sábado, 10 de abril de 2010


Hola!!

Bueno chicas, se que he estado medio perdida, mil disculpas pero la uni no me deja casi nada de tiempo... en fin, había dicho que me encantaría hacer otra pequeña sección dentro del blog, que no necesariamente tuviera que ver con La Saga de Crepúsculo en cuanto a digamos historias o cosas como las que hasta ahora he hecho.

Con mi novio, decidimos (más bien el me animó) que sería interesante mostrarles un poquito de lo que soy, de las cosas que me gustan, las que me hacen llorar, mis fantasmas personales o las cosas que detesto con todo mi corazón... Y total, aquí estoy con un nuevo post/entrada de una historia que a mi parecer es de lo más hermosa, es sin más la definición de aquello que llamamos "la locura del amor"...

Disfrútenla...


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EL AMOR Y LA LOCURA

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso: "¿Jugamos al escondite?". La intriga levantó la ceja intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?". "Es un juego -explicó la locura - en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden. Y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego".

El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e, incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar; la verdad prefirió no esconderse, para qué, si, al final, siempre la hallaban; y la soberbia opinó que era un juego muy tonito, pero en el fondo, lo que le molestaba es que la idea no hubiese sido suya. Y la cobardía... la cobardía prefirió no arriesgarse. "Uno, dos, tres...", comenzó a contar la locura.

La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer en la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si una rendija de un árbol, perfecto para la timidez; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio; lo encontró ventilado, cómodo... pero eso sí, sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris. Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... ¡se me olvidó dónde se escondió! pero, bueno, eso no es lo importante.

Cuando la locura contaba 999,999; el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

"Un millón" contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología. Y la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado desde su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la belleza. Y con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos: la mentira detrás del arco iris, ¡mentira! si ella estaba en el fondo del océano; y hasta el olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero, sólo el amor no aparecía por ninguna parte. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada rolluelo del planeta, en la cima de las montañas; y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y sus rosas, y tomó una horquilla y comenzó a mover sus ramas. Cuando, de pronto... un doloroso grito se escuchó, Las espinas habían herido en los ojos al
amor.

La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su Lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el amor es ciego y la locura siempre le acompaña.


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Vale, espero que les haya gustado... y que esta nueva sección también sea de su agrado. Ya saben, cualquier cosita, sugerencia, suspiro o mordida serán siempre bien recibidos...

Recuerden dos cosas muy importantes...


el e-mail del blog: loverscullenfics@hotmail.es
cuidarse mucho y...
Nos leemos en un tris!!


Bells G.
**Mi locura eres tú**

miércoles, 7 de abril de 2010

N/A: Uhiii este One Shot lo hice hace muchísimo tiempo, y lo encontré haciendo limpieza en mi laptop. Espero que les guste, narra un poquito la vida de universitaria de Nessie y la forma en que extraña a su Jake. Basada en años después de Amanecer. Disfruten!!! A propósito creo que lo subí antes en mi blog y en este creo que también, pero lo borré. Bueno leeanlo si quieren, espero sus comentarios.

P.D : Antes tenía otra portada, esta es la que usé para FanFiction :P Por cierto publico mis Historias allí también por si quieren pasar a darse una vuelta por allí. -> Click Aquí.

Gemelli Angylito



Summary: Nessie ya es mayor de edad y sus padres deciden de que a pesar de ser una Híbrida debe vivir lo más normal posible, es así como la alejan de su único amor, o al menos eso es que lo todos creen. (Después de Amanecer)



My life away from you – One Shot

"Mi vida lejos de ti"

NESSIE POV

Esta mañana me siento extraña, no recuerdo realmente si soñé o no, pues no tengo claro que es lo que me pone así, con una sensación de angustia, de ahogo, como si quisiera gritar a los cuatro vientos algo que detiene el aire justo en la mitad de mi garganta. Algo que clama salir. Pero no sé lo que será. Es una sensación muy extraña, difícil de definir con palabras.

Supongo que no tengo mayores razones para estar triste, es solo uno de esos escasos días en mi vida, esos que te hacen ponerte madura y pensar en el rumbo que tomas en la vida.

Dicen que siempre después de las risas vienen inevitablemente momentos de pena, esa sería una buena teoría para lo que siento en estos momentos. Una buena excusa para sentirme tranquila conmigo misma. Y dejar de pensar que realmente si me estoy volviendo loca.

Una persona que acostumbra regalar una sonrisa espontánea a diario, se siente fatal en estos días, simplemente mi costumbre es andar sonriente por la vida, gritando de alegría y dando brincos locos por los pasillos de la universidad. Pues sí, desde que entré a la universidad mi vida ha cambiado muchísimo, mi madre y mi padre decidieron que debía tener el máximo de experiencias humanas, que ellos no dejarían que por mis condiciones especiales, dejara de vivir los procesos que todo adolescente normal tiene.

Sé que ellos me extrañan tanto como yo a ellos, estar tanto tiempo lejos les resulta tanto o más doloroso que a mí, lo sé y así lo siento, nunca había pasado tanto tiempo alejada de los seres que amo, es como si estuvieran cerca de mí, pero al mismo tiempo como si cientos de kilómetros nos separaran, para nosotros cruzar las fronteras era solo cuestión de horas, y dependiendo del lugar hasta me atrevería a decir que minutos. De vez en cuando los visitaba, pero últimamente no lo hacía muy seguido, supongo que es porque las despedidas y el regreso a este mundo nuevo son cada vez más penosas, y cuando debía alejarme de mi Jake se hacían casi insoportables.

Mi Jake, posiblemente él sea el causante de esta angustia, y es que lo necesito y extraño tanto. Es como si algo de mí, algo esencial para vivir se hubiere esfumado cuando no lo tenía cerca de mí. Desde que tengo memoria, jamás había sentido tanta la necesidad de tener a alguien a mi lado, no de una forma tan incondicional.

Ya casi es hora de entrar a la primera clase, y este paseo por los jardines de la universidad me recordaba a mi hogar, rodeado de aéreas verdes, el clima casi siempre nublado y húmedo, donde casi no había necesidad de esconderme, aunque mi piel no brillase tanto como la del resto de mi familia, debía cuidar las apariencias.

De pronto el sonido del timbre que anunciaba el inicio de la primera clase me sacó de mi laguna mental, de mi extraño transe, tomé mis libros de Anatomía y me encaminé a pasos casi tan sigilosos como los de un humano normal.

Otra clase sin sentido para mí había pasado, como no siempre sentía la necesidad de dormir repasaba mis lecturas de noche, mi compañera de cuarto, JOY siempre estaba tan rendida al final del día que prácticamente podría asegurar que jamás se daría cuenta si yo dormía o no. Ella era bastante extrovertida, de una mente muy rápida, sobre todo cuando se trataba de asuntos relacionados con chicos. Era extremadamente guapa para ser una simple humana, su mirada estaba cargada de dulzura y a la vez de mucha sensualidad, si no la conociera hace dos años diría que es una de nosotros, porque su simpleza y belleza era digna de compararla con la que de forma innata poseía nuestra especie.

Ella era la única que prácticamente me conocía en este lugar, estoy segura que si no hubiésemos sido compañeras de cuarto, seríamos amigas de todas maneras. Ya que ella jamás había sentido envidia de mí como lo hacían las demás chicas en este lugar, todas me miraban de pies a cabeza cuando pasaban a mi lado, como si de por sí no tuviera asuntos de los cuales preocuparme o no sintiera vergüenza, como si no pudiera ser tímida.

Ambas teníamos una especie de magnetismo con los hombres, pero a diferencia de mi compañera, que me atrevo a llamar amiga, yo tenía un solo y único amor. Mi Jake era mi todo, mi vida, mi razón, mi universo entero, los comunes humanos no llamaban ni una pisca de atención en mí.

Otro día pasaba, y mi angustia seguía con la misma intensidad, casi sentía la necesidad de respirar de vez en cuando, mi garganta estaba seca, ya ni la ponzoña la humedecía, lo necesitaba.

¿¡ Y que acaso no se dan cuenta que no puedo vivir lejos de él !?

Esas palabras salieron en un grito ahogado, y por poco JOY se despierta.

Conforme pasaban los días mi ansiedad se hacía casi insuperable. Tenía que verlo cuanto antes.

Me levanté de mi cama cuando estuve segura de que todo el mundo dormía plácidamente y caminé hacia el corredor donde estaba la caseta telefónica sin que nadie pudiese notar mis pasos por aquel corredor.

Saque una moneda de mi ajustado pantalón y marqué el número de la casa de Billy Black.

No me di cuenta en qué momento mi corazón comenzó a latir de manera tan frenética, como si en cualquier instante saltara de mi pecho.

Nessie, eres tú!

Su voz sonó casi como música para mis oídos, sentí como si no la escuchase hace siglos, pero a pesar de eso, la forma en que ella me deslumbraba no había cambiado en nada.

Si mi Jacob, soy yo. Susurré las palabras con más entusiasmo del que pudiera controlar.

Te extraño. Ambos dijimos la frase al mismo tiempo. Que la risa fue casi predecible.

Jake. Dije con un tono angustioso.

Te necesito… continué entre sollozos.

Y yo a ti. Respondió sin pensarlo.

Crees que podrías…

Voy ahora mismo para allá. Dijo antes de que pudiese terminar la frase.

En ese momento escuché como colgaba el auricular.

Cada minuto se sintió como horas, cada hora como si fuesen días…

Me cambié de ropa y salí rápidamente de la habitación, casi corriendo, algo que mi especie no necesitaba hacer, me dirigí a nuestro lugar secreto, un edificio de la facultad de Humanidades que se encontraba deshabitado, y que yo había decorado con velas y girasoles.

Me senté en el sofá que estaba en el rincón opuesto a la entrada y lo esperé…

Estaba casi dormida cuando un cálido beso en mi frente me despertó.

-Ya estoy aquí pequeña. Ya estoy aquí. Susurró tiernamente mientras me incorporaba.

No pude controlar mi impulso, y me aventé a sus brazos. Rodee con los míos su cintura, y casi instantáneamente con el contacto sentí su calor corporal que tanto me provocaba.

Tomó con sus manos y mi rostro, acariciándolo como nadie mas en este mundo podría hacerlo. Lentamente clavó su mirada en la mía, y delicadamente posó sus labios sobre los míos, presionándolos cada vez más fuerte contra los suyos.

Enredé mis dedos entre sus cabellos, haciendo del beso aún más intenso.

No necesitaba palabras para explicarle como me sentía, simplemente inundé su mente con imágenes, y comprendió rápidamente como me había estado sintiendo.

Sin darnos cuentas ese beso nos llevó a una acalorada situación, caímos al piso, que estaba cubierto por una cobija de lana, caímos de tal manera que mi cuerpo quedó sobre el suyo, y en forma drástica la intensidad de los latidos de su corazón se hicieron aun más ruidosos y constantes.

Casi con urgencia comencé a recorrer cada espacio de su cuerpo, y él hizo exactamente lo mismo con el mío. Como ya dije, las palabras no eran necesarias, solo bastó un recuerdo, una imagen, para que él supiera perfectamente que es lo que mi mente y cuerpo demandaban.

Sus besos, sus manos, su cuerpo, todo se amoldaba a mi superficie como si jamás se hubiesen separado. Como si nos perteneciéramos el uno al otro. En eso no había dudas.

El comenzó a quitarme la incómoda e innecesaria ropa que impedía el contacto directo con su piel. Y yo bajé lentamente mis manos hasta alcanzar el cierre de su pantalón. Mi respiración y la suya se hicieron casi jadeantes, como si nos faltara el aire, como si nos diera un ataque de Asma. Aumentando su normal ritmo, llegando a ser extremadamente ruidosa.

Cuando terminamos de librarnos de esa estúpida ropa, volví a posar mis manos en su rostro, para mostrarle otro recuerdo, otro deseo.

Un gruñido animal salió de su interior cuando por fin cumplió mi deseo y entró en mi, para hacerme suya, para transformarnos en un solo ser.

Nuestros cuerpos tenían un ritmo natural, nuestras manos tenían un camino marcado para acariciarnos, nuestras respiraciones se acoplaban como si fueran una sola.

