jueves, 5 de noviembre de 2009

ESA NANA

Capítulo 22. ¿Almas gemelas?

Cuando me desperté la siguiente mañana, no me sorprendí de ver a Alice en mi armario, una vez más, pero si estuve sorprendida de ver que a mi lado en la cama no había nadie, estaba vacío.

Me senté y rápidamente entrecerré los ojos “¿Dónde está Edward?”

Saltó un poco, probablemente asustada de que me hubiera despertado, antes de responder “Te está cogiendo el desayuno del comedor” luego se giró y seiguió con su previa tarea de encontrarme un conjunto para hoy.

Lentamente me puse de pie, asegurándome de que mi otra pierna estaba prerarada para soportar el peso de mi cuerpo, antes de ir hacia el cuarto de baño para ducharme.

Cuando volví, Alice ya había extendido por la cama el conjunto como siempre, pero esta vez, no discutí. Necesitaría verme bien para mi enfrentamiento con Lauren.

Sonreí a mi misma al pensar lo que le tenía preparado para hacerle y Alice me dio una mirada escéptica.

“¿Qué? ¿No hay amenazas de muerte con el conjunto todavía?” preguntó, incrédula.

“Nop” dije sonriendo, cuando me puse los pantalones cortos negros y una camiseta con gorro sedosa. Era relamente mona y no muy provocativa; y los tacones no eran muy altos.

“¿Quieres ir de compras hoy después de clases?” le pregunté.

Se heló por un segundo y una sonrisa se extendió por su rostro.

“Vale, ¿Qué estás tramando?” me preguntó

“Nada, sólo necesito un conjunto para el concierto de mañana”

“¡Genial! y ¡Podemos tener noche de chicas en mi cuarto esta noche!” añadió, dando palmadas emocionada “No hemos estado juntas desde hace tiempo”

Tenía razón, no habíamos pasado mucho tiempo juntas. Pero no me podía imaginar dormir sin el pecho de Edward como almohada.

“Vale” acepté silenciosa.

“Oh vamos Bella, será sólo una noche, puedes vivir sin Edward” bromeó. Realmente Alice, no, no puedo

Entonces escuché la puerta abrirse, y sabiendo que Edward había vuelto, le dije a Alice que se diera prisa así podría verlo.

Ella simplemente arqueó sus cejas y abrió la boca como si fuera a decir algo, pero la volvió a cerrar. Me pregunto qué era lo que iba a decir.

Terminó pronto com mi maquillaje y se fue para arreglarse ella. Cogí mi maleta de al lado de la cama y caminé hasta salir de la habitación para encontrarme a Edward viendo la televisión intensamente. Caminé hacia él y me sentó en su regazo, y luego señaló a la televisión.

Cuando la miré, me di cuenta por qué estaba tan absorvido en ella. Estaba viendo las noticias de la mañana y ahora estaban hablando de mi secuetro la noche pasada.

Alcancé el mando y subí el volumen y así pude oír que era lo que decía el hombre.

“Sí, Jacob Black tendrá su juicio mañana por la noche para determinar cuántos años de cárcel recibirá. Pero su cómplice, Jessica Stanley, no ha sido encontrada de momento.”

Di un grito ahogado cuando su imagen apareció en pantalla. No creo que me pudiera acostumbrar a su nuevo look.

“Si veis a alguna mujer que luzca así, no duden en llamar a la policía” terminó “Ahora con otras nuevas noticias...” bajé el volumen y me giré en el regazo de Edward para mirarlo.

No la han encontrado. Esa frase ocupaba mi mente. Pero realmente no creía que viniera a por mí, quiero decir, tendría que estar loca para hacer eso...

Él pareció comprender lo que pasaba por mi mente porque me atrajo más hacia él y escondió su rostro en mi pelo “La encontrarán” prometió. Eso espero.

Apoyé mi cabeza en su pecho y lo olí “Hueles muy bien” dije, y entonces abrí mis ojos más de lo normal. Espera, ¿Dije eso demasiado alto?

Me separé de él y lo miré a los ojos “Quiero decir...” pero él simplemente le restó importancia y me acercó para besarme

Sus labios sabían muy bien; y no lo había besado desde ayer. Pronto me encontré perdida en el beso y pasé mis brazos por alrededor de su cuello para traerlo más cerca de mí. Cuando mis labios se movían con urgencia contra los suyos, sentí como sonreía y me echaba hacia atrás.

