jueves, 15 de octubre de 2009

Capitulo 16. Confío En Tí


Me sentía completa entre sus brazos mientras caminábamos por la reserva.

- Bella- Escuche la voz desesperada de mi padre.

- ¿Hijita, qué te ha pasado?- Era mi madre llorando.

- Brujita pensé que ya habías pasado a mejor vida- Emmett tan optimista para variar.

- Edward ponme en el suelo por favor- le susurré al oído.

- ¿Avergonzada de estar en brazos de tu marido? –Me respondió juguetonamente.

- No es eso, necesito explicárselo a ellos. No va a ser fácil. No me dejes sola.

- Nunca mi amor.

Avanzamos tomados de la mano hacia mi familia.

- Bella, esto ha ido demasiado lejos, hoy mismo regresas con nosotros, te hemos puesto en peligro mortal al permitir que emparentaras con esos locos y retorcidos Cullen. Salvo Carlisle todos los demás están dementes.

- Papá no regresaré a su casa. Me quedo con Edward- dije sin dudar.

- No Bella, es mi última palabra vine a llevarte conmigo ya no quiero que te expongas por ayudarnos. Es injusto. Cuando nos enteramos que te traían a La Push y oí que había una pelea por aquí y que el Tal Marcus Cullen quería arrasar la reserva casi me vuelvo loco, tú estabas en medio de toda esta locura. Y que hay de cierto en que trató de dispararte, lo están diciendo unos trabajadores a la policía.

- Todo eso ya terminó papá, Edward llegó a tiempo para evitar la pelea. Y yo estoy bien.

Trató de tomarme del brazo para acercarme y yo me escondí tras mi esposo.

- Sr. Swan, no es mi intención ser descortés pero no voy a permitir que se lleve a Bella por la fuerza. Queremos ir a nuestra casa a descansar y olvidar lo que ha pasado aquí.

- No quiero oír nada más de ti muchacho, no sé que hayas hecho pero no quiero a mi Bella cerca de ti jamás.

- Pues va a tener que acostumbrarse, ella es mi esposa y no dejaré que se vaya.

- No tienes ningún derecho, Bella sólo se casó contigo porque Carlisle y yo estábamos desesperados y en la ruina. Ella no es tu esposa de verdad, ese matrimonio se puede anular en cualquier momento, de hecho ya presenté los papeles para la anulación.

- ¡Yo no quiero que se anule mi matrimonio papá!- grité con fuerza. –Yo amo a Edward. Nos amamos y no nos vamos a separar- dije con menos fuerza.

- ¿Qué? ¿Estás loca? Bella hija déjame ayudarte ven con nosotros.

Yo salí de la protección de Edward, había enfrentado una turba de maleantes con decisión, a un loco que quería matarme, tenía la suficiente fuerza para enfrentar a mi padre y defender lo que quería.

- No necesito nada papá, espero que entiendas. Yo amo a Edward. Soy feliz con mi casa y mi matrimonio. Lo que pasó hoy fue algo que era inevitable pero de ahora en adelante Marcus no volverá a molestarnos. Te quiero papá, ¿es tan difícil que aceptes que soy feliz?

- Charlie, ellos tiene razón- Era la voz de Carlisle que traía a Esme de la mano. Ella al ver a su hijo corrió a sus brazos. –Edward y Bella se han enamorado, me lo han confesado justo antes de que este problema empezara. Ahora no podemos separarlos ni siquiera empleando la fuerza. Están casados. Por qué no dejamos que ellos se entiendan.

- No es tu hija de la que estás hablando. Claro que se pueden separar, anularemos el matrimonio, ellos no habrán…- dijo Charlie pero lo interrumpí.

- Si hemos dormido juntos papá. Si eso es lo que quieres saber. No permitiré que anules mi matrimonio. Nadie me va a separar de Edward- sentí sus brazos protectores y su cuerpo en mi espalda.

- Eso es mentira, ustedes no pueden haber hecho eso. Te aprovechaste de mi niña- dijo mi padre más molesto aún.

- Ya viejo no hagas dramas, esos dos tórtolos de verdad andan enamorados, no se cómo no te has dado cuenta. Además quien podría aprovecharse de la brujita, ella es más peligrosa que el demonio de Tazmania- dijo mi hermano para suavizar las cosas –Te compadezco Edward- dijo mirando detrás de mi.

- Cállate Emmett- dijo mi padre.

- Charlie tranquilo amor. Déjalos que se entiendan, se ven tan lindos juntos- Era mamá con una gran sonrisa. –Él la salvó, podrá cuidar bien de ella. Ya no te tortures más.

Se hizo un silencio incómodo mientras mi padre pensaba y nos miraba.

- Como quieras hija, es tu decisión. Pero si este sujeto te lastima yo me haré cargo.

- Gracias papá- corrí a abrazarlo soltándome de los amorosos brazos de mi ahora aceptado marido.

- Papá a mi también me gusta una Cullen- dijo Emmett –Es la más linda y hermosa mujer del mundo aunque su papi sea malo, yo la quiero.

- Hablaremos de eso luego, por ahora ya tengo suficiente- dijo Charlie sonriendo.

