Amor, Finalmente Te Encontré
Por Giselita
Carlisle POV I
Ashland, 1921
Por fin el cielo comenzaba a oscurecer, había esperado todo el día a que el crepúsculo llegara para así poder ir al hospital.
Los últimos tres años había cambiado de ciudad en reiteradas oportunidades, pero no me molestaba era algo que sabia cuando me decidí a ‘salvar’ la vida de Edward. Hacia tan solo tres años que lo había convertido en mi igual y aun parecía costarle trabajo adaptarse a esta clase de vida.
Si, tenía autocontrol… pero siempre me preguntaba cuanto más podría soportar. No estábamos en una época donde vivir aislado del mundo fuera una solución. La gente iba y venia a su antojo por territorios inhóspitos, en busca de una buena parcela que reclamar como suya. Había detenido a Edward varias ocasiones antes de que pudiera atacar a un humano.
Ashland parecía un pueblo de lo mas tranquilo. Al menos en las afueras, donde Edward y yo vivíamos. Había conseguido un puesto en el hospital de la zona y generalmente no había mucho trabajo.
Hasta ese día.
Me extraño ver a un gran número de personas agrupadas cerca de la sala de cuidados intensivos. Muchos de ellos eran niños y mujeres. Conforme me iba acercando a ellos comencé a escuchar lo que se decían los unos a los otros.
‘Pobre. La perdida del hijo...la muerte de su esposo...’
‘¿Qué le habra sucedido?’
‘Que tragedia.’
‘Yo oí que estaba loca desde hace tiempo.’
Entonces veo al doctor Marx saliendo con una camilla cubierta por una sabana blanca. Sin duda algún paciente acababa de fallecer. Al pasar por mi lado sacude suavemente mi cabeza y comienza a hablarme.
-Toda una tragedia.- dijo chasqueando su lengua. –Tengo que declararla…
-Te acompaño.- sabia, por los pocos meses que le conocía, que la zona de la morgue no era para nada de su agrado. -¿Le han hecho autopsia?- pregunté mas por rutina que por otra cosa.
-¿Autopsia Cullen? Esta mujer se ha suicidado… si aun así quieres hacerla… adelante. Yo paso totalmente.- dijo con una sonrisa, aterrado ante la idea de realizar una practica fuera de su campo. Algo inusual si me lo preguntan, siendo doctor… abrir un muerto era lo mas simple por hacer.
Tome la cartilla que el Doctor Marx había dejado encima del cuerpo sin vida de la mujer. La abri y comence a leerla mientras le seguia detrás. En la primera página estaban los datos del cuerpo. Mujer. Caucasica. Aproximadamente 24 años. Lesiones en el craneo. Posible suicidio. Una página después estaban los datos aportados por la persona que reconoció el cuerpo. Esme Platt. 26 años. Encontrada por una vecina en el acantilado. Aparente suicidio por fallecimiento de su hijo.
Esme Platt, ¿Por que me sonaba ese nombre?
Luego de traspasar las pesadas puertas que daban a la morgue, Marx empujó la camilla hacia el centro de la habitación, donde los demás fallecidos del día se encontraban. Extendí mi mano, tomando la camilla de la esquina antes de que chocara con las demás.
-Vivos o no...Debería mostrar un poco mas de respeto.- le dije viendo la forma en que se había deshecho de la camilla.
-Si estas tan deseoso de declararla... adelante.- gruño saliéndose de la morgue. Por suerte me quedaba poco tiempo en ese hospital. Ya había echo arreglos para mudarnos con Edward a las cercanías de New York, a Rochester.
Me dispuse a hacer los arreglos pertinentes para el cuerpo. Pero aun con la duda de por que su nombre me resultaba tan familiar decidí averiguarlo.
Me quedé petrificado cuando apenas alce la sabana que le cubría. Había pasado demasiados años atendiendo humanos como para reconocer el olor a muerte. Y esta mujer no estaba ni cerca de oler de aquella forma. Le quité la sabana de encima y entonces la reconocí.
