la mano a mi vientre deseando que mi bebé no sintiera lo que yo sentía. ¿Si ella había muerto, tendría esperanzas de que Edward esté vivo? Por eso no llamaba Charlie. Porque no lo encontraban. Por primera vez contemple la posibilidad de que mi esposo no volviera a casa. Quería ser más fuerte y seguir empeñada en su regreso. Unas gruesas lágrimas rodaron por mis mejillas. Alice se acercó a mí y me abrazó.

- Tranquila Bells, ten fe. No es bueno que te deprimas, ni para ti, ni para el bebé.

- ¿Un bebé? ¿Estás embarazada?- preguntó Didyme con una ligera sonrisa.

- Si, tengo un mes- dije conteniendo el llanto.

Heidi rompió a llorar desconsolada, no entendía porque pero me asustó su reacción.

- Calma Heidi, no debemos incomodar a Isabella. Ella debe estar tranquila.

- No sé que hacer, mi pequeña niña. Es terrible, no lo resisto.

- Verás- me dijo Didyme entendiendo mi desconcierto –El cuerpo de Tanya estaba terriblemente dañado, los peritos creen que no cayó con el avión, que ella saltó de alguna forma. El hecho es que Tanya tenía 5 o 6 semanas de embarazo. Lo comprobaron en la autopsia. Probablemente ni ella misma lo sabía. Mañana llegarán sus restos así como las muestras del ADN del feto. Harán las comprobaciones necesarias para saber si el hijo que esperaba era de Edward.

-¿Cómo pueden creer eso?- me levanté molesta. Claro que ese niño no era de Edward. Tendría que ser de James.

- Hija, la carta que dejó Tanya es la prueba de que ellos podrían haber tenido un amorío secreto- dijo Didyme con mucha lentitud y sin mucha convicción.

- Eso no es cierto- dije casi gritando.

- Sé que Tanya estaba siempre detrás de Edward- dijo entonces Heidi –Lo acosaba y lo perseguía, debí detenerla y mandarla lejos. Nunca pensé que él alguna vez le haría caso o se dejaría seducir por ella. No vine a hacerte sentir mal Isabella pero debías saberlo. El funeral de mi hija se realizará mañana. Habíamos previsto que fuera un solo funeral para ambos y necesitamos tu aprobación.

- No- dije tajantemente.

- Comprendemos que no lo aceptes pero…- no dejé a Didyme terminar de hablar.

- Si es que alguna vez se realiza el funeral de mi esposo será cuando encuentren su cuerpo, no antes. Y ya que van a realizar una comparación de ADN, también compárenlo con el de James.

- ¿James?- dijo Didyme desconcertada.

- Mi Tanya jamás estaría con el esposo de su hermana- gritó Heidi.

- Mi esposo jamás estuvo con Tanya. Se que no me creerán si les digo que la vi una vez con James, no voy a intentar convencerlas de nada. Pero si ustedes dudan de Edward, yo dudo de ellos y también exijo esa prueba. Y perdónenme pero mañana no podré asistir al funeral.

- Eres tan venenosa como nos dijo Victoria- susurró Heidi.

- Heidi, ella tiene derecho a saber. Si dudamos de Edward, bien puede dudar de James. No perdemos nada- le dijo Didyme conciliadora.

- Claro que haremos las pruebas y te las vendré a traer personalmente en tres días. Sabrás que clase de marido tenías. Yo confío en mi hija- y diciendo esto último Heidi salió precipitadamente de casa.

- Perdónanos hija, no quería importunarte así. Yo también creo en Edward, él es tan correcto como su padre. Ya se aclarará todo. Adiós -Didyme se marchó apenada.

Me quedé muy consternada y triste, todo parecía estar en contra. Las esperanza se me estaba apagando y el tiempo seguía corriendo.

___________________________

mmmmm... se supone que cuando todo esta oscuro es porque pronto va a amanecer no?? entonces porque todo se oscurece mas??! pffff... nada, supongo que tiempo al tiempo y esperemos que todo vuelva a la normalidad...
cuidense mucho, suspiren y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**I miss U**

domingo, 29 de noviembre de 2009

ONE-SHOT


Arte Corporal

Por Yuliss


Ya había terminado mi clase de Arte, en la cual estaba yo sola porque mi amiga se había dirigido a Química. Ella y yo no teníamos ninguna clase juntas ya que ambas habíamos elegido carreras distintas con, obviamente, clases distintas, pero lo que yo no sabía es que hoy iba a odiar Arte más que nunca.

No había nada que me quitara de la cabeza esas palabras “Tenéis que elegir a alguien como modelo y plasmarlo en papel con la misma habilidad que Velázquez pintaba sus magníficas obras” “Quien no realice este trabajo tendrá suspenso el semestre completo, ya os podéis marchar” Aghh, maldito profesor de arte, maldita asignatura de arte, ¡maldita yo por haberla escogido! ¿Y ahora a quién elijo yo para que sea mi modelo? Porque obviamente tiene que ser “quién” y no “qué”.

Qué bien… genial. No si ya me lo avisó mi amiga, “¿Arte? ¡Estás loca! Yo me decantaría por las ciencias, ya sabes química y todo eso…” Pero claro, química ella, no yo.

En fin… tenía que dibujar a no sé quien, o tendría el semestre suspenso.

El teléfono me sacó de mi ensimismamiento. Mi madre ¿Qué querría ahora?

—¿Sí? —descolgué y pregunté un poco brusca.

—Hola cariño, ¿qué tal tus clases?— me dijo mi madre de manera maternal. Fui a contestarle de malas maneras ya que no tenía el mejor humor del mundo pero se adelantó a mí — Verás nena, te llamaba para que supieras que han venido unos antiguos amigos de la infancia de tu padre y míos y que cuando llegues van a estar aquí.

—Genial…—murmuré de mala gana bajo mi respiración, pensé que ella no me escuchaba, pero me equivoqué.

—Señorita, ¿a qué viene ese mal humor? Espero que sepas comportarte bien como la muchachita de 18 años que eres ¿Me has escuchado?—Me regañó.

—Sí, mama. Te veo después, es que no estoy de muy buen humor ahora… adiós —y le colgué, ella me entendería. Siempre lo hacía, esta ocasión no iba a ser una excepción.

Me dirigí a mis siguientes clases… Historia del arte, técnicas visuales artísticas… bah, otro aburrimiento de día, y después visita en casa. Simplemente genial- pensé sarcásticamente.

Cuando terminé, más aburrida que una ostra, me dirigí sin muchas ganas hacia mi casa, donde me esperaba una tarde muy movidita.

Podría pedirle a mi amiga que posara para mi trabajo, pero seguramente no le gustará, no es de las que tengan mucha paciencia que digamos… No sabía a quién podía decírselo, pero otra cosa sí que sabía, suspender la materia no lo haría. Y estaba completamente segura de ello.

Al fin llegué a donde vivía. Ya antes de llegar a la puerta se escuchaban voces del interior. La abrí con mis llaves y me adentré al pasillo de la entrada. Mi madre estaba en la cocina junto a una mujer, con el pelo color miel y mi padre se encontraba en el salón junto a otro hombre, según podía ver desde donde me encontraba. Pero mi vista me fallaba, mi oído me decía que había alguien más allí, otra voz más aterciopelada que las demás.

Mi madre nada más verme vino a presentarme a su amiga, Elizabeth Masen, a la cual le di dos besos como saludo. Ella me elogió y mi madre seguidamente me arrastró hacia el salón ya que según ella tenía que conocer a alguien más.

Como si a mí me importara- pensé.

A cada paso que nos acercábamos al salón, esa voz aterciopelada se hacía más intensa. No sabía de qué estaba hablando, pero la voz se escuchaba perfectamente en mis oídos.

Llegamos al salón y la imagen de un Dios Griego se hizo paso ante mis ojos. No podía creerlo, ¿a él le pertenecía esa voz? Sí, le pegaba. Era guapísimo. Incluso más que Ricardo.

Ahhh, ¡para! No saques ahora el tema de Richy.

Ricardo, mi ex. ¿Por qué todo lo comparaba con él? Ya lo había olvidado… ¿verdad? Además quién quería a Ricardo cuando podía disfrutar de…

—Nena, estos son Edward Masen padre e hijo —mi madre me sacó del ensimismamiento y del peligro de tener esos pensamientos.

