miércoles, 11 de noviembre de 2009


Capítulo 22. Rendición


Edward POV


En la primera parte del viaje a Port Ángeles, creía seriamente que iba a perder. Estaba sentado en el Jeep con Bella en un traje muy sexy. Ella siguió inclinándose más cerca y más cerca hacia mí hasta que poco a poco estuvo sentada sobre mi regazo. Intenté jugar bien, pero estaba muriendo por dentro. Así que ella solo descansó su cabeza contra mi pecho por el resto del viaje. Me alivié muchísimo cuando me dejó solo.
Pero entonces, de vez en cuando, sin notarlo, ella se movería en mi regazo, y yo tendría que morderme el labio para impedir que salieran los gemidos. Era mucho mejor en esto de lo que se creía.
Finalmente, llegamos a Port Ángeles y empezamos por una pequeña cafetería para coger algunos refrescos. Ayudé a Bella a salir del Jeep, como parte de todo perfecto caballero. Pero no puede evitar notar que ella parecía triste. Sus profundos ojos marrones no estaban brillando de la manera en la que normalmente lo hacían.
“Bella, amor, ¿estás bien?” Susurré con preocupación mientras la cogía de su mano y entrelazaba nuestros dedos.
Me dio una sonrisa, pero nunca alcanzó sus ojos. “Sí, estoy bien. Solo estoy cansada.”
¿Era yo el que le estaba causando sentirse así? Yo no quería lastimar a Bella. Haría lo que sea para hacer que la tristeza en sus ojos desapareciera y hacer que su brillo volviera… incluso si eso significa perder.
Paré en la acera mientras los otros continuaban hacia la cafetería.
“¿Hice algo mal?” Le pregunté, bajando mis ojos a su nivel para que ella pudiera ver que estaba siendo sincero.
Ella sonrió y puso su mano derecha en mi mejilla. “No. Tú estás siendo un perfecto caballero.” Dijo y luego me dio un beso rápido en la otra mejilla.
“Te quiero.” Le dije antes de darle un beso en los labios. Fue un beso corto, pero muy dulce. Quería que supiera que lo decía en serio, como si pudiera dudarlo alguna vez.
“Lo sé. Te quiero demasiado.” Dijo y entonces caminamos hasta la cafetería con los demás.
“Hola, bienvenidos a Bean There, Done That!” un hombre con valentía se comparaba con el saludo de Alice.
Me volví hacia Bella con los ojos anchos y una expresión de “wow” en mi cara. Ella se rió de mí y luego se volvió hacia el hombre. “Hola.” dijo ella educadamente.
Fuimos a sentarnos con el resto del grupo y cogí una silla para que Bella se sentara. “Vuelvo enseguida.” Le dije y fui a la barra.
“¿Qué puedo hacer por ti hoy?” un hombre muy entusiasmado me preguntó.
Me reí por un momento. “Bueno,” miré su nombre en la etiqueta, “Keith, quisiera un donut de miel y uno glaseado.” Le dije.
Me dio una cálida sonrisa y fue a coger mi pedido. “Ahora, en vez de pagarme, ¿Qué tal si vamos a ver una película esta noche?”
Me reí. La forma con la que estaba lanzándose me recordaba a Brett. Espera, Brett.
“En realidad, lo siento estoy pillado.” Le dije con una sonrisa de disculpa.
“Los buenos siempre lo están.” Dijo con una risa.
“Bueno, si estás buscando, tengo a alguien que me encantaría presentarte esta noche. Vamos a bailar a Funkytown. ¿Crees que puedes unirte a nosotros? Digamos, ¿a las 8?
Tenía una gran sonrisa en su rostro. “Me encantaría.”
“Bien, entonces. Te veré más tarde.” Le dije, caminando de vuelta a la mesa.
“Bella, ¿puedo usar tu teléfono un momento?” le pregunté una vez me senté a su lado.
“Claro.” Dijo con una expresión confusa, rebuscando en su bolso para encontrar el teléfono. Me lo entregó e inmediatamente lo cogí.
Fui a sus contactos hasta que encontré el que buscaba.
“¿Hola?.”
“Brett, oye. Soy Edward.” Dije.
“En serio, Edward, tienes que parar de burlarte así de mí.” Dijo con una risita. No puede evitar una sonrisa con su comentario.
“¿Sigues soltero?” le pregunté.
“Oh, ¿no funciona lo tuyo con Bella? Cuanto lo siento. ¿Cuándo quieres tener sexo conmigo?” preguntó.
Bueno, eso fue directo.
“No te estoy preguntando por mí, Brett. Quería presentarte a alguien.” Le expliqué.
“¿Es guapo?” preguntó.
“Emmm, no sé. Espera, voy a preguntar.” Le dije. Cubrí el teléfono con mi mano y miré a las chicas.
“Hey, chicas, ¿ese tío es guapo?” Les pregunté.
Todas ellas miraron a Keith mientras ladeaban sus cabezas hacia un lado.
“Si, es mono.” Dijo finalmente Rose. “Creo que ellos harían una buena pareja.”
Me volví de nuevo al teléfono. “Rose dice que sí y que haríais una bonita pareja.” Le dije a Brett.
“Genial… ¿Dónde nos vemos?” preguntó. Le di los mismos datos que le di a Keith y colgamos.


