jueves, 1 de abril de 2010

LAS VUELTAS DE LA VIDA

Capítulo 7. Ángel


Edward POV

Venia de regreso de mi casa, entre a casa de Bella, pero no la estaba en su cuarto, salí al pasillo y empecé a buscarla por todos los cuartos. Baje las escaleras preocupado, si algo le había pasado, no quiera ni pensarlo. Salí por las puertas de la terraza que daba a la playa y mi corazón se acelero, Bella, estaba parada bajo su palmera, la brisa jugaba con su cabello y su bata marfil, a la luz del crepúsculo parecía un ángel, no podía imaginarme un ser más perfecto con quien compararla. Camine lentamente hacia a ella al estar lo suficientemente cerca vi, que parecía muy triste.

--Bella!!—la llame

Vi como corrían ríos de lágrimas por sus delicadas mejillas. Bella, debía estar asimilando los sucesos de la noche anterior. Enjugue con dedos sus lágrimas. Nuestras miradas se encontraron y pude ver una gran tristeza en esos ojos cafés que me han atormentado en las últimas horas. Yo era el monstruo que le había causado dolor a un ángel.

Caí de rodillas ante ella, la abrasé fuerte por la cintura y rompí a llorar como un niño pequeño

--Bella, lo siento tanto, por favor perdóname—estaba avergonzado y horrorizado de lo que había hecho. Sabía que ella en cualquier momento, me repudiaría por mis actos

Sentí sus manos acariciando mi cabello y confortándome. Después de lo que le había hecho ella, me consolaba a mí. Le pedí perdón entre sollozas una, otra y otra vez.

--Shhh!, Edward cálmate, todo está bien—me trato de calmar aun acariciando mi cabello. Aflojó mis manos de su cintura y se arrodillo junto a mí. Yo baje la cabeza para evadir su mirada, tenia miedo de ver en sus ojos el odio que yo merecía. Sentí sus manos a ambos lados de mis mejillas y me limpio las lágrimas. Otra ola de culpa me invadió, como podía existir algo tan bueno y puro. Algo tan bueno y puro que yo había manchado.

--Edward, mírame-- me dijo con su voz angelical, yo no me atrevía a mirarla

--Edward, por favor mírame—podía escuchar que su dulce voz se tornaba molesta. Pronto vería la furia de sus ojos y escucharía las palabras con las que me repudiaría.

--Edward, Edward—mi mente esta sumida en el dolor, podía escucharla pero no la mire.

--Edward Cullen, mírame maldita sea, no tienes motivos para estarte torturando. —Que dijo que?, levante la mirada para encontrarme no con el odio que creí que vería, sus ojos eran suaves y calidos como siempre. Tenia un puchero que la hacia ver muy tierna. Tenia que explicarle, tenía que hablarle.

--Lo que te hice no tiene perdón, Bella, pero aun así, busco tu perdón—le dije y no pude evitar que las lagrimas escaparan hacia mis mejillas.

--Edward, yo ya he asumido lo sucedido, no tengo que perdonarte nada, porque sé que él hombre que me ataco anoche, no eras tú. No es que te conozca mucho, pero con el poco trato que hemos tenido me he dado cuenta que eres un hombre noble y de buenos sentimientos. No te puedo culpar por algo sobre lo que no tenías control. Quiero darle vuelta a la página y tratar de olvidar lo sucedido, para poder seguir con mi vida. Tú buscas mi perdón, pero yo creo que debes buscar tu propio perdón, porque mientras no te perdones a ti mismo, no podrás dejar atrás lo sucedido—No podía creer lo que escuchaban mis oídos, ella en verdad piensa cosas buenas de mi, después de lo que hice, ella no me odiaba, ella quería que yo continuara con mi vida, así como lo haría ella, olvidando lo sucedido, pero yo no lo puedo olvidar, podré perdonarme completamente el día que pueda ver visto resarcido mi error.

Pude ver que en sus ojos se veía el efecto que había tenido en mi sus palabras, sus labios estaban sonriendo levemente. Le gustaba verme más animado, yo haría lo que fuera para que ella fuera feliz, no entendía la sensación de calor que inundo mi pecho, era como si estuviera completo, al verme reflejado en esos profundos ojos.

