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18: PRUEBA DE CONFIANZA
Salimos de casa después que Alice y Jasper se marcharon, Edward me llevó a ver una puesta de sol cerca de unos acantilados en La Push, era uno de esos raros días en que alumbró el sol y no nos lo queríamos perder.
- En que piensas amor- me preguntó él mirándome.
- Tengo una extraña sensación. Pero no me hagas caso estoy paranoica con lo de la fiesta. Es la primera vez que iré a una discoteca, sabes que no me gusta bailar.
- ¿Pero bailarás conmigo cierto?
- Haría lo que sea contigo.
Me besó de una forma tan deliciosa, todo se veía naranja y rojo debido al sol que se marchaba y daba al cielo unas tonalidades especiales. Cuando sentí que empezábamos a besarnos de forma más seria me separé un poco de él.
- Edward, ¿sabes cuánto tiempo pasó Alice arreglándome?
- Yo podría deshacerlo en 10 segundos, 5 si me ayudas- dijo en tono sensual.
- ¿No quieres ir a saludar a tus primos?
- Nuestros primos cariño, y la verdad no tengo ganas, me apetece estar en otro lugar con cierta chica de ojos chocolates que huele a fresas.
Sus manos empezaban a recorrer mi espalda bajando peligrosamente si no nos deteníamos ahora también nuestro carro sería profanado, al igual que nuestro sillón, el piano, la cocina, la alfombra de la sala y el baño.
- Edward, prometiste ir. Sé que Tanya no es de mi agrado y yo tampoco le gusto a ella pero diste tu palabra y debes cumplirla.
- Lo sé, es sólo que me cuesta tanto esta vez, no veo las horas de estar en casa.
***
Llegamos a la dichosa fiesta y ya estaba medio mundo allí. Mientras que Edward fue al baño me senté a conversar con Jessica que estaba cerca de Alec. Lo miraba con los ojos entornados.
- Si sigues mirándolo así lo asustarás- le dije
- Es que es tan lindo.
- Tiene dos años menos que nosotras Jess.
- Eso no me importa- dijo con tono soñador.
- Bella, amor hay un pequeño problema- dijo Edward en voz baja. –al parecer el local no tiene suficientes bebidas y no hay whiskey. Demetri dice que en casa de Jasper hay dos cajas pero no tiene auto. ¿Podrás quedarte media hora aquí?
- Claro, pierde cuidado. No creo que me pueda perder y como soy una señora dudo que alguien me saque a bailar.
- Eso si que no, guárdame el primer baile.
- Está bien no demores- le dije y me dio un beso antes de irse.
La música empezó a sonar más fuerte y yo seguía esperando ver aparecer a Alice con una gran sonrisa para correr a felicitarla pero tardaban en llegar.
Ya había tomado tres coca colas así que decidí ir al baño. Para no haber suficientes bebidas algunos chicos se veían algo ebrios y aún no eran ni las diez de la noche, yo no tenía mucha cultura parrandera así que me pareció normal.
Oí a un par de chicas en el baño decir que en la barra había corcho libre, no entendía bien pero parecía que regalaban los tragos. Al salir tropecé y casi caigo pero unos fuertes y bronceados brazos me sostuvieron.
- ¿Bella?, que bueno verte- era la pandilla de La Push.
- Jake, Quil, Embry, que gusto verlos ¿qué hacen por aquí?- los saludé
- Eso quisiéramos saber, ¿hay un cumpleaños no?- dijo Quil riéndose.
- Pero si tú nos invitaste- dijo Jake.
- ¿Perdón?
- ¿Ya lo olvidaste? Seguro con tantas invitaciones te olvidaste la que no enviaste a la reserva- dijo sacando un papel de su bolsillo.
Lo tomé, era una de las invitaciones que había estado repartiendo Tanya, sólo que esta estaba firmada por mí.
- Yo no envié esto- le dije a Jake susurrándole al oído ya que no quería que sus amigos pensaran que no eran bienvenidos.
- ¿Entonces?
- Creo saber quien fue pero no le voy a reclamar si eso es lo que ella quiere. Si han venido diviértanse- le dije y él volvió a sonreír.
- Jake tienes que venir- dijo Quil gritando porque se había alejado un poco. –Están dando licor aún a los menores de edad.
