Capítulo 6. Conversaciones
Bella POV
Edward seguía pidiéndome perdón entre sollozos y eso me partía el alma, él siempre me ha parecido un ángel y los ángeles no deben llorar.
-Shhh!, Edward cálmate, todo está bien— le dije acariciando su broncíneo cabello. Trate de aflojar el agarre que tenía en torno a mi cintura para poder arrodillarme junto a él.
Al quedar casi a su misma altura, el dejo caer su cabeza para que no pudiera verle la cara, yo tome su bello rostro entre mis manos y limpie las lágrimas que aun corrían por sus mejillas. Trate de encontrarme con su mirada pero me rehuía.
-Edward, mírame- él seguí con la mirada perdida.
-Edward, por favor mírame— no tuve ninguna respuesta, me empezaba a sentir molesta, porque tenía que culparse de todo, yo sabía que él no es una mala persona, es solo un hombre que perdió el control de sus actos, eso no borraba la imagen que tenia de él, pero Edward al parecer es muy terco, así que se lo iba hacer entender, lo quisiera o no.
-Edward, Edward— nada, ahora si estaba molesta.
-Edward Cullen, mírame maldita sea, no tienes motivos para estarte torturando. — Su mirada se encontró con la mía, se veía asombrado, al parecer no esperaba esa reacción de parte mía.
-Lo que te hice no tiene perdón, Bella, pero aun así, busco tu perdón— dijo mientras otra lagrima caía de sus mejillas.
-Edward, yo ya he asumido lo sucedido, no tengo que perdonarte nada, porque sé que el hombre que me ataco anoche, no eras tú. No es que te conozca mucho, pero con el poco trato que hemos tenido me he dado cuenta que eres un hombre noble y de buenos sentimientos. No te puedo culpar por algo sobre lo que no tenías control. Quiero darle vuelta a la página y tratar de olvidar lo sucedido, para poder seguir con mi vida. Tú buscas mi perdón, pero yo creo que debes buscar tu propio perdón, porque mientras no te perdones a ti mismo, no podrás dejar atrás lo sucedido— Tenia que ayudarlo a dejar de sufrir, el no puede seguir cargando con esta culpa, que lo está consumiendo.
Podía ver en sus ojos que mis palabras estaban haciendo efecto, el tenía que volver a ser el hombre en el que base al vampiro de mi libro, claro que deje un poco suelta mi imaginación, Edmund es simplemente perfecto. Mis labios se tornaron en una involuntaria sonrisa, genial, Bella, ahora el hombre debe pensar que estás loca.
-Me tienes en muy alta estima, Bella, pero tienes razón yo no soy ese hombre, pero quisiera que me conocieras. Déjame tratar de explicarte por que sucedieron las cosas, tienes que saber los motivos que hicieron que anoche me convirtiera en esa deplorable criatura.— dijo esto tomando mis manos entre las suyas, volví a sentir como si una corriente electica recorriera mi cuerpo, al perderme en esos ojos verdes, sentía mariposas llenando cada espacio de mi estomago.
Solo logre asentir levemente con mi cabeza. El se veía nervioso
-Veras Bella, como te explique mis padres me criaron como un caballero, algo a la antigua por decirlo de alguna manera, no creo en el sexo fuera del matrimonio, por eso aunque vivía con Tanya, teníamos nuestros límites.—hizo una mueca a la mención del nombre de Tanya — Yo estaba seguro de haber encontrado a la mujer ideal para mí— sacudió su cabeza como queriendo espantar algún pensamiento — Ella me hizo creer cosas que no eran ciertas, me manejo a su antojo y yo me deje tratar como un muñeco, mi familia ya me había advertido, pero no les hice caso, veía como te trataba cuando nos encontrábamos en la playa y tampoco le preste atención. Todas las señales estaban presentes y yo las ignoraba. Ayer recibí una llamada del Hospital pidiéndome que fuera, para ver un paciente, cuando iba a mitad de camino, me volvieron a llamar diciéndome que mi padre se había hecho cargo, así que di vuelta y volví a mi casa. Cuando llegue me encontré a Tanya con otro hombre en mi cama, lógicamente me puse como loco, todo el futuro que había construido en mi mente, se desmorono, todas las cosas que me habían alertado sobre ella y yo había ignorado, encajaron como en un rompecabezas. – tomo aliento como para calmarse.