--Me tienes en muy alta estima, Bella, pero tienes razón yo no soy ese hombre, pero quisiera que me conocieras. Déjame tratar de explicarte por que sucedieron las cosas, tienes que saber los motivos que hicieron que anoche me convirtiera en esa deplorable criatura.—tome sus manos entre las mías, necesitaba ese contacto, parecía un drogadicto en busca de su dosis diaria, ella se estaba convirtiendo en una adicción para mi.

Ella asintió levemente con la cabeza, así que me llene de valor.

--Veras Bella, como te explique mis padres me criaron como un caballero, algo a la antigua por decirlo de alguna manera, no creo en el sexo fuera del matrimonio, por eso aunque vivía con Tanya, teníamos nuestros límites.—Tanya como la detestaba ahora después de pensar que la amaba—Yo estaba seguro de haber encontrado a la mujer ideal para mí—es un idiotez haber pensado así de ella, ojala hubiera conocido a Bella antes, vamos Edward que te pasa, concéntrate—Ella me hizo creer cosas que no eran ciertas, me manejo a su antojo y yo me deje tratar como un muñeco, mi familia ya me había advertido, pero no les hice caso, veía como te trataba cuando nos encontrábamos en la playa y tampoco le preste atención. Todas las señales estaban presentes y yo las ignoraba. Ayer recibí una llamada del Hospital pidiéndome que fuera, para ver un paciente, cuando iba a mitad de camino, me volvieron a llamar diciéndome que mi padre se había hecho cargo, así que di vuelta y volví a mi casa. Cuando llegue me encontré a Tanya con otro hombre en mi cama, lógicamente me puse como loco, todo el futuro que había construido en mi mente, se desmorono, todas las cosas que me habían alertado sobre ella y yo había ignorado, encajaron como en un rompecabezas. –trate de calmarme no queria perder el control en frente de Bella, de nuevo.

--Si de eso me di cuenta ayer, los vi discutiendo afuera de su casa, cuando fui a buscar mi cartera al auto—Ella nos vio, o sea que ella estaba enterada.

--Nos viste?

Asintio nerviosamente.

—Por eso cuando escuche sollozos anoche supuse que serias tú, por eso vine hasta acá.—no podia quitar la mirada de sus ojos, ella se mordió el labio nerviosamente, tuve el impulso de besarla, pero me refrene, tenia que seguir explicándole, mi cabeza estaba hecha un lio.

--Me sentía muy mal, Bella, compre licor, yo no bebo pero anoche necesitaba aturdirme, había bebido mucho, cuando viniste a mi lado, yo no sé lo que me paso me sentía tan dolido, quería que alguien pagara por mi dolor—solte sus manos al recordar lo sucedido ella era un angel que habia venido en mi ayuda y yo fui un mostruo.—Tu viniste a ayudarme y mira como te pague. Por eso quiero compensarte por favor no arrojes a la basura la propuesta que te hice esta tarde.

--Edward creo que ya había superado ese tema—su voz estaba quebrada con dolor

Levante la mirada para encontrarme con la de ella; como podia existir alguien tan desinteresado, lentamente pose mi mano en su mejilla. Su piel era tersa, suave y pude sentir como la sangre corria rapidamente bajo mi tacto al empezar a ponerse roja. En verdad era muy tierna. El hombre que compartiera su vida con ella, seria muy afortunado

--Sí, es cierto ya habíamos superado el tema—sonrei, yo quisiera ser ese hombre—Pero aun no pierdo la esperanza de que me aceptes.—su rosto se puso carmesí, era adorable la sensación de poder hacerla ruborizar.

--Edward, creo que primero debemos tratar de enterrar el pasado, para poder centrarnos en el presente. Vamos un paso a la vez. Como decía un sabio "el pasado es recuerdo, el futuro es un misterio, el presente es un regalo", por eso se llama presente, Edward—Mi pulgar acaricio esa bella tonalidad de sus mejillas, en verdad me sorprendía cada vez más esta dulce niña.

--Sí a mí también me gusto Kung fu panda—no pude evitar sonreír, ella siempre salía con algo que yo no esperaba.

--Eres una mujer excepcional, lo sabes? Me has hecho sentir un poco mejor.