Yo caminé hacia la barra para comprobar eso. No me parecía bien que los más jóvenes tuvieran acceso al licor tan fácilmente podía ser peligroso.
En efecto en la barra parecía haber más personal del que cabía y todos los que se acercaban solo tenían que pedir algo e inmediatamente se lo daban.
Esto era muy raro y Edward seguía sin aparecer.
- Hola preciosa- una voz fría me asustó me giré y vi a James que me miraba con su rostro siniestro.
- Hola primo- dije tratando de marcharme pero me tomó por un brazo y me acercó a él
- porqué tan tímida Bella, ¿no quieres bailar un poco?
- No me gusta bailar gracias, si me disculpas- traté de zafarme pero él era más fuerte.
- Me puedes decir qué diablos quieres- le dije ya con más fuerza.
- Vaya que carácter, con razón tienes a Eddie hecho un tonto. Me imagino que tendrás otros talentos también.
- Eso no te interesa James y más vale que me sueltes o te juro que te quedarás sin descendencia. No me asustas ni un poco.
- Me encantas pequeñas fierecillas- me dijo acercándose aún más.
Eso colmó mi paciencia. De hecho yo no era tímida sino más bien del tipo explosiva, solía ser bastante tolerante con todos hasta que colmaban mi paciencia. Incluso Emmet me temía.
Lo miré fijamente a los ojos para que no estuviera alerta y le pegué un porrazo en el estómago que lo dejó si aire y se inclinó hacia delante. Sabía que debía aprovechar ese momento para golpear en la nuca. En dos segundos James rodaba por el piso.
Todos se giraron a ver y me rodearon. Yo hervía de cólera, odiaba que me trataran así, como si fuera un objeto que pueden tomar cuando quieran.
Jake llegó a mi lado inmediatamente
- ¿Bella que pasó?- preguntó
- Un idiota que se estaba pasando de listo- le dije.
- Vaya sigues practicando con tu gancho derecho- sonrió mi amigo.
En eso Laurent llegó hasta allí y empujó a Jake pensando que él había noqueado a su amigo.
- Que te pasa imbécil- dijo Quil llegando al lado de Embry y colocándose junto a Jake.
James que ya se había puesto de pie me miró aún con más deseo.
- Me gustan las fieras, eso hace más interesante la cacería.
- No te atrevas a mirarla- dijo Jake golpeándole en le rostro mientras que Laurent se lanzaba sobre él y Quil y Embry también se metían en la lucha. Yo salí disparada de allí no sabía a quien pedir ayuda, sabía que mis amigos podrían con ellos pero esto se tornaba peligroso ya que casi todos parecían estar ebrios.
Entonces en una esquina menos concurrida y algo oscura vi algo que me congeló el alma.
Edward estaba apoyado en la pared y a su lado estaba Tanya que lo rodeaba por la cintura.
Me acerqué despacio mi corazón parecía querer salirse del pecho. No podía creer lo que miraba. No podía ser cierto, mi mente no lo aceptaba. Como alguien que unas horas atrás me decía que me amaba podía estar así con otra. Acaso me había estado mintiendo. ¿Podía Edward haber fingido todo este tiempo que no le gustaba Tanya?
- Ya debe haberse ido Eddie. ¿Porque no bailamos un rato?- oí la voz de ella que enredaba sus manos en el cabello de él.
No podía escuchar lo que él le decía, parecía hablarle en susurros y agacharse para que sólo ella lo pudiera oír.
Entonces ella me miró y sin tardar un segundo lo besó. Edward pareció sorprenderse y trastabillar por lo que ella lo arrinconó contra la pared. Lo besaba con tanta pasión y a pesar de eso él no parecía querer alejarla.
Sentí mi rostro caliente y que las piernas se me doblaban. Ella lo besaba y él tenía los ojos cerrados.
Mi respiración se hizo difícil pero avancé dos pasos más.
- Edward- le grité
Ella apenas se separó de él y le susurró algo al oído. Edward se llevó las manos al rostro pero no me miraba.
- ¿Qué has hecho?- le grité desesperada.
- Bueno ya nos descubriste- dijo Tanya –Así que sé una buena chica y desaparécete que Eddie y yo tenemos planes. Ya estábamos hartos de andar escondiéndonos de ti y del resto. Por una vez podremos estar juntos aquí tal y como era en Seattle.
