lunes, 5 de abril de 2010

VENTANA AL AMOR

N/G: Chicas!! aquí les dejo el último capítulo de Ventana Al amor, Falta el epilogo que mañana lo subiré. Gracias por volver a creer en nosotras.... sin uds nuestra felicidad no estaría completa. Gracias por demostrarnos que aún contamos con uds. Las amamos !! enserio que sí!!!

Gemelii Angylito

Recomendacion Musical: En cuanto comience el 2º Bella POV, pongan (si es que tienen) Come what may de la BSO de Moulin Rouge


Capitulo treinta y dos:

Bella POV:

-vamos, Bella durmiente, es hora de despertar…

-umm…

-¡Bella!- insistió Rose esta vez, me comenzó a mover

-¡Alice, Rose! ¡déjenme dormir!- protesté

-Ah, no, señorita. ¿acaso no sabes que día es?- preguntó Alice

-Claro que lo sé- dije tapándome con las mantas nuevamente- pero tengo sueño,…los mellizos estuvieron muy inquietos anoche.

-Ya, ya. Ya- déjate de regañar ¡y levántate!- dijo Rose quitándome las mantas

-¡es el día de tu boda!- gritaron a coro

-Lo sé,…pero ¡tengo sueño!...- protesté nuevamente, tapándome la cara con mi almohada.

Pero como siempre, cualquier intento de resistencia que yo hiciera, era inútil. No las entendía, perfectamente podrían dejarme dormir unas horas más, ¡el matrimonio era ya entrada la tarde! No había necesidad de madrugar.

Mis queridas amigas me sacaron de la cama y me arrastraron –literalmente- hasta el cuarto de baño.

Mientras estaba sumergida en el agua caliente de la tina, disfrutando de las sales de baño, cortesía de Alice. Recordé una noche hacía ya casi dos meses. La primera vez que los mellizos durmieron en casa.

Luego de haberme repuesto de la sorpresa inicial y haber recorrido nuestra nueva casa, Edward y yo recostamos a los bebés en su nuevo cuarto, especialmente decorado por su tía Alice.

Estaba pintado de un suave color azul celeste con una franja de papel mural de diseños infantiles, todos los muebles eran de color blanco: las cunas, el mudador y las cómodas. Estaba lleno de peluches y juguetes.

La familia se fue a los pocos minutos argumentando que deberíamos descansar. Luego de haber llevado a Susan a su habitación y convencerla de que se acostara y que ya mañana podría jugar con todos los juguetes nuevos que Edward le había comprado, nos dirigimos hacía nuestra habitación, la cual era la única de la casa que no había visto con anterioridad.

Era enorme y de un suave color crema con una franja de papel mural en tonos cafés, tenía un amplio ventanal que daba directamente al patio trasero, reconocí sin duda alguna, el buen gusto de Esme en la decoración y los muebles.

-es todo…tan hermoso…- comenté

-entonces, ¿debo tomar eso como que te gusto la sorpresa?- me preguntó Edward abrazándome por la espalda y besando delicadamente mi cuello.

-Si…mucho. Gracias…

-No, gracias a ti…- dijo deslizando sus manos por mis brazos de manera lenta- por todo…- susurró

-Edward…

Me volteé de manera lenta y lo besé, enredando mis dedos en su desordenado cabello. Sus manos recorrieron mi espalda con cuidado, con una suave caricia que me hacia estremecer. Sus labios comenzaron a bajar por mi mandíbula buscando mi cuello.

El monitor de bebés comenzó a sonar.

-Edward…los bebés...

-Si, lo siento. No te preocupes, yo los voy a ver…

-¿estas seguro?-él asintió

Aproveche ese momento para mirar el resto de la habitación, abrí las puertas dobles del armario.

-Y supe que iba a matar a Alice.

Mi querida duendecillo- nótese el sarcasmo- había aprovechado todo esto del cambio de casa para reestructurar mi vestuario. O mejor dicho, construirlo desde cero.

No reconocí ninguna prenda ¿Qué había hecho con toda mi ropa?

-listo. Ya se volvió a dormir, solo era Tomy, que se despertó.- yo seguía mirando el armario con gesto ausente- ¿Bella? ¿Bella, que te pasa?

-Alice…- respondí- ¿Por qué la dejaste hacer esto?- inquirí abarcando todo el ancho del armario con un gesto de mano

-Yo, yo no quería…me obligo…- lo miré enarcando una ceja. Bella, amor, tú sabes lo persuasiva que puede llegar a ser mi hermana.

Suspire.

-¿y ahora como diablos voy a encontrar un pijama?- me quejé.