“Mejor vámonos o sino llegaremos tarde a clase” dijo. Un automático gemido escapó de mis labios cuando empecé a levantarme “A menos que quieras tomarte el día libre...” dijo sugerentemente.

Me helé a medio camino y me giré hacia él con las cejas levantadas para ver si estaba bromeando. Estaba sonriéndome y no había nada más que diversión en sus ojos.

Bueno, dos podemos jugar al mismo juego. Me senté en su pierna y lentamente recorrí con mi dedo índice de su cara hacia abajo. “Vale” respondí, en lo que pde desear que fuera un tono seductor considerando la poca experiencia que tenía en este área.

Lo sentí congelarse debajo mía y sus ojos advirtieron mi mirada “Um...Estaba bromeando, ya sabes” dijo algo nervioso.

“Yo también estaba bromeando Edward” le aseguré, sorprendida de que me hubiera creído.

Cuando nos pusimos de pie y me guió hasta fuera, me di cuenta de que él aún se le veía un poco avergonzado; y no creo que sólo fuera por mi falsa sugerencia. Le preuntaría sobre esto a Alice esta noche.

Para cuando el atardecer entró, estaba extática. Mi día sin Jacob fue impresionante y ahora iba a darle a Lauren lo que se merecía.

Me di toda la prisa que pude y entré en el hall; sólo para que mi corazón dejara de latir.

Alice y Rose parecían estar echando humo cuando vieron a cierta persona a través de su mesa. Lauren. Literalmente estaba arrojándose enteramente a Edward y pude sentir el humo salir de mis orejas.

A la mierda el plan; ha agotado mi paciencia

Con este pensamiento en mente, salí echa una furia y me dirigí hacia las máquinas de cafés. Cogí una taza de un ardiente café y una taza de chili. La dependienta me miró por la extraña mezcla que había hecho con diversión, simplemente me encogí de hombros; no era para comer.

Cogí mi comida y me dirigí hacia donde estaban mis amigas. Cuando estaba lo suficientemente cerca de la mesa, me paré justo detrás de Lauren para escuchar que era lo que estaba diciendo.

“Si la razón por la que lo rechazas es porque quieres doble diversión, entonces puedo decirle a Tanya que se una a nosotros; pero soy yo lo que realmente quieres” su nasal voz dijo, mientras empujaba sus pechos hacia la cara de Edward. Vi la mirada de disgusto que tenía él y decidí que sería perdonada por mis actos; sin importar lo inmaduros que sean. Esta chica me estaba sacando de mis casillas, porque, ¿No le habrá ofrecido lo que creo que le ha ofrecido no?

“Ey Lauren” dije, dulcemente detrás de ella.

Se congeló y lentamente se giró hacia mí; su expresión cambió rápidamente a la repugnancia.

“¿Qué quieres Swan? ¿No ves que estoy ocupada?”

“Sí, lo estás. Con mi novio” añadí calmadamente.

Sus ojos se entrecerraron y me miraron fijamente “Él ya no es tuyo ¿No has visto tu teléfono últimamente?” preguntó, con una sonrisa de autosuficiencia.

El recordar lo que me había hecho anoche me hizo olvidar la conversación casual. Especialmente cuando estaba hablando sobre ello calmadamente y como si fuera algo terrible y traumático. La miré y sonreí. Todo blanco.

“Bueno, si me disculpas, me gustaría sentarme ahora” dije dando un paso hacia delante, tropezando intencionadamente, enviando mi bandeja encima de Lauren.

Su cara se volvió dolorosa al caerle el líquido caliente y dejó salir un grito.

En mi acto de torpeza, había planeado caerme al suelo para que todo pareciera más real. Ahora, todas las personas en el comedor miraban a Lauren, me levanté y me alisé mis ropas.

“¡Lo siento Lauren! ¡Déjame que te ayude!” dije, agarrándola, sin saber qué iba a hacer, pero, eh, parecía la chica buena ahora.

“¡No me toques!” chilló, antes de girarse en sus tacones e irse. Pero la superficie por la que estaba andando estaba resbaladiza, y se resbaló. Casi cayó, pero se logró estabilizar y seguir su camino hasta la puerta. Su minúsculo conjunto estaba empapado, dejando que fluyera la imaginación de lo que pudiera haber debajo. ¿Lleva algo debajo de eso que ella llama ropa?