- ¿Ustedes se entendían en Seattle?
- Querida, somos amantes desde los 15 años, sólo que mi tío Marcus y mi madre no lo aceptaban. Pero ahora él está preso y no hay nada que nos pueda separar.
Retrocedí espantada y mi cuerpo chocó contra otro. Sentí unos brazos rodearme.
- Te dije que te lastimaría tarde o temprano, pero no puedo creer que sea tan imbécil. Maldita sanguijuela, se aprovechó de ti- Jake estaba furioso.
- Vámonos Jake, no tenemos nada que hacer aquí.
- Déjame partirle la cara por favor Bella, se lo merece.
- No Jake, no te rebajes- dije sintiendo mis lágrimas caer.
Mi amigo me abrazó y cuando nos volteábamos para irnos escuche su voz
- Bella- dijo Edward con desesperación, su voz se oía pastosa. Estaba ebrio.
Entonces Jake me soltó y caminó hacia él lo tomó de las solapas y lo levantó un poco.
- Eres despreciable, cómo pudiste. Porque a ella, tu sabías que yo la quiero, ¿cómo pudiste?
- Jake déjalo- le grité y corrí a la salida de la discoteca. Cuando ya estaba cerca de la puerta vi entrar a mi amiga con la sonrisa más bonita que tenía. Al verme me acogió y no pude evitar llorar y estremecerme.
- ¿Bella que tienes? ¿Qué te pasa amiga respóndeme?
- Edward Alice, está con Tanya, los descubrí besándose y ella me confesó que eran amantes y que están juntos desde que vivían en Seattle. Me quiero morir Alice
- Eso es mentira- Dijo Jasper enfadado. –Ella siempre ha estado tras él pero nunca ha podido porque Edward no la quiere. Te lo puedo jurar Bella estoy seguro de lo que digo.
- ¿Entonces puedes explicarme porque está en un rincón con ella?- le grité
- No lo sé pero esto se debe arreglar ahora si te vas solo agravarás el problema. Yo no lo creería, aunque lo vea, hay algo raro aquí-dijo tan duramente como nunca lo había escuchado hablar y me tomó de una mano y prácticamente me arrastró de vuelta.
Jake seguía allí al parecer había golpeado a Edward porque Tanya lo sostenía y su boca sangraba.
- Apártate Jacob- le gritó Jasper. Tomó a Edward de los brazos de Tanya y lo acercó más a la luz, sus ojos estaban irritados. Yo lo miré con odio ya que eso estaba empezando a sentir por el hombre que me había hecho tan feliz.
Él me miró casi sentí que quería llorar.
- Bella- me dijo otra vez
- Te odio Edward Cullen, cómo pudiste, me mentiste siempre.
- Lo prometiste- dijo y su cabeza cayó hacia su pecho.
Que quería decirme con eso, era ilógico, absurdo. Mi mente vagó por los momentos vividos y recordé algo que ocurrió minutos antes de entregarme a él. La promesa.
“Prométeme que pase lo que pase no creeremos lo que otros nos digan o quieran hacernos creer. Así las evidencias estén en contra nuestra. Confiaremos el uno en el otro” “- Lo prometo Edward. Confiaré en ti. Siempre”
La verdad me golpeó como un mazo. Tuve que recargarme en mi amiga para no caer.
¿Por que estaba desconfiando de él cuando siempre me había dado pruebas de su amor? ¿Acaso en un minuto echaría por la borda lo que estábamos empezando a construir?
Miré entonces a Tanya, su sonrisa fingida, su mirada de triunfo.
- Jasper llévate a Edward al auto- le dije con mucha compostura.
- No, Eddie se queda conmigo, habíamos planeado pasar la noche juntos- dijo la arpía.
- Jasper has lo que te digo. Alice ayúdalo, tengo cuentas que ajustar con ella.
Mi amiga me miró sorprendida y sonrió.
- Vámonos Jazz, no querrás ver esto. Bella no la mates porque aunque no quieras la resbalosa es parte de tu familia- y tiró de Jasper hacia la salida. Tanya me miraba divertida.
- ¿Bella, estás bien?- dijo Jake acercándose.
- Si Jake.