Luego de la pequeña odisea bautizada como "la búsqueda del pijama perdido" Nos acostamos a dormir. Pero a las pocas horas comenzó otra odisea, con la maratón de los pañales, biberones y canciones de cuna. Y el duro aprendizaje de ser padres de mellizos que se rehúsan a dormir.

El primer round fue alrededor de las once de la noche.

-¿adonde vas?- me preguntó Edward aun soñoliento

-Los bebés…- module moviendo el monitor en el cual se escuchaban los llantos.

-¿quieres que te ayude?- preguntó incorporándose

-No, descuida. Ahora me encargo yo.

Salí hasta el pasillo y camine un poco hasta llegar a la puerta de la habitación de los bebés, abriéndola cuidadosamente, intentando no hacer mucho ruido. Camine hasta la cuna y alcé a la pequeña Lizzie que estaba llorando cada vez más fuerte.

-ya, ya, mi cielo…mamá esta aquí…

La lleve hasta el mudador y revise su pañal, creyendo que esta era la causa de su mal humor. Limpio. Supuse entonces que tal vez se debía al hambre. Sin duda necesitaba a Edward, no podía ir hasta la cocina con la bebé. Sería riesgoso.

-te dije que ibas a necesitar mi ayuda…- susurró desde el umbral de la puerta

-Edward…- musité sorprendida. ¿Cuándo había llegado?

-Pásamela…- dijo. Le pase a la bebé y fui hasta la cocina.

Volví por el pasillo con pasos sigiloso, llegue hasta la puerta justo en el instante en que Edward la cerraba.

-ya se durmió…- me susurró

-¿no tenía hambre, entonces?

-No, creo que solo quería estar con su papá- agregó con una enorme sonrisa

-Egocéntrico…- le dije dándole unos golpecitos en el pecho a modo de broma.

-Ven, vamos a dormir…- dijo capturando una de mis manos.

Esta vez conseguimos dormir hasta la una de la madrugada, cuando los llantos nuevamente nos despertaron, esta vez por parte de los dos bebés. Era el segundo round.

Ahora fueron los pañales, lo más gracioso de eso fue la primer impresión de Edward. El shock.

Una hora después fueron los biberones, y cuando creíamos que al fin se habían dormido, vinieron los llantos otra vez, esta vez con mucha más fuerza.

Después de casi media hora de intentos fallidos, ni Edward ni yo conseguimos calmarlos, e incluso Susan se despertó debido a todo el alboroto. No eran los pañales, no eran los biberones, aparentemente nada. Ni siquiera las canciones de cuan funcionaban. Pues en cuanto los calmábamos y los llevábamos hasta sus cunas, todo comenzaba de nuevo. Estaba apunto de llamar y pedir ayuda.

-yo creo que quieren dormir en brazos..- comentó Su

Y quien pensaría, que eso era. El amanecer nos encontró durmiendo medio sentados en la cama matrimonial, cada uno con un bebé entre los brazos y Susan en el medio de la cama.

Sonreí al recordar. Afortunadamente, después las noches no fueron tan arduas como esa.

-¡Bella! Sal de ahí de una vez, tenemos que prepararte…- gritó Alice mientras golpeaba la puerta del cuarto de baño interrumpiendo así mi estado de total calma.

A regañadientes salí de la tina, me seque y me puse el albornoz que había dejado colgado antes de entrar a la tina

-¿Dónde esta Edward?- pregunté mientras desayunábamos

- En casa de mis padres con Emmett y Jazzy

Apenas termine de comer, Alice y Rosalie me arrastraron hasta mi cuarto. Lo habían convertido en un pequeño salón de belleza. Con todos sus artefactos e incluso habían traído una sillita rosa muy similar a las que se utilizan en esos lugares.

-¿no creen que se extralimitaron un poco?

-Para nada. Ahora ven y siéntate, Bella.- dijo Alice tomándome de un brazo y llevándome hasta la sillita.

-No debería ir a ver a Tomy y Lizzie, están muy callados…

-No, Esme esta encargándose de ellos, ya sabes como adora a sus nietos…

-No quiero abusar...- las chicas rodaron sus ojos a la vez.

-Bueno, creo que lo mejor es que comencemos con el cabello ¿no crees, Rose?