-Así que después de todo la boda si fue arreglada- era la voz de Tanya.

Me giré a verla, a unos metros estaban Jasper, Rosalie y si madre Didyme. Nos miraban con algo de miedo y vergüenza. Tanya en cambio le sonreía a Edward.

- No me interesa, lo único que importa es que tú estés bien- y corrió a abrazar a Edward que la detuvo y le dio un frío abrazo.

- Gracias Tanya de verdad estoy en deuda contigo- dijo él seriamente.

- Ya encontraré la forma de que me lo pagues primito, tenlo por seguro. Mi tía quiere hablar contigo y ésa- dijo señalándome a mí.

- A mi esposa y a mi también nos gustaría tener algunas palabras con ella- dijo Edward y Tanya corrió a hacia los recién llegados.

- Mamá, papá, gracias por venir y preocuparse, ahora pueden regresar yo estaré bien, solo nos falta arreglar algunos detalles- dije algo fastidiada por los comentarios de Tanya.

- Como gustes hija, vámonos Charlie- dijo mi madre, mi padre asintió y se marcharon tomados de la mano.

- Déjame quedarme por favor- oí rogar a mi hermano.

- Siempre y cuando no babees y mantengas tu bocaza cerrada.

- Claro brujis seré una tumba.

- Pero profanada- me burle y sonreí antes de dar cara a los demás Cullen. De hecho no podía sentir ninguno odio por ellos. Sabía que Didyme había amado a Carlisle y no la podía culpar de eso ya que Edward se parecía mucho a su padre. Y Jasper era muy bueno. Rosalie era para mí un enigma.

Avanzamos hacia ellos.

- Hola Jasper- le sonreí.

- Hola Bella, me alegra que estés bien. Tu también Edward- dijo Jasper avergonzado. Él no tenía porque sentirse así ya que no tenía la culpa de nada.

- Edward, Isabella, lamentamos tanto lo ocurrido. No queremos molestarlos, sólo ofrecerles nuestras disculpas por todo lo que han pasado. Yo debí haberles avisado que Marcus planeaba algo pero siempre le he temido, no quería tener problemas. Fui cobarde. Estoy muy arrepentida- dijo agachando la cabeza. Jasper también se veía apesadumbrado y Rosalie sólo tenía ojos para mi hermano. Tanya sonreía como siempre mirando sólo a Edward.

- Tía no debes sentirte así, sé que ustedes no tienen culpa de nada- dijo mi esposo.

- Edward tiene razón no los culpamos de nada, conozco bien a Jasper y sé que tan buen corazón sólo pudo haberlo heredado de una madre noble- Didyme me miró con ternura.

- Gracias pequeña temí que alguien resultara muerto cuando me enteré de todo anoche. Le avisé a Tanya a tiempo de para que alertara a Edward en Seattle. No sé que será de nosotros ahora legalmente. Marcus pasará quizás un buen tiempo en prisión y a pesar de que estoy de acuerdo con eso me preocupa la situación de mis hijos. El año que viene planeaba enviarlos a Dartmouth y no sé si sea posible ya.

- No te preocupes tía, todo se arreglará bien no se que decida el consejo en lo referente a la herencia pero personalmente abogaré para que no quedes desamparada, es más creo que el año que viene todos iremos a la universidad juntos.

Lo miré espantada, cuando había pensado él eso. ¿Todos? ¿Eso incluía a la resbalosa? Yo había planeado ir con Alice. Claro ahora me encantaría ir con mi glorioso esposo pero los demás sobraban. Bueno Jasper y Alice tal vez quisieran estar juntos, podría tolerarlo. Y el grandulón seguro va a querer cerca a la Barbie. Pero no aceptaré que Tanya esté allí. Eso no tiene discusión.

- Calma preciosa ya lo discutiremos- me dijo Edward al oído, apenas le pude sonreír.

- Ahora si nos disculpan tenemos que volver a casa. Permiso- dijo cortésmente Edward y me guió lejos de ellos.

- Bella tenemos que hablar, ya me estoy desesperando de ver a tanta gente y no poder contarte lo que pasó- me dijo él sonriendo.

- Claro yo también muero por contarte como fui tomada como rehén y me enfrenté a una turba enfurecida, ah y como casi me asesina tu tío loco.

- Vaya y pensé que yo era el único qua había padecido. Vámonos de aquí.

Carlisle y Esme se ofrecieron a llevarnos a nuestra casita ya que el auto plateado se había quedado en Seattle. Me dí una ducha y cambié mis ropas que ya tenían mas de un día conmigo y como siempre nos sentamos en nuestro sofá favorito para conversar.

- Bella tuve tanto miedo- comenzó Edward. –Te vi desde el helicóptero cuando llegamos, estabas en medio de todo y quise lanzarme para protegerte.

- Que bueno que no lo hiciste o habría quedado viuda. Cuéntame tu primero que pasó después de que llegaste a Seattle.