“¡Dios! ¡No veas cómo está!” gritó Emmett. Bueno…eh…no. Cuando Rose le dio una colleja, reí y me senté.

“¿Por qué estabas mirando?” chilló Rose, claramente enfadada con él. Él se dio cuenta de que estaba en problemas y vi como abría su boca para decir algo y la cerraba, buscando una buena explicación.

“¡No estaba mirando! ¡Ella estaba ahí! Quiero decir, que no me digas que tú tampoco la has mirado” le devolvió.

Rose rodó sus ojos simplemente enviándome una sonrisa “Muy bien Bella. Yo me estaba preparando para hacer algo así si no se iba”

Iba a agradecérselo cuando fui interrumpida con un coro de “yo también” de toda la mesa.

Les sonreí viendo como Edward pasaba su brazo por detrás de mi cintura y me apegaba a él “Gracias por salvarme” murmuró en mi oído.

Me entraron escalofríos y apoyé mi cabeza en su pecho “Ey, vamos a ir a comprar después de clases y luego Alice ha organizado una fiesta de chicas, dormiré en su cuarto.”

Me apartó y me fijé en el puchero que acababa de poner.

“¿Por qué tienes que dormir fuera?” preguntó calladamente.

Me reí para mí misma al ver su expresión y volví a recostar mi cabeza en su pecho “Porque no hemos pasado mucho tiempo juntas últimamente.”

“¿Pero qué si me niego? No puedo dormir si no estás conmigo”

“Yo tampoco. Pero le diré a Alice que pasemos ahora el mayor tiempo juntas para así no tener que salir. ¿Vale?”

Cuando Edward condujo en su volvo hasta el centro comercial, intenté estirar los dedos agarrotados e hice una mueca de dolor. Había trabajado muy duro hoy en clase, pero tenía que estar hecho y ahora me pasaría factura. La canción estaba acabada y si pudiera valorarla en una escala del 1 al 10, ¡definitivamente me daría un 11! Pero yo no era juez y era mi canción así que por supuesto sería un poco parcial.

Rápidamente guardé mis manos en mi regazo para no preocuparlo.

Fuimos los primeros en llegar al centro comercial, teniendo en cuenta que Edward era un loco conduciendo, así que salimos del coche y esperamos a nuestros amigos enfrente de la entrada principal. Sobre un par de minutos después, llegaron, y pudimos entrar.

“Vale Alice” dije, volviéndome hacia ella “Necesito sólo UN conjunto. Así que por favor no te pases” supliqué

“¿Desde cuándo me paso yo con las compras?” preguntó, poniendo sus ojos en blanco. Todos los ojos de los que estábamos allí parecían que se habían vuelto hasta ella ante tal comentario “¡Vale! Prometo no pasarme” dijo, alzando sus manos en sumisión.

Se pasó. Cuatro horas y cuarto después llenó hasta el borde el maletero del coche con las bolsas de las compras. Estábamos sentados esperando para comprar algo de comida. Intenté pararla cuando llevaba la quinta bolsa, pero terminé no solo con los pies doloridos, sino que mi estómago mantenía una conversación él solo.

“¿Qué te gustaría comer?” Edward susurró en mi oído. Suspiré y disfruté de su proximidad por un momento antes de que recordara que me había preguntado algo.

“Me apetece comida china hoy. ¿Qué tal si tomamos algo de arroz y pollo dulce?” Pregunté

Asintió y fue a recoger la comida. Un segundo después nuestros amigos recogieron la suya también. Me di cuenta de que me quedé yo sola.

Sonreí cuando vi a mi novio volver a través de toda la gente. No podía creer que casi lo perdiera. Estaba demasiado metida en ver cómo se acercaba Edward que no me percaté de que alguien se había sentado a mi lado hasta que escuché una voz en mi oído.

“Sé que tus pies están cansados nena ¡porque has estado corriendo todo el día por mi mente!” ¿Quién maldito-

Lentamente me giré en mi asiento para encontrarme con un extraño familiar. Tenía cabello rubio y ojos azules y no recordaba dónde lo había conocido.