-Si, me parece ideal…

No emití reparo alguno, primero por que la experiencia ya me había advertido que esto no servia de nada, y segundo por que por esta vez iba a hacer felices a mis amigas y les iba a permitir jugar a barbieBella sin restricciones. A los minutos comenzó el desfile de artilugios para el cabello: rizadores, secadores, pinzas, cremas y horquillas, muchas horquillas. Allie y Rose comenzaron a rizar todo mi cabello, lo cual les llevo gran parte de la mañana. Luego Rose comenzó a recoger mi cabello en lo alto de mi cabeza con las pequeñas horquillas, dejando solo algunos mechones sueltos en los lugares correctos. Insistí en que ellas también se peinaran para así escabullirme unos minutos y ver a mis hijos. Y lo conseguí.

Después de eso, vino el maquillaje, Alice me aplico una sombra color crema con el único objetivo de iluminar más mi mirada, encrespo mis pestañas, aplico mascara, claro que a prueba de agua, no quería ningún tipo de accidentes; y delineó mis ojos, me aplico un labial rosa pálido. Era un maquillaje muy natural, tal como a mi me gustaba. Ellas dos y Esme se cambiaron antes de seguir con mi "preparación".

Mis dos damas de honor se veían preciosas con sus vestidos largos y con un escote en v, el rosa intenso de la tela hacía destacar lo blanca que era la piel de mis amigas y los lazos del vestido marcaban más sus definidas cinturas. Esme se veía sumamente elegante en su vestido de color rojo y con su cabello del color caramelo que se movía en suaves ondas.

También cambiaron a los bebés y a Susan. Era de lo más tierno ver a Matthew y a Thomas con sus atuendos blancos, parecían dos pequeños caballeritos. Lilian y Lizzie tenían puestos unos vestidos blancos con detalles en tul color fucsia, Susan daba vueltas por la habitación con su vestido color sandia, estaba radiante, por que había accedido a que Rose le rizara aun más su cabello.

Aunque sabía que hacían esto con un solo motivo, dilatar lo más posible el momento en que viera mi vestido, el cual seguía siendo para mí un completo secreto.

-bueno, antes de que veas tu vestido- dijo Alice después de que Esme se llevara nuevamente a los bebés- Rose y yo…te tenemos un pequeño regalito…

-¿un regalo?

-Si, ya que no nos dejaste organizarte una despedida de soltera como se debe- comentó Rose con tono de reclamo. Sabía como adoraba ese tipo de fiestas.

-Esperamos que te guste…

Alice me tendió una bolsa de color plateado con un gran moño blanco.

-¡¿Victoria´s Secret?!- exclame nada más al ver la caja- ¡chicas!- les reclame

-Solo ábrelo ¿si?

-Te dije no íbamos a necesitar rubor- le comentó Rose a Alice al ver como me sonrojaba notoriamente, es que ¿Cómo no hacerlo?

Entre mis manos tenía un diminuto –y diminuto era quedarse corto- corsé de delicado encaje blanco y pequeñas flores bordadas en el busto. Fuera de todo, debía admitir que era bastante lindo.

-y ¿te gusto?...- asentí aun sonrojada

-¡¡si!!- Alice comenzó a aplaudir- ven, vamos a ayudarte a ponértelo…

-¡¿Qué?! ¿ahora?

-Claro- respondió Rose rodando los ojos- es para tu noche de bodas, obviamente…

-¡¿Qué?! ¡se volvieron locas…oh, no, no chicas…yo…yo ¿Cómo voy a…usar eso? ¡que vergüenza!

-Vamos, Bella no seas ridícula, ¿Qué te va a dar vergüenza? ¿eh?

Y me pusieron el corsé, el porta liguero, la liga. Todo. Provocando que estuviera totalmente sonrojada durante todo el proceso.

-¡Es hora del vestido!- anuncio Alice con una bolsa de ropa entre las manos- ¿estas ansiosa por verlo?- asentí

Alice abrió la bolsa de manera lenta y con mucho cuidado saco el vestido de ahí. Abrí mi mandíbula ante la sorpresa inicial.

El vestido era simplemente precioso, de un blanco hueso tipo strapless corazón, tenía detalles bordados en hilos color plata en el corsé y en parte de la falda amplia y vaporosa. Era maravilloso.

-oh, Allie, es hermoso…- dije con los ojos humedecidos de la emoción- gracias…- se encogió de hombros

-sabes que lo hago con todo gusto. No puedo creer que estés a punto de casarte…

-ni yo, es tan maravilloso…

-¡oh, chicas, gracias!- dije antes de abrazarlas.

-Ya, vamos, tenemos que cambiarte se nos hace tarde…- dijo Rose intentando atrapar unas cuantas lagrimas indiscretas.

Me ayudaron a ponerme el vestido, cuando terminados Esme se reunió con nosotras.