Puse mi otra mano en su otra mejilla, estaba acunando su delicado rostro casi con miedo de romperla, sin quitar la vista de esos ojos que me atraían con una fuerza gravitacional de un agujero negro, no entendía por que tenía la necesidad de estar con ella, de estar siempre para ella.

--Pa..Para eso estánnn.. Están los amigos— dijo y podía ver que estaba tratando de recuperar el aliento.

--Amigos? No me gustaba como sonaba eso, yo estaba más que seguro que quería ser mucho más que su amigo, ahora me podía dar cuenta.

-- O no, digo si no quieres..—ella pensaba que no me gustaba lo suficiente para ser mi amiga.

--Amigos entonces, creo que podemos intentarlo, pero te advierto, no seré un buen amigo—no, no lo seré, haré lo imposible para estar con ella, como más que su amigo.—Pero entonces si somos amigos, te puedo preguntar cosas y me tienes que responder.

Quería conocer cada aspecto de ella, estaba seguro que quería conocer y guardar sus secretos.

--Y yo te puedo preguntar cosas y también me tienes que responder—sonrió, su rostro estaba iluminado. Soplo una brisa fría y pude sentir como se estremecía bajo mis manos, ella solo vestía esa suave seda que se amoldaba perfectamente a su figura y seguro estaba empapada de nuestras lágrimas. .

--Vamos a dentro, te preparare la cena, mientras te pones algo más abrigador, parece que esta noche va a llover—señale su camisón, tuve la sensación de querer quitárselo y volverla a hacer mía, me golpeé a mi mismo mentalmente, tenia que tomar las cosas con calma debía darle su espacio, para que se sintiera segura a mi lado. Me estaba comportando como un chiquillo hormonal.

La lleve dentro de la casa protegiéndola con mis brazos del frió, le pedí que se cambiara mientras yo preparaba la comida, no había terminado de desaparecer escaleras arriba y ya extrañaba su aroma, su piel, sus ojos. No cabe duda, estaba enamorado de un ángel, quien sabe hace cuanto sentía esto por ella pero estaba cegado por la atracción que sentía por Tanya, que ahora podía ver que era más una atracción física que amor.

Escuche sus suaves pasos acercarse a la cocina, una sonrisa ilumino mi rostro, al ver el ángel que se acercaba a mi, ella me sonrió con una sonrisa igual de grande que la mía. También me habría extrañado?

--Su cena esta lista, Srta. Swan—le dije poniendo su plato en la mesa y me incline para hacerle una reverencia.

--Muchas gracias Dr. Cullen—me dijo he hizo una reverencia a su vez

Estaba nervioso aun no sabia exactamente lo que le gustaba comer, pero pronto lo averiguaría.

--Wau, Edward, tu sí que sabes cocinar esto esta delicioso—me alegre mucho que le gustara.

--Me alegra que te guste, ahora bien mientras compartimos la cena, Srta. Swan como amigos, podemos tener conversaciones de amigos.

--Bueno Dr. Cullen, dígame que desea que le diga—se rió y fue como música para mis oídos.

--Bueno, quiero saber todo de ti—no pude evitar bromear con ella, aunque si era cierto que lo quería saber todo.

--Todo? A que te refieres con todo? Puedes googlearme si quieres allí te enteraras de todo—Si podría googlearla, lo más seguro es que encontrara mucha información, pero no sabría si era cierta.

--Bueno empecemos con una fácil, ya que me da flojera leer desde la PC. Donde naciste?

--En Forks, Washington y tú?

--En Chicago. Que edad tienes?

--22 años y tú?

--25—hizo un gesto, seguro pensaba que era un viejo, Emmet siempre decía que yo era el que parecía mayor de los 3.

--Te sorprende?

--Bueno la verdad no esperaba que fueras tan joven—su sonrojo era hermoso, estaba apenada por pensar que era mayor.

--No te preocupes la gente tiende a pensar que soy mayor.—ya estaba acostumbrado a eso, como casi nunca reía y siempre estaba serio, pensaban que tenia mayor edad.

--Como se llaman tus padres?, Donde estudiaste?—le lancé pregunta tras otra estaba interesado en todos los aspectos de su vida, cada vez que se sonrojaba, sabia que me ocultaba algo, como quisiera poder leer las mentes en este momento, así que insistía hasta que confesaba, estábamos pasando una agradable velada.