- Después de tu última llamada hablé con Tanya, ella me contó que Didyme había oído a Marcus dando instrucciones para que me detuvieran cuando llegara a Seattle. De alguna manera supo que había estado en Port Ángeles y supuso que ruta iba a tomar. No pude hacer mucho porque mientras conversaba con ella los hombres de Marcus me acorralaron. Fui tonto yendo directamente a la empresa. Pero pude llamar a unos amigos para que me ayudaran. Estuve encerrado por horas ayer hasta que Diego y su pandilla pudieron hallarme en el sótano de la empresa. No me asesinaron sólo porque los convencí de que si pedían un rescate por mi iban a obtener más de lo que Marcus les pagaría en un año. Después llame a los miembros del consejo pero la mayoría había salido de la ciudad para una reunión en California. Marcus tenía todo bien planeado para que no supieran nada. Los pude localizar organizando una videoconferencia y volaron anoche, llegaron antes del amanecer. Yo tenía los helicópteros listos y había avisado a la policía de Seattle. Y llegamos lo más rápido que pudimos. Pensé que podía encontrar la reserva en ruinas pero jamás verte allí en medio de todo, quería que estuvieras a salvo y al margen de todo el problema pero al parecer no puedes mantenerte lejos del peligro. Eres un imán para los problemas.

Sonreí cuando dijo esa ultima frase, se me hacía gracioso, yo no había hecho nada para terminar metida en el problema, es más ni siquiera había considerado ir a La Push, pero las cosas pasaron de una manera curiosa.

- Estuve muy preocupada por ti, te llame muchas veces. Sabía que algo te había pasado. ¿Dices que Diego y su pandilla te rescataron? ¿Diego el que me presentaste en nuestra boda? ¿El que traía saco azul y corbata rosa?

- El mismo y su pandilla, son europeos, cada cual más loco que el otro. Pero cuéntame Bella ¿que hiciste ayer después de llamarme?

- Fui al instituto y por tarde me quedé con Carlisle y Esme pero llegaron Sam y unos chicos de la reserva a buscarte y como no te encontraron me llevaron a mi. Querían un Cullen de rehén.

- ¿Eso hicieron? Pero ¿Cómo pudieron?

- No te enfades, estaban desesperados, habían encontrado a Jake herido en la mañana y no sabían que hacer. Se enteraron de que tu eras el heredero y pensaban que si te llevaban con ellos Marcus no daría la orden de atacar, es más estoy segura de que pensaban que tu presencia allí podría disuadir a los trabajadores.

- ¿Pero te llevaron por la fuerza?

- No, yo solita me ofrecí a ir. Quería saber si Jake no estaba grave aunque no te niego que tenía miedo de estar en medio de todo. Como si mi presencia pudiera detener a Marcus. Él me encontró en la habitación de Jake hoy al amanecer. No se dio cuenta de cuidaba a un herido, ni siquiera lo reconoció.

- Bella prométeme algo. Cuando Marcus me dijo aquello hoy por un segundo le creí. Dudé y eso está mal. Por mi mente pasaron diversas conjeturas, mis celos se activaron antes de hilar cualquier pensamiento. Pensé que tu y Jake, bueno que algo pudo haber pasado.

- Si temí que le creyeras, que desconfiaras.

- A eso me refiero. Prométeme que pase lo que pase no creeremos lo que otros nos digan o quieran hacernos creer. Así las evidencias estén en contra nuestra. Confiaremos el uno en el otro.

- Lo prometo Edward. Confiaré en ti. Siempre- dije levantando mi mano derecha y poniendo la izquierda sobre mi corazón.

- Yo también lo prometo, confiaré en ti pase lo que pase- dijo imitando mi gesto.

Nos miramos fijamente, sus ojos brillaban, sentí que el tiempo no existía, que todo lo ocurrido hoy quedaba atrás, muy lejos de nosotros. Sólo éramos Edward y yo que nos habíamos encontrado en esta vida por alguna extraña razón pero no como si fuera la primera vez que nos veíamos sino como la continuación de algo que habíamos dejado inconcluso, como si reconociera en él todo lo que me hacía falta, todo lo que necesitaba para estar completa. No había miedos, ni vergüenzas, ni dudas, éramos uno, dos personas que formaban una sola alma y nos habíamos vuelto a encontrar otra vez.

Sus ojos brillaban, mi cuerpo temblaba todo parecía ir en cámara lenta nunca dejamos de mirarnos y si alguna vez pensé que esto sería difícil me equivoqué porque el era a quien había esperado siempre. Y ahora éramos uno en cuerpo y alma.
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... ok, chic@s yo se que ustedes son un poquitito adictas a lo acidito (vamos pues al lemmon) pero en esta ocasión no va a haber más que una gran imaginación de su parte (y de la mía) para descubrir esa parte... para eso ya saben, hay otros fics donde el color es rojo intenso, aqui lo dejamos en rosita jejeje...
lo mejor de todo es que por fin son un matrimonio consumado y feliz... vamos, se aman!!!! y eso es lo más importante... corazoncitos en el aire!!!
y asi toda mielosa les digo que se cuiden mucho, que se 'nutran' con unos dulces chocolatitos, suspiren con ternura y...
Nos leemos en un tris!!!