-Si de eso me di cuenta ayer, los vi discutiendo afuera de su casa, cuando fui a buscar mi cartera al auto— dije un tanto apenada.
-Nos viste?
Solo pude asentir con la cabeza. —Por eso cuando escuche sollozos anoche supuse que serias tú, por eso vine hasta acá.— me miraba fijo a los ojos con manos aun entre las suyas.
-Me sentía muy mal, Bella, compre licor, yo no bebo pero anoche necesitaba aturdirme, había bebido mucho, cuando viniste a mi lado, yo no sé lo que me paso me sentía tan dolido, quería que alguien pagara por mi dolor— dijo soltando mis manos y llevándoselas a la cabeza.— Tu viniste a ayudarme y mira como te pague. Por eso quiero compensarte por favor no arrojes a la basura la propuesta que te hice esta tarde.
-Edward creo que ya había superado ese tema— le dije tratando de sonreír, me dolía mucho verle en ese estado.
El levanto la mirada y se encontró con la mía, lentamente poso su mano en mi mejilla. Sentí como la sangre se apresuraba a colorear mi rostro.
-Sí, es cierto ya habíamos superado el tema— me dijo esbozando una pequeña sonrisa.— Pero aun no pierdo la esperanza de que me aceptes.— mi rostro se torno aun más rojo.
-Edward, creo que primero debemos tratar de enterrar el pasado, para poder centrarnos en el presente. Vamos un paso a la vez. Como decía un sabio “el pasado es recuerdo, el futuro es un misterio, el presente es un regalo”, por eso se llama presente, Edward — El acaricio con su pulgar mi mejilla y sentí como mis huesos se tornaran esponjosos.
-Sí a mí también me gusto Kung fu panda — dijo con una sonrisa radiante, me gustaba ver que se parecía un poco más a si mismo
-Eres una mujer excepcional, lo sabes? Me has hecho sentir un poco mejor.
Sentía mi corazón latir a mil por hora, cuando puso su otra mano sobre mi otra mejilla y mi rostro quedo atrapado entre ellas, sentía que me estaba hiperventilando, como es posible que exista alguien tan perfecto, tuve que poner mi mente en movimiento para no caer en el hechizo de sus ojos.
-Pa..Para eso estánnn.. Están los amigos— genial, Bella, ahora debe pensar que eres retrasada.
-Amigos? - me dijo enarcando una perfecta ceja. Oh, Dios no quiere ser mi amigo, tonta Bella.
- O no, digo si no quieres..—dije y mi rostro se torno de un rojo intenso, por mi estupidez.
-Amigos entonces, creo que podemos intentarlo, pero te advierto, no seré un buen amigo— sonrió de lado y mi corazón se salto un latido.— Pero entonces si somos amigos, te puedo preguntar cosas y me tienes que responder.
-Y yo te puedo preguntar cosas y también me tienes que responder— le dije con una sonrisa.
La noche estaba cayendo y soplo una brisa fría, me estremecí ya que mis ropas estaban húmedas por la lagrimas de Edward y él pareció percatarse de eso.
-Vamos a dentro, te preparare la cena, mientras te pones algo más abrigador, parece que esta noche va a llover— dijo señalando mi ropa, entonces recordé que Alice me había metido en este camisón de seda color marfil que me llegaba solo a la mitad del muslo. Si fuera navidad me podrían poner a alumbrar los arboles, por el tono rojo que debía tener mi rosto.
El paso un brazo sobre mis hombros para protegerme del frio y me encamino a la casa. Una vez dentro me dijo que me fuera a cambiar que el comenzaría la cena. Subí como si caminara en una nube, sentía como si me picaran las partes de mi piel que habían estado en contacto con la suya, aun no podía darle sentido a mis sensaciones, decidí ponerme unos jeans y una franela y me quede descalza. Baje apresurada las escaleras, no sabía que me pasaba, pero quería asegurarme que Edward, no se había vuelto a enfundar en esa mascara de dolor.
Cuando me escucho entrar a la cocina, me sonrió, le devolví la sonrisa sin poder evitarlo.