-tengo algo para ti, Bella- anunció

-¿para mi?- ella asintió

-Si, era de mi madre, la abuela de Edward, Margaret. Tú sabes lo mucho que ella quería a mi hijo- asentí- ella quería que la mujer que Edward eligiera para ser su esposa usara esto el día de su boda.

Abrió la cajita de joyería color azul que traía entre sus manos, y saco de ella una delicada tiara de plata con un diseño similar a una enramada de nimias hojas y flores. Era una exquisitez y sentí como mis ojos se humedecían nuevamente. Tanta felicidad se me hacía irreal y la boda aun no comenzaba.

-oh, Esme, es hermosa. Gracias…

-de nada, mi cielo. Gracias a ti…- dijo abrazándome con mucho cuidado.

Alice me acomodo el velo y la tiara entes de dejar que me viera en el espejo. No podía creer que esa fuera yo.

-oh, mami. Te ves lindisima, pareces una princesa…- dijo Su quien acababa de entrar en la habitación.

-Gracias, cielo

-Es verdad, estas radiante…

-Chicas, Carlisle ya esta aquí con el auto- anunció Rose

-¿ya es hora?- pregunté. Ellas asintieron en respuesta.

Por primera vez sentí los nervios. Carlisle-que era como un segundo padre para mi- me llevaría hasta el altar para entregarme a su hijo. Susan y yo nos iríamos con él en el precioso Rolls Royce que habían rentado para la ocasión, esa fue una idea de Alice.

Mientras avanzábamos por las calles rumbo a la Iglesia, sentía como las mariposas que habían decidido hacer de mi estomago su hogar, revoloteaban impacientes. Quería ver a Edward, quería verlo de una vez…

No podía creer que en unos minutos me iba a casar.

Edward POV:

Alice me despertó de la manera menos delicada posible.

-¡ya!...¡vete de una vez! Te están esperando en casa…

-Pero…

-Nada de peros…- contraatacó esta vez Rosalie- tenemos que preparar a Bella y tú no puedes estar presente…

-Pero si son las 7:30 de la mañana…

-No importa…

-Tengo sueño- dije entre un bostezo que sirvió para reafirmar mis palabras

-No nos importa…vístete de una vez y desaparece hermanito…no quieres hacer enojar a la planeadora de esta boda ¿ok?- agregó Alice dirigiéndome una mirada sencillamente maligna.

-Esta bien, esta bien…- dije alzando mis manos a modo de rendición- me voy…

Aun no comprendo como fui capaz de no dormirme frente al volante y conducir hasta la casa de mis padres, pero lo logre. Tenía mucho sueño, pues los bebés habían estado sumamente inquietos ayer noche, pero al parecer esto no era una excusa aceptable para los monstruos que eran mi cuñada y mi hermana.

Desayune con mi padre, mi cuñado y mi hermano. Luego estos dos últimos me arrastraron hasta una de las habitaciones de la planta superior. Me hicieron tomar asiento de manera brusca. Que se puede esperar de un hermano que es estrella de un equipo de fútbol americano, sin duda la delicadeza no es lo suyo.

-bueno, la verdad haz arruinado toda la charla que te tenía preparada para el día de tu boda, Edward…- dijo Emmett dando vueltas por la habitación.

Lo mire extrañado. ¿De que hablaba?

-por que obviamente sabes muy bien que hacer…- prosiguió- eso explica los mellizos, eh campeón- dijo moviendo las cejas de manera sugerente

-estas sugiriendo que pretendías tener una charla de sexo conmigo ¿Emmett?

-Si, siempre había creído que llegarías virgen al matrimonio, Eddie…pero veo que me equivoque…

-¡eres terrible! ¿lo sabías? ¿y tú, lo apoyas?- le pregunté a Jasper que se había mantenido callado

-Si, también creía que iba a ser así. Pero ya veo que nos equivocamos…

-O sea que disfrutan de hablar de mi vida sexual o falta de ella…

-Tienes que admitir que era un tema muy interesante de rebatir…

-Están completamente locos…

-Ey, Eddie- le dedique una mirada envenenada- no te enfades, era una broma…

-Esta bien, no me voy a enfadar…

-¡oh, maldición!- dijo Emmett después de un rato.- miren la hora que es, las chicas nos van a matar…

Fuimos hasta otro de los cuartos, Alice había dejado todo listo. Solo teníamos que cambiarnos. Antes de hacerlo fui a tomar una ducha.

El agua caliente relajo los tensos músculos de mi espalda. La verdad estaba ansioso, después de todo uno se casa solo una vez en la vida, al menos desde mi punto de vista. Y yo me iba a casar con la mujer más maravillosa del universo, de la cual estaba enamorado desde siempre. Mi Bella, mi amada Bella.