- ¿Vas a perdonar el idiota ese? Deberías echarlo de tu casa. Ven conmigo, vámonos de aquí- y me tomó de la mano. Yo quité mi mano de la suya con fuerza.
- Jake hazme un favor, si crees que me estoy sobrepasando detenme, no quisiera pasar un tiempo en la cárcel, tu me entiendes.
- ¿de qué hablas? dijo mi amigo y antes de que terminara de decir eso me arrojé hacia la persona que había ocasionado todo esto.
Me miró espantada y por un segundo pareció querer huir. La tomé de los brazos y la obligué a voltearse.
- ¿Me vas a confesar por las buenas o por las malas lo que le has dado a mi esposo?- le dije dándole la última oportunidad.
- Ya te dije que él y yo nos entendemos- dijo ella asustada.
- Por las malas entonces. Despídete de tu linda cabellera cuando termine contigo vas a lamentar haber puesto tus sucia boca sobre los labios de mi marido, zorra.
La lancé contra la pared y la tomé por los cabellos, arranque dos mechones mientras ella gritaba. Trató de defenderse arañándome pero eso no hizo más que enardecer mi ira. No quería golpearla mucho para no darle motivo de que levante cargos contra mí.
Sentí como alrededor de nosotras la gente de arremolinaba.
La volví a empujar contra la pared esta vez utilizando mi hombro y parte de mi pierna, había visto hacer eso en los jugadores de football americano. Rebotó hacía mí y aproveche para tirarla al piso de una vez. Puse mi pie sobre su pecho y su cuello, gracias a dios que no estaba usando zapatos con taco. Le aplasté tan fuerte que parecía estar quedándose sin aire.
-Confesarás ahora o quieres que te mate- le dije ya completamente fuera de mí.
- Roofies- dijo ella a punto de llorar.
- ¿Le diste esa porquería?- yo había leído mucho a cerca de esas pastillas que utilizaban los muchachos en las playas de Florida pero no pensé que se vendieran aquí.
- Lo planeaste todo verdad. Confiesa- le dije presionando más fuerte contra su pecho.
- Si, se lo di en casa en un refresco, quería que estuviera conmigo- dijo llorando.
- ¿Y el licor esta noche?
- Ese fue un regalo de James, él quería estar contigo, yo sólo quería a Eddie.
- No quiero que te le vuelvas a acercar a mi esposo entendiste, si te vuelvo a ver cerca de él te arranco la cabeza resbalosa.
Volví a ejercer presión en su pecho y ella gritó. Sentí unos brazos detrás de mí.
- Hermanita ya déjala, cálmate pareces una loca. Tranquila respira.
- Hola Em espero que te estés divirtiendo- le dijo con una sonrisa. –Solo me encargaba de una cucaracha ya me voy- le dije sonriéndole.
- Me asustas brujita pero esa niña se lo merecía, no puedo hablar mal porque Rose se va a molestar conmigo- me dijo en un susurro.
- Grandulón cobarde- le dije abriéndome paso entre todos.
Salí de la discoteca y me dirigí al auto.
Jasper y Alice me esperaban.
- ¿Edward está consciente?- Pregunté
- Si, no deja de llamarte- dijo Alice.
- Ayúdenme a llevarlo a casa, solo necesita una buena ducha- les dije.
Ya en casa Jasper me ayudó a meterlo en el baño y abrí la llave para que el agua tibia lo despertara un poco. Sabía que ir al hospital era en vano ya que no había habido otro caso así en este pueblo. Edward pareció reaccionar al agua y les pedí a Jasper y a mi amiga que se marcharan, no estaba de humor para explicar nada más. Ellos entendieron y se fueron en silencio.
Le quité la ropa mojada a Edward y lo llevé a la cama donde lo seque y le puse la pijama. El estaba aún con los ojos abiertos pero parecía mareado todavía.
Me acosté junto el. Y lo besé. Su labio inferior estaba hinchado.
- Duerme amor, estamos juntos y nada nos va a separar, mañana quizás no recuerdes pero de todas formas debo decirte que te amo y que confío en ti.
- Me sonrió y me rodeo con sus brazos
- Bella-dijo antes de cerrar sus preciosos ojos verdes.
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Xoxo's de Chocolate.
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19. A la tercera no va la vencida
Tres semanas.