—Hola —dijo el hijo y me sonrió. Qué sonrisa más bonita, bueno y ese cuerpo tampoco se queda atrás… ¡Para otra vez! ¡Ni que estuvieras desesperada!

Sí, lo estaba. Desde que Ricardo me había dejado todo no había hecho más que empeorar y empeorar. Por eso y por muchas más cosas no tenía ningún interés en tener que dibujar a nadie, y menos tener que buscar al modelo… para colmo.

Le devolví la sonrisa y saludé a su padre. En realidad se parecía mucho a su padre, pero los rasgos del pelo y ojos eran más a su madre. Tenía unos preciosos ojos verdes que relucían en la oscuridad y su pelo cobrizo hacía envidiar a cualquier otro. Y ese cuerpo… esos brazos… ¡YA!

Decidí ignorar esa clase de pensamientos, ya que solo podrían traerme problemas y más problemas. Además, debería centrarme en Arte… tendría que encontrar una solución…

—Cariño, tu padre y yo con Elizabeth y Edward y su hijo vamos a ir a dar un paseo por la ciudad, ¿quieres venir? —me preguntó mi madre con cierto gesto de inocencia y picardía en la voz.

—Lo siento mamá, tengo que preparar un trabajo… y prefiero quedarme— contesté. Edward hijo me miró con… ¿comprensión?

—En ese caso, señora, yo podría quedarme y ayudar a su hija en su trabajo, y a la vez le hago compañía para que no se quede sola —sugirió. ¿De veras que lo decía en serio? O sea… él no podría imaginarse qué clase de trabajo tendría que elaborar, y más me valía no decírselo. Estar con él toda una tarde para dibujarlo, A ÉL, sería demasiado para mis nervios. Ya lo sería si se quedaba conmigo, pero… no habría otra elección.

—Claro hijo… por qué no ¿Qué te parece cariño?—me preguntó con las cejas arqueadas. A veces se comportaba de un modo más infantil que yo misma. No tendría más remedio que aceptar, sino iba a quedar muy mal a sus ojos y es lo que menos quería en estos momentos.

—Umm… supongo que me parece bien—dije reacia a mirar a mi madre, pero sin embargo pude ver la gran sonrisa que se expandió por el rostro de él. Parecía como si estuviera… satisfecho.

Mis padres y los suyos se despidieron de ambos y nos dejaron a Edward y a mí solos en el gran salón de mi casa, sin saber de qué hablar, con un silencio incómodo, hasta que él se decidió a romperlo.

—Bueno… ¿y a quién piensas tener de modelo?— me preguntó directamente. Y eso él… ¿cómo lo sabía? O sea, yo no especifiqué qué clase de trabajo era ni nada y mi amiga aún no lo sabía pues no la vi en todo el día.

—¿Cómo sabes eso?

Se rió, parecía una hermosa melodía escrita expresamente para hacer atontar al género femenino.

—Digamos que… tengo mis fuentes— me dijo confidencialmente. ¿Sus fuentes? ¿A qué se refería con eso?

—¿Y eso qué quiere decir?— mi voz sonaba un tanto llena de pánico.

—No te asustes, algunos amigos míos también van a tu clase —me aclaró. Uff, menos mal, ya me había pensado algo extraño. —Entonces… ¿ya tienes a quién? —volvió a preguntarme. ¿Estaba sugiriendo que él quería ser mi modelo? No, no creo, no sería tan atrevido.

—No…— dije bajo mi respiración —Y dudo que pueda encontrar a alguien lo suficientemente pronto para que me dé tiempo hacerlo…

—Pues yo creo que sí —me soltó con una sonrisa plantada en el rostro. Pues sí… si era tan atrevido. En cierto modo ¿Qué podía perder? Nada, y tenía mucho que ganar, tener el semestre aprobado… y pasar tiempo a solas con él…

Lo miré, pero él se estaba empezando a desabrochar la camisa. Un botón… otro… y otro… ya podía ver casi todo su pecho, tan perfecto y marcado… no pude evitar quedarme mirándolo fijamente.

—¿Qué- qué haces?— tartamudeé.

—No decías que necesitabas un modelo… pues ya lo tienes— sonrió ampliamente, ya se había desabotonado toda la camisa y se la deslizaba por los brazos. Realmente parecía una estatua de mármol perfectamente tallada… como el David de Miguel Ángel.

—S-sí, p-pero… no dije que fueras a serlo— le dije con un poquito de más valor. —Además, el profesor no dijo que tuviera que ser un desnudo…— conforme iba terminando la frase mi voz perdió estabilidad y se notaba más nerviosa, y por supuesto, el lo percibió.

—¿Acaso estás nerviosa de ver a un hombre desnudo? —dio un paso hacia mí — ¿No prestaste atención cuando te explicaron que las representaciones del ser humano quedan con mayor expresión siendo desnudos?— volvió a acercarse, quise retroceder, pero la pared estaba justo detrás de mí.

—N-no estoy nerviosa de ver a un hombre desnudo, y menos de verte a ti —me atreví a decirle, ya que iba jugar conmigo, yo estaba dispuesta a jugar también con él. —Está bien, sé mi modelo, prepárate y acomódate donde quieras —actué con una profesional, mi voz salía monótona, sin expresar el shock que estaba produciéndome su presencia y la abrumadora cercanía.

Volvió a sonreír, esta vez puso una sonrisa torcida que me robó el aliento. Esperaba que no se hubiera dado cuenta, sino sería mi perdición, no podía dejarme afectar por Edward, ¡apenas lo acababa de conocer! Sí, apenas lo acabo de conocer y ya lo iba a ver en toda su gloria… ¿En qué lío me había metido?

Sus manos alcanzaron su cinturón, y sus ojos estaban fijos en mí, observándome mientras preparaba el lienzo, las pinturas y todo el material que necesitaba. Sentía su mirada en mi espalda, fuerte e intensa. No quería mirar, si lo miraba caería en su hechizo, ese que emanaba de él, y ya tendría suficiente con tener que observarlo para dibujarlo.

Dejé de pensar en eso y seguí preparándome, física y mentalmente, creyéndome que Edward estaría a varios metros de mí; pero estaba equivocada. Repentinamente sentí una respiración en mi nuca, provocándome un escalofrío, y su pecho desnudo tocaba mi espalda. Aguanté la respiración.

—Creo que tengo problemas con el cinturón… ¿serías tan amable de ayudarme?— susurró pegado a mi oreja. Me estremecí enteramente. Seguía sin respirar. Su mano tocó mi hombro y me giró para que estuviera de frente a él.

Lo miré a los ojos, ese color verde esmeralda me había cautivado y no hice más que tragar saliva y asentir. Iba a ponerme a ello pero se volvió a acercar a mí.

—¿Quieres saber cómo supe que exactamente tú tenías Arte con mis amigos?— No sabía si quería saberlo, a estas alturas qué más daba todo, yo sólo quería seguir escuchando su aterciopelada voz.

Volví a asentir.

—Te llevo observando desde hace tiempo, no sabes lo muchísimo que me atraes, física y emocionalmente. Sonará exagerado pero… eres la mujer de mi vida, te quiero y te amo más de lo que puedas llegar a imaginar jamás. Tenía miedo de que no me correspondieras, de que pasaras de mí, y eso me dolería; así que perdóname pero no puedo soportarlo más.

Y me besó. Dulcemente y urgentemente. Solté todo lo que tenía en mis manos y rodeé su cuello. Profundicé el beso, quería más de él, más, mucho más. El mientras me besaba me acariciaba las mejillas con el dedo pulgar y me pegaba más a él.

Rompimos el beso para coger aire, ambos teníamos la respiración fuerte, buscando aire pero sin querer despegarse el uno del otro al mismo tiempo.

—¿Por qué yo?— pregunté, por un momento lo vi un poco confundido —¿Por qué me elegiste de entre todas?

Me volvió a besar en los labios

—Porque eres tú.

Lo separé y lo miré a los ojos directamente.

—En serio —me reí, sus manos me estaban haciendo cosquillas —¿Cómo me conociste? ¿Cómo supiste de mí?

—Tu amiga, es mi prima, varias veces te he visto con ella, te he escuchado… adoro tu voz ¿lo sabías? Pero siempre le hablabas de tu novio…

—Ex-novio— aclaré. —Pero yo… nunca te he visto… ¿Quiénes son tus amigos?