BellaPOV


Oh, es tan adorable la manera en que Edward está haciendo de casamentero. No pude evitar besarle con toda la fuerza una vez que colgó el teléfono. Es innecesario decir que estaba bastante sorprendido por mis acciones, pero pronto, se fundió conmigo. Pero le dejé ir para que pudiéramos respirar.
Él rió. “Creo que debería de juntar a la gente más a menudo. Esa fue una gran reacción.” Rió.
“Lo siento, estabas tan mono, tratando de hacer a dos personas felices.” Dije y puso sus brazos alrededor de mis hombros para darme un rápido abrazo y un beso en mi mejilla.
Comimos rápido, y luego decidimos caminar de tienda en tienda en la calle.
Era un día precioso y perfecto para que se fuera, aunque los tacones que me hizo llevar Alice no eran muy agradables. A medida que caminábamos por las calles, conseguíamos piropos y silbidos como ya esperábamos. Me alegraba de que Rose y Alice llevaran ropa tan reveladora como la que yo llevaba. Continué diciéndome que iban dirigidas a ellas y no a mí.
“Oh, quiero ir ahí.” Dijo Alice cuando nos encontramos con una tienda que era estrictamente de bolsos y joyería. Todos rodamos los ojos, pero entramos a la tienda sin decir nada. Ella corrió hasta el corazón de la tienda y comenzó a mirar, junto con Rosalie.
“¿Puedo ayudarte en algo?” un hombre vino a nosotros y me miraba a mí. Sentí a Edward reforzar su amarre en mi cintura. Dios, era sexy cuando estaba celoso.
“En realidad, no soy chica de bolsos grandes.” Le dije y me quedé donde estaba, con los chicos.
“Ah, te gustan más los accesorios.” Dijo y antes de que pudiera decirle que tampoco me interesaban, él se había ido.
“Vale, esto es tan extraño como en Seattle.” Le susurré a Edward que se rió ligeramente antes de besarme en la parte de arriba de la cabeza.
El hombre volvió con un collar en su mano. “Este es el collar de racimos de diamantes de Harry Winston.” Dijo sosteniendo un exquisito collar. No era nada más que racimos de diamantes (como su nombre).
“Wow.” Fue todo lo que pude decir.
Él me sonrió. “Date la vuelta.” Dijo.
Vacilantemente le di la espalda al hombre y Edward lo miró fatigosamente. Sentí como sus manos resbalaron el collar a través de mi cuello y lo abrocharon en la espalda.
“Ahora ven a ver.” Dijo, gesticulando hacia un espejo.
Caminé hasta él, y me congelé. El collar era más allá de lo hermoso. Estaba dispuesta a apostar que costaba más que todo lo que me pertenecía.
“Es precioso.” Dije al mirarlo.
“El collar es solo tan hermoso como la mujer que lo lleva.” Replicó. Enrojecí con mi famoso rojo y alcancé las manos a la nuca para quitarme el collar.
“Por favor, es un regalo para ti. Tanta belleza es un regalo para nosotros, y debería pagarte por ella. “dijo el hombre.
“No, yo no podría.” Protesté.
“Puedes.” Me respondió de nuevo.
“¡Oh, dios mío! ¿Es eso un Harry Winston?” Exclamó Rose cuando ella y Alice se acercaron.
El hombre le sonrió y entonces volvió su cabeza hacia mí. “Por favor. Venga, cógelo.”
Sacudí mi cabeza. “Lo siento, no puedo aceptarlo. Además.” Me reí, “no va con mi conjunto, y mi estilo es un poco más simple y no tan extravagante como esto.” Dije quitándome el collar y devolviéndoselo al hombre.
Lo tomó a regañadientes con un suspiro. “Si insistes. Tengo algunas piezas mucho menos “extravagantes” si quieres.” Me dijo.
Sacudí la cabeza. “Gracias, sin embargo. Eres muy amable.” Y con eso, dejé la tienda con Edward y todos los demás.
“No puedo creer que rechazaras ese collar.” Dijo Alice, bailando a mi lado mientras caminábamos.
Me encogí de hombros. “Era bonito, pero no de mi estilo. Era demasiado para mí ser capaz de soportarlo. Me gustan las cosas más simples.” Le dije. “Eso parecía más como algo que Rose podría llevar.” Añadí con una risa.
El resto del día transcurrió borroso. Iríamos dentro y fuera de las tiendas. Una tienda en particular me hizo echar humo. Era una tienda de lencería. Y tan pronto como entré, las chicas comenzaron a acercarse a nuestros hombres.
Estas zorras se pasarían preguntando qué par de sujetador y bragas les quedarían mejor a ellas. En serio, ¿cómo no podían ver a las chicas que estaban a su lado? Miré a Rose que parecía que estaba a punto de matar a una que miraba a Emmett, y Alice miraba preparada para saltar hacia la chica que se acercara a Jasper. Yo, por otro lado, solo caminaba lejos de Edward.
Mientras caminaba lejos, él me dio una mirada de miedo que me decía “no me dejes aquí”. Tuve que reír un poco con esa mirada en su rostro. Alice y Rosalie se me unieron, dejando a los chicos arreglárselas por ellos mismos.
Un rato más tarde, después de que los chicos hicieron a aquellas chicas prácticamente llorar para que se apartaran de ellos, se acercaron a nosotras.
Edward envolvió sus brazos alrededor mío por detrás. “Eso no fue amable por tu parte.” Susurró en mi oído, haciéndome temblar y sonreír.
“Lo siento. Estaba ocupada eligiendo esto.” Le dije, sosteniendo un corsé con unas bragas diminutas a juego. Vi sus ojos congelarse un poco y sonreí internamente. Puede que, pueda finalmente hacer que responda. “Pensé que podría ser un bonito regalo para ti, sabes, después de que pierdas la apuesta y todo.” Le dije con una sonrisa.