La piel de mis pechos desnudos sentían el calor de su cuerpo, que estaba cubierto de un exquisito sudor, miles de microscópicos cristales líquidos lo cubrían, haciéndolo una presa irresistible.

Nos besamos, acariciamos y nos entregamos por completo hasta que el sol amenazó con salir. Odiaba tener que volver a mi vida cotidiana. A esa absurda rutina. Volver a desprenderme de él. Si alguien se enterase de estos encuentros de seguro me metería en problemas y de paso me quedaba viuda antes de casarme con mi amado Jacob Black, mi padre tendría una excusa perfecta para llamarlo chucho y de paso sacarse las ganas de golpearlo.

Apoye mi cabeza en su seno, y recorrí por última vez su piel desnuda. Me incliné sobre él para besarlo con la misma intensidad que lo había hecho durante esta noche. Él respondió a mi beso como si también lo necesitase y me alejó suavemente de él.

Era la hora que tanto odiaba. La hora en que mi vida lejos de él debía comenzar.

N/G: Nenas!! me alegra ver que han vuelto a comentar!! enserio no me cansaré jamás de darles las gracias por el incondicional apoyo que nos han dado...

Gemelii Angylito

Capítulo 17: Su primer error

Bella POV

Cuando llegamos a la casa de los Cullen, Esme estaba parada en el porche para recibirnos. Tenia uno de los bebes de Rosalie en sus brazos. No podía decir si era Everett o Elliott, pero estaba sonriendo. Edward salió primero del auto y se inclinó hacia el asiento trasero para sacar el asiento de infantes de Eddie de la base.

Le di una mirada a Eddie quién estaba durmiendo plácidamente.

"Bella, Edward ¡Vengan aquí y déjenme ver a mi ficticio nieto!" me hizo sonreír que estuviera tan emocionada por nuestras pretendidas familias.

"Esme, quiero que conozcas a Edward, pero le diremos Eddie." Ella alzó sus cejas al escuchar 'Eddie' y miró a Edward. Le hizo una pregunta en silencio en su cabeza y el asintió en respuesta.

"Es hermoso Bella, ¡Y que hermosos ojos verdes que tiene!" sonreí orgullosa cuando reparó en ese detalle. "Elliott mira a tu pequeño primo. Estoy segura de que ustedes dos se meterán en cualquier tipo de problemas."

Sostuve la puerta mientras Edward cargaba al bebe dentro de la casa. Esme trajo a Elliott detrás de nosotros. La casa había sido transformada en el mundo del bebe. Alice estaba cambiando a Elizabeth en su segundo conjunto del día y estaba acomodándole el moño. Rosalie estaba leyendo un paquete de pañales mientras Everett dormía placidamente en su asiento.

"¿Cuántas veces piensas cambiarle de ropa Alice?" pregunté mientras me acercaba para ver como lucia la pobre de Elizabeth. Estaba vestida con un jumper rojo y un enorme gusano en su pancita. El moño rosado que antes llevaba fue reemplazado por una vincha elástica con una flor roja.

"Solo la tendré unos pocos días Bella así que planeo sacarle provecho." Todo el ajetreo debió de despertar a Elizabeth ya que sus ojos comenzaron a moverse y dejó escapar un pequeño quejido.

"¡OOHH mi bebe es la primera en despertarse!" Alice la alzó en brazos y bailoteó por la sala.

"Alice, solo recuerda que los bebes necesitan dormir mucho, así que asegurate de que descanse todo lo que necesite." Le advirtió Esme mientras acostaba a Elliott en su sillita del auto.

"Mantenlo tranquilo Alice, tengo dos bebes mas por los que preocuparme y mi estúpido esposo aun no llega a casa." la bronca de Rosalie hacia Emmett no había mejorado en nada.

"Volverán pronto a casa Rosalie. Se han retrasado un poco..." me callé, sabiendo que querría una explicación. Edward llevó a Eddie hacia la mesada de la cocina, lejos de las preguntas de Rosalie.

"¿Qué lo retraso? Sus pretendidos hijos están esperando por que él llegue a casa con su real esposa. ¿Qué es más importante que eso?" se sentó firme en el sofá, su tensión era claramente visible.

"Um- el y Jasper detuvieron a Mike Newton por exceso de velocidad en el estacionamiento de la escuela." Me salió mas como un susurro que una respuesta, pero esperaba que no entendiera parte de ella. Estúpido oído de vampiro.

"¿El que? ¿Acaso no tubo suficiente con el problema que se gano a la mañana?" salió corriendo hacia el teléfono. "Emmett Cullen, ¡Vuelve a casa ahora! No me hagas levantar la voz cerca de nuestros pretendidos hijos o por Dios que lo lamentaras. ¿Que, le hiciste llorar? Ok- eso es divertido... ¡Te veo pronto!" una sonrisa jugaba en sus labios mientras colgaba. "A veces me pregunto por que lo amo. ¡Aparentemente el y Jasper asustaron tanto a Mike que se puso a llorar! No me dio muchos detalles, pero llegaran pronto a casa." sacudió su cabeza mientras se inclinaba sobre los bebes. "Lo siento chicos, pero su padre a veces es un tonto, pronto se darán cuenta."

Todos nos reímos suavemente para no despertar a los chicos. Pobre Mike, ¿Quién será la próxima víctima del suplente Emmett? la lista no tenia fin…

Esme y yo fuimos a ver a Edward y a Eddie en la cocina, aun estaba tranquilo. Alice nos trajo a Elizabeth, quien estaba haciendo muecas mientras me la daba.

"Ve a ver a la tía Bella por un minuto." Mientras sostuve a Elizabeth, Alice me sonrió "Jasper y yo escogimos unas cosas para ti, bueno técnicamente para Eddie. Ropas, pañales, mamaderas, juguetes y esas clases de cosas. Las necesitaran hoy a la noche así que los pondré en un pañolero mientras Elizabeth se comporta bien."

Mis ojos fueron de Esme a Edward y ambos trataban de no sonreír. "Alice, ¿cuantas cosas hay allí? ¿Y desde cuando necesito un pañolero?"

"Desde esta tarde cuando Jasper y yo nos salteamos una clase. Teníamos que comprar unas cosas de último minuto. Toma, esto será suficiente." En la encimera dejo un enorme bolso porta pañales. Era enorme y, obviamente, de color azul marino.

Edward soltó una carcajada al ver mi expresión de desconcierto. "Respira Bella, esta bien. Planea donar todo esto cuando se termine el proyecto. ¿Eso te hace sentir mejor?" lentamente comencé a respirar y me tranquilice. Todas las cosas que Alice había comprado para este proyecto, las cunas, los asientos para el auto, las ropitas, las mamaderas y los juguetes servirían para una buena causa y no serian desperdiciados. Eso me hacia sentir mucho mejor. "Gracias Alice, por todo. Estoy segura de que empacaste todo lo que necesite para la noche." La abrace con mi brazo libre. Elizabeth comenzó a chillar con más fuerza en mis brazos. "Creo que quiere a su mami." Y rápidamente se la pasé a Alice quien comenzó a llenar una mamadera.

La atención de Edward se enfocó en la puerta principal y supe que Emmett y Jasper estaban llegando a la calzada. El comenzó a reír sobre lo que fuera que estaba pasando por sus mentes. Le di una mirada interrogante. "Quieren contar a todos la historia ellos mismos."

Everett y Elliott comenzaron a dar suaves chillidos ahora. Alice le estaba dando a Elizabeth su biberón cuando los chicos entraron por la puerta. Emmett gritó "¡No van a creer..."

"SSSSSSHHHHHSSSSHHH" todos alzamos nuestros dedos y le hicimos callar para que no molestara a los bebes.

"Oh- lo siento." Susurró y caminó hacia Rosalie y los bebes. El gentilmente besó la cabeza de cada uno de los bebes, y dijo suavemente "¡Matamos del susto a Mike hoy! Nos estacionamos y nos quedamos sentados en el auto unos diez minutos, utilizando la tortura psicológica. Jasper le dio con todo el miedo y pánico que pudo mientras que yo mantenía las luces encendidas. Cada tanto encendía la sirena y era entonces cuando Mike saltaba de su asiento." comenzó a reírse tanto que no pudo continuar.

Alice estaba a un lado de Jasper mientras alimentaba a Elizabeth. El se apartó unos pasos, no queriendo molestarlas mientras terminaban de contar la historia. "Después de que Emmett hiciera el 'ataque de la sirena' unas seis veces, Mike abrió la puerta de golpe y saltó del auto gritando que era inocente. Emmett encendió el altavoz y le dijo que volviera al auto o tendría que 'llevarselo' creo que fueron sus exactas palabras. Mike saltó dentro y hasta le sentimos llorisquear. Ahí fue cuando llamaste Rosalie, y Emmett aceleró dejando a Mike llorando dentro de su auto.

Para cuando Jasper terminó de contar su historia de tortura mis manos estaban sobre mi rostro para mantener mi risa dentro, Rosalie había tomado una almohada del sofá y se reía en ella. Edward y Alice no solo tenían la demostración verbal, si no que también física, su cuerpo temblaba con la risa. A la pobre de Elizabeth parecía no gustarle todo el sacudón y comenzó a llorar. Jasper rápidamente se acercó a Alice y se la quitó. La sostuvo contra su pecho y fue afuera de la casa para tratar de tranquilizarla. Segundos después con el bebe durmiendo en sus brazos. Everett y Elliott comenzaron a hacer sonidos más fuertes así que Rosalie fue a preparar sus biberones.

Eddie continuaba durmiendo placidamente pero los otros dos bebes ya se habían despertado así que no tardaría mucho mas. "Mejor lo llevo a casa, Edward antes de que se despierte. ¿Vienes?" justo entonces su teléfono sonó.

El miró el identificador de llamadas y lo abrió "¿Si Carlisle? Todos estamos en casa, Bella también. Si, deja que pregunte." El aparto el teléfono de su oído "Carlisle quiere ir de caza en la noche y quiere saber si podemos ir con él." Estaba hablándole a Emmett y Jasper.

"Me gustaría ir ya que nuestro ultimo viaje fue tan bueno…" Emmett miraba a Alice y yo recordé como lo volvimos loco con nuestras apuestas de Ebay logrando acortarles su salida de caza.

Edward me miró "No iré si necesitas que me quede a ayudarte con el bebe. Puedo esperar." Estaba hablando en serio, pero podía ver en sus ojos que realmente quería ir.

"Estaremos bien Edward. Mira a Elizabeth y los chicos, todos se volvieron a dormir. Entre Charlie y yo podremos manejarlo." Mi sonrisa le convenció.

"Carlisle, podemos ir contigo. Iré a llevar a Bella a su casa y luego nos encontraremos allí. ¿ok?"

"Deja que junte sus cosas y luego los llevaremos a casa." Edward se colgó el pañolero al hombro y puso a Eddie en el asiento de bebes. Se veía tan paternal que me hizo reír.

"Adiós Alice, adiós Rosalie. Llámenme si necesitan algo." Susurre mientras caminábamos hacia la puerta. Edward ya había acomodado el asiento de Eddie en el auto y el bolso estaba en el asiento delantero. Camine hacia el y le bese con todas mis fuerzas.

"¿Por qué fue eso?" preguntó con una sonrisa.

"Por ser tan buen padre con nuestro bebe. Te veré en mi casa, diviértete manejando mi camioneta." Le bromeé.

El rodó sus ojos y gruñó mientras se quejaba por el auto que le tocaba esta semana. Me deslice cómodamente por el asiento del Mercedes. Eddie ahora estaba haciendo los mismos quejiditos que los otros bebes hicieron antes de despertarse. Apreté el acelerador y estaba saliendo por la calzada antes de que Edward arrancase la camioneta.

Me quedé en la calzada de mi casa por 10 minutos esperando a que Edward llegara. Finalmente escuché el rugido del motor de la camioneta mientras sacaba el asiento de Eddie de la base. Edward salió de mi camioneta con una visible expresión de frustración.

"Voy a comprarte un auto nuevo Bella. No se discute. ¡Esa camioneta es una trampa mortal! Se mueve tan lento que va a causar un accidente algún día. Buscaré algo en Internet para que puedas verlo…" comenzó a decirse a si mismo.