Meditó un segundo.

—Mmm… no hay ningún amigo realmente… hoy me pasé por allí… y bueno… —tartamudeó.

—Me vigilaste —afirmé.

—Necesitaba verte y después tenía que venirme para acá… — sonrió y atacó mis labios nuevamente. —Era el único momento donde podría verte, pero mi gran sorpresa fue que veníamos a tú casa.

Sonreí y seguidamente fruncí el ceño, aún había algo que no me cuadraba, ¿cómo podía haber escuchado mi voz sin yo haberlo visto nunca en casa de mi amiga? Era imposible que no lo hubiera visto… totalmente ilógico.

—Pero… ¿cómo pude no haberte visto nunca? Créeme que te recordaría si lo hubiera hecho…— le pasé mi dedo índice por todo su pecho… recorriéndolo de arriba abajo.

—Eso prefiero que no lo sepas… —sonrió picaronamente antes de besarme tan fieramente como antes. Le correspondí, ya me lo explicaría más tarde…

Me tomó en brazos y siguió besándome. Sus besos sabían tan bien que hacía que deseara que no quisiera parar nunca. Parecían lo único que me faltaban para sentirme llena… este escalofrío que me recorría mi cuerpo no lo sentía cuando me besaba Ricardo…

¡Pero si acabo de conocerlo! Sí, pero se te ha declarado como nunca hizo Ricardo. Tenía que ser puro deseo, simplemente. La piel se me erizaba, lo necesitaba más aún. Enrosqué su cuerpo entre mis piernas y continué besándolo. Podía sentir su piel tensa, y yo podía sentir cómo anhelaba estar más cerca de él conforme más me besaba. Mis pechos rozaban su pecho desnudo, haciendo que me excitara mucho más.

—Ed… dw… ard — jadeé sin respiración contra su boca — Para dibujarte bien… tengo que conocerte exterior… e interiormente —conseguí decir entre beso y beso.

Se separó de mí y me miró a los ojos sujetándome la cara con una mano, que a la vez la acariciaba. Parecía inseguro.

—¿Estás segura?— me preguntó. Me estaba conquistando no sólo con sus besos, sino con su forma de ser ¿Qué tío te pregunta que si estás segura? Todos se tiran a por ti si les vas a dar lo que ellos quieren…

Asentí, y volví a besarlo. Él me dejó escapar de la prisión de la pared para que me pusiera de pie de nuevo. Lo agarré de la mano y me lo llevé a mi cuarto. Nada más entrar cerré la puerta con el pie y empecé a besarlo otra vez. El me sujetó por la cintura y me guió hasta mi cama.

Antes de caer en ella, me sacó la camiseta que llevaba por la cabeza y la echó a un lado. Me siguió acariciando todo el cuerpo, de arriba abajo, parecía como si estuviera adorando cada parte de mi cuerpo, tratándola con mucha delicadeza, palpando cada pliegue de mi piel.

—Eres hermosa —me dijo, y me derretí a su lado. —Quiero hacerte mía.

Asentí varias veces con la cabeza a la vez que susurraba:

—Hazlo, hazlo, hazlo…

Parecía desesperada, en ese punto sí, lo estaba, lo necesitaba ya, necesitaba sentirlo contra mi piel, dentro de mí. Quería sentir esa maravillosa sensación, ese viaje con destino al cielo, pero con él. No con nadie más sino con él, únicamente él.

Me desabroché el pantalón y lo lancé lejos. Me quedé con mis pantis y el sujetador mientras él aún seguía con el pecho desnudo. Recordé que me había pedido ayuda con su cinturón… quizás si le ayudara…

—¿Sigues necesitando mi ayuda con el cinturón?— le dije seductoramente. Me miró con picardía, con esa sonrisa torcida que me estaba volviendo loca.

—Si… sería muy amable de tu parte ayudarme… — me contestó y no hizo nada más para que me dispusiera a desabrocharle el cinturón y posteriormente el botón de los vaqueros. Dejó caer los pantalones y me tumbó en la cama.

Al principio estaba él encima de mí, pero luego rodamos el uno contra el otro que llegamos a confundir donde terminábamos cada uno. Mientras rodábamos, me besaba el cuello, el pecho, después de que previamente me desabrochara el sujetador, y toda la piel. Yo hacía lo propio hasta que le bajé los bóxers.

Su erección se dejó ver y la acogí entre mis dedos, la acaricié mientras me conseguía varios gemidos de su garganta. Eso hizo que me humedeciera más. Estaba lista para recibirlo dentro, y quería ya.

—Edward… por favor… no puedo más… — le supliqué.

Lo sentí posicionarse entre mis piernas, preparado para penetrarme. Sentí la cabeza de su miembro tocar mi centro, y moví mis caderas contra ello. Soltó un gemido y lo besé nuevamente.

—Ya… Edward… entra… — volví a decirle.

Me sujetó la cabeza por la nuca y volvió a besarme al mismo tiempo que se introducía en mí. Entró con facilidad, dejando a su paso sensaciones increíbles, olas de placer se deslizaban hasta la punta de los dedos de los pies. El ritmo aumentaba, el roce también, mis gemidos cada vez se hacían más fuertes, sus besos más urgentes. Me besó los pechos, el cuello, me mordisqueó los pezones, haciéndome soltar otro gemido más audible, y yo le mordí a él.

Esta sensación era infinita, la mejor que había experimentado nunca y aún así quería más, más, más y más.

—Ahh… más…—logré articular. Consiguió darme la vuelta. Ahora era yo la que estaba arriba, y me movía contra él, rozando ambos cuerpos, creando una fricción demasiado placentera.

—Te amo— murmuró él. Fue todo lo que necesité para llegar a mi fin. Me descargué contra él, y en seguida él se vació en mi interior.

Permanecimos en mi cama tumbados mientras recuperábamos los alientos. Estábamos exhaustos. Había sido la mejor experiencia de mi vida, si para volver a repetirla tenía que hacer 10 trabajos como ese, lo haría encantada. Por un momento, pude sentir de verdad lo que era hacer el amor, no sexo, como cuando fue con Ricardo. Él no era nada dulce conmigo, no buscaba mi placer, sino el suyo. Pero Edward, era otra historia, parecía que había encontrado de verdad a mi otra mitad. Nuestros cuerpos encajaban a la perfección, como si estuvieran hechos el uno para el otro…

Quizás me estaba precipitando…

—¿Preciosa?— susurró mi Dios Griego. Levanté el mentón, ya que tenía el rostro escondido en su pecho.

—¿Aja?— respiré. No tenía fuerzas, estaba agotada…

—¿Quieres ser mi novia?

Abrí más los ojos, eso no me lo esperaba. ¿Qué debía decir… sí o no? Realmente me había sentido muy bien con él, en cierta medida, lo necesitaría después de esto. Tendría que volver a repetirlo, y la única persona que lo conseguiría sería él.

—Vale…— le dije. Lo miré a los ojos. —Pero con la condición de que te dejes dibujar otra vez, por supuesto al desnudo— me reí.

Me volvió a besar, terminando al morder mi labio inferior.

—Una y cuantas veces quieras más, cariño…— me contestó.

Sonreí y volví a lanzarme encima de él.

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bueno chicas, gracias la ingeniosa mente de Yuliss, este shot nos permite imaginar como sería una aventura con el maravilloso dios griego Edward Cullen... y cito a su autora...
"Como habrán podido notar... no hay nombre de la protagonista... eso es para que cada una se ponga de prota o se imagine a quien quiera... jajajaja"... así que ya saben... a usar la imaginación jejejeje
cuidense mucho, suspiren un poco mas y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**Definitivamente el chocolate perdera la inocencia**

ONE-SHOT


Amor, Finalmente Te Encontré

Por Giselita


Carlisle II

Ashland, 1921

-No falta mucho- volví a susurrar a su oído cuando en su garganta resonó un desgarrador grito de dolor. La transformación ya casi terminaba, pero aun así habían sido los días mas largos de toda mi existencia.

Había pensado en reiteradas oportunidades la opción de matarla y dejarle la oportunidad de seguir la decisión inicial que ella había tomado; la de terminar con su vida. Pero no podía… había algo en aquel dulce rostro que me impedía dejarla irse de este mundo. Era demasiado egoísta.

Volvió a apretar su cuerpo contra el colchón que habíamos acomodado con Edward en el suelo, esperando que así estuviera mas cómoda.

