33. FALSIFICACIÓN
“Charlie, todavía tenemos esa estrictamente necesitas-saber situación. Sé que ha pasado más de una semana sin que veas a Renesmee, pero una visita no es la mejor idea en estos momentos. ¿Qué te parece si mejor llevo a Renesmee a verte?”
Charlie se quedó callado por tanto tiempo que me pregunté si se había dado cuenta de mi preocupación a pesar de mis esfuerzos por esconderla.
Pero entonces murmuró, “necesitas-saber, ugh” y me di cuenta que era únicamente su preocupación por lo sobrenatural que lo hacía responder así.
“Bien, hija” dijo Charlie “¿Podrías traerla esta mañana? Sue me traerá de comer. Está tan horrorizada por mi forma de cocinar como tú cuando viniste por primera vez.”
Charlie se rió y suspiró por los viejos días.
“Esta mañana será perfecta”. Mientras más rápido mejor. Ya había pospuesto esto por mucho tiempo.
“¿Vendrá Jake con ustedes?”
Aunque Charlie no sabía nada de la “impresión” de lobos, nadie podía negar que había una relación especial entre Jacob y Renesmee.
“Probablemente”. No habría forma que Jacob se perdiera voluntariamente un día con Renesmee sin la presencia de vampiros.
“Tal vez debería invitar a Billy ¿también?” dijo Charlie. “Pero… Hhmm. Mejor otro día”
Apenas le puse atención a Charlie – lo suficiente para darme cuenta de lo extraño que sonaban sus palabras cuando se refirió a Billy, pero no lo suficiente para preocuparme de lo que se trataba. Charlie y Billy eran personas adultas; si había algún problema entre ellos, podrían resolverlo por ellos mismos. Yo tenía cosas más importantes sobre las cuales obsesionarme.
“Te veo en un rato”, le dije, y colgué.
Este viaje tenía una razón más que la de cuidar a mi padre de veintisiete vampiros – los cuales había jurado no matar a nadie en un radio de 200 kilómetros, pero aún… Obviamente, ningún humano debía acercarse a este grupo. Esa era la excusa que le había dado a Edward: Llevaría a Renesmee con Charlie para que él no se apareciera por acá. Era una buena razón para dejar la casa, pero no la real.
“¿Por qué no puedes llevarte tu Ferrari?” Se quejó Jacob cuando me alcanzó en el garaje. Yo ya había acomodado a Renesmee conmigo en el Volvo.
Edward se había tardado en revelar mi carro para “después”, y como sospechaba, no había sido capaz de demostrar el entusiasmo apropiado. Sí, lo sé, es bonito y rápido, pero me gustaba más correr.
“Demasiado llamativo” contesté. “Podríamos ir a pie, pero eso asustaría a Charlie”
Jacob parecía a punto de hacer un berrinche cuando se subió al carro. Renesmee se movió de mis piernas a las de él.
“¿Cómo estás?” Le pregunté mientras salíamos.
“¿Cómo crees?” contestó Jacob amargamente. “Estoy harto de todos estos chupasangre” Vio mi expresión y continuó antes de que yo pudiera decir algo. “Sí, lo sé, lo sé. Son chicos buenos, están aquí para ayudar, nos van a salvar el pellejo, etcétera, etcétera. Di lo que quieras, pero sigo pensando que Drácula 1 y Drácula 2 son horro-increibles”
Tuve que esforzarme para no sonreír. Los rumanos tampoco eran mis invitados favoritos. “No te voy a contradecir en eso”
Renesmee negó con la cabeza, pero no dijo nada; a diferencia del resto de nosotros, ella encontraba fascinantes a los rumanos. Incluso había hecho el esfuerzo por hablar en voz alta ya que ellos se negaban a dejarse tocar. Una de sus preguntas hizo referencia al inusual color de su piel y, aunque creí que ellos se ofenderían, me alegré que lo hubiera preguntado porque yo también tenía curiosidad.