"Ja ja. Disfruta de tu semana con la camioneta y deja de quejarte." Le pasé el asiento de Eddie y cargué el pañolero hacia la puerta. Detrás de nosotros escuché el suave sonido del Porsche amarillo acelerando en la calzada. Charlie tenía las ventanas abiertas y la radio encendida. Realmente estaba disfrutando del Porsche de Alice…

Charlie entró a la cocina mientras le preparaba a Eddie el biberón. Ahora estaba llorando más fuerte. Edward lo sacó del asiento y caminaba hacia la cocina con él.

"Déjenme ver al grandulón. ¡Oh que hermoso! ¿Por que no pido pizza para que no tengas que cocinar, Bella?" Charlie fue a hacer una rápida llamada al local de pizzas. Edward me pasó al bebe y comencé a alimentarlo.

"Edward, podrías buscarme un pañal para Eddie? Cuando termine de comer tendré que ponerle uno nuevo." Había echo varias horas de niñera como para saberme la rutina. Alimentarlos, cambiarlos y luego ponerlos nuevamente a dormir.

Edward rebuscó por unos pocos minutos y luego me alcanzó un pequeño pañal. El me miró un poco confundido. "¿Cómo funciona esto?"

Me di cuenta de que Edward no tenia nada de experiencia con bebes y todas las cosas que se relacionaban con ellos. Alice y Rosalie tampoco tenían la menor idea. Este seria un fin de semana bastante largo para ellos. Sonriendo le dije "Te mostraré cuando termine de comer." Mientras le alimentaba con el biberón, me pregunte cuanto tiempo tardaría en que volviera a ver el mismo líquido.

Luego de que Eddie terminara de comer, lo recosté en el sofá y le di a Edward una pequeña lección de cómo cambiar el pañal. Le pasé el pañal mojado que Eddie estaba usando y Edward salto. "¿Qué se supone que debo hacer con eso?" preguntó horrorizado.

"Tíralo al tacho Edward, no seas ridículo." ¿Qué les pasaba a los chicos con el pis de su pretendido hijo?

La pizza llegó y Edward miró su reloj. "Será mejor que me valla a encontrarme con Carlisle y los chicos. Si prefieres que me quede, solo dilo Bella."

"¿A dónde saldrás Edward?" le preguntó Charlie mientras comía su pizza.

"Carlisle nos llevara a un juego de baseball esta noche." Edward debía de saber que se le venia la pregunta ya que no dudo ni un instante. Charlie asintió con su cabeza. "Eso será divertido."

Podía notar por la expresión en su rostro que deseaba desesperadamente poder leer mi mente. "Esta bien Edward. Mira, Eddie esta alimentando y se volvió a dormir. Voy a ir a acostarme temprano ya que me desperté a las 5am."

"¿Estas segura?"

"Si, vete por favor. No olvides que te tomara mas tiempo llegar con mi camioneta." No pude evitar reírme sabiendo que su viaje a su casa le tomaría al menos el doble del tiempo.

"Cuando llegue a casa, de enserio buscare en Internet..." dijo mientras se inclinaba para besar mi cabeza. "Volveré antes de que los dos despierten en la mañana." Dijo acariciando la cabeza del pequeño Eddie. "Adiós Charlie."

"Adiós Edward." Le saludó Charlie.

Eddie estaba durmiendo, así que lo acosté en su asiento y limpié la cocina rápidamente. Charlie se había llevado el asiento hacia la televisión y le estaba explicando las reglas de las ligas nacionales y de la liga Americana de fútbol. Sonriendo, me dirigía a mi habitación y tomé mis cosas para darme una ducha.

Me sentí mejor después de una calida ducha. Cuando salí, me sorprendió cuan cansada me sentía y aun no eran las 8pm. Rápidamente me vestí y corrí a mi habitación cuando escuché el teléfono sonar. "Bella, es Alice, ¡Será mejor que atiendas suena desesperada!"

"¡Atiendo papá! ¿Alice, que sucede?" Escuché a Charlie colgar el teléfono en la cocina.

"Elizabeth esta rota Bella. ¡Algo anda mal!" Alice estaba histérica.

"¿Por que esta rota, que sucedió?"

"Se esta...se esta...chorreando Bella. Esta horrible cosa esta saliendo de su trasero. Es espantoso. ¿Qué debo hacer?"

Comencé a reír. "Bella, no es gracioso. Algo malo le esta pasando a mi hija pretendida. Como su tía esperaba mas de ti."

"No, Alice no te enojes. Lo siento, no hay nada malo con Elizabeth, solo fue al baño. Probablemente es solo…pis." Silencio al otro lado del teléfono. "Alice ¿me escuchaste?"

"Oh- bueno creo que tiene sentido. ¿Siempre es así de desastroso? Le arruinó toda la ropa." Por su tono pude notar que era el conjunto preferido de Alice.

"¿Su pañal no absorbió la mayoría? ¿Se lo pusiste bien?"

"Bueno...es como que se lo quité hace tiempo." Dijo avergonzada.

"¿No tenia pañal? Bueno, eso explica el desastre. ¿Por que le sacaste el pañal?" No podía imaginar por que haría eso. El pañal era algo esencial para el bebe. Realmente esperaba que no hiciera nada extraño…como enseñarle a usar la pelela (N/a: no se otro nombre…es el baño para bebes, cuando están aprendiendo a hacer solitos.) a su recién nacida hija.

"Bueno es solo que el pañal es muy abultado. Hacia que su pequeño trasero se viera enorme en los pantalones que le puse así que se lo saque y el atuendo se veía mejor en ella." Solté el teléfono, estaba riendo con fuerzas. El trasero del bebe se veía grande…solo Alice saldría con eso. Tenia que recordar contarle esto a Edward.

"Bella, Bella, deja de reír y ponte al teléfono. ¡BELLA!" le escuché gritar al teléfono.

"Lo siento Alice. Solo ponle un nuevo pañal y necesitas cambiárselo regularmente antes o después de alimentarla, de lo contrario se desbordara el pañal y será un desastre nuevamente. Confía en mi, a ella no le importa como se vea su trasero. ¿Estas bien ahora?" me sentía mal por reírme. No era su culpa que no supiera nada de los bebes o de las funciones del cuerpo humano. Necesitaba recordar eso. Escuché a Eddie llorando abajo. "Eddie se despertó Alice, ¿necesitas algo mas?"

"Nop, solo le pondré el pañal y le cambiaré el conjunto así estará como nueva. ¡Gracias Bella!" su voz había vuelto a ser dulce y musical.

Colgué el teléfono y me dirigí hacia abajo bostezando. Charlie había sacado a Eddie del asiento y gentilmente lo sacudía en su regazo. "Dámelo abuelo." Me incliné y lo tomé de sus brazos.

Me fije su pañal, estaba seco. Decidí que quizás necesitaría otra mamadera, así que prepare una y me senté en el sofá a alimentarlo. Se bebió algo de la botella e inmediatamente se quedo dormido. Ni bien trate de acomodarlo en la sillita, comenzó a llorar nuevamente. Este ajetreo continuó por una hora. Tuve que ir arriba ya que vi que el llanto estaba molestando a Charlie. Casi podía mantener mis ojos abiertos cuando el teléfono volvió a sonar. Esta vez yo atendí primero.

"¿Hola?"

Todo lo que podía oír era un llanto del otro lado. Sonaba como Eddie, pero en estereo. "¿Alice?" pregunte.

"No, soy yo, Rosalie. Bella, los niños no dejan de llorar. ¿Es normal? Esme y yo le caminamos diez millas, creo, alrededor de la casa por el jardín. Si nos deteníamos, se ponían a llorar. ¿Cómo va Eddie?"

"Mientras que no lo baje de mis brazos esta bien. Si lo acuesto en su sillita, comienza a llorar. ¡Creo que estas cosas están programadas para volvernos locos!" estaba tan cansada y comenzaba a ponerme gruñona.

"¿Cómo les detenemos?" Rosalie sonaba desesperada.

"¿Los volviste a alimentar?"

"Sip, acabo de hacerlo."

"¿Les cambiaste los pañales?"

"Si- y creo que Everett hizo caca, ¡era verde y asquerosa!"

"Suena a caca de bebe. Hey, ¿les hiciste provechito?"

"No. ¿Que es eso?"

"Después de alimentarlos puedes sentarlos en tu regazo o ponerlos en tu hombro y gentilmente les golpeas la espalda para que saquen las burbujas de aire de su estomago. Intenta eso."

"Ok espera. Lo intentare con Elliott." Le podía escuchar el suave pat pat pat en su espalda y luego un fuerte BBBBUUUURRRRPP por el teléfono. Rosalie gritó ante el sonido. "¿Bella, lo golpe muy fuerte? ¿Qué fue eso?"

"fue un eructo Rosalie...lo hiciste. ¿Como esta ahora?" comencé a bostezar y mis ojos se cerraron.

"¡Oh Bella, dejo de llorar! Gracias. Esme, haz que Everett eructe, ayuda. ¡Adiós Bella!"

Ahora, si tan solo pudiera averiguar que hacer con mi pequeño bebe demonio. Lo mecí hacia un lado y hacia el otro por veinte minutos y no se movió. Tenia que estar dormido. Lo recosté en el asiento y se quedó tranquilo. Agradecí a Dios y silenciosamente me metí en la cama. Mire al reloj, eran las 11.15 pm. Escuché un suave golpe en mi puerta y Charlie metió su cabeza.

"Me voy a la cama Bella. Buenas noches. Ven a buscarme si necesitas ayuda."

"Buenas noches papa." Cerré mis ojos y escuché el sonido de sus pasos alejándose por el hall. Eddie aun estaba durmiendo, así que me di vuelta y me puse cómoda en la cama. Sin el vientre en medio mi cama se veía cómoda y tentadora. Mis ojos se cerraron y mi respiración se tranquilizo. Cuando estaba al borde de dormirme, lloro. Y lloro. Y lloro.

Maldije mientras me levantaba de un salto de la cama y tranquilice a Eddie. Lo puse en la cama conmigo y los sostuve cerca. Quizás se sentía solo. Pensé para mi misma. Su llanto continuaba. Prendí las luces para mirar su pañal. Trate con el chupete que Alice había puesto en el pañolero. Eso parecía calmarlo, pero aun se sacudía bien despierto. Estaba tranquilo, pero ni cerca de quedarse dormido.

Pase la hora y media siguiente caminando por mi habitación, meciéndolo. Fui a la cocina e hice otro biberón, lo alimente, lo cambie, cambie sus ropas, pero nada ayudaba. Llame a los Cullen para ver como les iba. Quizás descubrieron algún truco que me perdí. Cuando Alice respondió el teléfono escuché unos gritos familiares de fondo. "Hola Bella, ¿que tan cerca estas de gritar?"

"Como unos diez minutos. ¿Qué tal tu y Rosalie?"

"Rosalie grito hace media hora. Me quedan 7 minutos antes de perderlo. Elizabeth era tan buena con Jasper. Creo que me odia."

"No te odia Alice, es un bebe y los bebes lloran. Solo me sorprende cuanto lloran." No pude contener otro bostezo. "Si no lo tranquilizo pronto voy a llamar a Edward. ¿Has tenido noticias de ellos?"

"No, no hemos escuchado de ellos. Rosalie llamo a Emmett y le dejo un mensaje de diez minutos de maldiciones. Fue bastante impresionante. Emmett no estaba nada feliz."

"¡Bien por Rosalie! Dejarlos ir de caza fue nuestro primer gran error, sabes. Tratare una vez mas de hacerlo dormir. Buena suerte Alice."

Colgué el teléfono y traté de cantarle a Eddie. Quizás la música le calmaría y se cansaría. Quince minutos después era obvio que Eddie no necesitaba dormir. De seguro lo saco de su estúpido padre vampiro. Pensé para mi misma. Estaba tan exhausta, tenia lagrimas cayendo por mi rostro. No podía soportarlo más. Con Eddie en mis brazos, abrí la puerta de la habitación de Charlie de golpe, asustándolo. "¡Papa…voy a llamar a Edward para que se venga a dormir!"