Mi celular sonó, espero que no sea una emergencia, no quiero perder un segundo de la compañía de Bella.

--Dr. Cullen habla

--Edward, no podré regresar a casa de Bella, la tormenta es algo fuerte y los caminos están muy mojados.

-- Ah!! Comprendo Alice, si no te arriesgues, no te preocupes, veremos cómo lo manejamos. –tendría que examinar a Bella estando los dos solos, no se bien como enfrentarme a esa situación.

--Prometo, estar temprano mañana temprano, cuídate y cuídala.

--Hasta mañana.—No se por que me pareció que ese pequeño diablillo, estaba haciendo esto a propósito.

--Le sucede algo a Alice?—me pregunto y su voz se notaba ansiosa, era tan dulce solo conocía Alice desde hace unas horas y ya se preocupaba por ella.

--Las carreteras están intransitables, no podrá venir hasta mañana.

--Ah!! Comprendo—Sentía como si me fuera a dar un ataque de ansiedad. Bueno tenia que explicarle.

--Veras, Bella, yo le pedí a Alice que viniera para que tuvieras compañía femenina, mientras te curaba los raspones, bueno yo,.. pensé que te sentirías más cómoda si había alguien además de mi, mientras te reviso—fije la mirada en el suelo, no quería que pensara que me iba a aprovechar de ella de nuevo—solo para verificar que empezaron a sanar correctamente. Y bueno ahora surge esta complicación.

No quería arruinar lo que habíamos logrado en las últimas horas.

--Creo que podemos manejarnos con eso, Edward, me revisaras ya o dentro de un rato—trato de sonar como si no tuviera importancia y sonrió, pero yo sabia que estaba asustada.

--B..Bueno déjame ir a casa a buscar mi maletín para poderte examinar

--Iré a ponerme mi pijama, te espero en mi ha..bitación—si definitivamente estaba ansiosa.

Corrí hasta mi casa, sin importarme la lluvia, subí a mi habitación de nuevo, tome el maletín que estaba junto a mi cama, tendría que quemarla y conseguirme una nueva. Me encamine a mi armario y tome una muda de ropas, las guarde dentro de mi maletín para protegerlas de la lluvia y corrí de vuelta a casa de Bella. Estaba muy nervioso mientras caminaba hacia su habitación. Toque la puerta y mi estomago se apretó con la anticipación.

--Adelante—dijo, entre a la habitación y pude ver que se me quedo mirando yo la miraba igual se veía muy tierna con ese camisón de caricaturas.

--Te vas a enfermar Edward, por favor déjame conseguirte unas toallas.

--Traje una muda de ropa seca, si no te molesta prestarme tu baño para cambiarme.

--Claro, estás en tu casa. —aun no me quitaba el ojos de encima, tal vez le gustaba lo que veía, Edward para de estar fantaseando me dije a mi mismo, ella no siente lo mismo que tú.

Al notar que mi rostro se sonrojaba por la intensidad de su mirada, desvió la vista al su libro.

--Puedes usar mi baño es la puerta del fondo.

Me desvestí, seque y cambie de ropas rápidamente. Salí del baño y vi que volvía a levantar la vista de su libro, para fijarla nuevamente en mí. Volvió a sonrojarse y se escondió en su libro de nuevo. Si definitivamente le gustaba lo que veía, me dije a mi mismo con una sonrisa arrogante.

Me senté al lado de su cama y entonces me empecé a sentir muy nervioso, que tal si las cosas no salen como debían ser, si al tocarla huyera de mi. Eso seria, bueno, lo justo.

--B…Bella, tengo… tengo que examinarte—le dije tratando de usar un tono muy suave, vi que asintió levemente, en verdad debía estar asustada, nuestros ojos nunca se dejaron de ver mientras me inclinaba con mucho cuidado, estaba temblando la pobre debía estar aterrada de tenerme tan cerca

--No temas, te prometo……, no te juro que no te haré daño—le dije de manera suave para no asustarla más.

--No temas—le repetí en un susurro, mientras extendía mis manos lentamente hacia ella.