No se habían molestado por el interés de Renesmee. Pero evadieron un poco la pregunta.
“Nos sentamos durante tanto tiempo” Vladimir había contestado, a un lado de Stefan que asentía pero no continuó hablando por Vladimir aunque era lo que comúnmente hacía. “Contemplando nuestra propia divinidad. Era un signo de nuestro poder el hecho de que todo nos llegaba a las manos. Sacerdotes, diplomáticos, todos buscando nuestros favores. Nos sentamos en nuestros tronos y nos considerábamos dioses. No nos dimos cuenta por mucho tiempo que estábamos cambiando – casi petrificándonos. Supongo que los Volturi nos hicieron un favor cuando quemaron nuestros castillos. Stefan y yo, al menos, dejamos de petrificar. Ahora los ojos de los Volturi tienen una capa de suciedad, pero los nuestros están brillantes. Supongo que será para nuestra ventaja cuando se los arranquemos de su lugar”.
Traté de mantener a Renesmee lejos de ellos después de eso.
“¿Cuánto tiempo estaremos con Charlie?” preguntó Jacob, interrumpiendo mis pensamientos. Estaba visiblemente relajado mientras nos alejábamos de la casa y todos los ocupantes de ella. Me hacía feliz que no contara como vampiro ante sus ojos. Seguía siendo Bella.
“Un buen rato, de hecho”
El tono de mi voz llamó su atención.
“¿Hay algo más que hacer aparte de ir a visitar a tu papá?”
“Jake, ¿te acuerdas de lo “bueno” que eres para controlar tus pensamientos alrededor de Edward?”
Levantó una ceja. “¿Si?”
Sólo asentí, mirando hacia Renesmee. Ella veía por la ventana, y no podía saber que tan interesada estaba en nuestra conversación, pero decidí no arriesgarme más.
Mientras manejaba en silencio, entrecerré los ojos que tenían esos molestosos contactos para poder ver a través de la fría lluvia; no estaba lo suficientemente frío para nevar. Mis ojos no se veían tan rojos como al principio – definitivamente se acercaban más a un naranja rojizo que a un rojo sangre. Pronto serían color ámbar y podría quitarme los lentes de contacto. Tenía la esperanza que Charlie no se molestara por eso.
Jacob seguía analizando nuestra entrecortada conversación cuando llegamos a la casa de Charlie. No hablamos mientras caminábamos bajo la lluvia. Mi papá nos esperaba; tenía la puerta abierta antes de que pudiéramos tocar.
“¡Hey, muchachos! ¡Parece que han pasado años! ¡Mírate, Nessie! ¡Ven con el abuelo! Podría jurar que has crecido 10 centímetros. Además te ves más delgada, Ness.” Me volteó a ver. “¿La están alimentando como debe ser?”
“Está así porque está creciendo”, le dije. “Hey, Sue”. La saludé de lejos. Olor a pollo, tomate, ajo y queso salía de la cocina; probablemente olería bien para cualquiera. Yo sólo sentía olor a pino fresco y polvo guardado.
Renesmee lucía sus hoyuelos. Nunca hablaba frente a Charlie.
“Bueno, no querrán estar todo el día en el frío. ¿Dónde está mi yerno?”
“Entreteniendo a sus amigos” contestó Jacob con risa burlona. “Estás de suerte Charlie, por estar lejos de ese lugar. Es todo lo que diré”
Golpeé a Jacob ligeramente en el riñón, mientras Charlie parecía desconcertado.
“¡Ow!” se quejó Jacob; bueno, pensé que lo había golpeado ligeramente.
“De hecho, Charlie, tengo cosas que hacer”
Jacob volteó a verme pero no dijo nada.
“¿Haciendo compras de navidad, Bells? Quedan pocos días”
“Sí, compras de navidad, justo eso” dije patéticamente. Eso explicaba el olor a polvo guardado. Charlie debió haber sacado la decoración.