Bellany G.
**Mi adicción a la miel la provocas tú**

ESA NANA

Capítulo 17. La Cita


Abrí los ojos y miré el reloj. 11:00 am. Sentí los ojos abrirse ¿¡Las 11 am!? Oh espera, no tengo clases por la mañana. Di un suspiro de alivio y comencé a sentarme en la cama para levantarme.

“¿Adónde vas?” murmuró en mi oído.

Me asusté al principio, pero luego recordé que él había pasado toda la noche conmigo “Yo… uh”

Mi estómago dejó salir un gruñido “Necesito comer algo”

“¿Te acabas de levantar y ya tienes hambre?” pude oír la diversión en su voz.

“Es casi la hora de comer Edward, y ayer ¡Lo único que comí fue un sandwich de helado derretido de Emmett!”

“Oh” dijo. Quizás no le gustaba eso de recordar lo de ayer.

Me giré para estar cara a cara con él y me sorprendí de verlo ya vestido.

“¡Eh! ¡Has estado despierto durante un rato!” le acusé señalándolo con un dedo “¿Por qué no me despertaste? ¿Qué pasa si sólo me estaba haciendo la dormida?”

Cogió mi dedo acusador y se lo llevó a los labios “Porque disfruté viéndote dormir” contestó. Pude sentir la sangre lentamente subir por mis mejillas cuando seguía mirándome a los ojos. Me perdí en los suyos y cuando mi estómago dejó salir otro gruñido, salté al aire. Que vergüenza...

Oí a Edward reír y mi cara al instante se volvió más roja que antes “¿Te gustaría ir al comedor y comer algo?” preguntó con una sonrisa pícara.

Ignoré su sonrisa e intenté poder cambiar de tema “¿Pordrías llamar a Alice para que venga?” le pregunté “Necesito un poco de ayuda para prepararme”

Asintió en comprensión y cogió su móvil de su bolsillo.

Alice llegó un par de horas después, me ayudó con todas las tareas que no podía hacer sola. Podría ser una friki de las compras, pero era una amiga excelente, la que me amenazó con traerme aquí tan pronto como acabaran las clases y ella pudiera prepararme para mi cita. Se fue unos minutos después y cogí las muletas, así. Edward y yo nos podríamos ir al comedor. Cuando caminábamos hacia allí en silencio, me atrajo más hacia él y no pude estar nerviosa por la cita de aquella noche.

No me había dicho donde íbamos a ir, pero no me sentía nerviosa por eso. Sabía que esta noche es cuando tendríamos tiempo para hablar. Hablar de esas cosas no eran nada cómodas de compartir y no estoy deseosa de ello.

Cuando entramos al comedor, me dejó en una mesa y se fue a por la comida. No mucho tiempo después de que se fuera, la silla de entrente mía fue ocupada. Cuando miré, no era la presona que estaba esperando.

“¿Qué quieres ahora Lauren?” pregunté agotada. Vestía uno de los peores vesitos de animadoras que haya visto. A lo mejor sólo llevaba un sujetador y ropa interior.

Me dio una dulce sonrisa, pero sus ojos aún me enviaban miradas amenazadoras “Isabella, sólo vine a hablar contigo”

“Bien, yo no quiero hablar contigo” la corté.

Parecía impresionada por un momento pero después recuperó la compostura rápidamente “Bueno, hablaré contigo de todas formas. ¿Qué te ha pasado en la pierna?” preguntó.

“Nada que te incumba” le contesté secamente.

Sonrió. “Qué susceptible. ¿Tiene algo que ver con que nos encontraras a tu novio y a mí, verdad?”

“Ex-novio. Y estás equivocada, no tiene nada que ver con él” mentí. Ni de coña voy a dejar que sepa que ha influido tanto en mí, pero siempre fui una mala mentirosa...

Vio la verdad en mi mentira “Vale, sea lo que sea, quizás ahora te mantengas lejos de Edward” dijo triunfante.

Sonreí “Ya sabes. eso lo veo difícil porque vivimos juntos, y ahora por ti, estamos saliendo” añadí. No es una gran mentira, teníamos una cita...

Su mandíbula se abrió y se quedó ahí de pie echando humo. “¿¡Por mí!?”

Esto va a ser mejor de lo que pensé “¡Sí! Me lo pusiste más fácil para cortar con Jayden y ahora estamos juntos. Edward y yo”

¡Parecía realmente furiosa! Las cosas no han pasado exactamente como ella quería, pero jamás dejaría a Edward por ella.

“No podrás estar con él por mucho tiempo” dijo después de un rato.“Tengo mis medios” añadió sonriendo, entonces se dio la vuelta y se fue.

Sus medios, adiviné que sería la seducción. Al instante me preocupé ¿Volvería Edward con ella como solía hacerlo? ¿Por qué no habría pensado en eso antes? ¿No es un poco imposible que haya cambiado tan rápido como lo hizo? El hilo de mis pensamientos se vio cortado otra vez por el ruido de la silla al separarse. Alcé la mirada y esta vez sí que era quien anhelaba, Edward.

Puso la comida enfrente mía y comencé a comer, pero también fui consciente de que miraba cada movimiento que hacía.

“¿Qué pasa?” preguntó.

Alcé la mirada “Nada, ¿Por qué?” pregunté.