Emmett, Jasper y mi padre estaban casi listos cuando llegue a buscar mi traje.

No lo había visto, por que cada detalle de la boda, hasta el más mínimo había sido supervisado por mi hermana, y esta los había mantenido en una total y absoluta reserva.

En realidad tenía buen gusto, me calcé el pantalón gris oscuro y la camisa blanca estaba poniéndome el chaleco plateado cuando escuche unos golpes en la puerta.

-si, adelante…

-¿Edward?- dijo Emmett entrando- ¿Cómo demonios se ocupa esto?- dijo sujetando ambos extremos de su corbata color gris plata

-¿no sabes anudar una corbata?

-No, usualmente Rose es la que se encarga de eso…- rodé mis ojos.

-Pásamela…

Hice el nudo de la corbata lo más prolijamente posible, la verdad yo tampoco era demasiado asiduo a ellos, pero como debía utilizar trajes en mi trabajo había aprendido a quererlos a la fuerza.

-¿crees que Alice habrá dejado algo de fijador por aquí?- preguntó Jasper

-¿fijador? ¿para que?

-Edward, te haz visto al espejo

-No…¿Debería hacerlo?- él asintió

Me dirigí hasta el baño y me observe frente al espejo. No había nada mal, al menos a mi parecer, mi corbata estaba perfectamente anudada, la chaqueta cerrada, la rosa blanca que descansaba en el ojal de esta perfectamente, los gemelos de las mangas de mi camisa en su lugar. Todo estaba bien.

-¿no entiendo a que te refieres, Jazz? Yo veo todo en orden

-Tu cabello…

-Esta como siempre, que hay de malo en ello

-Eso mismo, Edward. ¿no podías intentar peinarlo

-Lo intente. Pero siempre queda igual…

-Alice me va a matar…

-¿Dónde esta Emmett?- le pregunté en un intento de detenerlo de su ataque fatalista.

-Ah, este, fue a comprar algo de fijador para tu cabello

-¿Qué? Oh, no…ustedes no se van a acercar a mi cabello.

-Edward, sé serio ¿quieres?

-¿papá ya se fue?- pregunté luego de unos minutos

-Si, pero no te preocupes aun estamos a tiempo.

-Bien…

-¡¡lo conseguí!!- dijo, más bien gritó Emmett irrumpiendo en la habitación con una típica bolsa de farmacia entre las manos.

-¡no!

-Edward no seas infantil…y siéntate de una vez- me amenazo Emmett

Y no sé por que, tal vez por demencia temporal, les obedecí. Y deje que esos dos rociaran mi cabello con ese producto. Fue necesaria prácticamente la totalidad de la lata para poder acomodar mi cabello.

-Vaya, Eddie…solo te falta la capa y estas hecho todo un Conde Drácula…- comentó Emmett mientras me observaba en el espejo

-Muy gracioso, Emmett- comenté al ver mi cabello perfectamente acomodado

Eso sin duda era algo nuevo. Nunca antes había conseguido peinarlo, y la verdad no se veía mal. Pero si Emmett seguía con sus bromitas era capaz de quedarme sin padrino a menos de una hora de la boda, lo juro.

-no le hagas caso, Edward. No te ves mal…- comentó Jasper

-bueno, bueno será mejor que nos vayamos…- dijo Emmett- ya va siendo hora…

-si, es verdad. No quiero llegar tarde a mi propia boda

-oh no, déjale eso a Bella…

-estoy nervioso…

-y haz de estarlo, jaja después de todo es el día de tu boda- comentó Emmett- ¿quieres unos cuantos consejos?

-Oh, no. No gracias Emmett. Preocupate de tu trabajo nada más. ¿tienes los anillos?

Se palmeo el bolsillo

-aquí están, hermanito, no te preocupes tengo todo bajo control.

-Bien, bien

-¿nos vamos?- me preguntó Jasper

-Si

Salimos de la casa. Me quede frente a la puerta de mi auto, mirándolo con gesto melancólico,

-un trato, es un trato Edward. Así que pasa las llaves…- dijo Emmett extendiendo su mano.

-Seguro que no quieres conducir tú ¿Jasper?

-La verdad, paso…- dijo el rubio

-¿por favor?

-Vamos Edward, no seas ridículo ¿si? Y dame esas llaves de una vez.

-Esta bien…- me rendí y se las entregue.