“No te preocupes, Nessie” susurró en su oído. “Tengo todo listo por si mamá no te tiene nada preparado”
Aunque puse cara de fastidio, la verdad, me había olvidado que se acercaba la navidad.
“La comida está servida” llamó Sue desde la cocina. “Vamos, muchachos”
“Te veo después, Papá”. Dije e intercambié una rápida mirada con Jacob. Aún cuando no pudiera evitar pensar en esto, estando al lado de Edward, al menos no había muchas cosas que compartir. Jacob no tenía idea de lo que iba a hacer.
Por supuesto, pensé para mí misma en el carro, tampoco yo tenía idea.
El camino estaba oscuro y resbaloso, pero manejar ya no me intimidaba. Mis reflejos estaban en su máximo y apenas tenía que poner atención en el camino. El problema era mantener una velocidad adecuada para no llamar la atención cuando tenía compañía. Quería estar sola en esta misión, ver de qué se trataba todo esto y regresar a casa a seguir aprendiendo. Aprendiendo a proteger a unos, y a matar a otros.
Estaba mejorando con eso de mi escudo. Kate no sentía la necesidad de motivarme – no era difícil encontrar razones para estar molesta, ahora que ya sabía que esa era la clave – por lo tanto casi siempre trabajaba con Zafrina. Ella estaba complacida con mi progreso; ya era capaz de cubrir un rango de 1 metro por más de un minuto, aún cuando me cansaba demasiado. Esta mañana había tratado de ver si era posible desconectar el escudo de mi mente. No veía cual podía ser el uso, pero Zafrina pensó que sería buena ayuda para hacerme más fuerte, como cuando ejercitas los músculos del estómago y la espalda en lugar de sólo los brazos. Eventualmente, puedes levantar más peso cuando todos tus músculos son más fuertes.
No era muy buena para eso. Sólo había podido, por un segundo, ver que me mostraba un río inmerso en un bosque.
Pero había diferentes formas de prepararme para lo que venía, y con sólo dos semanas, me preocupé de haber hecho a un lado lo más importante. Hoy corregiría el camino.
Me había memorizado los mapas adecuados, y no tenía problema en encontrar la forma de llegar a la dirección que no aparecía en línea, la que pertenecía a J. Jenks. Mi siguiente paso sería buscar a Jason Jenks en la otra dirección, la que Alice no me había dado.
Decir que era no era un barrio agradable podría subestimarse. El carro de los Cullen que menos llamaba la atención, parecía extravagante para esta calle. Mi vieja camioneta hubiera sido adecuada. Durante mis años de humana, hubiera cerrado las puertas con seguro y hubiera salido disparada de ese lugar. Pero ahora, me sentía ligeramente fascinada. Traté de imaginarme a Alice en este lugar, por cualquier razón, y fallé.
Los edificios – todos de 3 torres, todos estrechos y ligeramente chuecos, como si fueran empujados un poco por la lluvia – eran viejas casas divididas en múltiples departamentos. Era difícil saber qué color debían tener. Todas estaban decoloradas y se acercaban a los diferentes tonos de gris. Unos cuantos edificios tenían negocios en el primer piso: un sucio bar con las ventanas pintadas de negro, un negocio de psíquicos con manos de neón y cartas de tarot brillando en la puerta, un lugar para tatuajes, y una guardería con cinta de ducto para sostener la ventana rota. No había lámparas dentro de ninguno de esos lugares, aún cuando estaba lo suficientemente oscuro para que cualquier humano necesitara luz. Pude escuchar el murmuro de voces a la distancia; sonaban como la TV.
Había unas personas cerca, dos cambiándose de acera en direcciones opuestas y otro sentado en la entrada de una oficina de abogados de poca monta, leyendo un periódico mojado y silbando. El sonido era demasiado alegre para el ambiente.
Estaba tan inmersa en el sonido descuidado de ese silbido que no me di cuenta que la dirección que estaba buscando era justamente de ese edificio. No había números marcados en el edificio, pero el negocio de tatuajes de al lado tenía dos números menos.