“Estuviste frunciendo el ceño hace segundos”

“Oh, sólo fue porque Lauren decidió hacerme una visita mientras tu ibas por la comida”

“¿Qué quería?” preguntó curioso. ¿Curiosidad? Estaba esperando que se enfadara...

“Sólo que me alejara de ti. Y dijo que te haría volver con ella” me acerqué para ver más de cerca su reacción. Su mandíbula se tensó y sus manos se cerraron en puños, con tensión también. Ahí está el enfado.

“¿Y vas a alejarte de mí?” preguntó.

“No” respondí, sonriendo.

“Bien” dijo devolviéndome la sonrisa “Y yo no voy a volver ni con ella, ni con ninguna de sus amigas”

Tan pronto como dejamos de hablar del tema, comimos en silencio. Mejor dicho, él comía mientras yo deboraba la comida y la tragaba ¡Estaba hambrienta!

Cuando me llevé otro trozo de comida a la boca, él cogió el tenedor y me lo quitó de la mano.

“¡Eh!” dije, intentando alcanzar mi tenedor, pero consiguió dejarlo fuera de mi alcance.

“Bella, quieres dejar espacio para la cena de esta noche. Donde vamos a ir, hay gran cantidad de comida que te encantaría comer”

Me crucé de brazos “¿A dónde vamos a ir?” pregunté.

“No te lo voy a decir, pero lo averiguarás...” miró su reloj “en 3 horas. Vamos tenemos que ir a clase” dijo mientras recogía las bandejas.

Agarré las muletas y caminé detrás de él, pero no sin captar la mirada de Lauren fija en mí, la cual estaba de pie con sus amigas unos metros más allá. La preocupación que había sentido antes, rápidamente volvió, pero tan pronto como Edward y yo caminábamos hacia la clase de Música, rápidamente desapareció.

Luché por arrastrar conmigo a Edward hasta un piano, pero, con las muletas era un poco difícil. Aunque él captó mis intenciones y me siguió hasta uno. Nos sentamos juntos y le pedí que tocara algo para mí.

Empezó a tocar y me percaté de algo en su pieza. Comparado con todo lo que había escuchado de él antes, esta era feliz. Lo miré sonriendo “Edward, es preciosa. Y no es triste ¿Por qué este cambio?”

Me devolvió la sonrisa “Porque estoy feliz”

Me sonrojé y cambié de tema, hacia nuestra pieza, con la cual estuvimos toda la clase trabajando.

Cuando nos acercábamos al edificio de las habitaciones, pude ver a Alice de pie enfrente saltando arriba y abajo emocionada cuando nos vio volver. Rose que estaba a su lado, me lanzó una mirada comprensiva.

Tan pronto como entramos en la habitación, me separé de Edward y entré al dormitorio.

Alice había traído un vestido corto, negro sin tirantes Valentino, y porque tenía la escayola, me permitió llevar unos tacones que no fueran muy altos. Tan rápido cuando tuve toda la ropa puesta, que llevó un rato, fui llevada al cuarto de baño, así Edward podría cambiarse. Ahora es cuando comienza realmente la tortura.

“No veo por qué me tienes que depilar las cejas. Creo que ya están perfectamente bien” me quejé.

“No tiene sentido Bella. Estaban bien antes, pero después de esto, ¡Estarán perfectas!”

Suspiré y sostuve la respiración cuando empezaron los tirones.

“Vale Bella” dijo Rosalie “Ya puedes verte”

Me ayudaron a levantarme y me giré para estar de frente al espejo. Pude sentir mi mandíbula caer mientras Alice sonreía a mi lado. Parecía... ¡Distinta! No habían puesto demasiado maquillaje pero se veía. Y mis cejas bueno, ¡Se veían geniales!

“Wow” respiré “¡Muchas gracias chicas!”

“¡No hay problema! hemos disfrutado haciendo esto” dijo Alice. ¿Más que comprando todas las cosas que necesitaba..?

Agarré las muletas y las seguí hasta fuera del baño y entré al salón donde Edward estaba viendo la tele.

Tan pronto como me vio, se levantó y caminó hasta estar frente a mí. Sus ojos viajaban de arriba a abajo por mi cuerpo y me sonrojé como una loca mientras Alice y Rosalie sonreían a mi lado.

“Wow Bella, te ves... uh” sonreí cuando luchó por encontrar palabras “¡Te ves impresionante!”

Miré su conjunto, el cual consistía en un par de vaqueros oscuros y una ajustada camiseta gris con cuello en V que permitía ver sus músculos. “Tú tampoco te ves demasiado mal” contesté. ¿Demasiado mal? ¡Estaba buenísimo!

Sonrió y me cogió un brazo por alrededor del hombro para ayudarme a salir

Me ayudó a entrar en el asiento del copiloto de su coche y vi cuando recorrió su camino hasta llegar a su sitio. Tan pronto como salimos del parking, me encontré a mí misma emocionada por la cita.

“¿A dónde vamos?” pregunté, deseando que hubiera olvidado eso de rechazar decírmelo.

“Buen intento, pero tendrás que esperar y verlo” dijo, sonriéndome.