"¡No va a dormir aquí Bella! ¿Estas loca?" se estaba tapando sus ojos por la luz.

"Papa, el bebe no deja de llorar. He tratado todo lo que puedo pensar. Estoy exhausta y necesito dormir. Tu tienes su numero del celular, pregúntale si puede pasar la noche conmigo." Le pase el bebe llorando.

Sin una palabra, tomo a Eddie y fue escaleras abajo. Corrí a mi habitación y salte dentro de la cama. Aun podía escucharle llorar. Me puse la manta sobre los oídos y mi almohada encima de eso, pero aun le oía. Veinte minutos pasaron y comenzó a llorar aun mas fuerte. Tome mi teléfono celular de la mesa de luz y marque.

"Edward, soy sollozo Bella. Eddie esta sollozo llorando y no se detiene. Soy una terrible madre. Sollozo se que estas de caza sollozo pero necesito que vengas a casa ahora antes de que me vuelva loca ¿entiendes? Sollozo te amo."

Sabia que Alice y Rosalie habían llamado a Emmett y a Jasper también. Eventualmente uno de ellos recibiría el mensaje y vendría a casa. Le di diez minutos más a Charlie.

Totalmente necesitada de dormir, bajé. Charlie se había quedado dormido en la silla con Eddie recostado contra su pecho llorando. "PAPÁ" grité.

Charlie casi se cae de la silla. Sostuvo a Eddie con un brazo mientras se ponía de pie. "Bella, no se que hacer…el sigue llorando. ¡Y estoy cansado!"

Sin decir una palabra alce a Eddie y lance el teléfono al regazo de Charlie. El suspiro y comenzó a marcar. "Edward, soy Charlie. Lamento molestarte. Espero que no estés durmiendo. Bella necesita ayuda con el bebe. Podrías…querrías…no puedo creer que me hace preguntarte eso. Podrías venir a pasar la noche a casa, por favor." Su rostro se contorsiono como si estuviera sufriendo alguna clase de dolor físico. "Oh genial. Gracias Edward. ¡Le diré que ya vienes para acá!"

"Dijo que recibió tu mensaje y que ya esta en la camioneta. Llegara en breve. ¿Te sientes mejor?" lo que realmente preguntaba era '¿puedo irme a dormir?' saber que Edward estaba viniendo me hacia sentir mejor.

"Si papá. Ve a la cama, pero te lo digo ahora, el quizás este en mi habitación si allí necesito de su ayuda y aceptaras eso ¿entendido?" mis ojos estaban fijos en los de el, retándole a que me discutiera.

"Nada indebido..."

"Tengo el control natal mas efectivo en mis manos, llorando, papá. ¿Crees que seré tan estúpida?"

El asintió con su cabeza, me besó en la frente y volvió a su cama. Prepare otro biberón, cambie a Eddie y espere escuchar el sonido de mi camioneta. Destrabé la puerta para Edward y me fui al sofá para poder darle a Eddie su sexto biberón de la noche. Mis ojos se caían mientras sostenía la botella. Mi cabeza lentamente comenzaba a caerse cuando repentinamente sentí dos fabulosos labios fríos besar los míos. Mis ojos se abrieron de golpe y me encontré con su hermoso rostro. ¡Estaba salvada!

"Edward. Oh gracias a Dios estas aquí...soy la peor madre ficticia de la historia. No deja de llorar. Si lo dejo solo…" nuevamente comencé a llorar. El me besó una vez más y habló suavemente, con su rostro a unos pocos centímetros del mío.

"Bella, eres la mejor madre ficticia, solo estas cansada amor. Ve a la cama. Yo cuidare de el, también es mi hijo pretendido. Lamento haber ido de caza. Fue una mala idea. ¿Me perdonas?" buscó una respuesta en mis ojos.

"Si te perdono." Dije antes de bostezar. Edward sonrió, me alzo en sus brazos, a mi y a Eddie, y nos llevo a ambos a mi habitación. El me sentó en la cama y tomó a Eddie de mis brazos para continuar alimentándolo.

"Duerme Bella, tengo todo bajo control. Estaré aquí. Si llora lo llevare abajo, ¿esta bien?"

Me levanté de la cama y tomé su rostro en mis manos mientras estaba sentado en la mecedora, alimentando a Eddie. "Justo cuando pensaba que no podía amarte mas…" le bese, y luego me trepe a mi cama. Me acosté de lado viéndole como alimentaba a Eddie por unos minutos. Comenzó a tararear mi nana a Eddie y ambos nos quedamos dormidos gracias a Edward.

martes, 6 de abril de 2010

VENTANA AL AMOR

N/G: Aquí les dejo el Epílogo y final definitivo de este lindo Fic. Espero que lo disfruten y gracias por su infinita espera.

Gemelii Angylito

Epilogo:

6 años después.

Edward POV:

—¿helado de fresas?

—si, helado de fresas… y chocolate con almendras… ah si, y galletas de vainilla…—dijo Bella al otro lado de la línea telefónica.

—¿algo más?—le pregunté

—umm… no, creo que no…

—esta bien. Creo que estoy en casa en media hora a lo sumo…

—ok, te quiero…

—yo también mi vida— le dije antes de colgar.

Si no, no estaría recorriendo el centro de Chicago a las 2 am buscando lo que quieres comer, agregué en mi fuero interno.

Conduje por las prácticamente desiertas calles hasta que al fin encontré un supermercado abierto. Suspire con alivio antes de entrar a buscar el encargo de mi esposa. Gracias a Dios, tenían todo lo que Bella quería, me apresure en conducir a casa, no fuera que surgiera otro antojo sobre la marcha.

En cuanto llegue a casa me dirigí a la cocina—donde las luces estaban encendidas— Bella estaba sentada en uno de los taburetes junto a la mesada, su cabello castaño se encontraba suelto y tenía puesta su bata de noche color malva, sus manos se posaban en su pequeño vientre de 4 meses de embarazo. Se veía tan hermosa. Su rostro se ilumino al verme, más cuando sus ojos se dirigieron a las bolsas que traía entre mis brazos.

—oh, Edward… gracias, gracias…—dijo dándome pequeños besitos por todo el rostro.

Comencé a sacar las cosas de las bolsas y ponerlas en la mesa, Bella ya tenía una cuchara entre sus manos para cuando saque uno de los potes de helado.

—ummm… esto esta delicioso…—pronunció—es justo lo que queríamos, ¿no es así corazón?—le preguntó a su pancita.

Me encantaba cuando hacia eso, era tan tierno. Estaba tan embobado viéndola que no me di cuenta de que no estamos solos. Alce mi vista para ver Su entraba en la cocina.

—¿otro antojo de mamá?—me preguntó, yo asentí.

Era increíble como había crecido. De ser la pequeña y traviesa niñita que yo conocí a ser casi una damita, aunque igual de traviesa, eso era parte de su encanto. Susan tenía todo su cabello castaño dispuesto en una irregular trenza y sus ojos chocolate se veían soñolientos. A medida que crecía se iba pareciendo más y más a Bella, aunque nuestra familia insistía en que estaba tomando mi carácter y mis manías, será cosa de crianza, pensaba. Se sentó en uno de los taburetes junto a Bella.

Era tan lindo verlas juntas, nadie pensaría que eran tía y sobrina, parecían madre e hija y por supuesto, yo quería a Susan como si fuera mi hija, la primera, después de todo.

—¿me acompañas?—le preguntó Bella pasándole una cuchara.

—¿Cuándo le he dicho que no al helado, ma?—le preguntó de vuelta.

—¿no crees que les puede doler el estomago?—les pregunté

—no seas aguafiestas, papá… es solo un poco de helado—contestó con una sonrisa.

—es verdad, vamos, amor… únetenos…—me instó Bella

—si amanecemos todos con indigestión, las haré responsables…—dije serio. Ellas solo se rieron.

Desde que Bella había vuelto a quedar embarazada—y con ello llegaron los antojos nocturnos— este era nuestro panorama casi todas las noches, sentarnos a comer el antojo de la noche juntos. Pero sabía que faltaban dos invitados más.

La primera en aparecer en la cocina fue Lizzie, su cabello de color cobrizo estaba todo enmarañado y estaba restregándose los ojos cuando entro, en su otra mano llevaba la ya pequeña manta color rosa que utilizaba para dormir desde que era una bebé. Aun adormilada, alzo sus brazos para que la subiera en mis rodillas, claro, su estado mejoro considerablemente cuando vio el paquete de galletas de vainilla que no demoro en reclamar como suyo.

Por supuesto el ultimo en llegar siempre era Thomas, siempre había sido así, desde que era un bebé. Mamá decía que se comportaba de manera similar a mí a su edad, no había forma de sacarme de la cama, y al parecer mi hijo había heredado esta cualidad. Al menos eso nos supuso un alivio los primeros meses… pero no cuando comenzó en la escuela y las mañanas eran una batalla constante para llegar a tiempo.

Tener un bebé es complejo, tener dos es casi caótico, por lo cual era una bendición que uno de ellos tuviera el sueño pesado. Aun recuerdo las maratones nocturnas que tuvimos que correr en busca de biberones o pañales limpios. Y dentro de menos de cinco meses esos momentos iban a volver.

Aunque claro ya no seríamos primerizos y eso haría todo más sencillo. La experiencia iba a estar de nuestra parte esta vez.

Además estaba seguro de que a mamá le encantaría tener otro nieto entre sus brazos, el ultimo bebé de la familia fue el hijo de Rose y Emmett, Lucas, hace tres años, creo que para todos fue una sorpresa el embarazo de mi cuñada, después de que hubiera jurado y perjurado que no pasaría jamás por la dolorosa experiencia del parto otra vez.

—les tenemos una noticia—anunció Emmett con una enorme sonrisa.

Estábamos todos reunidos en el jardín trasero de la casa de mis padres después de haber realizado una barbacoa. O mejor dicho después de haber comprado las hamburguesas que encargamos después de que Jasper y Emmett quemaran toda la carne que habíamos comprado.

—¿se van de viaje?—preguntó Bella

—¿se van a mudar?

—¿cambiaran de coche?—Rose y Em se limitaron a negar.

—¿entonces que?—preguntó Su con impaciencia.

—bueno, …Rose y yo, ¡vamos a tener otro bebé!

—¡nooo…!—exclamaron Alice y mi esposa con sorpresa.

—¿pero si habías dicho que nunca más…?

—si, pero cambie de opinión—se limitó a contestar Rose.

—¡Felicidades!—dijo mi madre adelantándose para abrazarlos.

Para felicidad y alivio de Rosalie, esta vez disfruto de los beneficios de la cesárea. Lucas era un chico muy despierto de cabello castaño rizado y profundos ojos azules. Cada vez que sonreía se le formaban dos hoyuelos en cada una de sus mejillas.

Pero la sorpresa más grande de la familia fue el segundo embarazo de Alice. Trillizas. Tres Alice en miniatura que tenían encantado a su padre y sacaban carcajadas a toda la familia con sus ocurrencias. Eran unas bellezas de rizos rubio oscuro y ojos oscuros, que eran el vivo retrato de Alice, claro que con distinto color de cabello, acababan de cumplir los 2 años en el mes de marzo.

Mamá y papá eran los más contentos con sus 9 nietos, 10 contando al pequeño Roman que venía en camino. Los domingos todos íbamos a su casa para almorzar en familia, solo una vez esta tradición no pudo cumplirse… y eso fue en marzo 26.

Estábamos todos preparados para comenzar a preparar la barbacoa, cuando Alice comenzó a notar los primeros síntomas de parto. Inmediatamente comenzamos a preparar las cosas para llevarla al hospital. Había sido la espera más larga que habíamos vivido. La sorpresa sucedió en la sala de partos. Alice creía a pies juntillas que estaba esperando gemelas, y bueno, todos le creíamos pues ella nunca se equivocaba, además las ecografías no la contradecían. Pero al final, no sé como, sus cálculos erraron y resultaron ser tres: Sophie, Melanie y Lucy. La felicidad de Alice era palpable ante la perspectiva de tener tres muñequitas personalizadas a las cuales quería con todo su corazón.