Me estacioné enfrente y vacilé por un segundo. Iba a entrar en ese lugar de una u otra forma, pero ¿cómo hacerlo sin que la persona que silbaba se diera cuenta? Podía estacionarme en la otra calle y entrar por atrás… Pero podía haber más personas en ese lado. Tal vez ¿por el tejado? ¿Estaría lo suficientemente oscuro para hacer eso?
“Hey, señorita”, me llamó la persona que silbaba.
Bajé la ventana del copiloto haciendo como que no lo escuchaba.
El hombre puso el periódico a un lado, y la ropa que llevaba me sorprendió. Debajo de la gabardina descuidada, estaba muy bien vestido. No había viento que pudiera acercarme su esencia, pero el brillo de su camisa roja oscura aparentaba seda. Su cabello ondulado estaba despeinado, pero su piel oscura era suave y perfecta, sus dientes blancos y derechos. Una contradicción.
“Tal vez no debería estacionarse aquí, señorita” me dijo “Podría ser que no encuentre su carro cuando regrese”
“Gracias por la advertencia”, contesté.
Apagué el motor y salí del carro. Tal vez mi silbante amigo podría ayudarme a encontrar las respuestas que necesitaba más rápidamente, en lugar de asaltar ese lugar. Abrí mi enorme paraguas gris – no me importaba, realmente, el hecho de proteger el suéter de casimir. Pero era una cosa que cualquier humano haría.
El hombre se impactó al ver mi cara a través de la lluvia, y sus ojos se engrandecieron. Tragó saliva y escuché su corazón acelerarse mientras me aproximaba.
“Estoy buscando a alguien”, comencé.
“Yo soy alguien”, me ofreció con una sonrisa. “¿Qué puedo hacer por ti, hermosura?”
“¿Es usted J. Jenkens?” pregunté.
“Oh” dijo, y su cara cambió de expectación a entendimiento. Se levantó y me examinó con los ojos entrecerrados. “¿Por qué estás buscando a J?”
“Ese es mi problema” Además, no tenía ni la menor idea. “¿Es usted J?”
“No”
Quedamos uno frente al otro por un largo rato, mientras sus ojos veían de arriba abajo el suéter gris tejido que vestía. Su mirada finalmente se enfocó en mi cara. “No te ves como uno de sus clientes usuales”
“Probablemente no lo sea” admití. “Pero necesito verlo tan rápido sea posible”
“No estoy seguro de que hacer” admitió.
“¿Por qué no me dices tu nombre?”
Rió. “Max”
“Es un gusto conocerte, Max. Ahora, ¿porqué no me dices qué es lo que haces para los clientes usuales?”
Su risa se convirtió en seriedad. “Bueno, los clientes usuales de J no se ven como tú. La gente de tu tipo no viene a esta oficina. Van directamente a las oficinas en el rascacielos”
Repetí la otra dirección que tenía, haciendo de la lista de números una pregunta.
“Sí, ese es el lugar” dijo, con mirada de sospecha. “¿Cómo fue que llegaste acá?”
“Esta es la dirección que me dio – una persona muy confiable”
“Si tuvieras buenas intenciones, no estarías aquí”
Apreté los labios. Nunca había sido buena engañando a la gente, pero Alice no me daba muchas alternativas. “Tal vez no tengo buenas intenciones”
La cara de Max se tornó en disculpa. “Mire, señorita – “
“Bella”
“Claro. Bella. Mira, necesito este trabajo. J me paga muy bien para sólo estar afuera de la oficina todo el día. Quisiera ayudarte, de verdad, pero – y por supuesto que hablo hipotéticamente, ¿verdad? Aquí entre nosotros, o como funcione para ti – pero si dejo pasar a alguien que lo pueda meter en problemas, pierdo mi empleo. ¿Puede entender mi dilema?”