Fruncí el ceño y me giré para mirar por la ventana, deseando tener una pista de la dirección en que íbamos. Pero no había visto nada de la ciudad excepto el centro comercial por lo que no era de mucha ayuda.

Estuvimos conduciendo sobre 15 minutos antes de que me diera cuenta de que no estábamos muy lejos de la ciudad. Unos pocos minutos después, aparcamos en el parking de un gran lujoso establecimiento. Alcé la mirada para ver el nombre 'The Herbfarm'. El reconocer el nombre me golpeó.

“¡Dios santo Edward! No podemos comer ahí. ¿¡Sabes lo caro que es!?” ¡Este restaurante había estado en la gran lista de los mejores y lujosos restarurantes de todo Estados Unidos! Era difícil entra ahí, y el coste por persona...

Edward solo sonrió cuando salió del coche y vino a ayudarme a salir también.

“Mi familia y yo venimos aquí muy a menudo. Es un sitio muy relajador y el coste no es verdaderamente un problema” explicó cuando me conducía dentro del lujoso edificio.

Cuando caminamos dentro, mi mandíbula se abrió, estaba soñando. Todo era precioso. Había un escenario donde un hombre estaba tocando la guitarra. ¿Quién sabía que pudiera haber un sitio como este tan cerca de Seattle?

Tan pronto como Edward confirmó nuestra reserva fuimos conducidos hacia una mesa aislada, nos sentamos y nos dijo nuestro camarero que estaría con nosotros en breve. Mi boca aún estaba abierta y continué mirando el escenario de mi alrededor.

“Quizás querrías cerrar la boca Bella, no queremos que ninguna mosca ande volando por ahí”

Le devolví la mirada para verlo sonriéndome “Este sitio es demasiado bonito Edward”

Iba a contestar cuando fuimos interrumpidos por alguien que se estaba aclarando la garganta hacia nosotros. Levanté la mirada para ver a un rubio con ojos azules de mi edad sosteniendo una libretilla y mirándome. Era mono, pero el modo en que estaba mirando mis pechos era un poco espeluznante.

“Hola, mi nombre es Mike y seré vuestro camarero hoy. ¿Que le gustaría tomar de beber?” dijo mirandome los pechos..

Me aclaré la garganta y rápidamente subió su mirada hasta llegar a mis ojos “A NOSOTROS” comencé, volviendo mis ojos hacia Edward que parecía muy infeliz “nos gustaría... ¿Qué nos gustaría Edward?” no había tenido tiempo de mirar el menu todavía.

Mike desvió la mirada hacia Edward con desgano y cogió su lápiz. “Querríamos una botella de su mejor vino” respondió, enviando dagas a los ojos de Mike. ¿Estaba celoso?

Mike asintió y se fue. Edward se giró hacia mí y sonrió como a modo de disculpa “Siento lo que ha pasado Bella. ¿quieres que pida un nuevo camarero?”

“No, está todo bien”

Frunció el ceño y cogió su menú.

“Uh ¿Edward? Ya sabes, no tengo la suficiente edad para beber”

“Ni yo tampoco, pero ellos no lo saben” susurró.

“Vale” dije cuando el volvió su mirada hacia su menú.

“¿Qué te gustaría comer?” preguntó.

Miré a mi carta y mis ojos se abrieron. ¡La comida era carísima!

“Yo uh...bien” dudé “Tomaré lo que sea que tu pidas”

Me sonrió “Estarás contenta de no haberte comido toda la comida hoy en el almuerzo. Esto es mucho mejor”

Escuché mi estómago soltar un gruñido demasiado apreciativo y miré hacia abajo, ruborizada.

Nuestro camarero, Mike, caminó hacia nuestra mesa con una botella de un carísimo vino y lo sirvió. Cuando terminó de hacerlo, volvió a coger su libreta otra vez y se giró hacia mí sonriéndome.

“¿Ha decidido que va a comer?” preguntó mirandome los pechos otra vez. Escuché un leve gruñido proveniente de Edward y lo miré. Estaba enfadado. ¿¡Había gruñido!?

Mike pareció sorprendido y miró a Edward “Querríamos el (inserte carne aquí)” dijo en una voz tensa.

Mike rápidamente lo apuntó y se fue corriendo. Me giré hacia Edward, el cual se encontraba con su dedo pulgar e índice en el puente de su nariz.

“¿Estás bien?” pregunté.

“¡Ese tío babea cada vez que te ve! Y no es precisamente a tu cara lo que mira. ¿No te molesta?”

Sentí como una sonrisa iluminaba mi rostro.

“¿Por qué estás sonriendo?” preguntó, frustrado.

“Estás celoso” dije.

Se apartó de su nariz y me miró “¡No lo estoy!”

“Si que lo estás. ¡Admítelo!”

“¡No estoy celoso de ese pervertido! Sólo me preocupo por tu seguridad” Si...nuestro camarero va a atacarme en medio de nuestra comida en un restaurante lleno de gente. Muy prudente...

“No sé por qué lo niegas” dije “Creo que tus celos son sexies”

Puso los ojos en blanco y se levantó de su silla. Huelo un cambio de tema...“Ahora es el momento para hablar del propósito de esta cita” dijo.