--Perdóname, por favor, por mis malos modales de anoche—espero con mis manos a centímetros de su piel, mis manos ansiaban tocarla. Pero esperaría hasta que ella me dijera que estaba bien.

--Hoy no he tomado—le dije tratando de aliviar la tensión y le guiñe un ojo.

Se rió, pero en su risa se notaba la tensión que tenia.

--Estas bien?—atrape una de sus manos con las mías, podría quedarme la vida sosteniéndole la mano.

Miro nuestras manos unidas y luego volvió a perderse en mis ojos.

--Puedo? Le pregunte señalando la tira de su camisola. Asintió nuevamente incapaz de hablar.

Deje su mano y con mucho cuidado deslice el tirante de su hombro dejando libre el raspón, su piel era más suave de lo que recordaba. Quería estrecharla entre mis brazos y recorrer con mi nariz desde su hombro hasta su cuello, inhalando tanto como pudiera de su aroma.

Pero tenia que concentrarme, no podía cometer equivocaciones y dejarme guiar por lo que mi cuerpo pedía en este momento era una equivocación

Prepare el algodón para limpiarla, no se veían signos de infección en este al menos. Con mucho cuidado, limpie la superficie del raspón de su hombro tratando de no lastimarla, luego revise los raspones de sus brazos, cada pequeño roce me enviaba a la gloria. Llegue a sus muñecas y vi mis dedos marcados en su blanca piel, estaba mejorado ya tenia una tonalidad verdosa, pronto desaparecerían, levante lentamente sus manos y le bese la muñecas tratando de aliviar mi culpa, ella era tan frágil.

--Bien, Bella, los raspones de tus brazos están mejor, pero sabes que me queda uno por revisar—el de su muslo, por Dios como me contendría de no mirar esos mulsos perfectos que pude ver bajo la seda de su camisón esta tarde y los sentí bajo mis manos anoche. Sentí el rubor de mi rostro y vi como su cara pasaba por diferentes tonalidades de rojo.

--Se que será incomodo, pero recuerda que ahora mismo, yo soy un medico y tu eres mi paciente—dije sonriendo, pero tenia la cara roja por que sabia que en el fondo no era cierto.

--E..e..está bien…--su cara se torno aun más roja.

Retire sus cobijas para dejar expuesto su delgado y esbelto cuerpo. Subí suavemente su camisón, mis dedos tocaron la sube piel de su muslo, recordé la noche anterior cuando la hice mía, por ella fue mía, fui el primero en conocer los secretos de su cuerpo y me aseguraría en ser el único. Su rostro estaba rojo. Me asegure de ver solo el raspón y que mis ojos no recorrieran las curvas escondidas de mi ángel. Tenia que ser profesional, no podía darme el lujo de cometer errores. Le limpie la herida y la volvi a cubrí dejando que mis dedos acariciaran levemente su piel. La tape con las cobijas ya que la noche se pondría fría.

--Te fue difícil?—le sonreí pero sabia que de pronto se sintió asustada

--No, para mí no fue difícil en absoluto—sonreí, si había sido difícil para ella, pero nunca lo admitiría.

--Sabes a lo que me refiero—quiso escapar de mi mirada, le tome el mentón y me volví a perder en sus ojos chocolates, luego me sonrió.

De pronto se escucho un estruendo, los dos saltamos en nuestro lugar por eso sonido del trueno. No me había dado que la tormenta había empeorado.

--Creo que debería irme antes que se ponga peor—no quería irme, no quería dejarla

--La tormenta está muy fuerte, Edward, porque no se queda hasta que se calme o se puede quedar en el cuarto de huéspedes, solo dame unos minutos y te conseguiré frazadas limpias.

--Es muy amble de tu parte, Bella, pero no quisiera incomodarte.

--No, seas tonto, no es ninguna molestia—se levanto de un salto y ví como perdía el equilibrio cayendo casi encima mío, la tome por la cintura y la sostuve cerca de mi, casi sentada en mis piernas, Su rostro se torno rojo.

--Creo que deberías quedarte un rato más en la cama, Bella, luego buscaremos las cobijas—la ayude a recostarse.

--Mientras tanto, podemos seguir con nuestras conversaciones—asi podria saber ella

--Está bien qué más quieres saber?