Esto me pasaba por estupido. Cuando decidí pedirle matrimonio a Bella – cosa de la cual toda la familia estaba enterada, menos la principal implicada- le prometí a Emmett que le dejaría conducir mi auto el día de la boda, no sé en que estaba pensando. ¿La euforia del momento?

Y aquí estaba entregándole las llaves de mi precioso auto al loco de mi hermano, solo por que era un hombre de palabra –aunque ahora no deseaba serlo- y que también estaba demasiado nervioso como para conducir de manera correcta. Me senté sin más reparos en el asiento de copiloto, como odiaba ese puesto.

Emmett conducía de manera rápida, al igual que yo, pero en esos momentos no prestaba mayor atención a mi entorno. Mi mente comenzó a divagar acerca de Bella: ¿Cómo se vería?, seguramente preciosa, ¿estaría nerviosa? ¿Ya había salido de casa?

Pero también otra parte de mi estaba un tanto triste. Había dos personas con las que me hubiera encantado compartir este momento de mi vida.

Y esos eran mis abuelos.

Estaba seguro de que ellos, donde quiera que estuvieran, estaban orgullosos de mí. De quien era y de lo que estaba consiguiendo. Y es que contrario a lo que pensaba, ya tenía una familia, una futura esposa que era todo cuanto deseaba y tres maravillosos hijos, pues ya consideraba a Susan como una hija mía, esas hijas que da la vida.

Pero no debía estar triste, hoy era el día más importante de mi vida.

Emmett nos dejo a Jasper y a mi en el frontis de la Iglesia mientras el iba a estacionar el auto. La entrada estaba decorada con un inmenso arco de flores blancas. Alice sin duda se había esmerado. Ella, Rose y mi madre ya estaban allí.

-guau, me encanta como luce tu cabello hermanito…- comentó

-muy graciosa, Alice- respondí de manera sarcástica

-no, es enserio…luces muy guapo

-es verdad, hijo…- dijo mamá abrazándome- estoy tan feliz por ti

-gracias mamá.

-Bueno, será mejor que vayas entrando Edward…la novia esta por llegar…

-Si, esta bien. ¿Dónde están los bebés y Su?- pregunté al no verlos

-Tu amiga Tanya, los esta viendo de momento…- respondió Rose- en realidad, creo que esta practicando…- enarque una ceja ante su comentario.- cosas de mujeres, Edward. No intentes entendernos…

-Ya, entra de una vez…- me apremio Alice

-¿ya es la hora?- pregunté

-¿Qué clase de pregunta idiota es esa Edward?, es obvio

-Lo siento, estoy un poco nervioso- Emmett fue precedido por sus fuertes risotadas

-Y asi te enojabas conmigo durante mi boda. Esta mas nervioso que yo, Eddie

-Bueno, ya entra de una vez, Edward---

-Ok, ok, ya voy. ¿madre?- pregunté extendiéndole mi brazo

-Por supuesto, hijo

Entramos a la Iglesia, todos mis familiares y amigos estaban allí. Recorrí el pasillo elegantemente decorado con pequeños arreglos de flores y cintas color blanco colgando de los respaldos de los asientos, para luego tomar mi lugar frente al altar. Los enormes arreglos florares lo delimitaban. Observe el lugar donde estaba sentada Tanya quien sonreía mientras tenía a mi pequeña Lizzie en brazos. Y entendí a lo que se refería Rose al ver las sonrisas que ella y Mark se dedicaban.

Deje mi vista vagar un poco más por el lugar.

Hasta que comenzó a escucharse la marcha nupcial.

Y mi corazón comenzó a latir con violencia, mientas anhelaba ver de una vez el rostro de mi amada.

Bella POV:

Sentí como mis nervios aumentaban más y más a medida que el auto se acercaba a la Iglesia. Cuando finalmente se detuvo creí que mi corazón iba a estallar.

Susan estrecho mi mano de manera suave. Creo que mi nerviosismo no le pasaba desapercibido.

-tranquila. Bella- me dijo Carlisle.- todo va bien…

-si…- dije intentando regular mi respiración que ya casi se acercaba a la hiperventilación.

Carlisle bajo y al instante la cabeza de Alice peinada con unos prefectos bucles negros se asomo. Ella y Rose me ayudaron a bajar del auto. Comenzaron a arreglar mi vestido hasta comprobar que no había la más mínima arruga en él.

-tu ramo, Bella- dijo Alice entregándome el pequeño ramo de rosas blancas y fresias.

-Era lindísimo.

-Su, corazón sabes que hacer ¿cierto?- le preguntó

-Sip, tengo que entrar antes que mami y lanzar los pétalos

-Muy bien, cielo. Bueno, creo que estamos todos listos…

Rosalie y Emmett serían los primeros en entrar.

