Capitulo 19. Deseo de felicidad
(Edward)
Mi vida se había volcado demasiado y de manera repentina en unos meses pero no cambiaria ni un momento de ella si con ello peligrara llegar al día de hoy, las manos me temblaban como jamás lo habían hecho, no pensé en llegar a ocupar este papel y ahora a solos minutos de realizar otro sueño junto a ella mi corazón latía descontrolado.
-Hijo te ves…muy novio-, murmuró mi padre en la puerta del vestidor con su traje negro y una sonrisa de orgullo, mis padres habían aprendido a amar a mi Bella, había sido algo distinto para todos pues nuestra relación no fue normal, ni como yo la hubiera deseado en un principio pero al final todo quedo en su lugar, era como si hubiéramos estado jugando a poner piezas de rompecabezas donde no iban hasta que cada uno encontró su lugar.
Esa mañana cuando ella llego a Forks me sentí completo, ya habían pasado tres meses de ese día y aun recordaba lo que sentía cuando ella me dijo que me amaba, ella había viajado y perseguido un “nosotros” como pensé que ya no habría, cuando me contó sobre la carta de Rosalie sentí un inmenso respeto por ella, había estado preguntándome como estaría y sentía una extraña tranquilidad cuando pude ver que ella tenia la posibilidad de encontrar una felicidad similar a la que yo había encontrado gracias a ella, era irónico pensarlo pero Rosalie me había llevado al amor de mi vida y por ello siempre tendría un lugar particular en mi corazón.
Solo nos quedamos dos días mas en Forks, Bella estaba sumamente nerviosa pues mis padres conocían a Rosalie y no estábamos del todo orgullosos del engaño o el no haber hecho las cosas de la mejor manera posible, pero pronto ellos comprendieron que el sentimiento que nos unía era demasiado fuerte, mi madre aseguro a Bella que ella era feliz viéndome feliz y eso era todo lo que necesitaba.
Ambos queríamos organizar nuestras vidas, habíamos tirado todo, perdido el rumbo y teníamos que encontrarlo pero ahora juntos, habíamos decidido vivir día a día y tener una relación paso a paso, me despedí en la entrada de su edificio con un lento beso, solo eso había sucedido entre nosotros, besos que añoraban mas pero que ambos habíamos decido frenar hasta que ella estuviera lista, hasta que el dolor, el vacío de una perdida cesaran, por que aun cuando sabia que ella era feliz en sus ojos aun se notaba cuanto extrañaba a su amiga, cuando le dolía haberle fallado.
La siguiente semana después de regresar fuimos a visitar a Eleazar quien como amigo se mostró feliz de nuestro regreso y de nuestra relación que ahora era algo evidente al menos a sus ojos. Como jefe nos puso las cartas sobre la mesa y nos dio un ultimátum antes de permitirnos regresar aun con nuestros ascensos vigentes.
Los siguientes dos meses habíamos disfrutado un noviazgo sin presiones, aun cuando Bella estaba algo extraña por días, ahora al recordarlo creo que fui demasiado ciego, debí notarlo mucho antes.
Seguía pasando el mayor tiempo con ella, aun sin extralimitarnos de simples besos y caricias, deseaba tenerla entre mis brazos pero esperaba que ella me dejara entrar.
Había puesto a la venta el departamento que compartía con Rosalie después de que le hubiera pedido a Bella que se casara conmigo, en el restaurante de comida italiana que tanto le encantaba, no hubo mas respuesta que una asentimiento y un gran abrazo mientras ella me besaba el cuello haciéndome estremecer, creí que no podría ser mas feliz en mi vida, pero existen demasiadas sorpresas.
Habíamos llegado al departamento de Bella después de firmar el contrato de compra de una casa las afueras del bullicio de la ciudad, era linda y espaciosa, Bella se había quedado en las habitaciones mas tiempo de lo común solo observando, pensando, pero al preguntarle solo sonreía y me besaba tenuemente.
Me senté en el sofá a su lado, ese que alguna vez fue testigo de la pasión que nos abrazaba, se acurrucó contra mi pecho mientras yo envolvía su cintura.
-Gracias-, murmuró
-¿Por qué?-, pregunté algo confuso ella no tenia nada que agradecer nadie tenia mas que yo.
-Por llegar a mi vida-, susurró ella y yo sonreí mientras levantaba su rostro.
-Técnicamente tú entraste en la mía-, murmuré y ella sonrío.
-Creo que siempre te ame…desde el primer momento-, contestó mientras yo pasaba un dedo por sus labios.
-Y yo a ti…y no me importa nada mas, si pudiera lo haría diferente pero ahora no me importa más que esto-, le murmuré mientras ella se levantaba un poco y ponía una mano en mi boca.
-No quiero que pienses en haber hecho algo diferente, no cambiaria nada- dijo antes de besarme mientras sus manos iban a mi cabello.