“¿te conozco?” pregunté. Cuando abrí mi boca para contestar, sus ojos se posaron en mis pechos, y recordé “¡tú eres el camarero de Herbfarm!” exclamé. Más bien el pervertido que estuvo babeando en nuestra comida. ¿Cómo era su nombre? ¿Matt? ¿Maurice? ¿Dexter?

Una animada sonrisa apareció por su rostro y acercó su cara a la mía “Veo que has estado pensando en mí también”

Me eché para atrás todo lo que la silla me permitió “Claro. ¿Qué quieres?”

“Bueno, desde que estás sentada aquí sola, había venido a pedirte que cenaras conmigo” dijo despreocupadamente.

Abrí la boca para responder pero paré cuando sentí una mano familiar en mi hombro “Odio interrumpir tu diálogo, pero ella no está aquí sola”

Sonreí agradecida a Edward y vi como ponía nuestra comida sobre la mesa antes de sentarse. Pasó su brazo por mi cintura y me besó rápidamente antes de mirar fijamente a nuestro indeseado visitante.

Me giré para mirarlo “¿Umm…?”

“Mike” dijo. Dios, pues no iba muy bien…

“Sí, Mike. Estuvo bien verte otra vez pero…”

El sonido de la silla carraspeando contra el suelo como si se estuviera echando para atrás muy rápidamente me cortó. Edward estaba de pie y señalando a Mike con el dedo.

“Espera un minuto; ¡tú eres el camarero que no quitaba vista de sus pechos ni un segundo en nuestra primera cita!”

Sus ojos se abrieron de miedo cuando vieron la furia que rebosaba de Edward “¿Quién? ¿yo? Nah, te has equivocado de tío.” Chilló.

Puse una mano en mi boca para intentar evitar que saliera la risita que estaba amenazando con salir cuando vi a Edward dar un paso hacia atrás mientras seguía señalándolo.

“Piérdete” el tipo no necesitaba otra advertencia más, se levantó y se fue en un segundo.

“Hey, me has salvado hoy también” bromeé con Edward cuando se volvió a sentar. Pero no se estaba riendo, de hecho, estaba furioso. Imagino que tampoco le tenía mucho cariño a… ¿Cómo se llama? ¿Stanley?

El resto de la comida comimos en silencio, parecía que Edward no podía separar sus manos de mí. No es que me importara, pero era algo nuevo.

“¿Qué estás haciendo?” pregunté cuando comenzó a besarme el cuello hacia arriba.

“Pasar el mayor tiempo juntos ¿Recuerdas? Alice te va a raptar tan pronto como volvamos”

Oh sí, lo había olvidado. Pasé mis brazos por su cintura e intenté estar lo más cerca posible de él. Sentí como se reía entre dientes junto a mí, y de pronto estaba en el aire y me sentó en su regazo.

“¿Mejor?” susurró en mi oído.

“Mucho”

Me tiré a la cama cuando la última de las bolsas de la compra fue subida.

“¡Vámonos Bella!” Alice chilló desde el salón.

Me senté y fui a buscar a Edward. Estaba en el salón, hablando intensamente sobre algo con Alice.

“¿De qué están hablando?” pregunté, delante de ellos.

“Me está intentando convencer de que te quedes. Pero no lo ha conseguido, así que, vámonos”

Miré a Edward y parecía un poco triste. Me hizo feliz el hecho de que no quería que me fuera tampoco. “¿Edward puedo cogerte prestada una de tus camisetas?”

Me miró interrogativo “Me ayudará a dormir” expliqué. Cuando se levantó a cogerla para mí, Alice se giró sonriendo.

“Estáis actuando como si fuerais una pareja de viejos casados” se rió.

Abrí la boca para decir algo sobre ella y Jasper, pero la camiseta me la puso delante de mi cara y la acepté encantada, me giré y rodeé su cuello con mis brazos.

“Te echaré de menos” me dijo.

“Yo también” y entonces, olvidándonos de que hubiera alguien más en la habitación, me incliné y lo besé. Me agarró fuertemente cuando me atrajo hacia sí y lentamente me devolvía el beso. Sentí cómo su lengua repasaba mi labio inferior, como si estuviera preguntando si podía entrar, y rápidamente se lo concedí. Mis manos se mezclaron con su pelo cuando nuestras lenguas bailaban juntas, y podría estar ahí por siempre; pero el enfadado repiqueteo de Alice hizo que lentamente me separara. Bueno ese fue el beso más apasionado que habíamos tenido y lo miré a los ojos, y sabía que él pensaba lo mismo. Una serie de emociones comenzaron a aparecer en su mirada cuando me miró, y rápidamente me encontré ruborizada. Ahora podría ser un buen momento para decirle lo que sentía hacia él, era demasiado cobarde; y terminé dándole un último abrazo antes de irme con Alice.