Lo pensé por un minuto, mordiendo mi labio. “¿Nunca has visto a nadie como yo antes? Bueno, parecida a mí. Mi hermana es más mucho más baja que yo, tiene cabello oscuro y con las puntas paradas”
“¿J conoce a tu hermana?”
“Creo que sí”
Max pensó por un momento. Le sonreí, y su respiración se agitó. “Te diré que haré. Voy a llamar a J y voy a describirte. El tomará la decisión”.
¿Qué podría saber J. Jenks? ¿Acaso mi descripción significaría algo para él? Ese era un pensamiento problemático.
“Mi apellido es Cullen”, le dije a Max, preguntándome si era demasiada información. Comenzaba a molestarme con Alice. ¿Realmente tenía que ser todo tan complicado? Pudo haberme dicho una o dos cosas más…
“Cullen, claro”
Miré mientras marcaba, aprendiéndome el número. Bueno, podría marcar a J. Jenks si esto no funcionaba.
“Hey J, es Max. Sé que se supone que no deba llamarte a este número a menos que sea una emergencia…”
“¿Es una emergencia?” escuché que decían del otro lado de la línea.
“Bueno, no exactamente. Es una chica que quiere verte…”
“No veo la emergencia en eso. ¿Por qué no seguiste el procedimiento normal?”
“No seguí el procedimiento normal porque no se ve como alguien normal –“
“¿Es policía?!”
“No –“
“No puedes estar seguro de eso. ¿Se ve como alguno de los Kubarev -?”
“No- déjame hablar, ¿de acuerdo? Dice que conoces a su hermana o algo”
“No lo creo. ¿Cómo se ve?”
“Ella se ve como…” Sus ojos recorrieron de mi cara hasta mis zapatos con apreciación. “Bueno, ella se ve como una maldita supermodelo, así es como se ve”. Le sonreí y me guiñó el ojo, después prosiguió. “Excelente cuerpo, pálida como una hoja de papel, cabello castaño oscuro casi hasta la cintura, necesita dormir un poco – ¿algo de esto te suena familiar?”
“No, no me suena familiar. No estoy contento con el hecho de que tu debilidad por las mujeres bonitas interrumpa – “
“Sí, soy débil para las mujeres bellas, ¿qué tiene de malo? Siento molestarte. Olvídalo”
“Nombre”, susurré.
“Oh, sí. Espera” dijo Max. “Dice que su nombre es Bella Cullen. ¿Eso te dice algo?”
Hubo un repentino silencio, y entonces la voz en el otro lado comenzó a gritar, usando una serie de palabras que no escuchas comúnmente si no es en paradas de camiones. La expresión de Max cambió; su sonrisa se desvaneció y sus labios palidecieron.
“¡Porque no preguntaste!” gritó Max, en pánico.
Hubo otra pausa mientras J se recomponía.
“¿Hermosa y pálida?” preguntó J, un poco más calmado.
“Te dije eso, ¿o no?”
¿Hermosa y pálida? ¿Qué es lo que este hombre sabía de vampiros? ¿Era uno de nosotros acaso? No estaba preparada para esa clase de confrontación. Choqué los dientes. ¿En qué me había metido Alice?
Max esperó otro minuto entre gritos e instrucciones, entonces volteó a verme con ojos asustados. “Pero sólo ves a clientes ahí en Jueves – ¡está bien, está bien! Lo tengo” Y cerró el celular.
“¿Quiere verme?” pregunté con emoción.
Max parecía molesto. “Pudiste haberme dicho que eras un cliente prioritario”
“No sabía que lo era”
“Pensé que podías ser un policía” admitió. “Quiero decir, no te ves como un policía. Pero actúas de forma extraña, hermosura”
Me estremecí.
“¿Cartel de drogas?” trataba de adivinar.
“¿Quién, yo?” pregunté.
“Sí, o tu novio, o lo quien sea”
“No, lo siento. No soy fan de las drogas, ni tampoco mi esposo. Sólo di no y todo eso”
Max comenzó a toser. “Casada. No puedo dejar de sorprenderme”
Sonreí.