-Su cena esta lista, Srta. Swan— dijo poniendo un plato sobre la mesa y haciendo una reverencia.
-Muchas gracias Dr. Cullen— le dije haciendo también una reverencia antes de sentarme frente a él.
La comida se veía genial, eran papas fritas, bistec y ensalada cesar. Cuando la probé me di cuenta que sabia aun mejor de lo que se veía.
--Wau, Edward, tu sí que sabes cocinar esto esta delicioso— Su rostro se lumino.
-Me alegra que te guste, ahora bien mientras compartimos la cena, Srta. Swan como amigos, podemos tener conversaciones de amigos.
-Bueno Dr. Cullen, dígame que desea que le diga— le dije riendo al ver que estábamos hablando con tanta propiedad.
-Bueno, quiero saber todo de ti— me dijo con una sonrisa picara.
-Todo? A que te refieres con todo? Puedes googlearme si quieres allí te enteraras de todo— le dije haciéndome la tonta y no pude evitar reírme.
-Bueno empecemos con una fácil, ya que me da flojera leer desde la PC. Donde naciste?
-En Forks, Washington y tú?
-En Chicago. Que edad tienes?
- 22 años y tú?
-25 — me dijo mi cara debía denotar la sorpresa que me recorrió, siempre pensé que tendría no menos de 27.
-Te sorprende?- me pregunto
-Bueno la verdad no esperaba que fueras tan joven— le dije sonrojándome
-No te preocupes la gente tiende a pensar que soy mayor.— dijo encogiéndose de hombros restándole importancia.
-Como se llaman tus padres?, Donde estudiaste?— empezó a lanzarme preguntas a una velocidad sorprendente, me sentía como si estuviera en un test psicológico. Cada vez que el tomaba un respiro yo le hacía preguntas, en cuanto las respondía, seguía lanzándome preguntas. Si alguna de sus preguntas me hacia sonrojar, empezaba otro set de preguntas hasta que reconociera la razón de mi sonrojo. Terminamos de comer en medio del cuestionario. No me había percatado que a fuera llovía a cantaros. Sentía como si estuviéramos en una burbuja.
De pronto su celular sonó.
-Dr. Cullen habla— respondió con su voz de terciopelo.
- Ah!! Comprendo Alice, si no te arriesgues, no te preocupes, veremos cómo lo manejamos.
-Hasta mañana.— fruncio el ceño un poco, como si estuviera pensando profundamente.
-Le sucede algo a Alice?— le pregunte
-Las carreteras están intransitables, no podrá venir hasta mañana.
-Ah!! Comprendo— fue todo lo que respondí. Edward se veía bastante nervioso.
-Veras, Bella, yo le pedí a Alice que viniera para que tuvieras compañía femenina, mientras te curaba los raspones, bueno yo,.. pensé que te sentirías más cómoda si había alguien además de mi, mientras te reviso — dijo con la mirada fija en el suelo — solo para verificar que empezaron a sanar correctamente. Y bueno ahora surge esta complicación.
Bueno eso era a considerar, él tenía que revisarme y no estaba segura de cuan confortable me sentiría con Edward a tanta proximidad, pero decidí, sonar poco interesada sobre el asunto y mostrarle que el pasado lo estaba dejando en eso en el pasado.
-Creo que podemos manejarnos con eso, Edward, me revisaras ya o dentro de un rato— le dije tratando de mostrar una sonrisa que espero haya sido convincente, ya que era fatal para las mentiras.
-B... Bueno déjame ir a casa a buscar mi maletín para poderte examinar— Por el tono de voz de Edward se podría decir que estaba tan nervioso como yo.
-Iré a ponerme mi pijama, te espero en mi ha..bitacion — tenía un nudo en la garganta y mariposas en el estomago mientras me encaminaba a mi habitación. Me puse una de mis pijamas favoritas era muy bonita y cómoda, era una camisola amarillas de tirantes con Bob esponja en frente. Me senté en la cama y tome el libro que estaba leyendo como por centésima vez, era Sensatez y Sensibilidad, un clásico de Austen, la cubierta estaba cedida de todas las veces que había sido leído, me encantaba el triangulo amoroso entre Marianne, el coronel Brandon y Willoby. Tocaron levemente la puerta y las mariposas parecían dispuestas a escapar por que empezaron a volar por todo mi estomago.