Lo sabía “¿Cuál es?” inquirí.

“Conocernos mejor”

“Vale. ¡Juguemos a las 20 preguntas!” dije emocionada “Tú primero”

Parecía pensativo por un momento cuando decidía una pregunta y yo me preparé a mí misma para la más difícil.

“¿Cuál es tu color favorito?” preguntó. ¿Se tiró todo ese tiempo para venirme con esto?

“Hasta recientemente, te diría el azul”

“¿Cuál es ahora?” preguntó.

“Verde” respondí rápidamente. Entonces dándome cuenta de por qué lo había dicho, me ruboricé ligeramente y bajé la mirada.

“¿Por qué?” preguntó, percatándose de mi sonrojo. Porque es el color de tus ojos, pero ¡No te voy a decir eso!

“Estás preguntando demasiadas preguntas, es mi turno ahora.”

“Bien” respondió, pero sabía que no la dejaría pasar.

“¿Cuál es tu color favorito?” pregunté.

“Podría decir que es el marrón” respondió. Es extraño...El marrón es demasiado aburrido.

“¿Por qué?” pregunté.

“Porque es cálido, suave, precioso y es marrón.”

Esa era la más inesperada respuesta...

“¡Mi turno!” dijo emocionado otra vez “¿Por qué ahora tu color favorito es el verde?”

Gemí. Sabía que lo haría. “¡Y no me mientas!” añadió.

“Porque es el color de tus ojos” dije muy suavemente. Alcé la mirada y estaba, ¡Sonriendo!

“¿Sabes por qué elegí el color marrón?” preguntó.

“¿Porque es cálido, suave, y hermoso?” pregunté, confusa.

“Sí, y porque es el color de TUS ojos”

Le devolví la sonrisa y no me pude sentir ruborizada nunca más.

Nuestra comida la trajeron pronto a la mesa cuando nosotros comimos y continuamos preguntándonos preguntas simples. Sin embargo, cuando íbamos por nuestro quinto plato de nuestra carne, empezaron a volverse más personales.

“¿Por qué saliste con Jacob?” preguntó.

Fruncí el ceño. No quería responder a eso realmente, pero él había respondido a todo lo que yo le había preguntado.

“Fuimos los mejores amigos y raramente hacíamos algo separados. Pero, cuando él me confesó que tenía sentimientos por mí, no sabía qué hacer. No estaba segura de si sentía igual. Mi padre me dijo que le diera una oportunidad y quizás podría ganar los mismos sentimientos por él. Además, no quería perderlo porque lo rechazara… Nunca podía saber que me engañaría o que se convertiría en un acosador…”

“Oh. ¿Por qué te engañó?” ¡No le voy a decir que le frustré al rechazar tener sexo con él!

Pude sentir el color lentamente dándose paso por mis mejillas cuando pensé en contestar eso, y se dio cuenta de ello. “Es más de una pregunta” dije.

“Vale” contestó. Sabía cuál sería su siguiente pregunta y tenía que encontrar la manera de cambiar de tema y ¡Rápido!

“¿Con cuantas chicas has tenido sexo?” pregunté. No estaba segura de querer saberlo, pero si eso hacía avergonzarlo lo suficiente como para que se olvidara de su pregunta…

Me miró con una expresión de shock y me no pude evitar devolverle la frase que había dicho antes “¡Y no me mientas!” Probablemente no la contestará.

“0” respondió.

Me quedé incrédula “Venga vale. En serio Edward, no te voy a odiar porque me digas la verdad”

Levantó la mirada para mirarme con una expresión de sorpresa. “¿No me crees?”

“No” ¿Esperaba que lo hiciera? “Edward, estabas con diferentes tías cuando te conocí por primera vez, no puedes esperar que me crea eso”

Una expresión triste se apoderó de su rostro “No te estoy mintiendo. Podría haber tenido muchas mujeres pero nunca he llegado tan lejos con ninguna ¿Por qué crees que Lauren no me deja en paz?”

¿¡Edward era virgen!?

Realmente parecía que decía la verdad, y podía sentir el shock registrado en mi cara.

“Mi turno otra vez” dijo calladamente “Ahora volvamos a mi anterior pregunta ¿Por qué te engañó Jacob?” Bien esto no era como yo lo había planeado…

“Porque no tuve sexo con él” respondí muy bajito.

“¿Por qué no tuviste sexo con él?”

“Porque aún no me gustaba de esa forma”

“¿Tendrías sexo conmigo?” preguntó.

Iba a contestar cuando me percaté de lo que había dicho.

“¡Eh!” dije cuando empezó a reírse de mí “No tiene gracia”

“Sólo estaba bromeando” dijo, poniendo sus manos defensivamente frente a su pecho.

Cuando continuamos soltando más preguntas, no podía dejar de preguntarme sobre esa precisamente. ¿Tendría sexo con él?

En nuestro séptimo plato estaba demasiado llena para seguir comiendo “Edward, no puedo comer más” me quejé, mientras agarraba mi estómago.

Rió “¿No eres feliz de haber dejado de comer este mediodía? Pediré la cuenta” Señaló al camarero, el cual había dejado de mirarme esa noche, para que viniera y le pidió la cuenta. Cuando la sacó del bolsillo cogí mi bolso y comencé a buscar mi cartera.