Era demasiado injusto, ella tendría que estar con vida. Su corazón tendría que latir rebozarte… tal y como había sido la primera vez que la vi.

-Me… me caí de un árbol- tartamudeó mientras sus mejillas se teñían de un suave color rosado. En ocasiones me resultaba imposible permanecer ajeno a la causa del rubor; la sangre recorriendo cada vena de su ser, de sus mejillas. El sonido de su corazón bombeando aquel delicioso liquido que había rehusado a beber jamás. Traté de enfocarme en mi tarea.

-Con permiso- le susurré cuando mis manos acariciaron el dobladillo de su vestido. De todas las veces que había atendido a una mujer, esta sin duda era la mas difícil, o extraña. Por alguna razón no podía ser ajeno al latido de su corazón, o al furioso rubor que se instalo en su rostro cuando deje expuesta su pierna. -¿Le duele aquí?- pregunté ejerciendo una leve presión alrededor de sus frágil tobillo. Traté de quitar mis dedos de allí lo mas rápido que pude, la sangre golpeando contra las yemas de mis dedos comenzaba a volverse… insoportable. Ella sacudió su cabeza.

Traté de hacer todo lo posible para asegurar su pierna; pero mas que nada traté de hacerlo lo mas rápido posible.

-¿Usted no me atenderá?- preguntó con sus ojos bien abiertos una vez que terminé de enyesarla y de avisar a sus padres que el doctor Finn seria el que la atendería de ahora en mas.

-Esme- murmuró su madre por lo bajo. Esme. En ese momento habría dado lo que fuera por volver a verla, por volver a ver su sonrisa y escuchar el acelerado tamborileo de su corazón. Pero tenia que irme de allí. Edward y yo llevábamos demasiado tiempo en el pueblo y la gente comenzaba a sospechar…

-Es… es decir… como los doctores suelen mantener sus pacientes…- murmuró tratando de buscar una excusa para su madre. Le di una suave sonrisa mientras terminaba de colocarme el abrigado tapando lo que no necesitaba.

-Lo haría, pero la semana entrante parto al norte de California.- le mentí. California era el último lugar donde iríamos, a menos que deseáramos pasar todo el día encerrados en una casa. No, lo mejor era un lugar como este, algo húmedo… donde las lluvias fueran constantes…

-Entonces espero que la vida le sonría doctor…- dijo amablemente, pero había algo en su tono que me intrigaba… ¿acaso estaba molesta por mi decisión de partir?

-Cullen,- respondí cuando note que había echo una larga pausa después de ‘doctor’ –Carlisle, Cullen.- le dije viendo como sus mejillas nuevamente tomaban aquel color rosado.


Y ahora yacía delante de mis ojos, con su rostro torcido en una mueca de agonía y sus facciones marcadas por la tristeza y el dolor que había vivido en los últimos años de su vida humana. Era duro verla y apenas poder encontrar el recuerdo de aquella niña sonriente de dieciséis años.

Escuche como su corazón comenzaba a acelerar el ritmo, casi como el aleteo de un picaflor… en cualquier momento todo terminaría.

Tome su mano entre la mía, ya no se sentía calida como antes, sin embargo era agradable tenerla entre la mía. Sentí sus dedos cerrándose con fuerza en torno a mi mano, mientras su cuerpo convulsionaba. El veneno ya debería de estar en su corazón… solo unos minutos.

Y poco a poco comenzó a relajarse, su mano descanso suavemente en la mía, sus pies ya no se contraían por el dolor. El veneno comenzaba a viajar hacia su corazón para terminar con el.

La tranquilidad de los siguientes minutos comenzó a ponerme bastante ansioso. Hacia tiempo que había dejado de escuchar su corazón… o de verle realizar algún movimiento. ¿Había echo algo mal? ¿Habría desperdiciado la única oportunidad de salvar su vida?

Y entonces, como si hubiera escuchado mi mente, abrió lentamente sus ojos. Me miró confundida por varios minutos. Y yo también. No había reaccionado como Edward. Cuando el despertó su primer reacción fue alejarse de mi, alejarse del culpable de tantos días de agonía. Pero Esme permanecía tendida en la cama, con sus ojos rojos fijos en los míos.

-¿Carlisle?- susurró finalmente.

-¿Me recuerdas?- le pregunte sorprendido. Ella asintió con su cabeza mientras se incorporaba en el colchón. Sus ojos recorrieron su alrededor, de seguro pensando que era lo que le había ocurrido. –Esme- sus ojos se fijaron instantáneamente en los míos, obviamente a ella también le sorprendía que le recordara…-Necesitas prestarme atención… lo que hice, lo que tengo que contarte no es algo simple.

-No seré como antes ¿verdad?- me dijo.

Yo sacudí mi cabeza –No, esto… lo que somos- pero me impidió continuar. Apoyo sumamente su dedo índice sobre mis labios.

-¿Eres real? ¿Acaso estoy soñando?- preguntó tan bajo que para un humano habría sido inaudible. Asentí con mi cabeza mientras mis labios se estiraban en una sonrisa. Esme alzó su mano y la apoyo suavemente sobre mi mejilla. –Es todo lo que importa.- me dijo mientras las comisuras de sus labios se extendían en una suave sonrisa… quizás la primera en mucho tiempo.

Pero no la ultima.

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bueno chicas, despues de "mil años" les traigo la última parte de esta serie de shot's dedicados a Esme y Carlisle... en lo personal me han gustado mucho pues son de lo más tiernos y es un punto de vista acerca de como se conocieron... en fin.
como siempre cuidense muchisimo, suspiren un tanto más y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**Solo a tu lado los problemas son polvo**

sábado, 28 de noviembre de 2009

PRÓLOGO


No he necesitado nada en la vida más que estar a su lado.

He cumplido con todo lo que la vida me ha exigido y he sabido responder y vencer a las pruebas que el destino me ha impuesto, no me quejo de lo que soy y mucho menos de lo que tengo, pero a veces me pregunto si estoy pagando una condena producto de algún error del pasado.

Es bien cierto que la mayoría envidia lo que mi vida puede aparentar pero en lo profundo, en todo aquello que he mantenido a distancia por el miedo a ver sufrir, se que a nadie le gustaría calzar los zapatos que reclamo míos y menos tener la tarea de tomar una decisión tan difícil como a la que ahora me enfrento.

He aprendido a tener luz propia gracias a las personas a mi lado y conseguí de una manera poco usual el resplandor de un nuevo ser, que día con día me llena de amor y ternura… que si bien complica mi vida no lo cambio por nada y que jamás había visto como un problema mayor a días sin sueño o jornadas más duras producto de alguna nueva travesura…

…Hasta Ahora…

Una luz mayor, ajena a lo que alguna vez pude encontrar, ha nublado mis ojos y no me permite ya pensar bien, por primera vez quisiera ser alguien diferente al que todo el tiempo fui y ser libre de amar… y sentir… y soñar… poseer y saber mío, reclamar lo que tiene y compartir lo que soy… y dar lo que me piden sin la necesidad de separarme de lo que ya tengo, pero no encuentro la manera, por más que la he pensado, de que en un universo dos lunas… mis lunas, sean capaces de existir sin el temor de ser destruida una por la otra.

No es posible, ni creíble para mí el tener que alejarme de una para intentar hacer feliz a la otra, pero nadie me dijo que en el camino entendería que primero esta su felicidad antes que la mía, nadie me dijo que yo tendría que perder mi luz para otorgarla a un bien mayor…
Nadie jamás comprendió que a veces es necesario vivir a la sombra

A la sombra de un ángel

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yo sé, es pequeñito pero solo es el comienzo... quiero que me digan una duda que tengo... quien creen que este narrando este primer capítulo???
cuidense mucho, suspiren por favor y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**Tu siempre serás mi inspiración**


Introducción


Imagen By Bellany Cullen


((pfff... nunca creí que presentar una historia propia sería tan complicado, y menos que lo haría en esta situación... en fin.))

Pues como ya les había platicado a algunas, soy "una escritora reprimida" que por lo menos aquí no había publicado ninguna de las tantas ideas que habitan mi loca cabeza... y resulta como muy "aterrador" mostrar una parte de tu alma, pues estoy más que convencida que he dejado trocitos de mi corazón en cada palabra escrita y algunas lagrimitas por las tristezas que mis personajes tienen...

