Capítulo 4. Perdón
Edward POV
Corrí hacia la puerta principal de la casa de Bella, para encontrarme a Carlisle y a Alice con el ceño fruncido por la preocupación.
-Carlisle, Alice gracias por venir tan pronto- dije en cuanto abrí la puerta
- Que sucede Edward, que haces aquí?—pregunto Carlisle con preocupación.
--Te lo explicare todo en un momento Carlisle, necesito que revises a Isabella para saber si está bien.
--Hermanito, te veo muy angustiado que te ha pasado?—pregunto Alice
-- Lo comprenderás dentro de poco Alice. —dije en una voz monótona. —Por favor, acompáñenme.
Subí las escaleras con Alice y Carlisle pisando mis talones. Me volteé para encararlos antes de entrar a la habitación de Bella. – Traten de no despertarla, les explicare todo después—abrí la puerta y les indique que pasaran.
Carlisle se acerco a la muchacha y contuvo el aliento cuando levanto sus cobijas, se volteo y me miro confundido.
-Edward…. —empezó a decir pero yo lo corte.
—Revísala primero, Carlisle luego te lo explico.
El entrenamiento medico de mi padre no se hizo esperar, yo me quede recostado contra la pared más lejana, Alice pasaba su mirada de mi rosto a la chica y de la chica a mi rostro. Cuando termino de revisar sus heridas con mucho cuidado tratando de no despertarla como se lo había pedido y me dijo—hay que desinfectar los raspones de sus brazos, piernas y manos para que no se infecten, tiene moretones en las costillas, las muñecas, el cuello y los muslos, para que no le duelan tantos los raspones y los moretones podemos darle algunos analgésicos, me inclino a pensar que fue violentada y era virgen por la sangre en sus muslos, pero no te puedo asegurar nada sin una inspección ginecológica—cuando mi padre termino de decir esas palabras me lleve las manos a la cabeza, deseando poder arrancármela; me deje caer en el suelo, yo era un monstruo, era un hombre deplorable, era un canalla, no hay palabras para expresar el odio que sentía por mi.
-Es mi culpa, Carlisle, yo le hice eso—dije sollozando como si fuera un niño pequeño.
-Edward, que hiciste?—saltaron al mismo tiempo Alice y Carlisle
-Yo estaba muy tomado, no sabía, no me reconocía a mi mismo, soy un ruin, un asqueroso—les dije, no pudiendo contener las lagrimas por mi crimen.
-Tomado? Tu no bebes Edward, cuéntanos lo que paso desde el inicio—sugirió Alice en un susurro.
-Encontré a Tanya, con otro hombre en mi cama, me grito cosas horribles, me humillo, se burlo de mi y se fue con él; yo maneje sin rumbo fijo, necesitaba escapar de la realidad, compre licor y me senté en la playa a ahogar mis penas, Isabella me encontró allí, creo que trato de ayudarme y yo… no supe lo que hacia, no me di cuenta de mis actos hasta que fue demasiado tarde, soy un asqueroso cobarde, yo...-no podía continuar estaba asqueado de mi mismo, aunque tenía la cabeza entre las piernas podía sentir sus miradas.
De pronto sentí un pequeño brazo sobre mis hombros. Después de saber lo que yo había hecho Alice estaba allí para apoyarme.
-Cálmate Edward, primero atendamos a Isabella, luego cuando despierte, hablaran de lo sucedido.—mientras Alice decía esto, Carlisle estaba serio, sabía que había defraudado a mi padre. El siempre ha sido un caballero en todo el sentido de la palabra.
-Carlisle, yo…--empecé a decir pero él me corto.
-Estoy muy sorprendido Edward, pensé que te educamos mejor tu madre y yo, solo espero que sepas afrontar las consecuencias de tus actos e intentes redimirte.—dicho esto acerco una silla a la cama de Isabella y tomo su maletín negro.
Alice que me acariciaba el cabello dijo—Bajemos a preparar un poco de café--, el sol empezaba a asomarse y Carlisle se disponía a limpiar los raspones a Bella. Salimos del cuarto en silencio. Llegamos a la cocina y Alice preparo café.