Alrededor de las 3 am, decidí que era mejor que todos se fueran a dormir. Y digo decidí por que al parecer nadie quería hacerlo. Luego de haber acostado a nuestros hijos, Bella y yo nos fuimos hasta nuestra habitación. Abrí mis brazos para acogerla a ella quien no demoro en dormirse entre mis brazos como cada noches desde hacía casi 7 años.

Adoraba lo maravillosa que era mi vida. No la cambiaria por nada. Acaricie los suaves cabellos de mi amada mientras ella dormía, una sonrisa surcaba sus labios.

Bella aun seguía escribiendo, no lo hacía con tanta frecuencia pues al ser madre de tres —próximamente cuatro—niños no era algo sencillo. Al menos los chicos eran ordenados y la dejaban tener sus tardes de escritura. Su próximo libro iba a salir a los inicios de la primavera. Una novela romántica que tenía unos tintes de realidad, a mi parecer muchos.

Mi amiga Tanya había vuelto a Inglaterra hace cinco años, después del nacimiento de la pequeña Brittany. Ella y Mark se casaron al siguiente mes de agosto, por lo que toda la familia fue hasta Europa para la boda que se realizo en un hermoso parque de Londres. Bella y yo aprovechamos esos días para tener una mini Luna de Miel atrasada mientras los niños se quedaban con mamá.

Recorrimos Inglaterra, Francia e Italia. Pasamos una semana maravillosa en la que solo éramos nosotros y nuestro amor.

¿Acaso podía pedirle algo más a la vida?

Tenía una mujer maravillosa, que era el amor de mi vida. Unos hijos preciosos que me hacían sentir orgulloso a más no poder. Y estaba junto a toda mi familia.

Cada pequeña cosa del día a día me hacía sentir feliz y agradecido de lo que tenía. Nunca olvidaba cada uno de los momentos que me habían traído hasta acá, momentos tristes, momentos felices, momentos confusos, momentos cómicos.

—¿aun estas despierto?—preguntó Bella al verme con la mirada fija en ella.

—así es…

—¿no puedes dormir?

—simplemente estaba pensando…—respondí

—¿en que?—preguntó medio incorporándose para mirarme más de cerca.

—en ti, en mi, en los chicos… en lo maravillosa que es nuestra vida…

—lindo…—susurró acercándose a mi rostro. Sus dulces labios capturaron los míos.—te amo…

—y yo a ti, mi vida…—dije atrayéndola nuevamente a mi para besarla.

¿Que más podía pedir? No podía imaginar que alguien fuera más feliz que yo en esos momentos.

ѼѼѼѼѼѼѼ

lunes, 5 de abril de 2010

APOSTANDO EL CORAZÓN

N/G: Ya quedan poquitos capítulos de este maravilloso fic!! Espero que lo disfruten!!!

Como dice mi gemelii!! Nos leemos en un Tris :P

Gemelii Angylito


Capitulo treinta:


Bella POV:

Sabía que había aplazado por demasiado tiempo mi decisión, pero es que la verdad no estaba segura, no sabía si la decisión que tomaría sería la correcta.

Estaba recostada sobre mi cama, encima del edredón se encontraban esparcidas todas las cartas de admisión de diversas Universidades del país, sabía que la fecha límite para entregar la respuesta estaba cerca, tal vez demasiado cerca.

Pero…¿adonde ir?...

Solo sabía una cosa, quería irme lo más lejos posible de Phoenix, lo más lejos de él, quería empezar de cero.

Y después de mucho analizar mis opciones, me decidí, me iría a Darmouth, a estudiar Literatura, sabía que era un tanto duro dejar todo atrás…mi casa, mis amigos, a papá y a…él. Pero debía hacerlo, aun no sabía si tendría fuerzas para soportar los últimos días en el instituto; el solo hecho de volver a toparme con él, de quedarme a solas con él, me aterraba profundamente.

Me levante y me fui hacia el ordenador debía mandar mi respuesta, una vez lo hubiera hecho, no habría vuelta atrás.

-listo…- me dije a mi misma. Ahora debía pensar en como le diría esto a Charlie y a Alice…sabía que no se lo tomarían nada bien.

En ese momento escuche que llamaban a la puerta, debe ser Alice, pensé; pues hoy era martes…y aunque esta semana debimos ir a su casa preferimos evitarlo, no era nada en contra de Esme o de Carlisle…pero no iba a poner un pie de nuevo en esa casa, al menos no si cierta persona estaba presente.

-Hola, Bells…- me saludo.- mira lo que traje…- dijo alzando una bolsa, en su interior debían haber a lo menos unos 5 dvs.

-¿pretendes que no durmamos?.- le pregunté

-Claro que no…solo que no sabía por cual decidirme…- dijo encogiéndose de hombros, no puede evitar sonreírle.

Tuvimos un "martes de pijamas" normal, como si el incidente del sábado nunca hubiera pasado, vimos unas cuantas pelis y nos hartamos de comida chatarra y helado, mucho helado.

No sabía como demonios habíamos conseguido levantarnos a la hora al día siguiente, pero lo conseguimos, llegamos al instituto justo cuando el ensayo de la graduación iba a comenzar…gracias a Dios con todo el ajetreo nadie se percató de nuestro pequeño retraso, bueno nadie excepto él, podía sentir sus ojos verdes fijos en mi, en cada movimiento que realizaba, por lo que no pude evitar caerme en medio del ensayo. ¡Genial Bella la patosa ha vuelto! ¡y recargada!

-señorita Swan…¿se encuentra bien?...- me preguntó uno de los profesores encargados

-si…eso creo…- dije intentando levantarme, pero me dolía el tobillo.

-Cullen…- llamó el profesor.- lleve a la señorita Swan a la enfermería.

No, no y no…él no…

-en verdad no es necesario…- dije, pero ni quiera podía mantenerme en pie. Estupido tobillo.

-No sea testaruda…- me regaño el profesor.- Cullen…- llamó a Edward.

-Permíteme…- dijo él de manera precavida, me tomo en sus brazos de manera ágil, como si pesara menos que una pluma. Estaba segura que mi corazón latía tan fuerte que todos podía oírlo y podían ver mis mejillas teñidas de un intenso rubor.

-Puedes bajarme…- pedí de manera cortante en cuanto nos alejamos del campo visual del profesor.

-Bella…- pidió

-Isabella para ti.- le dije

-…Isabella…- dijo como si le costara pronunciar.-por favor…apenas si puedes mantenerte en pie…déjame llevarte a la enfermería de una vez…

-Ja, ahora te vienes a preocupar por mi…creo que es algo tarde

-…entiéndeme…por favor no se de que manera disculparme contigo…sé que fui un imbecil- yo asentí- pero estoy arrepentido…

-Imbecil es quedarte corto…- le replique mordaz.- y no…no quiero escucharte…- me miro con un gesto de inmenso dolor, tuve que apartar la vista o si no terminaría disculpándolo y no podía, debía hacerme respetar al menos por una vez en mi vida.- me vas a llevar a la enfermería o no…- pregunté, aun sin verlo

-Si…- dijo comenzando a avanzar.

La enfermera me di un poco de hielo para el tobillo, afortunadamente solo me lo había torcido de manera leve, pero aun así me recomendó que me quedara un rato más luego de darme un anti inflamatorio, no sería conveniente que caminara y tampoco me apetecía mucho encontrarme con Edward que digamos, esperaba que se hubiera ido cuando yo saliera.

-¡Bella!...- gritó Alice desde la puerta, la enfermera le hizo un gesto con la mano para que bajara la voz.- perdón…Bella…- dijo casi susurrando, no pude evitar reír

-Alice…no es para tanto…

-¿segura?...- preguntó aun en susurros, yo asentí. La enfermera solo rodó los ojos- …y ¿Cómo estas?

-Estoy bien…solo me torcí el pie…

-¿no quieres ir al hospital?.- negué

-Allie tranquila…no es nada…

-Ahh…

-Oye…tu…tu hermano no esta afuera ¿cierto?...

-No, lo acabo de espantar…

-¿todavía seguía afuera?.- Alice asintió- ahh…no sé que hacer…

-¿no lo pretendes perdonar? ¿o si?...

-No lo sé…a veces…- suspire- a veces me muero por perdonarlo…pero otras…- apreté mis puños.

-Te entiendo…a mi me pasa lo mismo con Jazz…- me dijo Alice

-Deberías hacerlo…

-Pero…no…no puedo después de todo lo de la…eso…fue su idea…

-Si, lo sé…pero no quiero que tú también sufras…al menos una de nosotras tiene que ser feliz…

-Tú también vas a ser feliz, Bells…

-No lo sé…

Alice POV:

Seguía pensando en lo que me había dicho Bella, tal vez debería perdonar a Jasper, sabía que Rose había perdonado a Emmett…pero ¿Bella perdonaría a mi hermano?. Eso no lo sabía aunque estaba segura de que ella se moría por hacerlo y que mi hermano se moriría si ella no lo hacía, y es que si bien en un principio había culpado a Edward de absolutamente todo, en estos días me estaba dando cuenta de que él también sufría, y técnicamente todos en la casa sufríamos.

A mamá y a mí siempre nos había gustado escuchar como Edward tocaba el piano, pero desde el incidente con Bella, las pocas melodías que tocaba se habían vuelto extremadamente melancólicas y tristes, tanto que solo daban ganas de llorar cuando las escuchábamos. En verdad mi hermano estaba destrozado, tanto o más que Bells, nunca lo había visto tan mal, y me dolía hacerlo. Esperaba de todo corazón que ellos volvieran a estar juntos…si se veían tan bien y estaba segura de que los dos se amaban con locura; como yo con mi Jazzy…suspire, en verdad lo extrañaba demasiado.

- Alice…- escuche que me llamaban, me volteé

-Jasper…- me quede sorprendida al verlo, lo había estado evitando desde hacia casi una semana- ¿Qué haces aquí?

-Es el instituto, Allie…-dijo encogiéndose de hombros

-Eso lo se…

-Allie…necesito hablar contigo…Allie…no se de que manera decirte que siento lo que le hicimos a tu amiga…en serio, lo hicimos sin pensar…ya sabes cosas de chicos…

-Eso no los justifica…

-Y lo se…y no sabes cuanto lo siento. Pero por favor…no quiero perderte por eso…Alice tu eres demasiado importante para mi…por favor perdóname por ser un tonto…

-Jazz…- ya, lo sabía no podía resistirme.- esta bien…te perdono…pero no te quiero ver apostando nunca más y menos a costa de alguien…- dije en cuanto estuve a su lado

-Te lo prometo…te amo…- me dijo

-Y yo…- sus labios se juntaron con los míos.

Ahora solo esperaba que las cosas entre Bella y mi hermano se arreglaran, estuvimos un rato más juntos, Jazz me ayudo a recoger todas mis cosas y después me ayudo a llevarlas hasta mi carro, ahora solo me faltaba ir a buscar a Bella.

-¡Bella!...- iba feliz, dando saltitos por todos los corredores.-¡Bella!...

-¿Qué pasa, Allie?...- me preguntó mientras recogía los libros de su casillero.- te ves demasiado…feliz…- yo asentí

-Perdone a Jazzy…- le dije

-Ay, Allie, cuanto me alegro…ves que no había razón para que estuvieran peleados…

-Si…y eso me recuerda…¿Bells tú…tú todavía sigues enojada con mi hermano?...

-No lo sé…a veces…a veces pienso en todo lo que me hizo…y no sé me entran unas ganas de odiarlo…pero después…recuerdo todo lo que vivimos…- suspiro- no sé…cual es el verdadero Edward, Alice…

-Yo creo que si lo sabes…- ella negó con la cabeza.- vamos Bells…estoy segura que lo sabes…

-Ay…Allie…no sé que hacer…- dijo abrazándome- yo…verdaderamente estoy enamorada de tu hermano…siempre lo he estado…

-Lo sé, Bells…lo sé…¿entonces…lo vas a perdonar?

-Eso creo…

-Ayyy Bells…no sabes lo feliz que se va a poner, estos últimos días Edward a estado fatal…

Fuimos a mi carro, para ir directamente a mi casa, estaba demasiado contenta ahora que me había reconciliado con Jazzy y que seguramente Bella iba a hacer lo mismo con mi hermano, acaso podía pedir algo más. Cuando llegamos a casa bajamos del carro rápidamente, no sabía cual de las dos estaba más impaciente, si Bella o yo.