Pero como no se como tengo a un hombre maravilloso a mi lado (juro que no lo entiendo) y resulto ser más testarudo e insistente que yo, ahora estoy aquí dandole mil vueltas al asunto para poder presentarles el primero (o.O) de mis fics... su nombre "A La Sombra De Un Ángel" y su autora, bueno ya la conocen, la dramática Bellany Cullen...


SINOPSIS:
"Isabella Swan y Edward Cullen son dos personas completamente diferentes. Ella vive una vida sin preocupaciones y llena de diversión en donde la unica prioridad es ella misma; él tiene desde hace tiempo una enorme responsabilidad que le ha cambiado la vida. Todo sucede cuando un ángel viene a cambiar sus vidas" Todos Humanos.


TU RIESGO:
La historia contiene escenas violentas y algunos lemmon's


¡Disfrutenlo!

Bellany C.
**Tu eres mi Edward**


Capítulo 14. Sufrir Las Consecuencias


Bella POV

El interior de la casa de los Cullen era un barullo. Alice y Jasper estaban en una fuerte discusión, muy impropia de ellos, nunca les vi pelear de enserio antes. Emmett caminaba de un lado al otro como un animal enjaulado, listo para atacar. No vi a Rosalie, pero escuché una fuerte sacudida de una puerta en el piso de arriba, así que asumí que era ella. Edward me sostenía fuertemente, no queriendo dejarme en medio del caos.

Edward susurró a mi oído. “Vamos a buscar a Carlisle para ver que sucedió.” Aunque no tenía un auto en la línea, comencé a sentirme nerviosa por la situación. Edward golpeó la puerta de Carlisle.

“Entra Edward, y tu también Bella.” Aun en los brazos de Edward, entramos en la oficina. Carlisle se vio un poco sorprendido al vernos. “Bella ¿Te pusiste dos zapatos distintos a propósito?”

“¿Que?” alcé mis pies al aire mientras Edward me sonreía. Y como no, uno rojo y el otro negro. Mi rostro se ruborizó por la vergüenza y miré a Edward. “¿Por qué no me dijiste que me veía como una idiota?”

“Pensé que era alguna nueva tendencia en la moda.” Edward se mordía su labio para no reírse pero sentí su cuerpo temblar ligeramente. Me saqué los zapatos disgustada mientras el me dejo gentilmente en el suelo.

Desde la otra habitación, podía escuchar a Emmett maldiciendo en voz alta. Carlisle estaba sentado detrás de su escritorio, bastante tranquilo con sus ojos fijos en la pantalla de la computadora.

“¿Terminaron las subastas?” pregunté sin poder contener mi interés, sabia que Carlisle quería ganas las subastas al ultimo segundo, y por como estaban las cosas, asumí que había tenido éxito.

“Si se cerraron las apuestas de los tres autos. Vamos a ver a los demás.” Vi una mirada que compartieron Edward y Carlisle. Sabia por experiencia que Carlisle le estaba pasando algo de información a Edward quien asintió con su cabeza. Las comisuras de sus labios se extendieron en una suave sonrisa, pero cuando vio que le estaba mirando, se desvaneció rápidamente. Los seguí fuera de la oficina.

Carlisle caminó hacia el resto de la familia. Jasper y Emmett estaban acomodados en la computadora ahora, y Alice estaba mirando molesta a Carlisle.

“Rosalie y Esme, ¿podrían venir, por favor?” dijo Carlisle tranquilamente e inmediatamente escuché una puerta abriéndose arriba y escuché sus fuertes pisadas en las escaleras. Esme entró, por su apariencia parecía que había comenzado a trabajar en el jardín.

“Creo que tenemos que tener una reunión familiar y discutir la situación de los autos.” Comenzó Carlisle tranquilamente. Aunque la calma duro poco ya que pronto estallaron gritos de Alice.

“Carlisle, esto no va a funcionar. No lo apreciaré...” no soltó una palabra mas. Carlisle alzó una mano y dijo con un tono familiar. “Ni una palabra mas Alice o se pondrá peor para ti. Puedo cambiar de parecer en cualquier segundo, solo recuerda eso…”

“Lo lamento si todos están un poco molestos pero creo que todos recuerdan los eventos que nos llevaron a esto. Todos tomaron una decisión y ahora es momento de pagar las consecuencias.”

Me incliné hacia Edward “¿Entonces ganaron los autos?” todas las cabezas se voltearon hacia mi. ¿Como pude haber olvidado que oían mucho más de la cuenta? Me vi confundida ante sus miradas de furia. Quizás no ganaron.

“Lo siento Bella, me olvide de que no estabas prendida a la computadora como el resto cuando termino la subasta.” Ofreció Carlisle.

“No, ¡Estaba prendida a Edward!” escuche un gruñido por parte de Edward, el cual Emmett le devolvió. “¡No descargues tu bronca con ella! ¿Por que no vas a prenderte a tu jeep por ultima vez antes de que…” Emmett estaba de pie, acercándose hacia Edward.

Me di vuelta para apartarme del camino y aterricé en el suelo, lo cual hizo que Edward se enfadara aun más. Sin siquiera levantar su tono de voz, Esme dijo “Edward y Emmett deténganse en este instante.” Entonces se volvió hacia Carlisle “¿No crees que esto se esta yendo un poco de las manos?"

Los chicos se separaron y Edward se acercó a mi para asegurase que estuviera bien. Carlisle comenzó a hablarme ahora. “No, Bella, no ganaron sus autos. Todos fueron apostados a ultimo momento por alguien.” Entonces el plan de Carlisle había funcionado. Había ganado todos los autos y les iba a hacer pagar por ellos, esto seria bueno.

Una ligera sonrisa apareció en mi rostro por que sabia del secreto y ellos no. Rosalie debió de ver mi sonrisa y comenzó a atacarme. “¿Y que es lo gracioso Bella? ¿Querías que perdiéramos nuestros autos?”

“No, no. Lo siento Rose estaba pensando en otra cosa. ¿Entonces quien gano los autos?” nunca fui buena para mentir, sentí la temperatura de mi rostro aumentando y supe que me estaba ruborizando.

Emmett dijo suavemente “Algún perdedor llamado Quierotujeep. Aparentemente quería algo más que el Jeep. También quería el Porsche y el BMW también.”

Mi boca se abrió de golpe y mis ojos volaron hacia Alice en busca de una explicación. No había apostado al Jeep desde el día en que los chicos estuvieron de caza y nunca había apostado en los otros dos. Ella tampoco estaba sonriendo, pero tenia que saber que no había sido yo la que apostó y si ella no apostó, entonces ¿Quién lo hizo?

Jasper trató de calmar la habitación “Escuchen, investigue a este tipo. No tiene referencias y se ha registrado ayer así que quizás es algún idiota que apuesta pero no planea comprarlos.”

Alice refunfuñó. “Oh, viene a pagarlos. Para ser precisa, acabo de oírle estacionar en la calzada.”

Todos, Emmett, Rosalie y Jasper volaron hacia la ventana. Esme caminó tranquilamente hacia ellos y ahogó un grito cuándo miró fuera de la ventana. Su rostro se frunció cuando le dio una mirada a Carlisle. El evitó inmediatamente su mirada y prefirió concentrarse en su alianza de matrimonio, la cual giraba nerviosamente en su dedo.

“¿Edward que diablos esta sucediendo?” lancé. El no dijo una palabra y sacudió su cabeza- “¡dímelo ahora! Vi que Carlisle te dijo algo antes. ¿Apostaste a los autos con mi cuenta?” nuevamente sacudió su cabeza, pero sus labios estaban presionados para evitar reír. “¿Entonces como es que mi usuario gano los autos?” mascullé. Afortunadamente quien quiera que estuviera afuera tenía al resto lo suficientemente distraídos como para no oírme. Emmett volvía a dar vueltas en círculos, Rosales se veía sorprendida, podía sentir la confusión de Jasper y Alice bufaba.

Escuché un auto cerrando la puerta y unos segundos después alguien golpeaba la puerta. Espié por sobre el hombro de Edward para ver bien a la persona cuando entrara en la casa. Esme les dio a sus hijos una mirada seria y les murmuró algo a velocidad vampirica. Todos se apartaron unos pasos de la puerta, así que debió de haberles dicho que se comportaran.