-No te juzgo, Edward—dijo mi hermana menor, acercándome una taza de café—Se que nunca hubieras hecho algo así consiente, me imagino que lo de Tanya tuvo que ser horrible, para que terminaras en ese estado, creo que tienes suficiente entre manos como para que yo me ponga en tu contra. Sobre Tanya, no te dijimos nada, pero imaginamos que algo así podría pasar. Ella solo le interesaba tu dinero, pero estabas tan ciego que no veías la realidad.
-Si, Alice supongo que estaba ciego y ayer abrí los ojos, tenía mis sospechas ella siempre hacia algún comentario hiriente o se burlaba de los demás, pero nunca le di importancia, como podía ser tan seductora sin tener experiencia soy un completo imbecil. Oh!! Alice fui un idiota y me he convertido en un monstruo—dije enterrando mi rostro en mis brazos y una nueva ola de sollozos se escapo de mis labios.
-No eres un monstruo, Edward, eres un hombre, cometiste un error un grave error. Ahora dime que planeas hacer?
-No lo sé aun, Alice, primero hablare con Isabella, tengo que hacer cualquier cosa para compensarla la vida no me alcanzara para arrepentirme.—le dije sin levantar mi rostro.
-Bueno, hermanito, entonces habla con ella, vamos a llevarle a Carlisle, una taza de café.
Subimos otra vez las escaleras y entramos en silencio a la habitación de Bella.
-Alice—dijo Carlisle—por qué no ayudas a Bella a cambiarse.—hasta que el no dijo eso, no me percate que ya Bella se había despertado.—Edward y yo esperaremos afuera Bella, luego volveré a darte unas indicaciones.—dicho esto se levanto y camino hacia donde yo estaba y me indico que saliera; mi mirada y la Bella se encontraron por unos segundos antes que saliera por la puerta.
Salí y Carlisle cerró la puerta tras nosotros, caminamos en silencio hasta la cocina, nos sentamos uno frente al otro en silencio hasta que Carlisle hablo.
-No te negare que estoy decepcionado, Edward, pero no te recriminare nada veo que tu mismo te estas haciendo vivir un infierno ahora, pero se que harás lo correcto y enmendaras tu error.
-Carlisle, que te dijo ella?—pregunte con la mirada fija en la mesa entre nosotros. Carlisle soltó una pequeña risa, lo que hizo que lo mirara.
-En verdad es un chica muy dulce, Edward, se despertó mientras le limpiaba las heridas, debían escocerle, le explique que yo era tu padre y que me habías pedido que la examinara, antes de dejarme terminar de limpiar la herida de su brazo, me pregunto que como estabas tú—él se quedo pensativo y yo estaba casi en shock, sacudió su cabeza y siguió hablando—me dijo que no te culpaba de nada, que sabía que no eras consciente de lo que hacías.—no podía creer lo que mi padre decía, como podía ella no estar enojada conmigo después de lo que le había hecho, como podía ser ella tan compasiva. Yo tenia que resolver las cosas, se lo debía a Bella. Nos quedamos largo rato en silencio.
Escuche a Alice bajando las escaleras fue directo a la despensa y saco una bolsita de té, se dispuso a prepararla sin decir una palabra. Cuando termino, se acerco a mí y la tendió.
-Llévasela a Bella, ella quiere hablar contigo, es una chica muy dulce Edward, está preocupada por ti-dijo Alice moviendo la cabeza y mirando a Carlisle, aun incrédula por sus propias palabras.
Yo solo asentí, tome la taza y me dispuse a subir a su habitación, tantos pensamientos incoherentes y sin sentido pasaron por mi mente. ¿Qué le diría? ¿Qué me diría? ¿Cómo la podría compensar? ¿Qué sería lo correcto por hacer? Inhale profundamente antes de tocar su puerta.
-Pase, esta abierta—fue la respuesta que recibí.
