Amor, Finalmente Te Encontré
Por Giselita
Carlisle II
Ashland, 1921
-No falta mucho- volví a susurrar a su oído cuando en su garganta resonó un desgarrador grito de dolor. La transformación ya casi terminaba, pero aun así habían sido los días mas largos de toda mi existencia.
Había pensado en reiteradas oportunidades la opción de matarla y dejarle la oportunidad de seguir la decisión inicial que ella había tomado; la de terminar con su vida. Pero no podía… había algo en aquel dulce rostro que me impedía dejarla irse de este mundo. Era demasiado egoísta.
Volvió a apretar su cuerpo contra el colchón que habíamos acomodado con Edward en el suelo, esperando que así estuviera mas cómoda.
Era demasiado injusto, ella tendría que estar con vida. Su corazón tendría que latir rebozarte… tal y como había sido la primera vez que la vi.
-Me… me caí de un árbol- tartamudeó mientras sus mejillas se teñían de un suave color rosado. En ocasiones me resultaba imposible permanecer ajeno a la causa del rubor; la sangre recorriendo cada vena de su ser, de sus mejillas. El sonido de su corazón bombeando aquel delicioso liquido que había rehusado a beber jamás. Traté de enfocarme en mi tarea.
-Con permiso- le susurré cuando mis manos acariciaron el dobladillo de su vestido. De todas las veces que había atendido a una mujer, esta sin duda era la mas difícil, o extraña. Por alguna razón no podía ser ajeno al latido de su corazón, o al furioso rubor que se instalo en su rostro cuando deje expuesta su pierna. -¿Le duele aquí?- pregunté ejerciendo una leve presión alrededor de sus frágil tobillo. Traté de quitar mis dedos de allí lo mas rápido que pude, la sangre golpeando contra las yemas de mis dedos comenzaba a volverse… insoportable. Ella sacudió su cabeza.
Traté de hacer todo lo posible para asegurar su pierna; pero mas que nada traté de hacerlo lo mas rápido posible.
-¿Usted no me atenderá?- preguntó con sus ojos bien abiertos una vez que terminé de enyesarla y de avisar a sus padres que el doctor Finn seria el que la atendería de ahora en mas.
-Esme- murmuró su madre por lo bajo. Esme. En ese momento habría dado lo que fuera por volver a verla, por volver a ver su sonrisa y escuchar el acelerado tamborileo de su corazón. Pero tenia que irme de allí. Edward y yo llevábamos demasiado tiempo en el pueblo y la gente comenzaba a sospechar…
-Es… es decir… como los doctores suelen mantener sus pacientes…- murmuró tratando de buscar una excusa para su madre. Le di una suave sonrisa mientras terminaba de colocarme el abrigado tapando lo que no necesitaba.
-Lo haría, pero la semana entrante parto al norte de California.- le mentí. California era el último lugar donde iríamos, a menos que deseáramos pasar todo el día encerrados en una casa. No, lo mejor era un lugar como este, algo húmedo… donde las lluvias fueran constantes…
-Entonces espero que la vida le sonría doctor…- dijo amablemente, pero había algo en su tono que me intrigaba… ¿acaso estaba molesta por mi decisión de partir?
-Cullen,- respondí cuando note que había echo una larga pausa después de ‘doctor’ –Carlisle, Cullen.- le dije viendo como sus mejillas nuevamente tomaban aquel color rosado.
Y ahora yacía delante de mis ojos, con su rostro torcido en una mueca de agonía y sus facciones marcadas por la tristeza y el dolor que había vivido en los últimos años de su vida humana. Era duro verla y apenas poder encontrar el recuerdo de aquella niña sonriente de dieciséis años.
Escuche como su corazón comenzaba a acelerar el ritmo, casi como el aleteo de un picaflor… en cualquier momento todo terminaría.
Tome su mano entre la mía, ya no se sentía calida como antes, sin embargo era agradable tenerla entre la mía. Sentí sus dedos cerrándose con fuerza en torno a mi mano, mientras su cuerpo convulsionaba. El veneno ya debería de estar en su corazón… solo unos minutos.
Y poco a poco comenzó a relajarse, su mano descanso suavemente en la mía, sus pies ya no se contraían por el dolor. El veneno comenzaba a viajar hacia su corazón para terminar con el.
La tranquilidad de los siguientes minutos comenzó a ponerme bastante ansioso. Hacia tiempo que había dejado de escuchar su corazón… o de verle realizar algún movimiento. ¿Había echo algo mal? ¿Habría desperdiciado la única oportunidad de salvar su vida?
Y entonces, como si hubiera escuchado mi mente, abrió lentamente sus ojos. Me miró confundida por varios minutos. Y yo también. No había reaccionado como Edward. Cuando el despertó su primer reacción fue alejarse de mi, alejarse del culpable de tantos días de agonía. Pero Esme permanecía tendida en la cama, con sus ojos rojos fijos en los míos.
-¿Carlisle?- susurró finalmente.
-¿Me recuerdas?- le pregunte sorprendido. Ella asintió con su cabeza mientras se incorporaba en el colchón. Sus ojos recorrieron su alrededor, de seguro pensando que era lo que le había ocurrido. –Esme- sus ojos se fijaron instantáneamente en los míos, obviamente a ella también le sorprendía que le recordara…-Necesitas prestarme atención… lo que hice, lo que tengo que contarte no es algo simple.
-No seré como antes ¿verdad?- me dijo.
Yo sacudí mi cabeza –No, esto… lo que somos- pero me impidió continuar. Apoyo sumamente su dedo índice sobre mis labios.
-¿Eres real? ¿Acaso estoy soñando?- preguntó tan bajo que para un humano habría sido inaudible. Asentí con mi cabeza mientras mis labios se estiraban en una sonrisa. Esme alzó su mano y la apoyo suavemente sobre mi mejilla. –Es todo lo que importa.- me dijo mientras las comisuras de sus labios se extendían en una suave sonrisa… quizás la primera en mucho tiempo.
Pero no la ultima.
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bueno chicas, despues de "mil años" les traigo la última parte de esta serie de shot's dedicados a Esme y Carlisle... en lo personal me han gustado mucho pues son de lo más tiernos y es un punto de vista acerca de como se conocieron... en fin.
como siempre cuidense muchisimo, suspiren un tanto más y...
Nos leemos en un tris!
Bellany C.
**Solo a tu lado los problemas son polvo**
grax me encanto
aios niña cuidate !!!
QUE LINDO!!!!
SALUDOS