La puerta se abrió y lo primero que vi fue la figura de una persona, pero ni bien le escuche decir “Hola Esme. ¿Como estas?” un pequeño grito salió de mi.

“¡PAPÁ! ¿Que estas haciendo aquí?” mi mente iba a mil por hora, comencé a asustarme. Miré a Edward en busca de respuestas y su rostro estaba en sus manos mientras reía. “¿Edward que diablos esta sucediendo?” demandé.

“Vine a buscar lo que gané en Ebay.” Charlie caminó hacia Carlisle y estrechó su mano. “Es bueno verte de nuevo.” Ambos estaban sonriendo ahora, pero todos en la habitación estábamos completamente confundidos…excepto por dos personas; Edward quien se estaba riendo y Alice quien seguía bufando.

Esme fue la primera en hablar. “Entonces ¿Debo suponer que la reunión que tuviste antes fue con Charlie?” sus manos estaban sobre sus caderas y sus ojos se habían entrecerrado. “Si querida, así fue. Nos encontramos para desayunar, nada grande.” Carlisle trató de sonar casual, pero las miradas de Esme continuaban.

“¿Desde cuando compras en Ebay, papá? Mas específicamente ¿desde cuando compras autos en Ebay?” estaba tratando de buscarle el sentido a todo.

“Bueno, mientras Carlisle y yo tomábamos el desayuno quizás mencionó algo sobre que Ebay era un buen lugar para buscar un nuevo auto así que pensé en fijarme.” Era tan mal mentiroso como yo.

“Entonces ¿estabas haciendo una pequeña compra de auto en Ebay y repentinamente te cruzaste con TRES AUTOS LUJOSOS y simplemente apostaste por ellos?” el sarcasmo en mi voz hizo que Carlisle riera. Todos en la sala permanecían en silencio mientras esperaban la respuesta de Carlisle. Edward se las arregló para tranquilizarse, pero mantenía su mano sobre su boca para esconder su visible sonrisa.

“Bueno, no lo se Bella, me gustó el Jeep y creí que te gustaría…”

“¿Un Porsche? ¿Creíste que me gustaría un Porsche? Debí de haberme desmayado durante la cena en la que me senté y te dije ‘papá, realmente quiero que me compres un Porsche en Ebay.’” Le miré sospechando “¿Estas borracho?” Edward encontró aquello realmente gracioso y se dobló en el sofá ante la risa.

“Bella, no estoy borracho.” Charlie y Carlisle ahora se unieron a Edward en las risas.

“Esta bien, les seguiré el juego. Entonces fuiste a desayunar con Carlisle y luego volviste a casa a buscar unos autos en Ebay. ¿Cómo supiste mi nombre de usuario y contraseña de Ebay?” esa pregunta hizo que Charlie dejara de reír. Inmediatamente mire a Alice, ella sabría. Desde la otra punta de la sala, alzó un dedo silenciosamente y apuntó a mi lado, a Edward.

Su risa se detuvo también. Emmett se estaba dirigiendo en nuestra dirección cuando salté y dije “Emmett, detente ahí mismo. Yo me encargare de esto.” Él escucho mi risa y estuvo satisfecho, llegaría al fondo de esto. Edward se encogió en el sofá, esperando a que yo hablara. “Bueno, ahora tienes algo que explicar.” Mi postura ahora se parecía a la que Esme tenia unos minutos atrás.

“Bueno Bella...sabes que averigüe que tu y Alice estaban apostando en el Jeep mientras nosotros estábamos… afuera… ayer. Entonces quizás, a lo mejor, averigüe tu clave y se la di a Carlisle quien le paso la información a Charlie.” El espero por el tornado de replicas de mi parte, pero estaba sin habla. Me senté a su lado en el sofá y traté de procesar todo aquello.

“Charlie, ¿Cómo es que harás para pagar todos estos autos? La última vez que vi la apuesta del Jeep estaba arriba de 21,000. ¿Robaste un banco en el trabajo o algún pariente que no conozco murió y nos dejo plata?” no teníamos esa cantidad de dinero. Entonces me cayo la ficha, quizás eso era. Carlisle iba a asustarlos y luego Charlie diría Ja ja no puedo pagar los autos, así que los devuelvo. Eso tenía que ser.

Carlisle se aclaró su garganta. “Chicos, por favor vallan por sus llaves para Charlie, necesitamos manejar los autos hasta su casa.” Un montón de maldiciones salieron de Emmett mientras él y Rosalie iban por sus llaves. Alice caminó hacia Charlie utilizando su mejor expresión de cachorro “Charlie, realmente no quieres mi auto ¿verdad? Por favor, no te lo lleves.” Era bastante débil en lo que a Alice se refería, note que estaba a punto de ceder cuando Carlisle salió al rescate. “Alice, no me hagas hacer algo de lo que ambos podamos arrepentirnos.”

Rosalie volvió no con sus llaves, si no con su chequera. “¿Charlie, cuanto quieres por mi BMW? Solo di el precio.” No estaba bromeando con nada de esto. Sabia que cada persona tenia su precio y seguiría añadiendo ceros hasta que Charlie dijera si. Carlisle le arranco la chequera de sus manos y escuché un suave gruñido de su parte. Como cualquier adolescente, ella demostró su descontento golpeando, pateando en piso.

Todos los ojos se volvieron hacia Emmett. Había estado demasiado tranquilo todo el tiempo y yo tenía miedo, era la calma antes de la tormenta. En lugar de caminar hacia Charlie, se dirigió hacia Carlisle, tomándose un segundo para golpear a Edward en la parte posterior de su cabeza mientras pasaba y murmuraba un ‘traidor’. Edward, obviamente, esta de pie y ambos comenzaron a pelearse en el suelo. Escuché un crujido y supe que la mesa de Esme había sido destruida.

La miré preocupada. Pude ver que pensaba algo con intensidad y repentinamente había encontrado la respuesta. Su cabeza se levantó de golpe y me dio un guiño. Alice repentinamente comenzó a aplaudir y el enojo se fue de su rostro. Esme miró a Edward y sin decir una palabra debió de gritarle en su cabeza ya que se quedó helado, y a velocidad vampirica dijo algo a Emmett que también lo paralizó. Emmett continúo rodando en el suelo, pero esta vez de la risa.

Edward se puso de pie rápidamente y fue hacia Esme. Tuvieron una tranquila discusión y pude notar, por su lenguaje corporal, que estaba perdiendo. Charlie se veía confundido y no entendía como Emmett fue de la pelea a las risotadas. Carlisle se acercó a él y acercó su rostro para discutir sus planes, quizás. Alice debió de develar el plan de Esme a Jasper y a Rosalie quienes estaban más contentos que segundos atrás. Una vez más, no tenia idea de que era lo que sucedía.

Yo mantuve mis ojos sobre Edward, quien tenía una expresión sombría en su rostro. Le vi meter la mano en su bolsillo y sacar las llaves del Volvo y entregárselas a Esme. Sin una palabra, se sentó de vuelta en el sofá, a mi lado, y nerviosamente comenzó a golpear sus dedos en el brazo del sofá.

Esme caminó hacia el centro de la sala. Tenia esa expresión de ‘esto ha ido demasiado lejos’ mientras hablaba. “Chicos, siéntense.” Lanzó una mirada a Carlisle y a Charlie y les levantó sus cejas. Ambos se sentaron instantáneamente. Estaban en problemas y lo sabían.

“Ahora, todo esto comenzó cuando ustedes decidieron jugarles unas bromas a sus padres. Les dieron un susto que casi los mata y les quitaron años de vida.” Todos nos reímos ante la pequeña broma de Esme. Charlie no tenia idea. “Sin embargo, sus padres decidieron actuar como niños también. Vendiendo los autos en Ebay y apostándoles, eso se fue de las manos. Los chicos se pelearon, Alice y Jasper se pelearon, Rosalie le grito a Bella y Edward se entrometió. Todas estas cosas sucedieron por ustedes dos.” Estaba de pie frente a Charlie y a Carlisle, ambos miraban directamente al suelo.