Ese es el tiempo que Edward y yo llevamos saliendo. Las cosas se han ido volviendo más serias (al menos para mí) y mis sentimientos se han intensificado pero no puedo admitir que podría amarlo. No creo en el amor, y él tampoco ¿Verdad? Si se lo hubiera dicho, probablemente hubiera terminado dejándome. Además, estoy un poco sorprendida de que haya estado conmigo todo este tiempo. Quiero decir, que yo no soy nada especial. Pronto se dará cuenta de su error y volverá a sus sesiones de besos con Lauren y su grupito. Pero, hasta entonces, tengo planeado pasar el mejor tiempo posible juntos. No puedo pensar en que me dejara.
También han pasado tres semanas desde que Jacob había vuelto al colegio. Llamé a mis padres y les dije el tiempo que había estado aquí Jacob. Renee inmediatamente me había creído pero Charlie, lo negaba todo. ¿Cómo podía alguien que solía ser mi mejor amigo y novio estar amenazando mi vida? Sé que suena raro, pero con mucha suerte, Renee pudiera convencerle de venir aquí y vigilar un par de días.
Y habían pasado tres semanas desde la misteriosa llamada. Intenté llamar a Jessica pero siempre me salía el contestador. Con suerte me devolvería la llamada.
Todo había estado yendo demasiado tiempo bien, y ese precisamente es el problema. Nada en mi vida va bien. Sólo sé que pronto algo malo va a ocurrir.
Jayden se ha estado sentando conmigo siempre que teníamos cálculo, así Jacob no me podría molestar, pero creo que algo no marcha bien con él. Ha estado sonriéndome toda la semana entera. Sonriéndome de una manera sospechosa, como si estuviera esperando que pasase algo, como si estuviera esperando que algo malo me ocurriese.
Ahora estoy sentada aquí en el almuerzo con mis amigos y preguntándome si debería contarles sobre esto. Quizás me estaba volviendo paranoica.
“¿Bella?” mi cabeza se giró hasta donde se generó el sonido, me encontré a Edward con una expresión preocupada.
“¿Qué va mal?” preguntó.
¿Es realmente tan obvio que estoy preocupada por algo?
“Um, nada realmente” contesté. Puso una expresión que me dejaba ver que sabía que estaba mintiendo, y hablaríamos luego sobre ello.
“Bueno, tengo algo que decirte”
“¿Qué es?” pregunté.
“Alguien en mi clase necesita ayuda para aprobar un examen y yo he sido asignado para hacer de tutor hoy después de las clases”
“Oh, y ¿Por cuánto tiempo?” voy a estar extremadamente sola si se va por mucho tiempo.
“Sobre cuatro hora, quizás menos. Todo depende de cuánto tarde en aprender, pero no tengo planeado estar mucho tiempo”
“Va-le” algo no iba bien “¿Por qué te eligieron a ti? ¿Y de quién eres tutor?”
Se encogió de hombros “No lo sé todavía. Por alguna razón pidió que no me lo dijeran hasta que no quedáramos. Probablemente avergonzada de que pudiera suspender o algo. No sé porque me eligieron a mí cuando hay gente mejor en la clase. Pero tuve que aceptar i mi madre lo averiguaría y no estará feliz de que no ayude a alguien que lo necesita”
“Oh” contesté otra vez, girándome en mi sitio. Cuando se unió toda la mesa a la conversación, permití a mis ojos echar un vistazo por toda la cafetería, hasta que vi a alguien que me estaba mirando. Era Lauren. Cuando me vio, frunció el ceño y apartó la mirada.
El sentimiento de dejavú pasó a través de mi cuerpo y era extremadamente difícil de ignorar.
No, por favor no dejes que sea ella...
Tiré de la camiseta de Edward para llamar su atención “¿Tienes alguna clase con Lauren?” preguntó.
Parecía confuso “Sí” entonces entendió “Oh ¿Crees que podría ser ella?”
Asentí ¡Definitivamente es ella!
“Eso explicaría que no quiera que sepa quien es todavía” continuó.
Suspiré y miré hacia abajo. ¿Es a esto a lo que se refería cuando dijo que tenía sus medios? La imagen que pasó a través de mi mente era Edward y Lauren estando juntos, en la misma habitación, solos, por un largo tiempo...cualquier cosa podría ocurrir...pero yo confío en Edward ¿Verdad? Él no haría nada...