“¿Mafia?”
“Nop”
“¿Contrabando de diamantes?”
“¡Por favor! ¿Esa es la clase de personas con las que lidias todos los días Max? Tal vez necesites un trabajo nuevo”
Tenía que admitirlo, me estaba divirtiendo un poco. No había interactuado con humanos que no fueran Charlie y Sue. Era entretenido verlo cavilar. También me calmaba ver lo fácil que era no matarlo.
“Tienes que estar metida en algo grande. Y malo” musitó.
“No realmente”
“Eso es lo que todos dicen. ¿Pero quien más necesitaría papeles? O podría pagar los precios de J por ellos, debo decir. No es mi problema de todas formas” me dijo, y murmuró la palabra ‘casada’ de nuevo.
Me dio una nueva dirección junto con señas básicas, y me vio partir con ojos sospechosos y de decepción.
En este punto, estaba lista para casi todo – algún tipo de villano tecnológico a la James Bond parecía apropiado. Pensé que quizá Max me podría haber dado una dirección incorrecta para probarme. O tal vez la oficina se encontraba en algún escondite subterráneo cubierto por una pila de madera dentro de este hermoso vecindario.
Me estacioné y vi la sutil señal que decía ‘Jason Scott, abogado’.
La oficina tenía por dentro acentos en color verde apio y beige, inofensivo e no remarcable. No había esencia de vampiro ahí, eso me ayudó a relajarme. Nada más que humanos extraños. Un tanque con peces estaba colocado dentro de la pared, y una amable recepcionista rubia se encontraba sentada detrás de un escritorio.
“Hola” me saludó. “¿En qué puedo ayudarte?”
“Estoy aquí para ver al Sr. Scott”
“¿Tienes cita?”
“No precisamente”
Puso una ligera sonrisa burlona. “Podría tardarse un poco entonces. Porqué no tomas asiento mientras yo –“
“APRIL!” La voz demandante de un hombre se escuchó gritar a través del teléfono de la recepción. “Estoy esperando a la Sra. Cullen”
Sonreí y me señalé.
“Hazla pasar inmediatamente. ¿Entendiste? No me importa lo que esté interrumpiendo”
Podía escuchar algo más que impaciencia en su voz. Estrés. Nervios.
“Acaba de llegar” dijo April apenas pudo hablar.
“¿Qué? ¡Hazla pasar! ¿Qué esperas?!”
“¡Enseguida, Sr. Scott!” Se levantó y comenzó a hacer señas con las manos señalándome el camino por el pasillo, ofreciéndome café, té o cualquier otra cosa que yo pudiera requerir.
“Aquí es” me dijo mientras abría la puerta de la oficina, que en el fondo tenía un escritorio de madera y una pared llena de reconocimientos.
“Cierra la puerta detrás de ti” una voz de tenor ordenó.
Examiné al hombre detrás del escritorio mientras April se retiraba. Era chaparro y calvo, probablemente de unos 55 años, con una ligera barriga. Tenía puesta una corbata de seda roja, una camisa azul con rayas blancas, y su blazer azul colgaba del respaldo de su silla. Estaba tembloroso, pálido de un color enfermo, con sudor brotando de su frente; imaginé un carro quedándose sin su llanta de repuesto.
J se recompuso y se levantó de la silla. Me dio la mano.
“Sra. Cullen. Es un placer”
Me acerqué a él y le di la mano por un breve instante. Apenas se movió al sentir mi fría piel, pero no se veía particularmente sorprendido por ello.
“Mr. Jenks. ¿O prefiere que le diga Scott?”
“Lo que gustes, por supuesto.”
“Qué le parece si me dices Bella y yo te digo J?”
“Como viejos amigos” accedió, limpiándose el sudor de la frente. Me hizo seña para sentarme y él hizo lo mismo. “Debo preguntar,¿ finalmente estoy conociendo a la adorable esposa del Sr. Jasper?”