-Adelante— dije y seguido de esto entro Edward empapado de pies a cabeza, las gotas de lluvia relucían en su hermoso cabello, se veía como si acabara de filmar una escena de una película.
-Te vas a enfermar Edward, por favor déjame conseguirte unas toallas.
-Traje una muda de ropa seca, si no te molesta prestarme tu baño para cambiarme.
-Claro, estás en tu casa. — La camisa era blanca y se le amoldaba al cuerpo dejando entrever los perfectos abdominales que había sentido sobre mi cuerpo anoche, me di cuenta que estaba mirando más de la cuenta cuando, el rostro de Edward se tiño con rubor, rápidamente me concentré e en la lectura.
-Puedes usar mi baño— le dije sin levantar la vista del libro— es la puerta del fondo.
Me di cuenta que mi lectura era en vano cuando había leído más de diez veces la misma línea y no tenía idea que decía.
Edward, salió del baño con su ropa seca y su maletín en la mano, trate de recordar que mirar fijamente a la gente es de mala educación, pero Dios se veía genial en esos pantalones caquis y esa camisa beige que tenia remangada hasta el codo dejando ver sus fuertes brazos. Sentí que mis mejillas empezaron a arder y volví a mira el libro.
Cuando se sentó a mi lado mis manos empezaron a sudar, saber que dentro de poco tiempo sus manos me tocarían hizo que mi corazón se acelerara. Edward se veía tan nervioso como yo.
-B…Bella, tengo… tengo que examinarte— dijo y nuestros ojos se encontraron, yo tenía un nudo en la garganta, así que lentamente asentí, mi mirada estaba encerrada en la suya, yo estaba deslumbrada como un ave frente a una serpiente. Edward se inclino lentamente, cuando sus manos se acercaron a mi hombro me di cuenta que estaba temblando, me di cuenta que lo que sentía era miedo, no miedo directamente hacia, Edward, sino a como mi cuerpo reaccionaba cuando estábamos cerca.
-No temas, te prometo……, no te juro que no te hare daño— dijo con su voz aterciopelada que era en verdad muy seductora.
-No temas— me repitió en un susurro, mientras extendía sus manos lentamente hacia mí.
-Perdóname, por favor , por mis malos modales de anoche— espero con sus manos a centímetros de mi piel. Yo no dije nada seguía atrapada por su mirada.
-Hoy no he tomado— me dijo y me guiño un ojo. No pude evitar reírme ante esta revelación.
-Estas bien?— dijo bajando sus manos y atrapando delicadamente una de las mías entre sus fuertes manos, estaban frías al tacto.
Mire nuestras manos unidas y luego volví a centrarme en sus ojos , eran cálidos y se veían arrepentidos.
-Puedo? Me pregunto señalando la tira de mi camisola que estaba cerca de uno de los raspones de mi hombro. Asentí nuevamente incapaz de hablar.
Su mano dejo la mía y con mucho cuidado deslizo el tirante de mi hombro, cuando hizo eso, las mariposas que había en mi estomago se agruparon en mi garganta.
Saco de su maletín un algodón y lo empapo con la solución del frasco que había dejado Carlisle. Con mucho cuidado, toco suavemente la superficie del raspón de mi hombro, luego reviso los raspones de mis brazos. Cuando llego a mis muñecas y vio la sombra de sus dedos que ahora empezaba a ponerse un poco verdosa, levanto lentamente mis manos y me beso la muñecas.
Mi corazón empezó se detuvo y luego empezó a latir desenfrenadamente.
-Bien, Bella, los raspones de tus brazos están mejor, pero sabes que me queda uno por revisar— dijo esto y su rostro se torno rojo. Al darme cuenta que se refiera al que tenía en el muslo, mi cara se torno de 10 tonalidades de rojo diferentes.
-Se que será incomodo, pero recuerda que ahora mismo, yo soy un medico y tu eres mi paciente— dijo sonriendo de lado, pero aun con la cara roja.
-E..e..está bien…- fue todo lo que pude decir y mi cara se torno aun más roja.