Se comenzó a escuchar la marcha nupcial y sentí como los latidos de mi corazón se acomodaban al compás de la música. Alice y Jasper los siguieron. Suspire. Susan comenzó a caminar por los pasillos a la vez que lanzaba los pétalos blanco al aire, nunca entendería como podía moverse con tanta elegancia, como los Cullen, tal vez el haber pasado tanto tiempo juntos influía. Pero ¿por que no en mi caso?

-¿preparada?- me preguntó Carlisle

-Estoy nerviosa

-No tienes por que estarlo…- dijo dándole un liguero apretón a mi mano. Me sentí mas tranquila. Sonreí.

Sentía un gran aprecio por Carlisle, como por Esme y los demás. Ellos habían estado junto a mí en todos los malos momentos, pero en un día así, el día de mi boda, deseaba de sobremanera el poder compartirlo con mis padres y mi hermana, pero esto no me era posible. Aunque claro sabía que ellos estaban conmigo desde el cielo, y de seguro estaban contentos con lo que me estaba pensando. Volví a sonreír. Si, sin duda debía ser así.

Comenzamos a avanzar por el pasillo de manera lenta. Y entonces lo vi.

Edward me esperaba en el altar, estaba tenso, nervioso; pero en cuanto me vio relajo su postura, dedicándome una sonrisa, de esas que lograban alterar mi ritmo cardiaco. Estaba guapísimo. No entendería jamás como había sido tan afortunada como para merecerme a alguien tan perfecto como él. Mis amigas estaban allí, aun lado del altar, al igual que sus esposos. Aquel momento era tan perfecto, tan mágico.

-cuídala…- le dijo Carlisle entregándole mi mano a Edward.

Cuando sentí su mano tomando la mía, me sentí en casa, segura. Donde siempre quise estar.

-te ves preciosa…- me comentó haciéndome sonrojar.

Nos volteamos para quedar frente al altar, también decorado con flores de color blanco. Alice había hacho un trabajo magnifico.

Never knew I could feel like this

Like I´ve never seen the sky before

I want to vanish inside your kiss

Every day I love more and more

Listen to my heart, can you hear it sings

Telling me to give you everything

Seasons may change, winter to spring

But I love you until the end of time

La ceremonia dio inicio de inmediato.

No pude evitar que mi mente vagara por todos y cada uno de los pasos que Edward y yo tuvimos que dar hasta llegar aquí, al día de nuestra boda. Desde luchar contra nuestros propios miedos, los malentendidos, y el miedo de perder a nuestros propios hijos.

Cada uno de esos pasos que nos llevaron a valorar más lo que teníamos.

Y es que esta boda sin duda era la realización de nuestro amo. El paso final.

Desde pequeña había soñado con esto, había esperado por él, al igual que él había esperado por mí.

Pasamos por tanto, nuestras vidas nunca habían sido sencillas, estaban marcadas por las perdidas. Pero ahora teníamos un futuro maravilloso dibujándose ante nosotros.

Teníamos a nuestros mellizos, el fruto de nuestro amor. Teníamos a Susan, nunca olvidaría su insistencia por casarnos incluso antes de que nos declaráramos, tenía a mis mejores amigas. Tenía a la familia que había formado a lo largo de mi vida.

Y lo tenía a él, A Edward. Tenía todo cuanto quería y más. Sentí como las lagrimas comenzaban a caer de mis ojos, pero no eran de tristeza esta vez, al contrario, eran de felicidad. La más absoluta de ellas.

El sacerdote siguió con la ceremonia, hasta llegar a la parte más trascendental de ella.

Come what may

Come what may

I will love you until my dying day

-los anillos, por favor- pidió

Emmett, quien era el padrino, se acercó hasta el sacerdote. Comenzó a buscar en su bolsillo, de pronto una mueca de terror apareció en su rostro, mientas seguía buscando. No puede ser.

-¡Emmett! Los anillos…- lo apremió Edward

-¡eso estoy buscando!-le respondió él en un susurro, no tan silencioso como debía ser.

-¡¿Qué?! Pero si al salir de casa los tenía…

-Lo sé. Lo sé, pero…

-Cálmate, Edward…- dije dándole un apretón a su mano intentando reconfortarlo

-Es que no puedo creer que…

-¡Aquí están!- dijo Su. Interrumpiéndolo.

Se acababa de acercar con la caja entre sus manos. ¿Cómo habían llegado allí los anillos? No quería saberlo. No pude evitar sonreír aliviada y todos hicieron lo mismo.