Pensé por un segundo. Entonces este señor conocía a Jasper y no a Alice. Lo conocía, y parecía asustado de él también. “Su cuñada, de hecho”
Apretó los labios, como si estuviera intentando entender algo, así como yo lo estaba.
“Espero que el Sr. Jasper se encuentre bien de ¿salud?” preguntó cuidadosamente.
“Estoy segura que está en excelentes condiciones. Está en unas largas vacaciones por el momento.”
Esto pareció aclarar algo de confusión de J. Asintió y tronó sus dedos. “Pero bueno. Debiste haber venido directamente a mi oficina principal. Mis asistentes debieron hacer que llegaras directamente a mí – no había necesidad de irse por los canales menos hospitalarios”.
Asentí. No estaba segura la razón por la que Alice había decidido darme la dirección ‘guetto’.
“Pero bueno, aquí estamos ahora. ¿Dime, qué puedo hacer por ti?”
“Papeles” dije, tratando de hacer que mi voz sonara como si supiera de lo que hablaba.
“Ciertamente” concedió J. “Pero hablamos de ¿actas de nacimiento, actas de defunción, licencias de manejo, pasaportes, números de seguro social…?”
Respiré profundo y sonreí. Le debía una a Max.
Y entonces mi sonrisa se desvaneció. Alice me había enviado ahí por una razón, y estaba segura que era para proteger a Renesmee. Su último regalo. La única cosa que creyó que necesitaría.
Era la única razón por la que Renesmee necesitaría una falsificación era si estaba huyendo. La única razón por la que Renesmee estaría huyendo es si perdíamos la batalla.
Si Edward y yo huyéramos con ella, no necesitaría de esos documentos. Estaba segura que las identificaciones era algo que Edward resolvería o que haría por sí mismo, y estaba segura que también conocía de formas para escapar sin ellos. Podríamos correr con ella por miles de kilómetros. Podríamos nada con ella a través del océano.
Si estábamos hablando de salvarla.
Y todo este secreto para mantenerlo fuera de la mente de Edward. Porque había una posibilidad de que todo lo que él sabía, Aro lo sabría también. Si perdíamos, Aro podría tener la información que quisiera antes de destruir a Edward.
Todo era como esperábamos. No ganaríamos. Pero podríamos tener una buena oportunidad de matar a Dimitri antes de caer, dándole a Renesmee una oportunidad de huir.
Mi corazón se sentía como una pesa en el pecho – una pesa aplastante. Toda mi fe se desvaneció como el brillo del sol con la niebla. Mis ojos comenzaron a lastimar.
¿En quien debía confiar? ¿Charlie? Pero él era tan indefensamente humano. ¿Y cómo darle a Renesmee? El no estaría cerca de la pelea. Eso dejaba una persona. En realidad nunca hubo nadie más.
Pensé en todo esto tan rápidamente que J no se dio cuenta de mi pausa.
“Dos actas de nacimiento, dos pasaportes, una licencia de manejo”. Dije en voz baja y sostenida.
Si notó el cambio de mi expresión, al menos fingió no hacerlo.
“¿Los nombres?”
“Jacob… Wolfe. Y… Vanessa Wolfe”. Nessie parecía un alias acorde con el nombre de Vanessa. Y Jacob estaría encantado con lo de Wolfe.
Su pluma trazaba sin parar sobre el papel. ¿“Segundos nombres?”
“Sólo pon algo genérico”
“Si prefieres. ¿Edad?”
“Veintisiete para el hombre, cinco para la niña”. Jacob podría aparentarlos. Era una bestia. Y al paso que Renesmee estaba creciendo, era mejor irse a lo grande. El podría aparentar ser su padrastro…
“Voy a necesitar fotos si prefieres los documentos terminados” dijo J, interrumpiendo mis pensamientos. “El Sr. Jasper usualmente los termina por él mismo”
Bueno, eso explicaba el porqué J no conocía a Alice.