Ella estaba sentada en su cama recostada sobre la cabecera, su cuarto era nítido y muy ordenado, junto a la ventana que daba a la playa había un pequeño escritorio con una portátil, la cama parecía sacada de un cuento de princesas, tenia pilares y de estos caían vaporosas nubes de tull. Su cabello estaba peinado y traía una bata sobre su camisón, su piel era perfecta blanca pero con un toque de crema, sus labios eran rosados y el de arriba estaba un poco fuera de balance con el de abajo, parecía un ángel, mi estomago se agito con cada paso que me acercaba a ella, ella seguía contemplando la vista a través de su ventana. Me senté en la silla junto a su cama y ella se volteo a mirarme, su rostro era sereno, en sus ojos no había odio, solo dolor y algo que parecía preocupación.
-¿Cómo se encuentra dr. Cullen? – fue lo que dijo, no podía creer que a ella le preocupara mi estado, después de lo que había pasado la noche anterior. Me quede mudo, no sabia que responder, como le podría importar lo que me pasaba después de lo que le hice.
-Parece que no se encuentra bien—dijo con un asomo de sonrisa en sus labios, pero la alegría no le llego a los ojos—no se preocupe Dr. Cullen estoy bien.
-Srta. Swan yo… le debo una disculpa, no sin duda le debo mucho más que una disculpa, pero créame que no, quería, no se que me paso, en verdad lo lamento tanto, mi conducta fue inexcusable, no objetare si quiere presentar cargos en mi contra—dije al tiempo que agachaba la cabeza y sostenía con fuerza la taza de te entre mis manos.
-No presentare cargos en su contra Dr. Cullen, se que sucedió no hubiera pasado nunca si usted hubiera en posesión de sus cinco sentidos, yo no le guardo rencor—dijo esto mirando nuevamente por la ventana y soltando un suspiro.
Mi mente no podía dar crédito a lo que estaba escuchado, ella era en verdad la chica más dulce que había conocido, tenia un alma noble, pero yo tenia que compensarla de algún modo, tenia que hacer lo correcto, tenia que reparar mi falta.
-Por favor Srta. Swan, llámeme Edward, lo que sucedió ayer fue culpa mía y yo debo reparar mi falta de algún modo, he mancillado su honor, he robado su virtud, yo.. yo…--fui interrumpido por una musical risa, al escuchar ese sonido mi pecho se lleno de una calidez que nunca antes experimente.
-Dr. Cullen—enarque una ceja, así que rectifico—bueno digo Edward—volvió a reír, - estas hablando como si viviéramos en el siglo pasado—torcí mi labio en un intento de sonrisa y vi que ella se sonrojaba.
-Quiero decir, no me debe nada, pretendamos que nunca sucedió nada—dijo tiñendo de escarlata su rostro, era tan dulce, pero yo no podría pretender que no había pasado nada, yo sabia que ella quería pasar el resto de sus días con la persona que la hiciera mujer, asi como su amiga Ángela, allí fue cuando decidí proponérselo.
-Stra. Swan, puedo llamarla Isabella?
-Prefiero Bella, mi nombre completo no me gusta mucho—dijo y sus mejillas se sonrosaron levemente.
-Bella, veras, se que te sonara a una locura, pero en verdad quiero reparar mi falta, se que no nos conocemos bien, pero me sentiría muy mal si no tratara de hacer lo correcto, así fue como mis padres me criaron, vera, como tu ya sabes el Edward, que conociste anoche no era yo—dije agachando la cabeza ante el recuerdo.—yo nunca pensé en tener relaciones con una mujer antes de casarme con ella—note que el rubor se extendía por todo su rostro, por Dios en verdad parece un ángel, como no me di cuenta antes.
- Por eso Bella, te suplico que me dejes hacerte mi esposa, pasare cada uno de los días que me quedan, tratando de compensarte por lo que te he hecho, no descansare hasta que conozcas mi verdadero yo.—ella me miro, con los ojos abiertos como platos, su rostro parecía querer arder en llamas por lo rojo que estaba, me perdí en la profundidad de esos ojos chocolates, eran como un agujero negro que me empujaban hacia ella, quería sostener su mano, me di cuenta que ella había dejado de respirar.