Lentamente retiro las cobijas de mi cuerpo y subió un mi camisón hasta que el raspón quedo expuesto, era el más grande que tenia por lo que me llegaba casi hasta la parte superior del muslo. La sensación de sus manos cuando lentamente dejaba desprotegida esa parte de mi cuerpo, me hizo traer recuerdos de la noche anterior. Vamos, Bella, que es lo que te pasa, trate de aclarar mis ideas, pero la sangre aun no bajaba de mi rostro y mi corazón no disminuía su ritmo. Su toque era gentil casi una caricia, cuando veía con detenimiento la herida asegurándose que no hubiera ningún indicio de infección. Volvió a empapar otro algodón con la solución y pronto termino de curarme, volvió a bajarme el camisón y a taparme con las cobijas.
-Te fue difícil?— me sonrió torcidamente pero pedía disculpas con sus ojos
-No, para mí no fue difícil en absoluto— sonrió ante mi entonación.
-Sabes a lo que me refiero— baje la cabeza para escapar de su mirada, su mano tomo mi mentón y lo levanto para poder ver mis ojos, luego le sonreí.
De pronto se escucho un estruendo, los dos saltamos en nuestro lugar por eso sonido del trueno. No me había dado que la tormenta había empeorado.
-Creo que debería irme antes que se ponga peor— dijo y en su tono se escucho ¿tristeza?
-La tormenta está muy fuerte, Edward, porque no se queda hasta que se calme o se puede quedar en el cuarto de huéspedes, solo dame unos minutos y te conseguiré frazadas limpias.
-Es muy amble de tu parte, Bella, pero no quisiera incomodarte.
-No, seas tonto, no es ninguna molestia— le dije levantándome de la cama de un salto, para darme cuenta que fue un error, me enrede en las sabanas y me caí de frente solo cerré los ojos para recibir el golpe, que otra vez como ayer nunca llego, me encontré en medio de unos fuertes brazos que me sostenían. Me di cuenta que al tropezarme prácticamente caí en su regazo. La sangre se apresuro a colorear mis mejillas.
-Creo que deberías quedarte un rato más en la cama, Bella, luego buscaremos las cobijas— dijo esto ayudándome a recostarme nuevamente.
-Mientras tanto, podemos seguir con nuestras conversaciones— dijo y sus ojos se iluminaron.
-Está bien qué más quieres saber?
-De que te graduaste?
-Literatura inglesa— le dije sonriendo, siempre me había gustado mucho esa carrera.
-Veo que eres fan de Austen— dijo señalando mi libro.
- Oh, si me encantan los clásicos, Austen, Shakespeare, Bronte; son solo algunos de mis favoritos. A ti te gusta leer?
-Si, la verdad es que leo mucho, en especial cuando no tengo turnos en el hospital— me dijo sonriendo.
-Y que has leído últimamente? -- le pregunte y pude ver que se sonrojaba, metió la mano en su maletín y lentamente saco un libro.
-Imprimación —me dijo mostrándome la cubierta, era mi libro, la sangre se apresuro a mis mejillas.— Es un libro muy interesante, te lo prestare cuando lo termine de leer por segunda vez, hubieron cosas que no me quedaron claras, además la escritora es una mujer muy hermosa— Si antes estaba roja , verme ahora era un espectáculo de tonalidades cambiantes, me llamo hermosa, trate de recomponerme, seguro era mera cortesía.
-Si me han dicho que es interesante el libro, que dudas tienes de pronto te las puedo aclarar, conozco a la autora y me dijo unos secretos.— le dije juguetonamente.
-Bueno, veo que el libro se basa en Forks, es donde vivías verdad?
-Si el libro se basa en una de las leyendas de los nativos, mi mejor amigo Jacob Black es el hijo del jefe de la tribu, el me conto muchas historias de su pueblo en cuanto nos hicimos amigos a los pocos días de haberme mudado con mi padre, la imprimación fue una de ellas— sonreí de oreja a oreja al recordarme de la tarde que pasamos mi mejor amigo y yo.
-El trataba de asustarme contándome historias de terror, una de ellas decía que ellos descendían de los lobos y que algunos miembros de la manada se imprimaban, es un efecto como el de Sueño de una noche de verano. Recuerdo que Jake y yo pasábamos mucho tiempo molestando a Sam, diciéndole que se había imprimado con Emily y que de noche se convertía en un lobo gigante— no pude evitar reírme ante el recuerdo de la cara de Sam y la mirada asesina de Leah el día que nos escucho.