De repente, había un pequeño dolor enfermizo debajo de mi estómago.
Cuando las clases acabaron, el dolor no cesó. Me sentía como si me fuera a desplomar y Edward se dio cuenta de ello.
Estábamos de pie fuera del edificio de las habitaciones y se iba a despedir de mí, así podría irse.
Me puso más cerca de él y rodeó mi cintura con sus brazos, apoyando su barbilla encima de mi cabeza “Si es Lauren, necesito saber que tú confías en mí” dijo, entonces se separó de mí para observar mi rostro más de cerca.
Intenté poner una sonrisa en la cara para su beneficio, pero creo que terminé poniendo una mueca y él lo volvió a notar.
Parecía herido “Bella, nunca haría nada que te hiriera. Te a-” paró y me miró a los ojos como si estuviera buscando algo. ¿¡Qué pasa con todos los momentos de dejavú hoy!? Otra vez, fuera lo que fuese, no lo debió encontrar porque suspiró y apartó la mirada.
“¿Qué?” preguntó ¿Qué quería de mí?
Volvió sus ojos hacia mí “Nada, sólo necesitaba que tú supieras que significas mucho para mí”
“Y tú para mí. Es en ella en quién no confío”
“Todo estará bien. Y además, no sabemos incluso si es ella o no”
“¡Tienes razón!” dije, animándome otra vez. Había una pequeña esperanza...
Miré al reloj la centésima vez esa noche. Ahora eran las 9 pm. ¡Había estado fuera al menos por 5 horas! Llevé a cabo un montón de cosas en todo ese espacio de tiempo, cosas que pude hacer con las muletas. Terminé los deberes, hice la cama, limpié la cocina, el salón, todo lo que me mantuviera ocupada, y aún sentía como si hubiera estado fuera todo el día entero.
Suspiré cuando me hundí más profundamente en el largo sofá. Estaba sola, y aburrida. Quizás Alice podía venir aquí, ¡Alice! ¿Por qué no había pensado en ella antes? Pero espera, ¿Qué si está con Jasper? Oh bueno, ambos podían venir. Me sentía como una completa egoísta.
Lentamente me levanté del sofá y cojeé hasta mi bolso para coger mi teléfono móvil. Tan pronto como lo alcancé un pitido sonó. ¿Un mensaje? ¡Quizás es de Edward! Este pensamiento hizo que lo cogiera rápidamente.
Abrí la pantalla y sentí como la sangre abandonaba mi cara. Parpadeé. Quizás estaba alucinando. No, seguía ahí.
No, no, no pudo ser. Lo prometió...
Agarré el teléfono más fuerte en mis manos cuando caminé hasta el sofá, nunca quitando la mirada de la pantalla. Me senté y luché por mirar a través de las lágrimas que estaban nublando mi visión. Todo lo que pasaba por mi mente era Lo prometió. Lo prometió. Lo prometió.
La imagen de la pantalla no era verdad ¿no? ¡Edward supuestamente estaba ayudando a estudiar a Lauren, no liándose con ella en la cama! A quién estaba engañando, nadie tenía el mismo color de pelo bronce. Además, estaba de cara. A menos que tenga un gemelo...
Me limpié las lágrimas que corrían por las mejillas. No iba a llorar más por esto. ¡Tres veces! ¡Tres veces seguidas! ¿¡Qué clase de mala suerte tengo yo!? ¡Quizás es una señal de que me haré monja o algo! ¿No se dice que a la tercera va la vencida? Puedes tratar con esto como las demás veces. Pero este es diferente. Tú lo amas. No amaste a ninguno de los otros.
No lo amaba. No había tal cosa como amor...¿A quién estaba engañando?
Guardé la imagen en el teléfono. No sé por qué lo hice. Quizás disfrutaba hiriéndome a mí misma. ¡Quién sabe! No sé por cuanto tiempo me senté en el sofá, solamente mirando a la imagen. Puede que un par de minutos, pero a mi me parecía una eternidad. Pero cuando me estaba limpiando mis ojos otra vez, el teléfono empezó a sonar. Sólo había una persona que yo quería que fuera, pero sabía muy bien que no era él. La pantalla decía Jessica.