Abrí la puerta de manera ansiosa.

-¡Edward!...- llamé. Pero nadie respondió- ¡Edward!...- nuevamente silencio, me preocupe.

-¿Qué pasa Allie?...- me preguntó Bella, ella también estaba preocupada.

-No lo sé…espera…- le dije, subí las escaleras.

Me fui a la habitación de mi hermano prácticamente corriendo, abrí la puerta y grande fue mi sorpresa al ver…la habitación completamente vacía, Edward no estaba por ningún lado.

-¡Alice!...- escuche a Bella llamar desde el piso de abajo

-¿Qué pasa?...- pregunté agitada por la carrera escaleras abajo.

-Mira…- dijo tendiéndome un papel, a la vez que no podía controlar el llanto, leí detenidamente el papel, era una nota de Edward.

-Se fue…- comenzó a decir Bella.

No lo podía creer, mi hermano se había ido a Chicago a casa de unos de nuestros tíos, justo ahora que todo se estaba por solucionar…¿es que las cosas podían ir peor?.

VENTANA AL AMOR

N/G: Chicas!! aquí les dejo el último capítulo de Ventana Al amor, Falta el epilogo que mañana lo subiré. Gracias por volver a creer en nosotras.... sin uds nuestra felicidad no estaría completa. Gracias por demostrarnos que aún contamos con uds. Las amamos !! enserio que sí!!!

Gemelii Angylito

Recomendacion Musical: En cuanto comience el 2º Bella POV, pongan (si es que tienen) Come what may de la BSO de Moulin Rouge


Capitulo treinta y dos:

Bella POV:

-vamos, Bella durmiente, es hora de despertar…

-umm…

-¡Bella!- insistió Rose esta vez, me comenzó a mover

-¡Alice, Rose! ¡déjenme dormir!- protesté

-Ah, no, señorita. ¿acaso no sabes que día es?- preguntó Alice

-Claro que lo sé- dije tapándome con las mantas nuevamente- pero tengo sueño,…los mellizos estuvieron muy inquietos anoche.

-Ya, ya. Ya- déjate de regañar ¡y levántate!- dijo Rose quitándome las mantas

-¡es el día de tu boda!- gritaron a coro

-Lo sé,…pero ¡tengo sueño!...- protesté nuevamente, tapándome la cara con mi almohada.

Pero como siempre, cualquier intento de resistencia que yo hiciera, era inútil. No las entendía, perfectamente podrían dejarme dormir unas horas más, ¡el matrimonio era ya entrada la tarde! No había necesidad de madrugar.

Mis queridas amigas me sacaron de la cama y me arrastraron –literalmente- hasta el cuarto de baño.

Mientras estaba sumergida en el agua caliente de la tina, disfrutando de las sales de baño, cortesía de Alice. Recordé una noche hacía ya casi dos meses. La primera vez que los mellizos durmieron en casa.

Luego de haberme repuesto de la sorpresa inicial y haber recorrido nuestra nueva casa, Edward y yo recostamos a los bebés en su nuevo cuarto, especialmente decorado por su tía Alice.

Estaba pintado de un suave color azul celeste con una franja de papel mural de diseños infantiles, todos los muebles eran de color blanco: las cunas, el mudador y las cómodas. Estaba lleno de peluches y juguetes.

La familia se fue a los pocos minutos argumentando que deberíamos descansar. Luego de haber llevado a Susan a su habitación y convencerla de que se acostara y que ya mañana podría jugar con todos los juguetes nuevos que Edward le había comprado, nos dirigimos hacía nuestra habitación, la cual era la única de la casa que no había visto con anterioridad.

Era enorme y de un suave color crema con una franja de papel mural en tonos cafés, tenía un amplio ventanal que daba directamente al patio trasero, reconocí sin duda alguna, el buen gusto de Esme en la decoración y los muebles.

-es todo…tan hermoso…- comenté

-entonces, ¿debo tomar eso como que te gusto la sorpresa?- me preguntó Edward abrazándome por la espalda y besando delicadamente mi cuello.

-Si…mucho. Gracias…

-No, gracias a ti…- dijo deslizando sus manos por mis brazos de manera lenta- por todo…- susurró

-Edward…

Me volteé de manera lenta y lo besé, enredando mis dedos en su desordenado cabello. Sus manos recorrieron mi espalda con cuidado, con una suave caricia que me hacia estremecer. Sus labios comenzaron a bajar por mi mandíbula buscando mi cuello.

El monitor de bebés comenzó a sonar.

-Edward…los bebés...

-Si, lo siento. No te preocupes, yo los voy a ver…

-¿estas seguro?-él asintió

Aproveche ese momento para mirar el resto de la habitación, abrí las puertas dobles del armario.

-Y supe que iba a matar a Alice.

Mi querida duendecillo- nótese el sarcasmo- había aprovechado todo esto del cambio de casa para reestructurar mi vestuario. O mejor dicho, construirlo desde cero.

No reconocí ninguna prenda ¿Qué había hecho con toda mi ropa?

-listo. Ya se volvió a dormir, solo era Tomy, que se despertó.- yo seguía mirando el armario con gesto ausente- ¿Bella? ¿Bella, que te pasa?

-Alice…- respondí- ¿Por qué la dejaste hacer esto?- inquirí abarcando todo el ancho del armario con un gesto de mano

-Yo, yo no quería…me obligo…- lo miré enarcando una ceja. Bella, amor, tú sabes lo persuasiva que puede llegar a ser mi hermana.

Suspire.

-¿y ahora como diablos voy a encontrar un pijama?- me quejé.

Luego de la pequeña odisea bautizada como "la búsqueda del pijama perdido" Nos acostamos a dormir. Pero a las pocas horas comenzó otra odisea, con la maratón de los pañales, biberones y canciones de cuna. Y el duro aprendizaje de ser padres de mellizos que se rehúsan a dormir.

El primer round fue alrededor de las once de la noche.

-¿adonde vas?- me preguntó Edward aun soñoliento

-Los bebés…- module moviendo el monitor en el cual se escuchaban los llantos.

-¿quieres que te ayude?- preguntó incorporándose

-No, descuida. Ahora me encargo yo.

Salí hasta el pasillo y camine un poco hasta llegar a la puerta de la habitación de los bebés, abriéndola cuidadosamente, intentando no hacer mucho ruido. Camine hasta la cuna y alcé a la pequeña Lizzie que estaba llorando cada vez más fuerte.

-ya, ya, mi cielo…mamá esta aquí…

La lleve hasta el mudador y revise su pañal, creyendo que esta era la causa de su mal humor. Limpio. Supuse entonces que tal vez se debía al hambre. Sin duda necesitaba a Edward, no podía ir hasta la cocina con la bebé. Sería riesgoso.

-te dije que ibas a necesitar mi ayuda…- susurró desde el umbral de la puerta

-Edward…- musité sorprendida. ¿Cuándo había llegado?

-Pásamela…- dijo. Le pase a la bebé y fui hasta la cocina.

Volví por el pasillo con pasos sigiloso, llegue hasta la puerta justo en el instante en que Edward la cerraba.

-ya se durmió…- me susurró

-¿no tenía hambre, entonces?

-No, creo que solo quería estar con su papá- agregó con una enorme sonrisa

-Egocéntrico…- le dije dándole unos golpecitos en el pecho a modo de broma.

-Ven, vamos a dormir…- dijo capturando una de mis manos.

Esta vez conseguimos dormir hasta la una de la madrugada, cuando los llantos nuevamente nos despertaron, esta vez por parte de los dos bebés. Era el segundo round.

Ahora fueron los pañales, lo más gracioso de eso fue la primer impresión de Edward. El shock.

Una hora después fueron los biberones, y cuando creíamos que al fin se habían dormido, vinieron los llantos otra vez, esta vez con mucha más fuerza.

Después de casi media hora de intentos fallidos, ni Edward ni yo conseguimos calmarlos, e incluso Susan se despertó debido a todo el alboroto. No eran los pañales, no eran los biberones, aparentemente nada. Ni siquiera las canciones de cuan funcionaban. Pues en cuanto los calmábamos y los llevábamos hasta sus cunas, todo comenzaba de nuevo. Estaba apunto de llamar y pedir ayuda.

-yo creo que quieren dormir en brazos..- comentó Su

Y quien pensaría, que eso era. El amanecer nos encontró durmiendo medio sentados en la cama matrimonial, cada uno con un bebé entre los brazos y Susan en el medio de la cama.

Sonreí al recordar. Afortunadamente, después las noches no fueron tan arduas como esa.

-¡Bella! Sal de ahí de una vez, tenemos que prepararte…- gritó Alice mientras golpeaba la puerta del cuarto de baño interrumpiendo así mi estado de total calma.

A regañadientes salí de la tina, me seque y me puse el albornoz que había dejado colgado antes de entrar a la tina

-¿Dónde esta Edward?- pregunté mientras desayunábamos

- En casa de mis padres con Emmett y Jazzy

Apenas termine de comer, Alice y Rosalie me arrastraron hasta mi cuarto. Lo habían convertido en un pequeño salón de belleza. Con todos sus artefactos e incluso habían traído una sillita rosa muy similar a las que se utilizan en esos lugares.

-¿no creen que se extralimitaron un poco?

-Para nada. Ahora ven y siéntate, Bella.- dijo Alice tomándome de un brazo y llevándome hasta la sillita.

-No debería ir a ver a Tomy y Lizzie, están muy callados…

-No, Esme esta encargándose de ellos, ya sabes como adora a sus nietos…

-No quiero abusar...- las chicas rodaron sus ojos a la vez.

-Bueno, creo que lo mejor es que comencemos con el cabello ¿no crees, Rose?

-Si, me parece ideal…

No emití reparo alguno, primero por que la experiencia ya me había advertido que esto no servia de nada, y segundo por que por esta vez iba a hacer felices a mis amigas y les iba a permitir jugar a barbieBella sin restricciones. A los minutos comenzó el desfile de artilugios para el cabello: rizadores, secadores, pinzas, cremas y horquillas, muchas horquillas. Allie y Rose comenzaron a rizar todo mi cabello, lo cual les llevo gran parte de la mañana. Luego Rose comenzó a recoger mi cabello en lo alto de mi cabeza con las pequeñas horquillas, dejando solo algunos mechones sueltos en los lugares correctos. Insistí en que ellas también se peinaran para así escabullirme unos minutos y ver a mis hijos. Y lo conseguí.

Después de eso, vino el maquillaje, Alice me aplico una sombra color crema con el único objetivo de iluminar más mi mirada, encrespo mis pestañas, aplico mascara, claro que a prueba de agua, no quería ningún tipo de accidentes; y delineó mis ojos, me aplico un labial rosa pálido. Era un maquillaje muy natural, tal como a mi me gustaba. Ellas dos y Esme se cambiaron antes de seguir con mi "preparación".

Mis dos damas de honor se veían preciosas con sus vestidos largos y con un escote en v, el rosa intenso de la tela hacía destacar lo blanca que era la piel de mis amigas y los lazos del vestido marcaban más sus definidas cinturas. Esme se veía sumamente elegante en su vestido de color rojo y con su cabello del color caramelo que se movía en suaves ondas.

También cambiaron a los bebés y a Susan. Era de lo más tierno ver a Matthew y a Thomas con sus atuendos blancos, parecían dos pequeños caballeritos. Lilian y Lizzie tenían puestos unos vestidos blancos con detalles en tul color fucsia, Susan daba vueltas por la habitación con su vestido color sandia, estaba radiante, por que había accedido a que Rose le rizara aun más su cabello.

Aunque sabía que hacían esto con un solo motivo, dilatar lo más posible el momento en que viera mi vestido, el cual seguía siendo para mí un completo secreto.

-bueno, antes de que veas tu vestido- dijo Alice después de que Esme se llevara nuevamente a los bebés- Rose y yo…te tenemos un pequeño regalito…

-¿un regalo?

-Si, ya que no nos dejaste organizarte una despedida de soltera como se debe- comentó Rose con tono de reclamo. Sabía como adoraba ese tipo de fiestas.