-Te amo Bella-, le murmuré y ella sonrío.
-Ven…-, ordenó mientras se levantaba y estiraba su mano, la tome mientras ella caminaba a su recamara, titubeé y ella apretó el agarre de su mano hasta que estuvimos en la habitación, se giró para encarame y me abrazó antes de separarse y sentarse en la cama frente a mi.
-Edward quería decirte esto después de la boda, era mi regalo… pero no creo soportar un minuto mas…te amo y quiero compartir esto contigo cada día-, murmuró sin verme y yo me agache flexionando mis rodillas para quedar a su altura.
-¿Qué cosa?-, pregunté con el ceño fruncido, ella sonrío nerviosamente y acarició mi frente.
-No cambiaría nada de lo pasado por que de hacerlo me quitarías el mejor regalo que me pudiste dar en el mundo-, susurró mientras tomaba mi mano y la llevaba a su vientre, me tomo solo unos segundos asimilar lo que ella trataba de decirme, con su otra mano acaricio mi cara con el miedo bailando en sus ojos.
-Tengo dos meses y medio de embarazo-, murmuró mientras yo sonreía como un tonto, ella se río y yo la abracé.
-¿Por qué no me habías dicho?-, susurré a su oído
-Lo supe casi recién que volvimos de Forks…pero tenia miedo-, su voz se desvaneció mientras encontraba su mirada.
-¿Miedo?-, repetí
-Si…he sido una estupida pero me harte de ser cobarde, tu y nuestro bebe son mi presente, ustedes me vuelven fuerte-, siguió mientras yo la atraía a mis labios.
-Nada de miedos amor…nunca mas-, susurré contra sus labios y ella asentía con los ojos llorosos, acortó nuestra distancia y me besó enterrando sus dedos en mi cabello, es sensación me volvía loco, su boca se abrió mientras mi lengua jugaba con la suya y ella nos atraía al colchón.
Deseaba hacerle el amor pero me sentía peligroso hacia ella, era un extraño sentimiento de protección hacia nuestro hijo.
-El bebe-, murmuré recargando mi peso a un costado del cuerpo de ella
-Esta bien tontito-, me susurró ella con una sonrisa acariciando mi cara.
-Te amo Edward mas de lo que podré decir-, sonrío mientras atraía mi cara a la suya, la acaricie lentamente mientras nuestras lenguas danzaban acompasadamente, me quito la playera que tenia y recorrió mi pecho desnudo haciéndome estremecer, incitándome.
Desabroche su blusa lentamente y la deje a los lados mientras besaba su vientre expuesto, ella sonrío cuando pase por su ombligo y me levante para volver a besarla, sus manos viajaron a mis pantalones y los desabrochó mientras yo la levantaba para quitarle su blusa completamente y también deshacerme del sujetador, se volvió acostar con su desnudez tentadora y su cabello marrón enmarcando su rostro que escondía una tenue sonrisa, tan tentadora como la primera vez que la vi, tan sensual como la primera vez que pensé en ella, tan frágil como cuando la bese por primera vez, la amaba mucho mas que la primera vez que estuvimos piel con piel, la volvía a besar mientras nuestros pechos se rozaban, ella gimió ante el contacto y mis manos viajaron a la perdición de su piel voluminosa.
Acaricie sus pezones lentamente mientras ella jadeaba y gemía cerca de mi boca, sus manos acariciaron mi espalda hasta llegar a mi nuca y mi cabello, sentir ese cosquilleo en mi cabeza era insoportable y placentero hasta el limite.
Baje dando besos por toda la piel que pude hasta que desabroche su pantalón y lo quite acariciando sus piernas trayéndome conmigo su ropa interior, me quite la mía y me acosté aun sosteniendo mi peso, ella sonrío y me besó mientras me tumbaba sobre mi espalda.
-Estoy bien-, susurró al oído mientras se montaba en mi y me hacia entrar en ella muy lentamente.
-Bella-, jadeé mientras ella se comenzaba a mover lentamente
Recorrí su cuerpo con mis manos mientras ella cerraba los ojos y se mordía el labio haciéndome jadear, acaricie sus pechos que danzaba a la par de sus caderas.
Ella recargo las manos en mis hombros y comenzó a empujar con mayor fuerza mientras yo la acariciaba.
-Te extrañaba tanto-, gimió mientras yo sonreía al verla así, ella llevaba el control mientras yo estaba perdido en ese acto tan sensual de sus movimientos.
-Y yo a ti-, le dije mientras su orgasmo llegaba y alzaba mi cadera provocando mi propia entrada a su cielo, le mordí el cuello tenuemente mientras ella respiraba contra mi piel.