Cuando bajamos las escaleras hasta su habitación, sentí que me enviaba miradas todo el rato.

“¿Qué?” le pregunté, después de haberla pillado por la centésima vez.

“Nada. Sólo que tú y mi hermano parecéis pasarlo mal. No pensé que pararíais alguna vez. Parecía como si no lo pudieras volver a ver otra vez.” Respondió rápidamente.

“¿Qué quieres decir con que lo pasamos mal?” le pregunté.

“Hablaremos sobre ello aquí” nos paramos y señaló la puerta que teníamos enfrente.

La abrí y entré. Era tan grande como la de Edward, excepto los accesorios que eran más femeninos.

“¿Todas las habitaciones de aquí son así de grandes o solo es para ti y Edward?” le pregunté, mientras caminaba hacia Rose, que estaba tumbada en el sofá.

“Sólo la mía y la de Edward. No se lo digas a nadie” advirtió cuando comenzó a empujarme hasta su cuarto.

Unos pocos minutos después, las tres estábamos en pijama (en mi caso, la camiseta de Edward) y sentadas en la cama.

“Vale Bella, ¿tenías una pregunta antes?” preguntó Alice alzando sus cejas.

“En realidad dos. Pero sí, ¿Qué querías decir con que lo pasábamos mal?”

Vi como Rose y Alice se intercambiaban miradas antes de contestarme.

“Vosotros estáis saliendo desde hace un mes, pero la manera en que estáis el uno con el otro…no sé. Parece como si no pudierais vivir sin el otro. Lo amas, te ama” respondió rápidamente.

“Él no me ama” dije rápidamente, sin pensar.

“¿Cómo lo sabes?” preguntó Rose.

“Bueno, él no ha dicho nada…”

“¿Tú lo amas?” me preguntó. Dudé, pero lentamente asentí “¿Y se lo has dicho a él?” suspiré y sacudí la cabeza “¿Ves? ¡Sólo porque no te haya dicho nada no significa que no sienta lo mismo! Ambos probablemente estáis asustados al rechazo”

Nos quedamos en silencio un momento, pensando detalladamente sobre lo que había dicho.

“¿Ahora cuál es tu otra pregunta?” gorjeó Alice.

Me salí del hilo de mis pensamientos y me ruboricé ligeramente al pensar qué era lo que le iba preguntar.

“Um, ¿Sabes por qué Edward siempre está tan incómodo cuando se trata de sexo?” pregunté demasiado acallada dudando de que me hubiera oído. Pero lo hizo, y una sonrisilla apareció en su rostro.

“Porque Edward no cree en el sexo antes de matrimonio”

Mi mandíbula se abrió “¿¡Qué!? Pero él siempre estaba con todas esas chicas antes de que estuviéramos saliendo…¡no puedes querer que me crea eso!”

“Bueno, no es realmente que crea en ello. Te estoy diciendo exactamente las mismas palabras que él me dijo cuando hablamos de esto. ¡No puedes decirle que te lo he dicho!” asentí con la cabeza rápidamente, sin querer interrumpirla.

“Dijo eso porque no había otra cosa como el amor, si él se tuviera que casar por conveniencia, esperaría hasta el matrimonio. Pero no hay reglas que le digan que no puede disfrutar de otra manera. De ahí toda esa lista de chicas con las que se liaba. PERO, si estuviese seguro de que ha encontrado a su alma gemela, no dudaría en seguir adelante.”

Ladeé la cabeza hacia el lado. Era un poco confuso…

“En otras palabras, que lo haría contigo de corazón, casados o no” añadió Rose.

Salté un poco de la cama, un poco sorprendida ante su franqueza “¿Tú crees que es mi alma gemela?” pregunté lentamente.