“Así que, como lo veo, ustedes tienen la culpa y enfrentaran las consecuencias.” Su voz estaba firme mientras hablaba, pero Alice y Rosalie aun sonreían de oreja a oreja. Esme tomo una pequeña bolsa de la cocina y la sostuvo en sus manos. “traigan las llaves de sus autos. TODOS USTEDES.” Carlisle y Charlie levantaron sus cabezas para ver que Esme les miraba directamente. Carlisle abrió su boca para discutir, pero rápidamente la cerró. Fue el primero en poner sus llaves en la bolsa, seguido de Charlie. Ella tomó las llaves de Edward que tenia en su mano y las puso dentro. Rosalie y Alice se metieron en medio y dejaron las propias y Emmett les siguió a lo último.

Esme me hizo una seña para que me acercara a ella. Me entregó un pequeño trozo de papel que tenia una nota dentro.

Bella,

No puedo explicarlo ahora o Carlisle oirá todo.

Pero si confías en mi, pon tus llaves en la bolsa.


Le di una enorme sonrisa y lancé mis llaves dentro de la bolsa. Mientras caminé hacia el sofá, escuché las llaves sonar en la bolsa mientras la sacudía. Con todos los ojos sobre ella, puso las leyes.

“Uno a uno Irán acercándose y les alcanzare la bolsa y sacaré un juego de llaves. La que saque, será el auto que conducirán por una semana. No habrá intercambios ni nada por el estilo. Si no se atienen a las reglas, personalmente donare sus autos para caridad ¿he sido clara?”

Un coro de “Si.” Provino de nosotros.

Carlisle fue el primero. Esme extendió la bolsa y saco un juego de llaves. “El Volvo.” Carlisle estaba decepcionado, no era su Mercedes, pero pudo haber sido peor, así que se sentó silenciosamente. Edward se vio aliviado por que sabía que su auto volvería en una sola pieza.

Alice fue la siguiente. Esme extendió la bolsa y encontró un abultado juego de llaves. “El Jeep.” Alice gruñó. Tuve una visión de ella usando una silla o sentada sobre los hombros de Jasper para subirse a esa cosa y me reí.

Charlie fue el siguiente. Estaba realmente nervioso y tenía sus dedos cruzados, de seguro esperando sacar su patrullero para no explicarles a los compañeros de la estación sobre esto. “El Porsche.” Charlie se quedó allí, shockeado por un minuto. Le escuché murmurar un “¡Wow!” mientras pasó por mi lado.

Rosalie caminó resignada a enfrentarse con sus peores miedos. Esme extendió la bolsa mágica y sacó las llaves. No pude verlas, pero cuando Rosalie grito de alegría supe que obtuvo su BMW. “¡Eso no es justo Esme!” comenzó a quejarse Emmett. “¿Cómo ella obtiene su auto de regreso?”

“Nunca dije que no pudieran, es solo lo que saquen de la bolsa. ¿Me estas acusando de hacer trampas o tener preferencias jovencito?”

“Lo siento ma.”

Edward fue el siguiente. Las llaves que quedaban eran las mías, el patrullero de Charlie y el Mercedes de Carlisle. Sabía cual era el que Edward estaba esperando, pero no pude contener una risa al imaginármelo conduciendo el patrullero por una semana. Comencé a reír y él me dio una mirada molesta por sobre su hombro. La mano de Esme fue dentro de la bolsa y sacó mis llaves. Su buena postura habitual se cayó y se quedó allí resignado. Con un suspiro, tomó mis llaves y las sostuvo como si fueran venenosas o algo por el estilo. Eso solo me hizo reír con más fuerzas.

Emmett corrió a buscar sus llaves. Realmente estaba saltando de la emoción. Sabía que auto estaba esperando y vi la expresión de horror de Charlie cuando Esme sacó las llaves. “El patrullero de policía.” Emmett comenzó a saltar, lo cual sacudió el piso. Corrió hacia la puerta de entrada, con Charlie siguiéndole muy de cerca. “Espera Emmett, déjame sacar mis cosas y mi arma de allí. ¡No, eso es una picana eléctrica, bajala antes de que te lastimes!”

Riendo histéricamente me acerqué y tomé las llaves del auto de Carlisle de las manos de Esme quien me besó la mejilla. “Gracias por confiar en mi Bella. Disfruta del Mercedes...lo guarde especialmente para ti.” Me dio un guiño y me alejé.

Edward estaba haciendo puchero en el sofá. “Bueno, esto fue divertido.” Dije con una sonrisa en mi rostro. Edward solo me miró y me alzó sus pulgares mofándose. Entonces recordé que aun tenía una pregunta para hacerle “¿Cómo adivinaste mi contraseña de Ebay?”

Una sonrisa torcida apareció en su rostro. “Me aburrí ayer por la noche mientras dormías así que comencé a averiguar y finalmente lo conseguí. Realmente deberías ser más creativa con tu contraseña, señora Cullen. Hasta Emmett podría haberla averiguado eventualmente.” Mi rostro se puso rojo inmediatamente. ¿Por qué puse esa contraseña? Por que era mi contraseña para todo en esos días… me hice una nota mental de pensar en una nueva.

Una sirena sonó desde el frente y se encendió el altavoz del auto de Charlie. “Edward y Bella. Es la policía. Están rodeados. Salgan con sus manos arriba.” Emmett estaba disfrutando su castigo.

No queriendo tener problemas con la ley, Edward me sacó del sofá y caminamos hacia la puerta del frente. Charlie estaba estirándose dentro del patrullero, tratando de apagar la sirena y las luces que Emmett había encendido. “¿Te estas divirtiendo Emmett?” pregunté mientras metía mi cabeza por la ventanilla.

“¡Esta va a ser la mejor semana de mi vida! ¡No puedo esperar para ir mañana a la escuela!” comenzó a tocar la radio cuando escuchamos una voz decir “¿Hola?” ¿Charlie, eres tu?” por la radio.

Emmett presionó el botón del comunicador. “No, este es el suplente Emmett. ¿Quien es?” Charlie tomo el CB de sus manos. “Emmett esa es Myrtle la despachadora. ¡No la hagas enojar, por favor!”

“¿Myrtle?” dijo Emmett dulcemente.

“Si. ¿Quién es?” preguntó sospechosamente.

“Soy Emmett. El jefe Swan me puso como sustituto por una semana, ¿No es genial? ¿Entonces, que esta sucediendo? ¿Necesito arrestar a alguien?”

“¿El jefe Swan esta allí, suplente Emmett?” pude notar que estaba siendo tan paciente como le era posible. “Realmente necesito hablar con el.”

Charlie tomó rápidamente el CB de su mano. “Um-Hola Myrtle. Lo siento por eso. El no quiso molestarte. ¿Qué sucede?”

“Ese chiflado del suplente Emmett te ha secuestrado ¿verdad?”

“No, estoy bien.”

“¡Bueno, dile que se mantenga lejos de mi frecuencia!” Estaba gritando para cuando terminó.

“Lo haremos, Myrtle.” Y le devolvió el CB a Emmett. “No le busques su lado oscuro Emmett o hará miserable tu vida. Confía en mi…” estaba a punto de alejarse cuando volvió para darle unas reglas a Emmett. “Emmett, no eres un suplente así lo pienses, no puedes arrestar a nadie ni poner multas, no enciendas las luces rojas o aceleres. ¿Entendiste eso?”

“No hay problema Charlie. ¿Vas a dar una vuelta de prueba con el Porsche? ¡De seguro a los infractores de velocidad se les dificultara escaparse de ti ahora!” Charlie se rió.

“Déjame sacar algo del maletero.” Camino detrás del auto y encontró una luz de policía con un cable sujeto a esta. La puso sobre el techo del Porsche de Alice, lo cual le hizo ahogar un grito y murmurar algo sobre la pintura. Lo conectó a las luces para estar seguro de que funcionara. Alice corrió hacia el auto mientras Charlie se subía, para poner sus propias reglas.

“Ok Charlie, este auto esta hecho para la velocidad así que esta bien pegado al suelo, ten cuidado con los baches del camino por que pueden dañar la parte de abajo del auto. El acelerador es muy sensible así que no tienes que patearlo. No le gusta la suciedad o barro o la carretera de grava, así que evítalas si es posible.”

Charlie le dio a Alice una palmadita en la mano. “OOOOH es una palanca de cambios. No he manejado uno de estos en años.” Se rió mientras el motor rugía. “Espero recordar como se hacia. ¡Lo averiguaremos! Adiós Bella, voy a pasar por la estación para instalarle una radio CB al auto. Te veré en casa.” Alice gritó mientras Charlie coleaba por la calzada.

“¡Esme!” gritó Alice mientras corría dentro de la casa.