Esward POV


Estaba perdido en una fantasía sobre Bella llevando el conjunto que me mostró, pero volví a la realidad cuando ella dijo que yo sería el que iba a perder. Saqué mis brazos de ella y di un paso atrás, entrecerrando mis ojos hacia ella.
“Eres una pequeña tramposa, ¿no?” Le dije. Ella solo se encogió de hombros.
“Digamos que, tengo algunos planes para cuando gane.” Dijo con confianza. Nunca la había visto con tanta confianza, y estaría mintiendo si dijera que eso no me excitaba. Era como si de pronto decidiera tomar el control, y me hizo preguntarme qué control podría ella tomar si yo se lo diera. Una imagen de Bella en cueros y con un látigo cruzó mi mente, pero al instante lo borré de mi mente.
Vegas, Vegas, Vegas, seguía repitiendo en mi cabeza.
La tortura de la tienda de lencería fue afortunadamente corta y salimos. Con solo un poco de tiempo antes de que dijéramos que veríamos a Keith y Brett, decidimos tener una rápida cena en un italiano.
Entramos y la recepcionista de repente fijó sus ojos en mí. “Hola, ¿Mesa para cuantos?” Me preguntó con una sonrisa.
“Seis”. Le respondí fríamente. No quería hacer que esa chica hiciera enfadar a Bella.
Ella nos llevó a una mesa redonda y retiré la silla para Bella.
“Su camarera estará aquí en un momento.” Dijo echándome una mirada más a mí y yéndose.
Por supuesto, un momento después, una chica joven vino a nuestra mesa. “Hola, mi nombre es Tiffany y seré su camarera esta noche.” Dijo.
No pude evitarlo pero sonreí un poquito. Tiffany era el nombre perfecto para ella. Tenía el pelo rubio casi blanco y estaba cubierta de maquillaje por su rostro. Parecía el tipo de chica que pensaba que era la persona más guapa del mundo. Engreída y todo, pensando que ella obtendría todo lo que quería, por la forma en la que me estaba mirando en ese momento, me hizo pensar que era yo.
Pero la ignoré y dejé a alguien de la mesa le pidiera nuestras bebidas. La cena pasó rápidamente y pasé la mayor parte del tiempo mirando a Bella que se sentó frente a mí.
Una vez ella me pilló y su cara se tornó de un adorable rojo de vergüenza y musitó “¿qué?” Como si yo necesitara una razón para mirarla. Le sonreí y sacudí mi cabeza diciendo que no era nada.
Era increíble lo perdido que podía estar cuando la miraba. Como si nada más en el mundo existiera solo la sonrisa que adornaba su rostro y su risa musical que salía de su exquisita boca. Ningún ángel del cielo podría compararse a su nivel de perfección.
Pagamos la cuenta y caminamos de vuelta al Jeep. El club estaba a poca distancia del restaurante y no queríamos que las chicas caminaran más si teníamos que bailar toda la noche.
Me sorprendí al ver que el club estaba bastante lleno en el momento en el que llegamos. Todavía era bastante pronto. Por supuesto, no era necesario esperar fuera y nunca nos preguntaban por nuestra identificación. Era evidente que el gorila verificaba a mi Bella cuando entramos, pero no le di importancia. No iba a dejar que me molestara.
Tuvimos una mesa para nosotros y nos sentamos mientras bebíamos una soda. Era un poco pronto para ir a la pista de baile.