Habían pasado diez años, pero aun su rostro conservaba los rastros que en ocasiones recordaba. No podía entender lo que mis ojos veían. Aquella joven tan activa y alegre a la que había atendido en Ohio yacía ahora tendida en una camilla de la morgue, con su cuerpo lleno de su propia sangre y sus piernas acomodadas en un Angulo imposible. ¿Por qué se había matado?
Volví a mirar la cartilla. Aparente suicidio por fallecimiento de su hijo. ¿Cómo era posible? ¿Tan sola y desdichada se sentía como para llegar a ese extremo? Lo que más me sorprendió aun fue recordar lo que hablaba la gente en la sala; su hijo era todo lo que tenía. Su marido había fallecido en la guerra. Que perdida… que desperdicio. Pensaba mientras descorría sus cabellos de su rostro.
Pero entonces una vocecilla resonó dentro de mí; aun no es tarde. No todo esta perdido. Miré a mí alrededor y mi mente comenzó a trazar planes rápidamente. No tenia mucho tiempo, su corazón iba disminuyendo su ritmo, le quedarían a lo sumo pocos minutos. Aunque nunca me lo permitía, había actuado por instinto.
Rápidamente tomé la cartilla de otro de los cuerpos. Una mujer de treinta años que aun no habían venido a reconocer y la llené con los datos de Esme Platt. Lo último que necesitaba era generar sospechas. De todos modos nadie pediría volver a ver el cuerpo, una vez que se fichaba… no había vuelta atrás. Nadie se daría cuenta del cambio. Yo salvaría a Esme Platt… y el pueblo tendría un cuerpo a quien recordar.
Alce el cuerpo de Esme Platt y lo saque de la morgue. Tenia que hacer las cosas sin perder tiempo… su vida pendía de un hilo que iba perdiendo fuerza con el correr de los segundos. Una vez que salí fuera, cubierto por el manto de la noche, me aparté lo más que pude del hospital. Mi mente recordó la ocasión en que había echo algo similar, con Edward. Me había escabullido por los tejados para poder transformarle.
Aun no entendía como podía estar con vida luego de tal caída. Era algo simplemente inusual, algo que solo uno como yo podría haber notado. Y aun si lo hubieran notado...no podrían haber echo nada para salvarla. La herida en su cráneo, la forma en que sus piernas estaban quebradas.
No había nada que pudiera hacer por ella, excepto una cosa…
Acomode a Esme en mis brazos. Podía sentir mi cuerpo temblar, había echo esto solo una vez y no estaba completamente seguro de cómo hacerlo con precisión. Había perdido mucha sangre, lo cual significaba que debía ser cuidadoso de no beber nada. Pero también tendría que morderle varias veces. La sangre era la que conducía el veneno hacia el corazón… y si de esta había poca… debía entonces meter mas veneno en su cuerpo.
Pero sabia que no era la inexperiencia lo que me aterraba. Solo había probado sangre humana en una ocasión y fue cuando mordí a Edward. Aquella vez me sentí sobrepasado por el sabor de su sangre… creí que no conseguiría salvarlo.
Aun no encuentro explicación a como fue que logre apartarme de él. Esta vez era diferente. No podía permitirme que su cuerpo se vaciara por completo.
Mis dedos se apoyaron en su pecho. Su corazón había descendido su ritmo a tal punto que casi me costaba distinguirlo. Debía actuar rápido.
Sin pensarlo dos veces incliné mi cabeza sobre su cuello y la mordí.
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bueno chic@s continuando con las serie de one-shots dedicados a los pilares de los Cullen, Esme y Carlisle, les presento el penúltimo de esta y el primer POV de Carlisle... como ven se ha decidido la transformación, toca esperar el final... muajajaja
cuidense mucho, y degusten un chocolatito para festejar al amor, suspiren y...
Nos leemos en un tris!!!
Bellany G.
**Eres el amor de mi vida**