--De que te graduaste?

--Literatura inglesa—me sonrió.

--Veo que eres fan de Austen—señale el libro en sus manos.

-- O, si me encantan los clásicos, Austen, Shakespeare, Bronte; son solo algunos de mis favoritos. A ti te gusta leer?

--Si, la verdad es que leo mucho, en especial cuando no tengo turnos en el hospital—le sonreí, entre mis horas de descanso siempre leía.

--Y que has leído últimamente? – me sonroje recordando el libro que había comprado hace unas semanas, metí la mano en el maletín saco su libro, cuando fui a la librería vi su foto y no me resiste, tenia que comprarlo, como no me di cuenta de mis sentimientos en ese entonces, ahora todo seria diferente.

--Imprimación—le dije mostrándole la cubierta de su libro, su rostro se torno rojo.—Es un libro muy interesante, te lo prestare cuando lo termine de leer por segunda vez, hubieron cosas que no me quedaron claras, además la escritora es una mujer muy hermosa—Me percate que no estaba acostumbrada a los cumplidos, bueno de ahora en adelante se tendría que acostumbrar, su rostro paso por varios tonos de rojo.

--Si me han dicho que es interesante el libro, que dudas tienes de pronto te las puedo aclarar, conozco a la autora y me dijo unos secretos.—me dijo con una sonrisa juguetona en sus labios.

--Bueno, veo que el libro se basa en Forks, es donde vivías verdad?

--Si el libro se basa en una de las leyendas de los nativos, mi mejor amigo Jacob Black es el hijo del jefe de la tribu, el me contó muchas historias de su pueblo en cuanto nos hicimos amigos a los pocos días de haberme mudado con mi padre, la imprimación fue una de ellas—su sonrisa era angelical, la verdad le devolví la sonrisa sin siquiera pensarlo. Aunque había algo que no me gustaba del todo.

--El trataba de asustarme contándome historias de terror, una de ellas decía que ellos descendían de los lobos y que algunos miembros de la manada se imprimaban, es un efecto como el de Sueño de una noche de verano. Recuerdo que Jake y yo pasábamos mucho tiempo molestando a Sam, diciéndole que se había imprimado con Emily y que de noche se convertía en un lobo gigante—no pude evitar reírme ante el recuerdo de la cara de Sam y la mirada asesina de Leah el día que nos escucho.

Ok.. creo que este "Jake" ya no me cae tan bien como pensé cuando lei el libro.

--Jake es uno de los personajes de tu libro al igual que Sam—Se que ella no había tenido relaciones amorosas con nadie, sus labios eran vírgenes, solo fueron tocados por mi, pero y si este "Jake" no sentía lo mismo, si la veía como otra cosa, seguirían en contacto, esto no me estaba gustando.

--Bueno, si me base en sus leyendas y los tome como personajes de mi libro. Por eso una parte de las ganancias, es destinada a un fondo de ayuda para los jóvenes de la reserva, para que puedan ir a la universidad.

--Eso es muy generoso de tu parte, Bella—ella no dejaba de sorprenderme su era la más hermosa que había conocido.

--Es lo menos que podía hacer, además ese fue mi hogar durante algunos años, ellos son como mi familia. Además tu también haces cosas por los demás tienes la fundación Cullen, haces todas esas operaciones y consultas gratis. Eso es mucho más loable que solo destinar una cierta cantidad de fondos para los estudios—escondió su mirada de la mía, escuche un suspiro, por que suspiraba, parecía que no se valoraba, que no veía lo hermosa, buena, desinteresada y perfecta que era.

Le tome el mentón y lo levante para ver sus ojos que son la entrada a su alma.

--Sabes, no te ves a ti misma con claridad— le dije y acaricie su mejilla, su piel era tan suave quería hacer lo mismo con mis labios, besarla suavemente hasta llegar a sus labios y beber de ese néctar embriagador, no pude resistir y le bese la frente, me llego el aroma de fresas de su cabello e inhale profundamente.