-Bella, respira—le dije torciendo una pequeña sonrisa.
-Pero tu estas comprometido con Tanya—dijo en un susurro que me confundió había dolor detrás de sus palabras o me lo estaba imaginando.
-No hablemos de Tanya, ahora Bella, entre ella y yo ya no hay nada todo se acabo ayer, en este momento estamos hablando de ti y de mí—No quería recordar la traición de Tanya, pero al decir las ultimas palabras me sentía como un adolescente pidiéndole salir a la capitana de las porristas, me quede esperando a que Bella dijera algo.
Ella se quedo mirando mis ojos largo rato, sin responder a mis palabras. Mi estomago se retorcía con cada tormentoso segundo que pasaba mientras ella continuaba callada. Yo seguía perdido en sus ojos, su rostro, sus mejillas, sus labios; tenia sentimientos encontrados, no tenia control de mis emociones.
-Creo que casarnos, no es la mejor idea, Edward—dijo esbozando una sonrisa triste y volteando la cara para mirar por la ventana.
-Por que no?-Le pregunte teniendo el atrevimiento de tomarle la mano, su piel era suave, calida y sus manos tan pequeñas, que parecían que un suspiro mió podría romperla. Ella no aparto su mano, no me temía, giro su rostro hasta encontrase nuevamente con mi mirada.
- Por que la culpa, no es una razón para una boda—la sonrisa en su rostro aun era triste, tenia una arruguita entre sus cejas, quería alisarla con mis dedos, pero no me contuve.
-Bella, por favor escúchame, no es solo culpa, es hacer las cosas bien, imagina que llegues a quedar embrazada, como podría sentirme, sabiendo que la madre de mi hijo no lleva mi apellido, que podría ser señalada. Bella, no quiero eso para ti—dije desesperado por que me aceptara, por que entendiera las razones.
-Es poco probable que quede embazada, fue solo una vez—dijo tiñéndose de un profundo escarlata hasta la raíz de su cabello.
-Bella, dame una oportunidad, danos una oportunidad. No des un no rotundo, por favor—le suplique estrechando su mano entre las mías. Se veía asustada, se mordió el labio con nerviosismo, eso la hacia ver aun más linda.
-No lo se Edward, la verdad no se que pensar.
-Esto seria más fácil, si pudiera conseguir un anillo—murmure más para mi mismo que otra cosa.
-NO, NO ANILLOS—grito, pude ver que la duda se asomaba a sus hermosos ojos que estaban abiertos cuan anchos eran.
- No tienes que decir, si o no hoy, Bella—dije poniendo una de mis manos con mucho cuidado en una de sus mejillas, no quería asustarla.
-Lo pensare—me dijo y sonrió.
-Es todo lo que te pido, me acerque un poco y roce mis labios con su frente. De pronto recordé algo.
-Lo siento, Alice me pidió que te entregara este té y ahora esta frió.—dije torciendo los labios en una sonrisa. Ella se sonrojo
-No importa, no tengo hambre—me dijo bajando la mirada a la taza en mis manos.
-Claro que si importa debes alimentarte, bajare a prepararte algo de comer.
-Esta bien, mientras duermo un poco—me dijo sonriendo.
Salí de la habitación y cerré la puerta tras de mi, me sentía emocionado, enojado, angustiado, feliz. La verdad es que mi cabeza no dejaba de dar vueltas, tenia que conseguir ese sí de sus labios.
Bella POV
Sentí un ardor en uno de mis brazos y note el suave roce de una gasa sobre la piel desnuda de mi antebrazo, de pronto los recuerdos de la noche se vinieron a mi cabeza; abrí los ojos para encontrarme con el rostro de un hombre que parecía el hijo del dios Zeus, era muy guapo, algo mayor, su cabello era de un dorado intenso y tenia los ojos verdes, del mismo verde que Edward.
-Hola, soy el Dr. Carlisle Cullen, padre de Edward—me dijo en una voz musical que transmitía mucha serenidad, me sentí relajada.
-Mucho gusto Dr. Cullen—le dije con una tímida sonrisa.