La acurruque en mi pecho y nos cobije y la envolví con mis brazos mientras acariciaba su vientre, para al fin dormir juntos…sin ningún secreto, sin ningún engaño
Hace dos semana vimos por primera vez una imagen de nuestro bebe, la imagen mas espectacular que un humano puede ver, es algo que apenas comienza y que sabes que es parte tuya, era mi hijo, mío y de la mujer que amo.
-Eres feliz…-inquirió mi padre aun en el marco de la puerta sacándome de mis pensamientos.
-Si-, susurré mirándome al espejo acomodándome inútilmente el cabello.
-Entonces, anda ya es hora-, ordenó con un sonrisa y salimos para entrar a la recepción de un pequeño salón que habíamos dispuesto para la ceremonia, era algo pequeño y solo para nosotros, entre para mirar a todas aquellas personas que nos estimaban, a todas las que nos habían visto también en nuestros peores momentos.
Mis padres juntos y apoyándome como siempre, la madre de Bella y su esposo detrás, Alice y su esposo Jasper quienes serian nuestros padrinos junto con Vanessa y Jacob, y Carmen, cuando estuve en mi lugar frente a todos Bella entró del brazo de Eleazar con una sonrisa en su rostro, miro a todos con gratitud y alegría, yo sabia que solo faltaba una persona para ella, pero tal vez tiempo al tiempo todo tomaría su lugar.
Eleazar junto nuestras manos y los dos sonreímos a nuestro gran amigo, después toda mi atención se enfoco a ella, su cabello estaba recogido en una media coleta con mechones cayendo por sus hombros desnudos, me acerqué y la besé importándome poco el orden de la ceremonia, ella sonrío y después lleve mi mano a su casi aun invisible vientre.
-Hola-, saludé mientras ella sonreía y acariciaba mi rostro
-Hola-, murmuró mientras los dos nos girábamos para comenzar…nuestra boda.
Cuando por fin ella era mi esposa, la abracé y bese lentamente mientras ella me pegaba hacia si, sonreí mientras nuestros amigos y familia aplaudían, nos dirigimos a la recepción entre felicitaciones y abrazos
-En que piensas-, le murmuré a su oído mientras la abrazaba por detrás, ella miraba a todos hablar y reír.
-Muchas veces en mi vida me dije que debía conformarme con lo que tenia…-, comenzó mientras yo besaba tenuemente su cuello y me quedaba quieto solo escuchándola.
-Hasta que te conocí nunca había deseado nada, ahora se que no te puedes negar desear, desear ser feliz, desear tener tu lugar al lado de esa persona que flota arriba del suelo-, murmuró y yo sonreí.
-¿Pisas sin tocar el suelo?-, le pregunté exactamente lo mismo que ella a mi meses atrás
-Siempre desde que te conocí-, susurró girándose para besarme tenuemente.
-Bella-, llamó su hermana con una sonrisa algo precavida en su rostro.
-Trajeron este regalo antes de empezar la ceremonia-, susurró Alice mientras yo tomaba la caja.
-¿De quien es?-, preguntó Bella mientras Alice señalaba la tarjeta
-De una amiga-, susurró ella con una sonrisa, le dio un beso a su hermana y me sonrió antes de dejarnos solos.
-Rosalie…-, murmuró mi esposa viendo la tarjeta.
Fruncí el ceño y fuimos hasta la mesa mientras abría la envoltura, era una pequeña cafetera elegante, pensé que tal vez esto era un cambio de página para dejar todo atrás pero Bella se limpio una lágrima que salía de sus ojos y sonrió.
-Cuando íbamos a entrar a la preparatoria, yo aspiraba ser una ejecutiva exitosa, Rose siempre me bromea con que algún día solo me conformaría con servir el café a mi esposo después de un largo día de trabajo en una cafetera de esas que salen en las películas-, murmuró mientras yo la abrazaba.
-Te quiere-, le susurré agradeciendo el gesto de nuestra amiga, pues en el fondo Rosalie siempre estaría en el corazón de ambos.
-Y yo a ella-, aceptó mientras sonreía.
-Ahora es feliz-, me dijo dándome la tarjeta
“Rosalie y Emmet McCarty”
Yo sonreí antes de besar a mi esposa. No puedes pecar al desear ser feliz, solo aguardar y tener la esperanza que tarde o temprano todo toma su espacio.
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Nenitas... este es el último capítulo de esta bella historia.... Bueno aún falta el Epílogo... Espero que disfruten el final tanto como yo ....cuidense mucho, suspiren, suspiren, suspiren y...
Nos leemos en un tris!!
Bellany G.
**Te Amo**
Sigue adelante y te felicito espero poder hacer un blog muy pronto y que podamos ser amigas.
ElizaCullen
también te digo que es otro modo de ver tu perspectiva de varios temas o hechos que vivimos a diario
animo no dejes de hacer lo que mas te apasiona y ojala que eso sea escribir
att: una admiradora de tu talento