Hacia las 8, vi a Keith entrar al club y le saludé desde nuestra mesa.
“Me alegro de que hayas venido.” Le dije cuando se sentó en nuestra mesa.
“Me alegro de que me invitaras.” Dijo él. “¿Quiénes son todos?” preguntó.
Yo actuaba como portavoz de todos y les señalé mientras decía sus nombres.
“Ella es mi hermana, Alice y su novio, Jasper. Mi hermano, Emmett, y su novia, Rosalie, ella también es la gemela de Jasper. Y, ella, es mi Bella.” Le dije con posesividad.
“Es bueno conoceros a todos.” Dijo asintiendo con la cabeza en todas sus direcciones.
Me di cuenta de que de pronto Brett apareció en el bar y me puse de pie para llamar su atención. Me vio inmediatamente y camino hasta aquí.
“Brett, me gustaría que conocieras a Keith.” dije presentándoles, y me volví a sentar.
“Encantado de conocerte.” Keith dijo con los ojos agrandados al sacudir la mano de Brett.
“Oh, no, el placer es todo mío.” Dijo Brett. “Oye, ¿quieres bailar?” Preguntó.
“Claro.” Dijo Keith, levantándose y cogiendo la mano de Brett para llevarle a la pista de baile.
“Bueno, eso salió bien.” Dijo Emmett con una risa.
“Tal vez Brett para de ligar contigo ahora, Edward.” Se burló Alice.
“Bien, ¿bailamos?” le pregunté a Bella al levantarme de la mesa, levantando mi mano para tomar la suya.
“Supongo. La última vez fue bastante divertido.” Dijo con una risa.
La llevé hasta la pista de baile y ella inmediatamente se dio la vuelta y comenzó a mover su culo contra mí. Esto fue algo estúpido. Nunca debería haberle pedido bailar. Un caballero, Edward, me recordé a mí mismo. Así que, posé mis manos en sus caderas y casi perdí cuando ella se agachó tan candente, otra vez. Solo que esta vez, ella llevaba una falda muy pequeña, y el tanga que llevaba dejaba muy poco a la imaginación cuando se agachó.
Mordí mi labio tan fuertemente, que pensé que saborearía mi sangre.


Bella POV


Yo realmente pensaba que el baile lo echaría por la borda. Pero hasta ahora sus manos solo se quedaban pegadas en mis caderas. Esta estupidez de ser un caballero me estaba comenzando a frustrar. Incluso hice mi bajada de trasero con la falda increíblemente corta, estando segura de que pudo ver que solo lleva un tanga por debajo de… nada.
El hombre parecía como una piedra insensible. No había necesidad de decir, que estaba increíblemente frustrada.
Cogí sus manos y las puse en mi desnudo estómago. Todavía nada. Así que decidí tomar un rumbo diferente. Me volví para mirarle y envolví mis brazos en su cuello, acercándome a él.


Edward POV


Ella se dio la vuelta y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, y pude sentir cada parte de su cuerpo apretándose contra mí. Esto era lo más difícil que había hecho nunca. Continuó moviéndose contra mí y puso sus labios cerca de mi oído.
Entonces, lo escuché. Ella gimió. Gimió en mi oído y estaba respirando pesadamente. Casi paré de bailar y de sentir mis rodillas. Mi boca se puso increíblemente seca y la única cosa que podía pensar era en tomarla aquí mismo, y sin importarme ni la apuesta ni la gente que pudiera vernos.