-Llámame Carlisle, por favor, te importa que te diga Isabella?
-Prefiero que me llames Bella, Carlisle –le dije con una sonrisa, era imposible sentirse incomodo en su presencia.
-Bueno Bella, estoy aquí por que Edward, me llamo para que te revisara, él no se atrevió a hacerlo—dijo dándome una sonrisa apenada, me di cuenta que estaba enterado de todo, deje escapar un suspiro, Edward debía sentirme muy mal ahora que había recuperado la cordura.
-Como se encuentra él?—pregunte, mirando por la ventana y dejando escapar otro suspiro.
-En verdad quieres saber como se encuentra?—me pregunto Carlisle, como no dando crédito a lo que había escuchado.
Me volví para mirarlo y le sonreí.
-Si, en verdad quiero saber como esta, me imagino que se sentirá muy mal, pero no quiero ande penando por allí, no lo culpo, sé que no estaba dentro de sus cinco sentidos.
-No se que decirte Bella, me tomas desprevenido, pensé encontrarme con tu furia, con tu odio y me dices esto.—su voz denotaba tristeza y frustración.
-Carlisle, no soy una mujer de rencores, se que su hijo es un buen hombre, un buen hombre que bebió de más y perdió el control—cerré los ojos al recordar la rabia y la furia que había en esos hermosos ojos anoche.
Sentí una calida mano apoyada en mi hombro. Abrí los ojos y vi la mirada triste de Carlisle.
-Mi hijo es un buen hombre, Bella, su madre y yo lo educamos para que sea caballero, si el no me lo hubiera confesado hace un rato mientras estabas dormida, nunca lo hubiera imaginado. El se equivoco monstruosamente contigo, Bella, pero se que tratara de enmendar su error, aunque no se si esto tenga remedio, debes sentirte muy mal.
-Si, estoy un poco triste, Carlisle—le mentí, no quería que se sintiera peor, yo estaba más que triste, estaba confundida, al recordar la noche anterior primero tuve miedo, pero luego recordé cuando sus besos fueron suaves, cuando sus manos se movían cariñosas y codiciosas sobre mi cuerpo, cuando susurro mi nombre, cuando me penetraba dulcemente, por Dios Bella que estas pensando, sacudí mi cabeza para alejar el pensamiento.
—Además me duele algo el cuerpo, en que estado estoy?—dije tratando de alejar las imágenes que se formaban en mi mente de su cuerpo sobre el mió.
-Bueno, Bella, tienes varios moretones y algunos raspones por la arena, solo me falta limpiar el que tienes en el hombro, luego te daré un medicamento para que los dolores desaparezcan. Edward, también pidió que trajera a mi hija Alice, me imagino que será para que te ayude a asear y a vestir.
-Si pudiera terminar con la herida del hombro, me gustaría, asearme—dije sonrojándome.
-Claro—dijo Carlisle.
Empezó a limpiar mi hombro. Cuando termino de curarme, yo me quede mirando por la ventana hasta que lo escuche hablar.
-Alice—dijo Carlisle—por qué no ayudas a Bella a cambiarse.—hasta que él no hablo, no me percate que Edward estaba parado en la puerta y a su lado una chica pequeña de facciones gráciles, su cabello negro estaba en puntas y se dirigía a todos lados.
—Edward y yo esperaremos afuera Bella, luego volveré a darte unas indicaciones.—Se levanto y salio después de Edward, pude ver la cara y los ojos de Edward por pocos segundos, pero se denotaba una angustia y una tristeza infinita. Volví a suspirar y mire nuevamente por la ventana.
-Hola soy Alice, la hermana menor de Edward–me voltee para bien el rostro al que le pertenecía esa voz de soprano.
-Hola, Alice, soy Bella—sonreí tímidamente.
-Donde esta tu ropa de dormir?—me pregunto
Le señale un gavetero blanco que había en una esquina de mi habitación, todos los muebles de mi habitación eran blancos con un efecto de craquelado que los hacia parecer antiguos, cuando estaba en mi habitación me sentía como en un cuento de hadas donde yo era la princesa.