Me llevé el teléfono a la oreja. “¿Hola?” pregunté, gimoteando.
“¡Bella!” su alegre voz sonó a través del teléfono. Muy diferente de la mía.
¡Espera un minuto! ¡Me ha llamado! Quizás puede ayudarme con esto y explicarme por qué colgó la otra noche.
“Ey Jess” mi melancólica voz contestó.
“¿Bella, qué va mal?” su tono era ahora interesado.
Espera, a lo mejor no debería decirle nada todavía. Averiguaría por qué llamó..sin arruinar también su día.
Me aclaré la garganta e intenté controlar mi tono “Nada. Sólo estaba leyendo un libro triste y mi personaje favorito murió, es todo” Sabía que se tragaría la mentira. Siempre me dejaba llevar cuando leía.
“Wow, ¿Aún no lo has superado no? Eso suena muy a ti” respondió.
“Sí, y ¿Qué me cuentas?” pregunté.
“¡No mucho!” respondió. Algo estaba apagado en su tono. Es como si estuviera mintiendo también. ¿Engañando siendo animada? Sí, no quería hablar conmigo.
“Adivina qué, ¡Estoy en Seattle!” dijo.
“¿qué?” pregunté sorprendida ¡No había esperado eso! ¿Qué estaba haciendo aquí?
“¡Sí! Y me estaba preguntando si querías quedar para vernos, ya sabes, ¡Llevamos muco tiempo sin hablar!” ¿por qué sentía como que había una nota de sarcasmo en sus palabras?
“Sería genial” contesté cautelosamente. Algo no iba bien ¿Por qué Jessica estaría en Seattle? Supuestamente tendría que estar en Phoenix en el colegio.“¿No se supone que tienes que estar en el colegio?” pregunté.
“¡Estoy! Mi clase de diseño está de excursión aquí para ver algunos diseñadores y sólo estamos por un día”
Oh. Eso tenía sentido. De repente me sentí mal por dudar de mi amiga. ¿En qué estabas pensando?
Luego me acordé que me había dicho de quedar en algún sitio. Edward probablemente volvería pronto y no tenía ganas de verlo ahora mismo.
“¿Dónde quieres que nos veamos?” le pregunté.
“¿Podrías coger papel y un bolígrafo? Así te puedo dar la dirección.”
Me levanté con las muletas y caminé hasta la bolsa otra vez. Saqué una libretilla y un boli. Corriendo arranqué una hoja nueva y me senté.
“Vale, ya estoy”
Empezó a decirme la dirección del colegio. Luego me dijo el nombre de un cine el cual era una librería; espera; eso me sonaba familiar. Cuando estaba escribiendo la librería, de repente me acordé.
“¡Oh! ¿Quieres quedar en el cine? He estado ahí antes” le dije mientras tiraba la dirección que había escrito al sofá. No la necesitaría.
“Bueno, en ese caso, ¡Te veré pronto mejor amiga!” cantó. No sé porqué, pero la manera en que dijo 'mejor amiga' me molestó. No sonó sincero. Iba a decir adiós cuando me di cuenta de que no tenía coche, y por la pierna, no podría conducir.
“¡Espera Jess!” dije, deseando que no hubiera colgado.
“¿Si?” ¿Era yo o sonaba irritada?
“No puedo conducir ahora, mi pierna está escayolada ¿Quieres venir a recogerme?”
Hubo un silencio por un momento, y estaba empezando a creer que había colgado. Entonces oí un suspiro.
“Claro. ¿Dónde vives?”
Unos pocos minutos después estaba de pie fuera del edificio de los dormitorios esperándola. Todo este tiempo sólo me estaba dando mucho espacio para deambular, y eso exactamente fue lo que hice. Me figuraba que en la única cosa que podía pensar era Edward y todo el tiempo su nombre se revelaba en mi mente y sentía que quería llorar. ¿Cómo pudo hacerme eso a mí? Pude sentir los sollozos amenazando con salir pero entonces algo más cruzó mi mente.
Nunca fui lo suficientemente buena como para con quien empezar. Esta mañana me dije a mí misma que pronto se daría cuenta de su error me dejaría y se iría a sus sesiones de besos con Lauren ¡Tú misma te gafas, Bella! ¡Idiota!