-Esperamos que te guste…

Alice me tendió una bolsa de color plateado con un gran moño blanco.

-¡¿Victoria´s Secret?!- exclame nada más al ver la caja- ¡chicas!- les reclame

-Solo ábrelo ¿si?

-Te dije no íbamos a necesitar rubor- le comentó Rose a Alice al ver como me sonrojaba notoriamente, es que ¿Cómo no hacerlo?

Entre mis manos tenía un diminuto –y diminuto era quedarse corto- corsé de delicado encaje blanco y pequeñas flores bordadas en el busto. Fuera de todo, debía admitir que era bastante lindo.

-y ¿te gusto?...- asentí aun sonrojada

-¡¡si!!- Alice comenzó a aplaudir- ven, vamos a ayudarte a ponértelo…

-¡¿Qué?! ¿ahora?

-Claro- respondió Rose rodando los ojos- es para tu noche de bodas, obviamente…

-¡¿Qué?! ¡se volvieron locas…oh, no, no chicas…yo…yo ¿Cómo voy a…usar eso? ¡que vergüenza!

-Vamos, Bella no seas ridícula, ¿Qué te va a dar vergüenza? ¿eh?

Y me pusieron el corsé, el porta liguero, la liga. Todo. Provocando que estuviera totalmente sonrojada durante todo el proceso.

-¡Es hora del vestido!- anuncio Alice con una bolsa de ropa entre las manos- ¿estas ansiosa por verlo?- asentí

Alice abrió la bolsa de manera lenta y con mucho cuidado saco el vestido de ahí. Abrí mi mandíbula ante la sorpresa inicial.

El vestido era simplemente precioso, de un blanco hueso tipo strapless corazón, tenía detalles bordados en hilos color plata en el corsé y en parte de la falda amplia y vaporosa. Era maravilloso.

-oh, Allie, es hermoso…- dije con los ojos humedecidos de la emoción- gracias…- se encogió de hombros

-sabes que lo hago con todo gusto. No puedo creer que estés a punto de casarte…

-ni yo, es tan maravilloso…

-¡oh, chicas, gracias!- dije antes de abrazarlas.

-Ya, vamos, tenemos que cambiarte se nos hace tarde…- dijo Rose intentando atrapar unas cuantas lagrimas indiscretas.

Me ayudaron a ponerme el vestido, cuando terminados Esme se reunió con nosotras.

-tengo algo para ti, Bella- anunció

-¿para mi?- ella asintió

-Si, era de mi madre, la abuela de Edward, Margaret. Tú sabes lo mucho que ella quería a mi hijo- asentí- ella quería que la mujer que Edward eligiera para ser su esposa usara esto el día de su boda.

Abrió la cajita de joyería color azul que traía entre sus manos, y saco de ella una delicada tiara de plata con un diseño similar a una enramada de nimias hojas y flores. Era una exquisitez y sentí como mis ojos se humedecían nuevamente. Tanta felicidad se me hacía irreal y la boda aun no comenzaba.

-oh, Esme, es hermosa. Gracias…

-de nada, mi cielo. Gracias a ti…- dijo abrazándome con mucho cuidado.

Alice me acomodo el velo y la tiara entes de dejar que me viera en el espejo. No podía creer que esa fuera yo.

-oh, mami. Te ves lindisima, pareces una princesa…- dijo Su quien acababa de entrar en la habitación.

-Gracias, cielo

-Es verdad, estas radiante…

-Chicas, Carlisle ya esta aquí con el auto- anunció Rose

-¿ya es hora?- pregunté. Ellas asintieron en respuesta.

Por primera vez sentí los nervios. Carlisle-que era como un segundo padre para mi- me llevaría hasta el altar para entregarme a su hijo. Susan y yo nos iríamos con él en el precioso Rolls Royce que habían rentado para la ocasión, esa fue una idea de Alice.

Mientras avanzábamos por las calles rumbo a la Iglesia, sentía como las mariposas que habían decidido hacer de mi estomago su hogar, revoloteaban impacientes. Quería ver a Edward, quería verlo de una vez…

No podía creer que en unos minutos me iba a casar.

Edward POV:

Alice me despertó de la manera menos delicada posible.

-¡ya!...¡vete de una vez! Te están esperando en casa…

-Pero…

-Nada de peros…- contraatacó esta vez Rosalie- tenemos que preparar a Bella y tú no puedes estar presente…

-Pero si son las 7:30 de la mañana…

-No importa…

-Tengo sueño- dije entre un bostezo que sirvió para reafirmar mis palabras

-No nos importa…vístete de una vez y desaparece hermanito…no quieres hacer enojar a la planeadora de esta boda ¿ok?- agregó Alice dirigiéndome una mirada sencillamente maligna.

-Esta bien, esta bien…- dije alzando mis manos a modo de rendición- me voy…

Aun no comprendo como fui capaz de no dormirme frente al volante y conducir hasta la casa de mis padres, pero lo logre. Tenía mucho sueño, pues los bebés habían estado sumamente inquietos ayer noche, pero al parecer esto no era una excusa aceptable para los monstruos que eran mi cuñada y mi hermana.

Desayune con mi padre, mi cuñado y mi hermano. Luego estos dos últimos me arrastraron hasta una de las habitaciones de la planta superior. Me hicieron tomar asiento de manera brusca. Que se puede esperar de un hermano que es estrella de un equipo de fútbol americano, sin duda la delicadeza no es lo suyo.

-bueno, la verdad haz arruinado toda la charla que te tenía preparada para el día de tu boda, Edward…- dijo Emmett dando vueltas por la habitación.

Lo mire extrañado. ¿De que hablaba?

-por que obviamente sabes muy bien que hacer…- prosiguió- eso explica los mellizos, eh campeón- dijo moviendo las cejas de manera sugerente

-estas sugiriendo que pretendías tener una charla de sexo conmigo ¿Emmett?

-Si, siempre había creído que llegarías virgen al matrimonio, Eddie…pero veo que me equivoque…

-¡eres terrible! ¿lo sabías? ¿y tú, lo apoyas?- le pregunté a Jasper que se había mantenido callado

-Si, también creía que iba a ser así. Pero ya veo que nos equivocamos…

-O sea que disfrutan de hablar de mi vida sexual o falta de ella…

-Tienes que admitir que era un tema muy interesante de rebatir…

-Están completamente locos…

-Ey, Eddie- le dedique una mirada envenenada- no te enfades, era una broma…

-Esta bien, no me voy a enfadar…

-¡oh, maldición!- dijo Emmett después de un rato.- miren la hora que es, las chicas nos van a matar…

Fuimos hasta otro de los cuartos, Alice había dejado todo listo. Solo teníamos que cambiarnos. Antes de hacerlo fui a tomar una ducha.

El agua caliente relajo los tensos músculos de mi espalda. La verdad estaba ansioso, después de todo uno se casa solo una vez en la vida, al menos desde mi punto de vista. Y yo me iba a casar con la mujer más maravillosa del universo, de la cual estaba enamorado desde siempre. Mi Bella, mi amada Bella.

Emmett, Jasper y mi padre estaban casi listos cuando llegue a buscar mi traje.

No lo había visto, por que cada detalle de la boda, hasta el más mínimo había sido supervisado por mi hermana, y esta los había mantenido en una total y absoluta reserva.

En realidad tenía buen gusto, me calcé el pantalón gris oscuro y la camisa blanca estaba poniéndome el chaleco plateado cuando escuche unos golpes en la puerta.

-si, adelante…

-¿Edward?- dijo Emmett entrando- ¿Cómo demonios se ocupa esto?- dijo sujetando ambos extremos de su corbata color gris plata

-¿no sabes anudar una corbata?

-No, usualmente Rose es la que se encarga de eso…- rodé mis ojos.

-Pásamela…

Hice el nudo de la corbata lo más prolijamente posible, la verdad yo tampoco era demasiado asiduo a ellos, pero como debía utilizar trajes en mi trabajo había aprendido a quererlos a la fuerza.

-¿crees que Alice habrá dejado algo de fijador por aquí?- preguntó Jasper

-¿fijador? ¿para que?

-Edward, te haz visto al espejo

-No…¿Debería hacerlo?- él asintió

Me dirigí hasta el baño y me observe frente al espejo. No había nada mal, al menos a mi parecer, mi corbata estaba perfectamente anudada, la chaqueta cerrada, la rosa blanca que descansaba en el ojal de esta perfectamente, los gemelos de las mangas de mi camisa en su lugar. Todo estaba bien.

-¿no entiendo a que te refieres, Jazz? Yo veo todo en orden

-Tu cabello…

-Esta como siempre, que hay de malo en ello

-Eso mismo, Edward. ¿no podías intentar peinarlo

-Lo intente. Pero siempre queda igual…

-Alice me va a matar…

-¿Dónde esta Emmett?- le pregunté en un intento de detenerlo de su ataque fatalista.

-Ah, este, fue a comprar algo de fijador para tu cabello

-¿Qué? Oh, no…ustedes no se van a acercar a mi cabello.

-Edward, sé serio ¿quieres?

-¿papá ya se fue?- pregunté luego de unos minutos

-Si, pero no te preocupes aun estamos a tiempo.

-Bien…

-¡¡lo conseguí!!- dijo, más bien gritó Emmett irrumpiendo en la habitación con una típica bolsa de farmacia entre las manos.

-¡no!

-Edward no seas infantil…y siéntate de una vez- me amenazo Emmett

Y no sé por que, tal vez por demencia temporal, les obedecí. Y deje que esos dos rociaran mi cabello con ese producto. Fue necesaria prácticamente la totalidad de la lata para poder acomodar mi cabello.

-Vaya, Eddie…solo te falta la capa y estas hecho todo un Conde Drácula…- comentó Emmett mientras me observaba en el espejo

-Muy gracioso, Emmett- comenté al ver mi cabello perfectamente acomodado

Eso sin duda era algo nuevo. Nunca antes había conseguido peinarlo, y la verdad no se veía mal. Pero si Emmett seguía con sus bromitas era capaz de quedarme sin padrino a menos de una hora de la boda, lo juro.

-no le hagas caso, Edward. No te ves mal…- comentó Jasper

-bueno, bueno será mejor que nos vayamos…- dijo Emmett- ya va siendo hora…

-si, es verdad. No quiero llegar tarde a mi propia boda

-oh no, déjale eso a Bella…

-estoy nervioso…

-y haz de estarlo, jaja después de todo es el día de tu boda- comentó Emmett- ¿quieres unos cuantos consejos?

-Oh, no. No gracias Emmett. Preocupate de tu trabajo nada más. ¿tienes los anillos?

Se palmeo el bolsillo

-aquí están, hermanito, no te preocupes tengo todo bajo control.

-Bien, bien

-¿nos vamos?- me preguntó Jasper

-Si

Salimos de la casa. Me quede frente a la puerta de mi auto, mirándolo con gesto melancólico,

-un trato, es un trato Edward. Así que pasa las llaves…- dijo Emmett extendiendo su mano.

-Seguro que no quieres conducir tú ¿Jasper?

-La verdad, paso…- dijo el rubio

-¿por favor?

-Vamos Edward, no seas ridículo ¿si? Y dame esas llaves de una vez.

-Esta bien…- me rendí y se las entregue.

Esto me pasaba por estupido. Cuando decidí pedirle matrimonio a Bella – cosa de la cual toda la familia estaba enterada, menos la principal implicada- le prometí a Emmett que le dejaría conducir mi auto el día de la boda, no sé en que estaba pensando. ¿La euforia del momento?

Y aquí estaba entregándole las llaves de mi precioso auto al loco de mi hermano, solo por que era un hombre de palabra –aunque ahora no deseaba serlo- y que también estaba demasiado nervioso como para conducir de manera correcta. Me senté sin más reparos en el asiento de copiloto, como odiaba ese puesto.

Emmett conducía de manera rápida, al igual que yo, pero en esos momentos no prestaba mayor atención a mi entorno. Mi mente comenzó a divagar acerca de Bella: ¿Cómo se vería?, seguramente preciosa, ¿estaría nerviosa? ¿Ya había salido de casa?

