Capítulo III
De caza
Edward me llamó desde un árbol grande y antiguo del bosque. Era hora de que yo fuera de caza y al parecer él quería ir conmigo.
Corrimos varios Kilómetros por el bosque que se encontraba cubierto por un hermoso manto de nieve. Íbamos tan rápido que casi pasábamos sin dejar huellas en ella.
Él dejó que me concentrara tranquilamente en mi presa. De vez en cuando encontraba un aroma que quemaba intensamente mi garganta y resultaba ser un excursionista que ese encontraba en el lugar equivocado, pero personalmente ya me había acostumbrado al sabor de la sangre del puma y de los osos así es que ese ardor con el tiempo se había vuelto cada vez menos intenso, a mi parecer ya domino perfectamente la técnica de caza. Soy tan o más experta como el resto de mi familia.
Mi fuerza no era la misma como lo fue en mis tiempos de neófita. Algo que por cierto alegra de sobremanera a Emmett. Creo que es lo único en mí que ya no es igual. Por que a lo que se refiere a ese deseo que tengo por el cuerpo y los besos de Edward no habían disminuido en lo más mínimo. Cada beso, caricia y cada noche entre sus brazos la sentía de la misma manera que la sentí mi primera noche junto a él como inmortal. Siempre era el mismo desenfreno, el mismo fuego que recorría mi piel y todo en mi interior. Esos deseos de que hacían que las noches no acabasen jamás. Y esa satisfacción de nunca sentir cansancio y siempre querer más.
Cuando Edward me vio totalmente satisfecha se acerco a mí y me miró a los ojos, comenzó a acariciar el contorno de mis labios y sin más me besó.
Sus besos siempre me dejaban atónita, la forma en acariciaba cada espacio de mi cuello, sus dedos recorriendo suavemente el contorno de mi cara, sus tibias manos tocándome y bajando tiernamente por mi cintura. Nunca encontrare palabras suficientes que describan bien lo que me provocaba.
Nuestra pasión no tenía límites, siempre que teníamos ocasión aprovechábamos de tener estos momentos íntimos. Para mí esas oportunidades nunca eran suficientes.
El cambio brusco que tenía su respiración cuando perdía la noción del tiempo, era lejos lo que más me gustaba. Amaba sentir su aliento gélido en mi boca y en todo mi cuerpo.
Aun podía notar la preocupación en sus ojos. Bañados de una extraña expresión de confusión, de pena, de alegría. Como si algo hubiese roto la paz que había tenido todos estos años desde la última visita de los Vulturis.
Yo entendía su sufrimiento. Pero no lo compartía de la misma manera. Yo estaba feliz de poder convertirme en abuela, y lo mismo sentían todos en la casa.
De pronto se detuvo bruscamente, se alejó y se apoyó en el tronco de viejo árbol.
-“Bella, no entiendo tu tranquilidad en todo esto, por favor déjame ver tus pensamientos y deja envolverme de esa paz que te mantiene tan relajada. Por favor, ayúdame a entender esto mejor.”
- “tranquilo mi amor, las cosas van a estar bien, nuestra pequeña es fuerte, Jake está con ella y la quiere y apoya en todo”.
- “ Es que no logro ver como es posible que no pude ver que estaba pasando”
El tono en su voz era desgarrador, la culpa y la angustia lo carcomían por dentro.
Luego de un rato me acerqué a él, le tome lentamente las manos y le dije…
“ve en mis pensamientos, no creas que todo esto no me lastima, pero ve también el amor que ellos reflejan, ¿no crees que es injusto no dejarlos que vivan su amor como nosotros pudimos hacerlo?”
Edward apretó mis manos y solo afirmó mis pensamientos y mis palabras con un moviendo leve de aceptación.
“Gracias amor, era lo que necesitaba para calmarme”.
Besó mi frente y comenzamos es camino de regreso a la casa, según Edward Alice ya venía en camino.
Suspiritos: MEZCLA DE INMORTALES
que amor que son... me encanta la pareja de Ed y Bella, ojala todo en este embarazo salga bien...
Espero al lunes para poder seguir leyendo.
♥