Bella POV


Estaba jugando sucio con los gemidos y la respiración, y creedme, lo sabía. Pero no podía soportar el hecho de que podía resistirse a mí tan fácilmente.
Sin embargo, poco después de que empezara mi pequeña acción, sentí sus manos moverse de mi cintura, hasta mis nalgas. Con cuidado pasó sus dedos a lo largo del pliegue donde mi culo se encontraba con mi muslo, y enseguida, los gemidos ya no eran falsos.
Su toque era tan ligero que me hizo temblar. Comencé a besar su cuello mientras él masajeaba mis muslos y entonces continuó hasta llevar sus manos completamente bajo mi falda. Mis piernas, literalmente, se volvieron gelatina, y no podía aguantarlo más. Me rindo.
Le besé con fuerza, dejándole saber que quería ir a más. Quería hacerlo todo. No había forma de que pudiera aguantar otro minuto, y no me preocupaba.
Liberé su lengua y sus labios y tomé su mano. Caminé a la primera puerta que vi y corrí hasta dentro. Vi que era una sala de descanso para empleados. Había un sofá y una mini nevera. Pero afortunadamente para nosotros, estaba vacío.
Empujé a Edward, en el sofá y me volví para cerrar la puerta.
Me senté a horcajadas sobre su regazo y comencé a besarlo mientras sus manos vagaban de arriba abajo en mi espalda. Luego, rápidamente, nos dio la vuelta y de pronto estuvo encima de mí. Rápidamente desabroché los botones de su camisa y pasé mis manos hacia arriba por su perfecto pecho, abajo a sus increíbles abdominales.
Él dejó mi boca para permitirme respirar pero movió sus labios hacia mi vientre desnudo. El escote de la camisa estaba demasiado alto para alcanzar nada de la parte superior, así que él subió la parte de debajo de mi camisa hasta que mis pechos eran visibles. Rápidamente desabrochó el cierre de la parte delantera del sujetador dejando libres mis pechos. Su boca devoraba mi izquierdo mientras su mano comenzó a masajear mi derecho, y luego él cambió.
Le volví a tirar hacia mi boca. No podía aguantar mucho más tiempo sin estar con él.
Sus manos se deslizaron por mi musco hasta mi ropa interior y rompió los lados. Sí, realmente los rompió. Eso me puso más caliente. Me gustaba que tuviese ese instinto animal bajo toda su cortesía.
Él bajó la cabeza al centro de mi excitación y besó mis pliegues húmedos, haciéndome gemir incontrolablemente. Le vi posarse entre mis piernas y sonrió con una sonrisa de lado. Bajó su cabeza, manteniendo el contacto visual conmigo, y me besó otra vez. Mi cabeza se inclinaba hacia atrás del puro placer que este dios me estaba dando. Su lengua comenzó a lamer a mi alrededor, pero no entró.
“¿Te gusta cómo se siente?” preguntó seductoramente. Yo pensaba que explotaría aquí mismo.
No podía responder nada, no podía hacer nada. Estaba demasiado perdida en el placer.
“No hay respuesta.” Dijo maliciosamente. “No debo estar haciéndolo bien.” Dijo con una sonrisa. Solo grité su nombre, y bajó su cabeza otra vez para besar mis pliegues, esta vez, su lengua se hundió ligeramente en mí.
“Edward.” No era un grito. No podía obtener suficiente aire para gritar. Estaba volviéndome completamente loca.
“¿Si amor?” Preguntó inocentemente. No podía responder. Volvió a lamerme y de pronto, sentí dos de sus dedos entrar dentro de mí y movió su cabeza y comenzó a besar mi vientre.
Me vine poco después de que me entrara, no podía aguantar más. Le necesitaba. Y lo necesitaba muchísimo.
“Edward. Tú ganas.” Grité. No podía aguantar más, así que tiré la toalla. “Tu ganas, me rindo. Ahora por favor…” me suplicó.
Él volvió a mí y me besó. “Está bien, amor.” Dijo, y sus manos viajaron hasta sus pantalones. Al fin. Ya era hora. Me sentí tan necesitada.
TOC TOC TOC
“Hey chicos ¿estáis ahí?” podía oír la voz de Alice.
“¡MIERDA!” grité. Edward solo me miró.
“Nunca te había escuchado maldecir antes.” Dijo.
“Bueno, estoy un poco frustrada.” Le dije.
“Vamos, Brett y Keith se están entendiendo, y Emmett y Jasper quieren irse a casa.” Dijo Rose esta vez.
Edward se bajó de mí y comenzó a abotonar su camisa. “Edward, no tenemos que ir. Venga, por favor.” Le dije.