“¿Qué crees que estás haciendo?” preguntó Edward.

“Ayudarte a pagar la cuenta” respondí, sacando un par de billetes fuera del bolso.

“No, no lo vas a hacer. Yo te invité aquí, solo tiene sentido que yo pague.”

Le fruncí el ceño y devolví mi dinero al bolso, sabiendo por su expresión que no retiraría el suyo. Intenté ver cuánto había costado todo pero hizo un gran trabajo escondiéndolo detrás de su brazo.

Tan pronto como la cuenta fue pagada, se levantó y me ayudó a ir hasta el coche. Había tenido la mejor cena de toda mi vida. Cuando entramos al coche, miré al reloj y vi que eran las 7 pm.

“¿Vamos a volver ya?” pregunté.

“No hagas preguntas Bella, sólo relájate y ya lo verás”

No vamos a volver todavía.

Condujo unos 30 minutos más y aparcó en un lugar que se parecía a un parque. Cuando me ayudó a salir del coche, miré a mi alrededor y estaba impresionada con el paisaje.

“¿Dónde estamos?” pregunté.

“Estamos cerca de la Isla de Bainbridge” contestó con una sonrisa. “Vamos, tenemos que darnos prisa o nos lo perderemos”

“¿Perder el qué?” pregunté cuando andaba lo más rápido que las muletas me permitían ir.

“Ya lo verás” respondió. Di un suspiro exasperado ¡Todas estas sorpresas me van a matar!

Un par de minutos después estábamos andando hacia lo que eran bancos orientados hacia el mar. Pero eso no lo captó mi ojo. El sol se estaba poniendo y las sombras que dejaba en el agua eran hermosas.

Edward me guió hasta uno de los bancos y nos sentamos para observar el atardecer en silencio.

“Esto es la cosa más hermosa que haya visto nunca” dije cuando ya desapareció de la vista. Me giré para verlo cuando me di cuenta que él no había hablado para encontrármelo mirándome.

“Yo puedo pensar en algo más bonito” susurró cuando lentamente acercó su rostro al mío.

“¿Si? ¿El qué?”

“Tú”

Me sonrojé furiosamente por sus palabras pero me distraje cuando sus labios se posaron sobre los míos.

Este beso fue muy diferente al de ayer. Quizás porque ya sabíamos lo que sentíamos el uno por el otro o quizás porque no había nadie para interrumpirnos. Pudimos estar ahí toda la noche si los dormitorios no estuvieran disponibles.

“Bella, ¿Cuáles son tus sentimientos por mí?” Preguntó cuando caminábamos hacia el coche en la oscuridad.

No sabía qué responder pero sería lo más honesta que pude.

“Um… definitivamente me gustas más que un amigo” bromeé.

“Me gusta eso”

“Pero no estoy segura de cómo me siento exactamente. Sé que siento algo muy fuerte por ti pero parece demasiado pronto para sentirse así. Da un poco de miedo para decirte la verdad” respondí calladamente “¿qué hay de ti?” pregunté.

“Ídem. Desearía que eso explicara mis actos en el centro comercial ayer. Te había estado esperando mucho y luego pensar que ibas a volver con él, tienes que entender como me sentí”

Quería decirle que yo no era nada por lo que tener que esperar. No había nada especial en mí, pero no sería yo quien estropeara la maravillosa noche. Quizás luego.

Me ayudó a entrar en el coche y empezamos a dirigirnos al campus.

“¿Te gustaría ser ahora mi novia oficial Bella?” preguntó mirando a través del cristal.

Pude sentir una enorme sonrisa extendiéndose por mi rostro “Me encantaría serlo”

Se giró para sonreírme “Gracias”

“Mira a la carretera” le recordé y puso los ojos en blanco cuando se volvió hacia delante.

“Puedes dormir si quieres” dijo mientras me atraía más a él “Hay una hora de camino”

“Vale” dije echando mi cabeza contra su pecho “Gracias por la magnífica cita”

“Es un placer”

Alcancé la radio y le subí el volumen. ‘With you’ (Contigo) de Chris Brown estaba sonando. Qué perfecto.

Ahora había tenido la mejor cita de toda mi vida, pensé, cuando rodeaba con los brazos la cintura de Edward.

Pero todas las cosas buenas tienen un final. Fue entonces cuando escuché a Edward soltar un hilo de blasfemias bajo su respiración y alcé la vista para ver qué iba mal. No me sorprendí.

Demasiado para la cita perfecta…

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ups!!!... y ahora, despues de una velada tan especial y de 'oficializar' su noviazgo (dale que eso de ser "la novia oficial" me fastidio un poquito, y no se por que O.o) que podría ir mal??!... suspiradoras, teorías a la vista!! jejeje...
en fin, cuidense mucho y saboreen un rico (pero asi, delicioso) chocolatito de mi parte para que no me muerda por dejar el cap asi (las quiero!!!), suspiren tranquilamente y...
Nos leemos en un tris!!!


Bellany G.
**Solo a tu lado me siento segura y feliz**

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