No habría sido mi boda si no hubiera habido un sobresalto en el camino.

-bueno, prosigamos…

Suddenly the world seems such a perfect place

Edward y yo nos pusimos uno frente al otro, mirándonos a los ojos. Esos ojos verde esmeralda que me volvían loca y me tenían total y perdidamente enamorada, desde el primer día en que los vi. Él también me sostuvo la mirada sonriendo radiante, fuera lo que fuera lo que viera en mis ojos también debió gustarle.

El párroco me pasó uno de los anillos, lo recibí con dedos temblorosos. Tome la mano de Edward entre las mías.

-Yo, Isabella Marie Swan te recibo a ti, Edward, como esposo- pronuncie con una sonrisa, incapaz de contener las lágrimas que me embargaban- para amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad- comencé a deslizar la alianza por su dedo con cuidado, pues no me creía capaz de coordinar correctamente mis movimientos.- en la riqueza y en la pobreza, durante todos los días de mi vida.

Sonrió antes de tomar delicadamente mi mano entre las suyas.

-Yo, Edward Anthony Cullen te recibo a ti, Isabella, como esposa. Para amarte y respetarte- comenzó a deslizar el anillo por mi dedo, pero siempre manteniendo su vista fija en mis ojos humedecidos, los suyos brillaban- en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, durante todos los días de mi vida- termino de manera solemne, para después besar suavemente mi mano, en la cual descansaba la argolla.

-Lo que ha unido Dios, - pronunció el sacerdote- que no lo separe el hombre…

Seguí mirando a Edward, nuestras manos unidas y aquellas alianzas de oro que eran el símbolo tangible de nuestra unión. De nuestro compromiso de mutua pertenencia, por toda la vida y más allá.

Suddenly it moves with such a perfect grace

Suddenly my life doesn´t seem such a waste

But our world revolves around you

And there´s no mountain too high

No river too wide

Sing out this song I´ll be there by your side

Storm clouds may gather

And stars may collide

But I love you until the end of time

-entonces, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Edward tomo mi rostro entre sus manos, acarició con suavidad mis mejillas mientras inclinaba su rostro hacía el mío. Sus labios se encontraron con los míos después de lo que me pareció una eternidad. Me besó de manera lenta, con una suavidad y cuidado infinitos.

No era un simple beso, claro que no.

Era el sello de una promesa. Un compromiso de amor eterno. Sus labios se movían en perfecta sincronía con los míos, mis manos fueron hasta su cuello. Las suyas ya descansaban en mi cintura.

Después de cortar el beso unio su frente a la mia por unos instantes.

-te amo…- me susurró

-y yo a ti…

Volvió a juntar nuestros labios esta vez por un tiempo más corto. Cuando nos separamos, los aplausos inundaron el lugar. Tome el brazo de Edward para abandonar la Iglesia ante las miradas emocionadas de los presentes.

Sentía que mi corazón iba a estallar ante tanta felicidad ¡estábamos casados! Parecía un sueño, y si así era, no quería despertar por nada del mundo.

Una lluvia de pétalos de rosa y arroz nos recibió a la salida, estos se enredaban en mis cabellos, pero eso no importaba, era feliz, total y completamente feliz.

Oh, come what may, come what may

I will love you, I will love you

Suddenly the world seems such a perfect place

Edward volvió a besarme allí frente a la Iglesia, y lo hizo una vez más en cuanto subimos al auto.

-te amo, te amo, te amo Sra. Cullen…- me susurró

Me reí. Se me hacía raro pensar en mí como Isabella Cullen, todo era tan irreal. Parecía un cuento, mi propio cuento de hadas. El final perfecto de mi libro.

O tal vez fuera el inicio de la historia…

-y yo lo amo a usted, Sr Cullen- le respondí con otro beso.

-¿no es maravilloso? Ya estamos casados…

-Si, soy tan feliz, tan feliz, Edward…

Sus labios se volvieron a encontrar con los mios en otro dulce beso. Y me sentí en el cielo.

Come what may

Come what may

I will love you until my dying day

...···Fin ···...


2 Comments:

  1. franni said...
    genial
    jejeje
    hermoso el final me gusto muchisimooo
    gracias por continuar se que les es dificil... de verdad muchas gracias por regalarnos parte de su tiempo
    Anónimo said...
    Hermoso final mi amor llore como loca
    hay este Emmet casi lo mato, me asuste...la verdad es que no puedo creer que haya terminado es una historia hermosa pero en algun momento se tenia que acabar...pero te digo que desde la primer palabra hasta la ultima letra fue realmente espectacular..te felicito mi vida...
    FLOR

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