“Espera” le dije
Esto era pura suerte. Tenía varias fotos de mi familia dentro de mi cartera, y una perfecta – Jacob sosteniendo a Renesmee en las escaleras del frente – sólo tenía un mes de edad. Alice me la había dado tan solo unos días antes… Oh. Tal vez no había mucha suerte envuelto en eso, después de todo. Alice sabía que yo tenía esta foto. Tal vez incluso le había dado algún retoque que necesitara antes de dármela.
“Aquí tiene”
J examinó la foto por un momento. “Su hija se parece mucho a usted”
Me puse un poco tensa. “Se parece más a su padre”
“El cual no es este caballero” Tocó la cara de Jacob.
Mis ojos se entrecerraron, y nuevas gotas de sudor salieron de la frente de J.
“No, él es un amigo muy cercano a la familia”
“Discúlpame” murmuró, y el sonido de la pluma comenzó a sonar de nuevo. “¿Qué tan rápido necesita estos documentos?”
“¿Podría tenerlos en una semana?”
“Bueno, esa es una orden apresurada. Le costará el doble que – discúlpeme. Se me olvidó con quien estaba hablando”
Claramente, conocía a Jasper.
“Sólo dígame la cantidad”
Parecía dudar en decirlo en voz alta, pero estaba segura que, habiendo tratado con Jasper, él debía saber que el precio no era algo importante. Aún sin tomar en cuenta las múltiples cuentas de los Cullen que existían alrededor del mundo bajo otros nombres, había suficiente dinero dentro de la casa para mantener a un país pequeño por una década; me recordó de los miles de cañas de pescar que había tras cualquier mueble en casa de Charlie. Dudaba que alguien se pudiera dar cuenta la pequeña cantidad que había sacado en preparación para este día.
J escribió el precio en la parte baja del papel.
Asentí calmadamente. Tenía mucho más conmigo que eso. Abrí mi bolsa de nuevo y conté la cantidad exacta – tenía los billetes puestos en paquetes de 5 mil dólares, por lo que no tuve ningún problema.
“Ahí está”
“Ah, Bella, no tienes que pagarme todo en este momento. Es una costumbre que me des la mitad cuando te entregue todo”
Sonreí al hombre nervioso. “Pero confío en ti, J. Además, te daré algo extra – la misma cantidad cuando me entregues los documentos.”
“Eso no es necesario, te lo aseguro”
“No te preocupes” No era como que me iba a llevar el dinero a la tumba. “Entonces, ¿nos podemos reunir la próxima semana a la misma hora?”
Me dirigió una mirada asustada. “De hecho, prefiero hacer esa clase de transacciones en lugares no relacionados a mis diferentes negocios”
“Por supuesto. Seguramente no estoy haciendo esto de la forma en que tú esperabas”
“Estoy acostumbrado a no tener expectativas de los Cullen” Me quedó viendo y rápidamente compuso la cara. “Podríamos vernos a las ocho en punto de la noche en una semana en ¿El Pacífico? Está en Union Lake, y la comida es exquisita.”
“Perfecto”. No es que me fuera a unir a la cena. De hecho, creo que a J no le gustaría si lo hiciera.
Me levanté del asiento y le di la mano de nuevo. Esta vez no se movió en lo mínimo. Pero parecía tener algún nuevo dilema en la cabeza. Su boca tenía una mueca extraña y su espalda parecía tensa.
“¿Tendremos algún problema con esa fecha de entrega?” pregunté.
“¿Qué?” levantó la mirada, como si mi pregunta lo hubiera tomado desprevenido. “¿La fecha de entrega? Oh, no. No te preocupes para nada. Tendré tus documentos en esa fecha”
Hubiera sido bueno tener a Edward aquí, para poder saber cuales eran las verdaderas preocupaciones de J. Suspiré. Mantener secretos de Edward era horrible: tener que estar lejos de él era demasiado.
“Entonces te veré en una semana”.
Suspiritos: AMANECER. LIBRO III "BELLA"