--No te pareces a nadie que he conocido jamás, cuando creo que he conocido un aspecto tuyo, siempre sales con algo totalmente inesperado, simplemente me fascinas— No solo me fascinaba, me estaba enamorando de esta niña, sino es que ya lo estaba, de pronto sentí su corazón latir aceleradamente. ¿Miedo? Me estaba saltando las barreras que había puesto para no asustarla. Que estupido soy. La solté de inmediato.

--Discúlpame, Bella, no fue mi intención hacerte sentir incomoda.—si lo arruinaba todo, que pasaría si lo arruinaba todo.

--No ha sido nada Edward, haber dime a demás de leer a Isabella Swan que otros libros, lees?—como puede ella seguirme confortando, es un ángel y pronto será mi ángel, trate de componerme

--Bueno estoy leyendo a un escritor español del siglo 19, se llama Gustavo Adolfo Bécquer, es del periodo del romanticismo, sus rimas son muy hermosas.

--Poemas?—si poemas y anoche mientras la veía dormir recordé uno en particular.

--Si poemas, hace un rato estaba pensando en uno que me gusta en particular.

--Me dirías cual es?—se recostó sobre la almohada se veía cansada.

--Claro, cierra los ojos para que puedas sentir la prosa—le dije tratando de ayudarla a conciliar el sueño, no quería que se desvelara.

Le declame con voz suave.

Despierta, tiemblo al mirarte,

Dormida, me atrevo a verte,

Por eso, alma de mi alma,

Yo velo mientras tú duermes.

Despierta ríes y al reír tus labios

Inquietos me parecen

Relámpagos de grana que serpean

Sobre un cielo de nieve

Dormida, los extremos de tu boca

Pliega sonrisa leve,

Suave como el rastro luminoso

Que deja el sol que muere.

¡Duerme!

Pude ver que su respiración se veía más acompasada y rítmica, mi ángel dormía, con una pequeña sonrisa en los labios, tenia tantas ganas de tocar esos labios aunque sea con la punta de mis dedos. Anoche casi al final se habían sentido tan dulces y suaves bajo los míos y a la vez agresivos e insistentes, se que en un momento sintió placer, lo note cuando arqueo su espalda y dijo mi nombre, pero que significaba, me quede largo rato viéndola dormir, divagando en mis recién descubiertos sentimientos hacia esta niña y pensando en como podía hacer para que las cosas funcionaran. Tenia su mano agarrada yo estaba de rodillas junto a su cama apoyando mi cabeza cerca a su pecho viendo como subía y bajaba con cada respiración, poco a poco fui cayendo dormido, pensando en mi ángel.

Edward, Edward, Edward—escuche la voz de mi ángel llamándome, debía estar soñando, sentí como apartaba suavemente el cabello de mi rostro.

--Edward, Edward—mi ángel tocaba mis hombros suavemente abrí lentamente los ojos y me encontré su bello rostro a escasos centímetros del mío.

--Buenos días, Edward, por que dormiste sentado en el suelo debes estar muerto, su mano estaba en mi mejilla, así que incline la cabeza y puse mi mano en su mano con dejándola atrapada entre mi mejilla y mi mano. –Ella se sonrojo

--Buenos días, Bella, la verdad es que nunca me había despertado mejor.

Por lo recuéstate un rato en mi cama, alivia mi culpa—dijo sonriendo—te prepárate el desayuno—trato de levantarse pero yo aun no estaba dispuesto a dejarla ir.

--Del desayuno me encargo yo, Srta. Swan , además no queremos que te caigas de nuevo o si?—le dije bromeando, ella saco su pequeña lengua como su fuera una niña de 5 años.

--Bueno hazme espacio si quieres que me recueste, pero tienes prohibido salir de este cuarto, aun tenemos conversaciones pendientes—ella sonrió

--Te daría espacio, Edward pero para eso necesito que me devuelvas mi mano—ups se me olvido que aun sostenía su mano contra mi cara, le sonreí y ella rio despreocupadamente.

Se sentó a los pies de la cama y yo me deje caer sobre su almohada cerré los ojos, toda la cama estaba impregnada de su esencia, podía quedarme aquí para siempre.

--Edward—Bella me llamo en un susurro.

--Sí—le respondí abriendo los ojos notándola algo roja y se estaba mordiendo el labio.

--Te puedo hacer una pregunta?

--Me acabas de hacer una, Bella—le dije bromeándole para que se relajara, ella volvió a sacar su lengua.