Vi unas luces de un coche viniendo hacia mí y me di cuenta que debía ser Jessica. Gracias a dios. No sé cuánto más podría aguantar estando aquí, amurallada en el misterio.
Paró unos metros por delante mía y cojeé hasta el coche. Me tomó rato entrar en el coche, ya que ella no me ayudó con las muletas ni nada, pero bueno. Tan pronto como estaba colocada y ella empezó a conducir, me giré para mirarla y di un grito ahogado.
¡Estaba muy flaca! Y tenía tintado el pelo en un tono marrón chocolate como el mío. Cuando me escuchó dar el grito ahogado se giró para mirarme y noté que en vez de haber unos ojos azules, ahora eran también de un color marrón chocolate. ¿Lentillas? Nunca llevó gafas…
“Wow Jessica, te ves…um ¡diferente!” ¡Se veía horrible! ¡Como si no hubiera comido en años!
Se volvió a girar hacia la carretera “¿te gusta?” también me giré hacia la carretera. Ni de coña voy a responder a eso.
“Me llevó años encontrar el mejor color marrón para mi pelo” continuó.
“¿Por qué te lo has cambiado?” pregunté curiosa.
Algo parecido a una sonrisa socarrona cruzó su rostro “Estoy intentando sorprender a alguien” contestó en un tono de guardia.
¿¡Por qué sentía que se me olvidaba algo muy importante!?
“Oh. ¿Quién?” pregunté.
“Hablaremos de ello en la librería” respondió.
¿Acaba de decir? “¿Librería? Pensé que íbamos a ver una peli.”
“¿Qué? ¡Eso fue lo que dije!” contestó, parecía nerviosa.
No, no lo dijiste, pero da igual.
Miré fuera de la ventana cuando ella continuó conduciendo; viendo las cosas que pasaban. Eso me recordó mucho cuando Edward me llevó a nuestra primera cita y había estado mirando también fuera de la ventana, intentando averiguar a dónde nos dirigíamos. Edward
Podía sentir como empezaba a estar triste otra vez. Nada de esto es real. Mi novio no me ha engañado. Mi mejor amiga no estaba aquí, y me iba a llevar al cine. Estoy segura que despertaré pronto y averiguaré que todo fue un sueño. O quizás no.
Suspiré y esperé a que las lágrimas viniesen, como habían estado haciendo toda la noche. De repente, no me importó llorar delante de Jessica, pero no vinieron lágrimas. ¿Estaba seca? Sé que había llorado mucho en el dormitorio, ahora sólo me sentía entumecida. Sin vida. ¿Por qué sentía que cuando todo estaba bien bajaba mi guardia a alguien que quería herirme? Ahora volvería al duro y frío caparazón en el que había estado antes de conocerlo a él y a sus amigos. Me pregunto si Alice y los otros lo sabían.
Había aprendido mi lección sobre tíos, todos ellos son iguales.
Me fui del hilo de mis pensamientos cuando sentí que el coche se paraba. Alcé la vista para ver a Jessica que había aparcado enfrente de la librería en vez del cine. Miré al parking del cine y estaba un poco lleno. Quizás no había querido aparcar demasiado lejos.
Salió del coche y comenzó a andar hacia mí. ¿Quizás iba a ayudarme esta vez?
Abrí la puerta y cogí las muletas, ayudándome con ellas para levantarme. Cerró la puerta por mí y me sostuve en uno de mis brazos, entonces me agarró del brazo, empujándome hacia la librería.
“¿Cómo te han ido las cosas?” le pregunté cuando empezó a caminar pasando de la pregunta.
Me levantó la mano para indicarme que me acercara a la tienda.
La seguí de cerca por detrás “Está cerrada” le dije.
“Oh” dijo “Sé cómo te gustan los libros, y te iba a comprar uno” dijo, sonriendo.
“Aww, gracias. La intención es lo cuenta” le dije.
Me giré para dar un paso para alejarme de la librería cuando sentí que alguien cogía mi brazo.
Al principio pensé que era Jess otra vez, pero la mano la sentía más grande y me agarró mucho más fuerte. Miré hacia abajo hacia la mano, y lentamente moví mis ojos hacia su dueño. Mis sospechas se confirmaron.
Sólo cuando iba a abrir la boca y dejar salir un grito, fui empujada hacia dentro de la librería, a la oscuridad.
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