-AGHHH! Tenemos que salir de compras, como puedes dormir con estas cosas—dijo volteándose a mirarme con una expresión horrorizada en el rostro.
-Que tiene de malo mi ropa de dormir?—pregunte en shock, no había nada malo, mi ropa era cómoda.
-Cuantos años tienes, Bella?—me dijo con el ceño fruncido.
-22 por que?—le respondí
-Si tienes 22 años , por que duermes con pijamas de Bob esponja y de las princesas de Disney?—su expresión era algo para reír tenia ambas manos en la cintura y me miraba como si yo hubiera cometido un crimen.
Camino hacia mi armario, lo abrió y empezó a remover toda mi ropa, se volteo e hizo un puchero.
-Solo tienes 2 vestidos y los demás son trajes sastre de pantalón (suit o ropa de oficina), jeans y remeras. En cuanto Carlisle diga que puedes salir de la casa, iremos de compras—dijo con una sonrisa radiante y un brillo en los ojos que daba miedo, siguió removiendo mis cajones, mientras yo la miraba espantada,.
-esta mujer me quiere matar—dije en un susurro para mi.
-Al fin encontré algo que no tenga dibujos animados—dijo enseñándome un camisón de seda con su bata a juego de Victoria Secrets que Renee me había regalado hacia tiempo, aun conservaba la etiqueta puesta.
-Vamos a asearte y luego te pondrás esto—me dijo continuando su monologo—después podrás hablar con Edward si así lo deseas—eso me saco de mi ensoñación.
-Como se encuentra él?—No se por que estaba tan preocupada por Edward, pero era un sensación rara, el sentir que el podría estar sufriendo, sin importarme nada.
-No muy bien Bella, mi hermano es un hombre de principios muy arraigados, por no decir anticuado, esta muy avergonzado por lo que te hizo.
Tuve otro falshback de los eventos de la noche y me recordé a mi misma que había accedido a su petición, así que él no debía sentirse tan culpable, me sonroje ante el recuerdo de su piel. Alice tomo mi mano mi mano y me ayudo a salir de la cama, me miraba a la cara de una manera extraña, como si estuviera pensando profundamente. Me ayudo a bañar, sentía los huesos esponjosos y mis músculos estaban doloridos como si hubiera hecho pesas, podía ver en mis muñecas las marcas de los fuertes dedos de Edward.
Yo lo había perdonado anoche por sus rudos modales del comienzo y el me recompenso dándome mucho placer aunque no quiera admitirlo, me sonroje violentamente y Alice me miro otra vez fijamente, sacudí mi cabeza tratando de alejar esos recuerdos y me envolví en una toalla. Me seque y Alice me ayudo a ponerme el camisón y la bata. Ella mientras cepillaba mi cabello, me dijo.
-Te gusta mi hermano?—fue tan directa y al grano que me quede helada.
-Este.. yo… yo… no se Alice, creo que no—dije volviéndome aun mucho más roja.
-Esta bien no te inquietes a veces soy algo directa, quieres un poco de café?
-No me gusta mucho el café, prefiero el té en la despensa que esta junto a la ventana de la cocina hay una caja.
-Si no te gusta el café, para que lo tienes en la despensa?
-Para mis invitados—le dije sonriendo.
-Bueno te preparare una taza de te-dijo mientras se levanta.
-Alice—la llame.
--Si, Bella.
-Podrias decile a tu hermano que suba.
-Claro—dijo saliendo por la puerta y volviendo a mirarme.
Me puse a mirar por la ventana dejando mi mente divagar entre los recuerdos buenos, malos y los sentimientos que en este momento no sabía como nombrar.
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oook... bueno, las cosas no empezaron bien... (creo que eso ya lo dije ups!!) pero al parecer nuestro Edward ya volvio a ser el mismo que antes, no es que no lo fuera, pero vamos tampoco pensaba bien, y ahora pretende reparar el daño... ustedes creen que Bella acepte su proposición???
en fin, cuidense mucho, suspiren y...
Nos leemos en un tris!
Bellany C.
**I need you**