Alice me miró como si tuviera dos cabezas “Bueno, él nunca ha estado tan feliz con una chica desde está contigo. Además, la forma en que te mira…es cuestión de tiempo”

“¿Cuestión de tiempo para qué?” pregunté ansiosamente. Pero ella alzó su mano para tapar un bostezo y sabía que me iba a contestar “Bella, te hemos dado mucha información, ahora usa tu gran cerebro y ¡averígualo! Es mi hora de dormir” vi como ella y Rose se tumbaban en la cama y apagaba la lámpara. Suspirando profundamente, me tumbé también.

Había aprendido más de Edward en este ratito de lo que yo creía posible. Estaba un poco confusa, pero era bueno saberlo incluso sabiendo que cuando lo conocí era todo un playboy y aún así tenía límites.

Cuando escuché sus respiraciones, pensé en lo que había dicho Alice. ‘Parece como si no pudierais vivir el uno sin el otro. Veo la manera en que te mira. Almas gemelas’ y luego lo de Rose ‘En otras palabras, lo haría contigo de corazón’ ¿Así que estaban diciendo que soy su alma gemela? ¿Y que me amaba tanto como yo a él? Bueno, de todas formas, mañana lo averiguaría.

Sentí como si estuviera teniendo un dolor de cabeza al pensar demasiado; y me costaba mucho quedarme dormida. Intenté contar ovejas, pero no funcionó. Traje su camiseta y olí su esencia; me adormeció un poco, pero no era suficiente. Lo necesitaba en la realidad.

Miré a mis amigas que estaban profundamente dormidas. Esperanzadamente no me pillarían.

Con eso en mente, me salí de la cama y caminé hacia la puerta, siendo lo más silenciosa que un humano podría ser, me deslicé a través de la puerta y me dirigí hacia el ascensor. Cuando se abrió en mi planta, di un suspiro de alivio al no haber sido pillada y lentamente caminé hacia nuestra habitación. Estaba un poco sorprendida de encontrar la puerta sin cerrar con llave, pero no tan sorprendida como ver a tu novio comer brownies, podía olerlo en el aire, y viendo la tele. No se había percatado de mí todavía. Así que me permití mirar su cuerpo. No llevaba nada más que un par de bóxers negros, pero el ver lo que llevaba puesto hizo que mi corazón se precipitara.

Me echaba de menos.

Intenté acercarme a él en un intento de sorprenderlo pero fallé, ya que una losa crujió y su cabeza se giró inmediatamente hacia mi dirección. El drástico cambió de expresión en su cara cuando se dio cuenta que era yo, hizo mi corazón acelerarse más. Esa mirada que tenía era por mí.

No me di cuenta de que se levantó del sofá hasta que no estaba en el aire y era llevada hacia el dormitorio. No hubo palabras cuando me puso en la cama e inmediatamente comenzó a llenar mi rostro de besos antes de alcanzar mis labios. Le respondí con un poco de más entusiasmo del que debería pero no se podía quejar ya que mis manos estaban enredadas en su pelo. No paramos hasta que empecé a sentirme mareada, nos separamos y respiramos, pero no quería. Él sin embargo, me salvó y descansó su frente en la mía.

“No vas a dormir en ningún otro sitio que no sea este” murmuró en mi oído.

“Hmm, no creo que quiera” contesté, cuando se elevaba y se tumbaba a mi lado. “¿Qué pasa con los brownies?” pregunté, cuando recordé la deliciosa esencia que olí cuando entré.

“Te echaba de menos” contestó calmadamente.

“¿E hiciste brownies?” pregunté girándome hacia él. Simplemente sonrió y asintió.

“ayudaba un poco”

“Tu camiseta ayudaba un poco” le dije, devolviéndole la sonrisa.

Se echó para atrás un poco y observó lo que llevaba puesto. Cuando me devolvió a sus brazos, juraría que lo sentí reír.

“Estamos demasiado tristes. ¿Hace cuánto te fuiste? ¿Cuatro horas?” asentí “Parece que fue una semana” dijo calladamente.

Me incliné contra su pecho, mi almohada personal, y suspiré contenta. Quizás Alice estaba en lo cierto, y él si sentía lo mismo.

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Bellany G.
**Jamás dudes que yo solo soy tuya**

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    nena cullen:me encata que esten tan acaramelados edward y bella pero por que se dicen lo que sien uno por el otro bueno cemelis aesperar el porsimo estubo genial muchos suspiros de chocolate para las dos preciosa

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