--Por que dormiste sentado en el suelo y no fuiste al cuarto de huéspedes?, alla hubieras estado más cómodo—volvió a morder su labio

Me senté en la cama y me acerque a ella, tomando su rostro entre mis manos.

--Dormí en el suelo por que eres mi paciente, mi amiga y por que quería asegurarme que estuvieras bien. No quería dejarte fuera de mi vista, me siento algo protector contigo.—le bese la frente y roce mi nariz sobre la línea de su cabello inhalando su aroma.

De pronto sentí sus brazos alrededor de mi espalada.

--Gracias—susurro y recostó la cabeza sobre mi pecho

--No tienes que agradecerme—le dije abrazándola y enterrando mi rostro en su cabello.

--Bella, te gustaría ir conmigo al baile anual de la fundación este fin de semana?

--No les sorprenderá a todos que lleves a alguien.. bueno así como yo?—pude notar una nota de angustia en su voz

--Explica eso por favor—le dije aun extrañado

--Bueno mírame, soy totalmente común y bueno… mírate a ti y bueno a eso me refiero—su voz seguía angustiada, como podía ella decir que ella era común, era la opuesto a lo común, su sola existencia hacia valedero la creación del mundo.

Me separe de ella para levantar su rostro hacia el mío.

--Bella—le dije mientras acariciaba su mejilla—tu eres muy hermosa no dudes de eso y yo no quisiera pasar velada con nadie más que contigo—ella era no solo hermosa era exquisita, tiene una belleza suave para mantener mis ojos deslumbrados--compláceme—vi como se mordía el labio y asentía.

--AHHH QUE BIEN TENEMOS QUE IR DE COMPRAS!!!

Bella y yo saltamos y casi nos caemos de la cama al escuchar el grito de Alice.

--Alice, como entraste aquí—le dije frunciéndole el ceño a ese pequeño duendecillo que tenia por hermana.

--Use la llave que estaba en la cómoda de Bella—me dijo con una sonrisa maliciosa.

--Bueno, Edward, puedes bajar a hacerle algo de comer a Bella, mientras yo la ayudo a arreglarse para ir al centro comercial.

Vi que la pobrecilla de Bella, tenía una cara de espanto mientras Alice, la agarra de la mano y la llevaba a rastras al baño.

Baje a prepararle el desayuno a mi ángel, al poco tiempo Alice y Bella llegaron a la cocina, mi ángel se veía hermosa en unos vaqueros desgastados y una blusa azul marino con corte de cuello en V que dejaba ver algo de su escote, su cabello caía suelto como siempre sobre sus hombros y tenía un tenue rubor en las mejillas. Le acerque un plato de huevos con bacon y un vaso de jugo de naranja.

Ella se sentó y encendió la televisión de la cocina.

--Gracias, Edward, no debiste molestarte—me dijo mordiéndose el labio.

Le acaricie el rosto con la punta de mis dedos.

--No es ninguna molestia—le dije sonriendo

Comimos mientras veíamos la televisión.

En las noticias del espectáculo, les informamos que anoche vimos a la modelo internacional Tanya Denali, cenando muy acaramelada en un restaurante de Soho con Felix Vulturi, el multimillonario petrolero. Estará el guapísimo Dr. Edward Cullen al corriente de la situación, se habrá terminado su compromiso matrimonial?

Bueno podemos decir que esta talentosa chica no pierde el tiempo, cambio a uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, por uno de los más ricos del mundo.

Seguiremos al corriente de esta historia de amor, ahora pasamos con las notas del tiempo

Alguien apago la televisión, en segundos sentí unos pequeños y delicados brazos alrededor de mi cintura.

--Edward, estas bien?—escuche decir a mi ángel.

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Cuidense muchisimo, suspiren y...
Nos leemos en un tris!

Bells G.
*I miss you u.u*

3 Comments:

  1. franni said...
    dimplemente fantastico:)
    me encantoooo esta buenisimo!!!!
    jeje saludiness
    pame said...
    Me encanto!!! gracias por volver Bellany, un beso!!!
    laliz_martinez said...
    aii me encanta esta historia i eso q la empece a leer hace muii poco es simplemente maravillosa

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