Mi auto estaba estacionado en la calzada, a un lado del patrullero. “¿Quieres darle una vuelta a tu nuevo auto, Edward?” dije mofándome.

“No, ya se como maneja, extremadamente lento.” Le di un suave golpe en su hombro, suave para no lastimarme.

“No te preocupes te dejare manejar mi nuevo Mercedes mañana si te comportas.” Me estiré para darle un beso.

Con la situación de los autos controlada por Esme, era hora de volver a casa y comenzar a preparar la cena para Charlie. ¡Aun no podía creer que estaba manejando un Mercedes! Parte de mi estaba bastante nerviosa de lastimarlo, pero la otra amaba cuan rápido y silencioso iba. Obviamente nunca admitirá aquello a Edward o tendría uno en mi calzada para la mañana.

Edward vino conmigo en mi viaje hacia casa y se volvería corriendo a la suya. Mientras me estacionaba en la calzada, vi el Porsche aparcado en el lugar habitual del patrullero. “¡Ver eso aparcado en mi casa será algo difícil a lo que acostumbrarse!” Edward sonrió y me apartó el cabello del rostro.

Apagué el auto y sostuve las llaves en mi mano. “Charlie esta esperándote. ¡Quiere contarte cuanto se ha divertido con el auto de Alice!” el rostro de Edward estaba a pocos centímetros del mío. Podía oler su dulce aliento mientras y me acerqué un poco más.

“Creo que puede esperar otro minuto...” mientras me inclinaba hacia él para besarle, debí de apretar con demasiada fuerza las llaves y encendí la alarma antirrobos del auto de Carlisle por que la bocina comenzó a sonar y las luces se encendían y apagaban. Me pegó tal susto que las llaves volaron por el aire. Estaba oscuro y no podía encontrarlas, y mi vientre se metía en medio. Edward se reía mientras buscaba por el suelo. Le escuché decir “Charlie” y entonces desapareció.

La luz me dio de golpe cuando Charlie abrió la puerta de la casa. “¿Bella? ¿Estas bien?” estaba gritando por sobre el sonido de la bocina.

“Creo que golpee el botón de la alarma. Pero entonces se me cayeron las llaves, oh aquí están.” Rápidamente presione el botón rojo y el sonido se detuvo. Charlie sonrió mientras me esperaba en el porche. Di una mirada por sobre mi hombro para ver si encontraba a Edward, pero no le veía. Ni siquiera había podido preguntarle cuando volvería.

Charlie sostuvo la puerta abierta para mí. “¡Deberías de haber visto la cara de los chicos de la estación cuando aparque el auto de Alice!” estaba sonriendo de oreja a oreja. Cerró la puerta tras nosotros y comencé a buscar en el refrigerador algo para hacer la cena.

“¡De seguro no fue nada comparado con la expresión de Alice cuando coleaste en la calzada de los Cullen!” Cerré la puerta del refrigerador y comience a hacer la cena. Charlie solo se rió.

Después de haber limpiado las cosas de la cena, comencé a bostezar. Mi falta de sueño me estaba alcanzando. Termine mis deberes y estaba lista para ir a la cama. “¡Buenas noches papá! Iré a la cama.”

“¿Tan temprano Bella? ¿Te sientes bien?” tenia una nota de preocupación en su voz.

“Estoy bien, es solo que no puedo dormir con este estúpido vientre. Estaré contenta cuando finalmente de a luz mañana. ¿Tienes alguna predicción si será niño o niña?” me puse de lado para mostrar el vientre. Recordé que una amiga de Renee decía que podías sacar el sexo del bebe por como lo cargabas, no que Charlie tuviera idea, pero lo intente.

“Um, una niña, creo. Con suerte, será tan dulce como tu.”

“Buenas noches.” Besé su cabeza, y corrí escaleras arriba.

Cuando llegué a mi puerta recordé que estaba atrapada en el estúpido vientre. “Mierda” Exclamé mientras entraba a la habitación. Fui hacia el espejo y me quité la camisa para ver si podía con los broches yo sola. Traté de llegar por sobre mi hombro, pero no podía soltarlo. “¡Mierda!” murmuré nuevamente. Ahora estaba girando en círculos en el medio de la habitación tratando de alcanzar mi espalda y llegar al broche. Comencé a sentirme mareada cuando escuché un golpe en la puerta. “¡Mierda!”

“¿Bella?” preguntó una voz musical “¿Puedo entrar?”

“¿Alice?” le escuché reírse por la puerta. “¿Estas sola?” pregunté antes de abrir la puerta en mi actual condición.

“Por supuesto, Bella.”

Lancé la puerta abierta. “¡Ayúdame, por favor!” me llevó hacia la cama y rápidamente desabrochó los ganchos ayudo a escapar del vientre.

“¡Gracias! ¿Que estas haciendo aquí?” estaba feliz de verla, pero estaba confundida.

“Le dije a Charlie que olvide algo en mi auto. Pero la verdadera razón es por que tuve una graciosa visión de ti girando en círculos, así que parece que llegue justo a tiempo. Edward esta esperando afuera, pero como no tenias la camisa puesta, vine a salvarte.”

Lancé mis brazos a su alrededor “Eres la mejor Alice. Y tu hermano...es una gallina.” Alice rio y un segundo despues escuche una piedrita golpear mi ventana. sabia que leeria sus pensamientos. Alice me entrego la camisa antes de ir hacia la ventana. Sin abrirla, batí mis brazos como una gallina a Edward quien estaba debajo de mi ventana. Él se cruzo de brazos haciendo un puchero así que le lancé un beso. Tocó su reloj queriendo saber cuando podría volver. Le alcé diez dedos y el asintió haciéndome saber que volvería.

“Me voy a casa, Bella, te veré en la mañana. Querrás llevar a Edward temprano a la escuela. Creo que habrá algo interesante que no querrás perderte.” Cerró la puerta detrás de ella y comencé a revolver mi habitación, buscando mi pijama para poder bañarme antes de que Edward volviera. Le escuché despedirse de Charlie y el le prometió no romper su auto mañana.

Me bañé tan rápido como pude, pero parecía que me movía en cámara lenta. Solo queria irme a dormir, pero tambien sabia que no podria hacerlo. Me encogi de hombros mientras me ponia el corpiño azul real. Estaba demasiado cansada como para molestar a Edward. Me puse los pantalones y la bata y me dirigí hacia la habitación.

Edward estaba sentado en la mecedora con una cariñosa sonrisa en su rostro. “Sabes Bella, algunos me llamarían caballero en lugar de gallina.”

Le miré con expresión de sueño, demasiado cansada como para discutir. “Bien, caballero, ¿podrías venir y abrocharme este bebe pretendido por ultima vez? Estoy tan cansada, hasta puedo prometerte que no haré nada extraño, si eso ayuda.”

“Lo creere cuando lo vea.” Murmuró mientras caminaba hacia mí para alcanzarme el vientre.

Mantuve mi promesa y en tiempo record, sin incidentes, el pequeño Eddie estaba seguro, abrochado a mi cuerpo. Edward comenzó a descorrer las sabanas de mi cama. Yo le detuve por el brazo. “¿podrías sostenerme en la mecedora, por favor? Si me acuesto en la cama volveré a despertarme.”

“Por supuesto, Bella. Pero antes de que te pongas cómoda ¿hay algo que necesites, o querrás o el bebe necesite algo?” el contuvo su aliento mientras esperaba mi respuesta.

Lo pensé por unos segundos y dije “Nop, creo que los dos estamos bien.” Sonriendo, se sentó en la silla con los brazos extendidos. Me acomodé en su regazo y apoyé mi cabeza sobre su hombro. El suavemente masajeó mi espalda y me dijo que me amaba.

“Yo también te amo, Edward. Obviamente, te amaría mucho mas si de casualidad tuvieras unas mentas en tu bolsillo…” todo su cuerpo comenzó a sacudirse con la risa. Le sentí inclinarse y tomó algo del escritorio. “Amo a Alice…”

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bien, parece que al final nadie salió ganando... más que Bella y el mercedes jejeje... pobre Edward, creo que su castigo estuvo mucho peor, y no quiero ni imaginarme lo que Emmett y el patrullero haran!!!...
cuidense mucho mucho, suspiren aun más y...
Nos leemos en un tris!

Bellany C.
**You've got everything you need, especially me**

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