Pero también otra parte de mi estaba un tanto triste. Había dos personas con las que me hubiera encantado compartir este momento de mi vida.

Y esos eran mis abuelos.

Estaba seguro de que ellos, donde quiera que estuvieran, estaban orgullosos de mí. De quien era y de lo que estaba consiguiendo. Y es que contrario a lo que pensaba, ya tenía una familia, una futura esposa que era todo cuanto deseaba y tres maravillosos hijos, pues ya consideraba a Susan como una hija mía, esas hijas que da la vida.

Pero no debía estar triste, hoy era el día más importante de mi vida.

Emmett nos dejo a Jasper y a mi en el frontis de la Iglesia mientras el iba a estacionar el auto. La entrada estaba decorada con un inmenso arco de flores blancas. Alice sin duda se había esmerado. Ella, Rose y mi madre ya estaban allí.

-guau, me encanta como luce tu cabello hermanito…- comentó

-muy graciosa, Alice- respondí de manera sarcástica

-no, es enserio…luces muy guapo

-es verdad, hijo…- dijo mamá abrazándome- estoy tan feliz por ti

-gracias mamá.

-Bueno, será mejor que vayas entrando Edward…la novia esta por llegar…

-Si, esta bien. ¿Dónde están los bebés y Su?- pregunté al no verlos

-Tu amiga Tanya, los esta viendo de momento…- respondió Rose- en realidad, creo que esta practicando…- enarque una ceja ante su comentario.- cosas de mujeres, Edward. No intentes entendernos…

-Ya, entra de una vez…- me apremio Alice

-¿ya es la hora?- pregunté

-¿Qué clase de pregunta idiota es esa Edward?, es obvio

-Lo siento, estoy un poco nervioso- Emmett fue precedido por sus fuertes risotadas

-Y asi te enojabas conmigo durante mi boda. Esta mas nervioso que yo, Eddie

-Bueno, ya entra de una vez, Edward---

-Ok, ok, ya voy. ¿madre?- pregunté extendiéndole mi brazo

-Por supuesto, hijo

Entramos a la Iglesia, todos mis familiares y amigos estaban allí. Recorrí el pasillo elegantemente decorado con pequeños arreglos de flores y cintas color blanco colgando de los respaldos de los asientos, para luego tomar mi lugar frente al altar. Los enormes arreglos florares lo delimitaban. Observe el lugar donde estaba sentada Tanya quien sonreía mientras tenía a mi pequeña Lizzie en brazos. Y entendí a lo que se refería Rose al ver las sonrisas que ella y Mark se dedicaban.

Deje mi vista vagar un poco más por el lugar.

Hasta que comenzó a escucharse la marcha nupcial.

Y mi corazón comenzó a latir con violencia, mientas anhelaba ver de una vez el rostro de mi amada.

Bella POV:

Sentí como mis nervios aumentaban más y más a medida que el auto se acercaba a la Iglesia. Cuando finalmente se detuvo creí que mi corazón iba a estallar.

Susan estrecho mi mano de manera suave. Creo que mi nerviosismo no le pasaba desapercibido.

-tranquila. Bella- me dijo Carlisle.- todo va bien…

-si…- dije intentando regular mi respiración que ya casi se acercaba a la hiperventilación.

Carlisle bajo y al instante la cabeza de Alice peinada con unos prefectos bucles negros se asomo. Ella y Rose me ayudaron a bajar del auto. Comenzaron a arreglar mi vestido hasta comprobar que no había la más mínima arruga en él.

-tu ramo, Bella- dijo Alice entregándome el pequeño ramo de rosas blancas y fresias.

-Era lindísimo.

-Su, corazón sabes que hacer ¿cierto?- le preguntó

-Sip, tengo que entrar antes que mami y lanzar los pétalos

-Muy bien, cielo. Bueno, creo que estamos todos listos…

Rosalie y Emmett serían los primeros en entrar.

Se comenzó a escuchar la marcha nupcial y sentí como los latidos de mi corazón se acomodaban al compás de la música. Alice y Jasper los siguieron. Suspire. Susan comenzó a caminar por los pasillos a la vez que lanzaba los pétalos blanco al aire, nunca entendería como podía moverse con tanta elegancia, como los Cullen, tal vez el haber pasado tanto tiempo juntos influía. Pero ¿por que no en mi caso?

-¿preparada?- me preguntó Carlisle

-Estoy nerviosa

-No tienes por que estarlo…- dijo dándole un liguero apretón a mi mano. Me sentí mas tranquila. Sonreí.

Sentía un gran aprecio por Carlisle, como por Esme y los demás. Ellos habían estado junto a mí en todos los malos momentos, pero en un día así, el día de mi boda, deseaba de sobremanera el poder compartirlo con mis padres y mi hermana, pero esto no me era posible. Aunque claro sabía que ellos estaban conmigo desde el cielo, y de seguro estaban contentos con lo que me estaba pensando. Volví a sonreír. Si, sin duda debía ser así.

Comenzamos a avanzar por el pasillo de manera lenta. Y entonces lo vi.

Edward me esperaba en el altar, estaba tenso, nervioso; pero en cuanto me vio relajo su postura, dedicándome una sonrisa, de esas que lograban alterar mi ritmo cardiaco. Estaba guapísimo. No entendería jamás como había sido tan afortunada como para merecerme a alguien tan perfecto como él. Mis amigas estaban allí, aun lado del altar, al igual que sus esposos. Aquel momento era tan perfecto, tan mágico.

-cuídala…- le dijo Carlisle entregándole mi mano a Edward.

Cuando sentí su mano tomando la mía, me sentí en casa, segura. Donde siempre quise estar.

-te ves preciosa…- me comentó haciéndome sonrojar.

Nos volteamos para quedar frente al altar, también decorado con flores de color blanco. Alice había hacho un trabajo magnifico.

Never knew I could feel like this

Like I´ve never seen the sky before

I want to vanish inside your kiss

Every day I love more and more

Listen to my heart, can you hear it sings

Telling me to give you everything

Seasons may change, winter to spring

But I love you until the end of time

La ceremonia dio inicio de inmediato.

No pude evitar que mi mente vagara por todos y cada uno de los pasos que Edward y yo tuvimos que dar hasta llegar aquí, al día de nuestra boda. Desde luchar contra nuestros propios miedos, los malentendidos, y el miedo de perder a nuestros propios hijos.

Cada uno de esos pasos que nos llevaron a valorar más lo que teníamos.

Y es que esta boda sin duda era la realización de nuestro amo. El paso final.

Desde pequeña había soñado con esto, había esperado por él, al igual que él había esperado por mí.

Pasamos por tanto, nuestras vidas nunca habían sido sencillas, estaban marcadas por las perdidas. Pero ahora teníamos un futuro maravilloso dibujándose ante nosotros.

Teníamos a nuestros mellizos, el fruto de nuestro amor. Teníamos a Susan, nunca olvidaría su insistencia por casarnos incluso antes de que nos declaráramos, tenía a mis mejores amigas. Tenía a la familia que había formado a lo largo de mi vida.

Y lo tenía a él, A Edward. Tenía todo cuanto quería y más. Sentí como las lagrimas comenzaban a caer de mis ojos, pero no eran de tristeza esta vez, al contrario, eran de felicidad. La más absoluta de ellas.

El sacerdote siguió con la ceremonia, hasta llegar a la parte más trascendental de ella.

Come what may

Come what may

I will love you until my dying day

-los anillos, por favor- pidió

Emmett, quien era el padrino, se acercó hasta el sacerdote. Comenzó a buscar en su bolsillo, de pronto una mueca de terror apareció en su rostro, mientas seguía buscando. No puede ser.

-¡Emmett! Los anillos…- lo apremió Edward

-¡eso estoy buscando!-le respondió él en un susurro, no tan silencioso como debía ser.

-¡¿Qué?! Pero si al salir de casa los tenía…

-Lo sé. Lo sé, pero…

-Cálmate, Edward…- dije dándole un apretón a su mano intentando reconfortarlo

-Es que no puedo creer que…

-¡Aquí están!- dijo Su. Interrumpiéndolo.

Se acababa de acercar con la caja entre sus manos. ¿Cómo habían llegado allí los anillos? No quería saberlo. No pude evitar sonreír aliviada y todos hicieron lo mismo.

No habría sido mi boda si no hubiera habido un sobresalto en el camino.

-bueno, prosigamos…

Suddenly the world seems such a perfect place

Edward y yo nos pusimos uno frente al otro, mirándonos a los ojos. Esos ojos verde esmeralda que me volvían loca y me tenían total y perdidamente enamorada, desde el primer día en que los vi. Él también me sostuvo la mirada sonriendo radiante, fuera lo que fuera lo que viera en mis ojos también debió gustarle.

El párroco me pasó uno de los anillos, lo recibí con dedos temblorosos. Tome la mano de Edward entre las mías.

-Yo, Isabella Marie Swan te recibo a ti, Edward, como esposo- pronuncie con una sonrisa, incapaz de contener las lágrimas que me embargaban- para amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad- comencé a deslizar la alianza por su dedo con cuidado, pues no me creía capaz de coordinar correctamente mis movimientos.- en la riqueza y en la pobreza, durante todos los días de mi vida.

Sonrió antes de tomar delicadamente mi mano entre las suyas.

-Yo, Edward Anthony Cullen te recibo a ti, Isabella, como esposa. Para amarte y respetarte- comenzó a deslizar el anillo por mi dedo, pero siempre manteniendo su vista fija en mis ojos humedecidos, los suyos brillaban- en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, durante todos los días de mi vida- termino de manera solemne, para después besar suavemente mi mano, en la cual descansaba la argolla.

-Lo que ha unido Dios, - pronunció el sacerdote- que no lo separe el hombre…

Seguí mirando a Edward, nuestras manos unidas y aquellas alianzas de oro que eran el símbolo tangible de nuestra unión. De nuestro compromiso de mutua pertenencia, por toda la vida y más allá.

Suddenly it moves with such a perfect grace

Suddenly my life doesn´t seem such a waste

But our world revolves around you

And there´s no mountain too high

No river too wide

Sing out this song I´ll be there by your side

Storm clouds may gather

And stars may collide

But I love you until the end of time

-entonces, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Edward tomo mi rostro entre sus manos, acarició con suavidad mis mejillas mientras inclinaba su rostro hacía el mío. Sus labios se encontraron con los míos después de lo que me pareció una eternidad. Me besó de manera lenta, con una suavidad y cuidado infinitos.

No era un simple beso, claro que no.

Era el sello de una promesa. Un compromiso de amor eterno. Sus labios se movían en perfecta sincronía con los míos, mis manos fueron hasta su cuello. Las suyas ya descansaban en mi cintura.

Después de cortar el beso unio su frente a la mia por unos instantes.

-te amo…- me susurró

-y yo a ti…

Volvió a juntar nuestros labios esta vez por un tiempo más corto. Cuando nos separamos, los aplausos inundaron el lugar. Tome el brazo de Edward para abandonar la Iglesia ante las miradas emocionadas de los presentes.

Sentía que mi corazón iba a estallar ante tanta felicidad ¡estábamos casados! Parecía un sueño, y si así era, no quería despertar por nada del mundo.

Una lluvia de pétalos de rosa y arroz nos recibió a la salida, estos se enredaban en mis cabellos, pero eso no importaba, era feliz, total y completamente feliz.

Oh, come what may, come what may

I will love you, I will love you

Suddenly the world seems such a perfect place

Edward volvió a besarme allí frente a la Iglesia, y lo hizo una vez más en cuanto subimos al auto.

-te amo, te amo, te amo Sra. Cullen…- me susurró

Me reí. Se me hacía raro pensar en mí como Isabella Cullen, todo era tan irreal. Parecía un cuento, mi propio cuento de hadas. El final perfecto de mi libro.

O tal vez fuera el inicio de la historia…

-y yo lo amo a usted, Sr Cullen- le respondí con otro beso.

-¿no es maravilloso? Ya estamos casados…

-Si, soy tan feliz, tan feliz, Edward…

Sus labios se volvieron a encontrar con los mios en otro dulce beso. Y me sentí en el cielo.

Come what may

Come what may

I will love you until my dying day

...···Fin ···...


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