El rostro de Edward era pensativo.
-Jake es uno de los personajes de tu libro al igual que Sam— dijo con el ceño fruncido como si estuviera pensando profundamente
-Bueno, si me base en sus leyendas y los tome como personajes de mi libro. Por eso una parte de las ganancias, es destinada a un fondo de ayuda para los jóvenes de la reserva, para que puedan ir a la universidad.
-Eso es muy generoso de tu parte, Bella— me miro de una manera que me hizo sonrojar
-Es lo menos que podía hacer, además ese fue mi hogar durante algunos años, ellos son como mi familia. Además tu también haces cosas por los demás tienes la fundación Cullen, haces todas esas operaciones y consultas gratis. Eso es mucho más loable que solo destinar una cierta cantidad de fondos para los estudios— dije bajando la cabeza, el es tan bueno y tan perfecto que dolía, deje escapar un suspiro.
Me tomo por sorpresa que pusiera sus dedos bajo mi mentón y lo levantara.
-Sabes, no te ves a ti misma con claridad— dijo y movió su mano para acariciar mi mejilla, su tacto quemaba y enviaba vibraciones a mis huesos, que tipo de sentimientos son los que tengo por Edward, estoy muy confundida, nunca sentí algo, así, deseaba que él no dejara de acariciarme nunca, cerré los ojos, experimentando las olas de sensaciones que enviaba su tacto a mi cuerpo, de pronto sentí unos labios tibios sobre mi frente y sentí como inhalaba sobre mi cabello.
-No te pareces a nadie que he conocido jamás, cuando creo que he conocido un aspecto tuyo, siempre sales con algo totalmente inesperado, simplemente me fascinas— mi corazón latía a un ritmo desenfrenado en mi pecho, no quería creer las palabras que escuchaba de esa voz aterciopelada, no quería abrir los ojos, para no despertarme de este hermoso sueño. El me estaba prácticamente abrazando. Demasiado pronto me soltó, la mejilla me picaba por la falta de su tacto.
-Discúlpame, Bella, no fue mi intención hacerte sentir incomoda.— dijo y vi que estaba apenado.
-No ha sido nada Edward, haber dime a demás de leer a Isabella Swan que otros libros, lees?
-Bueno estoy leyendo a un escritor español del siglo 19, se llama Gustavo Adolfo Bécquer, es del periodo del romanticismo, sus rimas son muy hermosas.
-Poemas?— dije no podía creer que fuera del tipo a lo que le gustan los poemas
-Si poemas, hace un rato estaba pensando en uno que me gusta en particular.
-Me dirías cual es?— le pregunte mientras me recostaba sobre la almohada, me sentía cansada y soñolienta.
-Claro, cierra los ojos para que puedas sentir la prosa— obedecí gustosa, mis parpados me pesaban
Su suave voz parecía casi un arrullo.
Despierta, tiemblo al mirarte,
Dormida, me atrevo a verte,
Por eso, alma de mi alma,
Yo velo mientras tú duermes.
Despierta ríes y al reír tus labios
Inquietos me parecen
Relámpagos de grana que serpean
Sobre un cielo de nieve
Dormida, los extremos de tu boca
Pliega sonrisa leve,
Suave como el rastro luminoso
Que deja el sol que muere.
¡Duerme!
Escuchando esa voz de ángel, me fui sumiendo en la inconsciencia.
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Bueno... las cosas siguen su marcha... esperemos que todo se arregle para este par... mmmm ustedes que creen que Bella sienta??? y Edward, estará igual de confundido???
cuidense muchisimo, suspiren y...
Nos leemos en un tris!
Bellany G.
**Las pruebas nos fortalecen**
Besos
dsculpa niña que he he pasado en estos dias pero es k andaba con los exmanes finales de la uni :s asi k ya te imaginaras como andaba de ocupada
bueno hay k lindo k se me hace k no tarda en k haya algo ojala esta super buena la historia, y ps yo digo k bella si lo kiere y igual k edward no creo k solo sea como el remordimiento pero bueno ya veremos k pasa
bueno cidate espero k andes genil
te dejo mi supiro
aios
LAdy