Él se inclinó y me dio un rápido beso. “Cuando lleguemos a casa, amor.” Dijo, dándome la mano para poder tirar de mí. Lo hice y abroché mi sujetador y tiré de mi camisa hacia abajo.
“Gracias por dejarme sin ropa interior.” Le dije con una sonrisa.
Él solo se rió y recorrió sus dedos a través de su despeinado cabello. “Tenía que dejar algo para divertirme en el camino a casa.” Dijo con un guiño.
Abrimos la puerta a una muchedumbre de nuestros amigos esperando, Brett y Keith incluidos.
“¿QUIÉN GANÓ?” preguntaron todos, cada uno con la esperanza en su propio género.
“Yo cedí.” Dije, ligeramente avergonzada. Las chicas parecían bastante decepcionadas, mientras los chicos chillaban y vitoreaban.
Llegamos al Jeep con los chicos elogiando a Edward todo el rato. “No puedo creer que un tío haya durado tanto tiempo sin sexo. ¡Eres un dios!” dijo Emmett.
Me senté en el regazo de Edward de camino a casa, sin ser capaz de separarme de él desde lo que ocurrió en la sala de descanso para empleados. E hizo lo que dijo, sus manos me acariciaron bajo la falda, y por una vez, estaba realmente feliz de no tener ninguna ropa interior (la cual al parecer pasaría de ella siempre que fuéramos a las discotecas).
Tan pronto como el Jeep se paró, corrí con Edward a nuestra habitación y comenzamos a desnudarnos como si nuestra vida dependiera de ello. Él aplastó mi cuerpo entre él y la pared, tomándome bruscamente. Éramos como animales.
Me empujó contra la pared, y luego besó cada parte de mi cuerpo. Entonces, le empujé hacia la pared opuesta, bajando por él. Cada vez que nuestros cuerpos golpeaban la pared, algo caía al suelo, pero solo lo ignorábamos.
Nos dejamos caer al suelo alfombrado y avancé lentamente encima de él, me ayudó a mover mis caderas más rápido para compenetrarlas con sus estocadas. Una vez que terminamos, él me cogió, y me tiró sobre la cama, antes de estar encima de mí, para tomarme otra vez.
Finalmente, lo giré, y él se sentó, pero no había terminado con él todavía. Comencé a montarlo cuando se apoyó contra el cabecero. Podía sentir mis pechos rebotar hacia arriba y abajo al hacerlo más rápido y más fuerte.
Me bajé de él una vez que me vine de nuevo, pero esta vez él no había terminado.
“Ponte a gatas.” Dijo jadeando. Y me encantó su manera de poner un toque de mando en su voz, como si fuera su cosa para jugar.
Hice como él me dijo y me empujó por detrás, agarrándose a mis caderas y ayudándome a encontrarnos con cada empuje que él hacía. Podía oír el delicioso sonido de la carne contra la carne cuando él se hundía más profundamente en mí. Finalmente, ambos nos vinimos, gritando los nombres del otro, y nos derrumbamos en las cubiertas de la cama.
Nos acostamos uno al lado del otro, en silencio excepto por nuestra increíble y difícil respiración. Mi pelo estaba húmedo por el sudor, como el suyo, y aunque yo estaba agotada, lo juro por dios, podría ir a por más… y realmente lo quería, pero mi cuerpo no me lo permitiría.
“Wow.” Era todo lo que podía decir mientras mi pecho desnudo continuaba moviéndose de arriba abajo. Giré mi cabeza hacia un lado para mirar a Edward.
“Eso es subestimarlo un poco.” Dijo jadeando y sonrió. “¿Nunca te dije lo asombrosa que eres?”
“No, pero creo que lo que acabamos de hacer, lo hizo por ti.”
Finalmente, reunimos la suficiente fuerza para tirar hacia abajo las mantas y nos metimos dentro. Completamente agotados, nos dormimos con nuestros sudorosos cuerpos enredados el uno con el otro. Incluso después de lo que acabábamos de hacer, no quería dejar la increíble sensación de su piel. Y en poco tiempo, no tuvimos frío.
Y yo nunca había sido más feliz por perder.


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Bellany G.
**A tu lado me siento segura y feliz**

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    nena cullen.¿fuff? estubo genial esta vez si que hiciron jinasia estos dos tortalos ja ja jamuchos suspiros de chocolate para las dos gemelis

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